Monochrome RWBY 

El eclipse de la princesa.

Atención: El siguiente fanfic no tiene relación alguna con Beacon o la historia de Monty Oum, lo que estoy realizando, es un yuri de Monochrome (BlakexWeiss) con temática propia.

Sinópsis:

En Atlas, se cuenta la historia de que en Remmant, abitan criaturas oscuras durante la noche, que vienen en busca de algo que perdieron hace muchos años; como ofrenda, siempre se entrega un animal muerto en la piedra de Yahul, la cual calló del cielo en épocas antiguas, lugar donde siempre se dejaba la ofrenda.

Una señora adinerada, luego de perder a su esposo ante un ataque inesperado de las bestias, adoptó a una pequeña fauno y la crió junto a su hija, Weiss.

"La tercer luna de sangre marcará tu destino, Blake".

Género: Drama, suspenso, horror, adulto, romance ( (puede contener lectura +18 en algunos capítulos, no me hago cargo de menores que leen este contenido)

 

Capítulo 1: No te fijes en mí.

-¿Ya te vas? -indaga un muchacho de cabello azul.

-Sí, mi madre llega a las ocho -responde la chica de cabellera blanca mientras tomaba asiento en la cama para colocarse su sostén.

-Pero se marcha a las once de nuevo -dice un tanto disgustado.

-No manejo ni me importan sus horarios Neptune-se pone de pie para vestirse.

El joven suspira y lleva sus manos hacia atrás, para apoyarlas en su nuca.

-Deberías intentar hablarle de nuevo.

-Lo pondré en mi lista de "cosas que ya intenté mil veces" -toma su abrigo.

La habitación quedó en silencio por unos minutos; cuando la ojiazul llevó la mano hasta el picaporte, giró un poco el rostro.

-Cuídate, no tomes mucho.

-Igual tú -responde el muchacho, sin girarse a verla.

La peliblanco caminó lentamente por el pasillo, subió al ascensor y mientras este bajaba, se quedó mirando hacia un costando, con gesto de frustración. Al salir, sacó un cigarrillo del bolsillo y encendió, suspirando mientras el humo acompañaba sus pensamientos.

-No creo que sea buena idea que fumes antes de volver.

Una muchacha de cabello oscuro y un gorro lila hecho de lana, dejó descansar su cuerpo en la pared, mientras miraba a la ojiazul, que ni siquiera se giró a verla.

-Gracias por tus consejos, Blake. Los voy a tener muy en cuenta -dice con sarcasmo, exhalando el humo que se mezclaba con el vapor provocado por el intenso frío.

-¿Pudiste cenar algo?

-No lo recuerdo -mira hacia adelante, habían unos niños jugando con la nieve.

-Weiss... Debes alimentarte bien al menos.

-No lo recuerdo. Tal vez sí, tal vez no. Estuve borracha, ¿ok?

-Pero seguro recuerdas los orgasmos que pasaste anoche -frunce un poco el ceño.

-Muy graciosa...

-No estoy tratando de serlo, mamá llega en unos minutos.

-No necesito que te fijes si llego o no puntual, Blake. Sólo estoy fumando un cigarrillo antes de volver.

-¿Para hacer enojar a mamá?

-¡No! -alza la voz, mirándola de reojo.

-¿Entonces?

-¡Quiero fumar y ya! ¡Qué molesta eres! -tira el cigarro a la vereda y lo pisa, mete sus manos en los bolsillos de su abrigo y comienza a caminar.

Blake iba detrás de ella, sin decir nada, sólo dio un largo suspiro y se dedicó a observar los alrededores mientras seguía a la chica de cabellera blanca.

La pelinegro había sido adoptada hace unos años por la familia Schnee, Weiss y Blake no se llevaban mal, pero no tenían muchas charla entre ellas, la ojiazul tenía un carácter fuerte, era rebelde y no se llevaba bien, tanto con su madre, como con la sociedad en general. Luego del "día oscuro" como le llamaban en su casa, Weiss comenzó a alejarse más y más de su hermanastra, volviéndose solitaria y realizando locuras; como abandonar el colegio, ir a fiestas nocturnas, acostarse con algunos chicos, fumar, beber. Si antes la peliblanca era un tanto solitaria, ahora lo estaba siendo más.

Al llegar, Weiss subió a su habitación, la pelinegro se acercó a la puerta y tocó.

-¿Desayunarás?

-No... Sólo quiero dormir...

-¿Quieres... hablar de algo?

Hubo un silencio bastante largo, Blake se sacó el gorro, dejando sus orejas de fauno al aire libre, haciendo tiempo mientras esperaba alguna respuesta de su distante hermanastra. Al cabo de unos minutos, Weiss abrió la puerta un poco, apoyando el costado de su cuerpo en el marco de la misma, juntando las manos y mirando hacia abajo, se había cambiado de ropa, llevaba puesto su pijama azul marino.

-¿Recuerdas... que te dije que estuve borracha?

-Si.

-No recuerdo si anoche usé preservativo.

La pelinegro se le queda mirando con los ojos abiertos, sin saber qué responder.

-¿Con quién estuviste?

-Neptune...

La chica de ojos amarillos suspiró e hizo una corta sonrisa.

-Seguro usó uno, es idiota, pero no se correría dentro de ti.

-No lo sé...

-¿Y si le preguntas?

-No le creería.

-Tú también Weiss... -vuelve a suspirar pesado.

El timbre suena y la pelinegro gira el rostro.

-Si pregunta por mí, dile que estoy durmiendo -entra al cuarto y cierra la puerta, la pelinegro no alcanzó a decir nada.

Su madre, kiara, no era de hacer muchas preguntas pero controlaba las cosas que estaba haciendo su hija, Blake estuvo hablando un rato con ella, la mayoría mentiras; la última vez que dijo la verdad, Weiss y su madre discutieron tan fuerte que no se hablaron en muchos días. Luego de arreglarse para la siguiente junta, la mujer salió nuevamente por la puerta, no hubo mucho que decir.

Blake intentó respetar lo más que podía a su hermanastra, pero al atardecer, no resistió en ir a tocarle la puerta nuevamente, la peliblanca salió con un vestido y su bolso.

-¿Ya te vas? Ni siquiera has comido.

-Comeré fuera, he quedado con alguien en el boliche Saturn -baja las escaleras.

-Saturn... Neptune, ¿por qué me suena? -susurra, mientras baja las escaleras- ¿No quieres que te acerque con mi auto?

-No, gracias. Para eso tengo el mío.

-Nunca lo usas -apoya la mano en una de los muebles, mientras la ojiazul abría la puerta.

-No lo necesito... -sale y cierra.

Blake se queda mirando la puerta por donde había salido la peliblanco y suspira. Sentía que podía hacer un bolso de suspiros con todos los que su hermanastra le sacaba por día. En realidad, no charlaba mucho con la ojiazul, tenía escasos recuerdos de charlas cuando eran niñas, pero la pelinegro sufrió un accidente de tránsito a los doce años y perdió gran parte de su memoria. Recordaba que Weiss le explicaba y trataba de que ella no se deprimiese por ello, por más que su hermanastra no fuese muy cariñosa o amigable, eso la ayudó mucho en su momento.

Blake tomó asiento en uno de los sillones y encendió el televisor para ver la novela de las nueve, mientras la miraba, vio que uno de los personajes femeninos se hacía pasar por hombre para camuflarse en una misión, una idea muy loca se le vino a la mente; intentó descartarla pero rondó allí hasta que aceptó su extraña idea. Se puso de pie y marcó el número de uno de sus amigos.

-¿Diga?
-Jaune, necesito que me hagas un pequeño favor.

- Claro, ¿de qué se trata?
- ¿Puedes pasarme el número de la chica que te hizo ese disfraz tan genial para Halloween?

-Ah... Claro, ¿tienes una fiesta de disfraces?

- Algo así -alegra la voz para no sonar sospechosa.

-¡Genial! Si estuviese por esos lados te acompañaría -ríe un poco- Te enviaré su teléfono en menos de lo que canta un gallo.

-Eso suena bien, gracias.

-Cuando quieras -responde alegre y luego corta.

La pelinegro esperó su pedido y al tener el número le hizo unas preguntas a la chica, la cual quedó en ir a su casa de inmediato.

No pudo evitar continuar viendo la serie un tanto nerviosa hasta que quien esperaba llegó, subieron a su habitación y al parecer a su acompañante no le pareció raro cuando le pidió que la dejará con el aspecto más varonil posible.

-¿Puedes evitar cortarme el cabello?

-Claro, no será problema. Puedo colocarte una base para peluca -acomoda su mochila con todos sus materiales.

-¿Es decir... que usaré peluca?

- Si, traje varias para que escogieras si te apetecía -saca una bolsa con varias pelucas.

Blake miró todas las pelucas, se veían bien, pero no sabía cuál escoger. La chica se dio cuenta y tomó una de ellas.

-Esta te quedaría muy bien -le muestra una.

-Vaya... Sólo tú puedes verme bien en algo así, nunca me vestido de chico -sonríe un poco.

-Tranquila, te verás bien.

Durante el proceso de "cambio", Blake iba quedando sin palabras, realmente parecía un chico sin su cabello largo y con algo de maquillaje. Al terminar, tuvo que alquilarle a la chica, a parte de la peluca, unos pupiles de color rojo. Le pidió que sólo viniese a buscar las cosas cuando ella le avisara, que no se apareciera sin aviso previo. Una vez que se fue, tomó una de las cortinas de su habitación y con las tijeras, la amoldó para usarla de faja y aplanar sus pechos, eso... si que le resultó incómodo, por desgracia no eran muy fáciles de cubrir.

Ya fuera de casa, estuvo tragando saliva durante todo el camino a ese boliche que Weiss visitaba constantemente. Si bien Blake no era de ir allí, solía llevar a su hermanastra cuando se lo pedía. A Dios gracias que la base de la peluca cubría sus orejas, pensó en eso también mientras ingresaba al lugar y trataba de parecer lo más masculina posible, se sentía idiota en muchas ocasiones, pero quería probar... quería saber si de esta manera podía llegar a la ojiazul y saber si todo iba bien. La buscó por todos lados, por un momento pensó que ya se había ido a un hotel, pero logró verla sentada en una de las sillas frente a la mesada, donde el barman servía las cervezas; mientras más se acercaba, más lograba notar lo borracha que estaba la peliblanca. Estaba "hablando" con un muchacho de sonrisa estúpida, algo así como "esta noche tendré sexo". Lástima, su hermanastra no estaba de acuerdo esta vez, se acercó y tomó a Weiss del brazo, el chico la observó sin entender muy bien.

-Estaba... buscándote -intentó agravar su voz lo más que podía pero parecía tonta, por lo que lo dejó- Ya es hora de irnos.

-¿Y este de dónde salió? -pregunta con el ceño fruncido, luego coloca una sonrisa. Weiss miraba al recién llegado con un signo de pregunta gigante, no tenía idea- ¿No eres gay? Tienes cara de gay -la empuja un poco.

-No -le frunce el ceño, jalando a Weiss otra vez.

-¿Nos... conocemos? -pregunta la peliblanco, cerrando y abriendo los ojos por el efecto del alcohol, se tambaleaba de vez en cuando.

-Claro que si... -inventa, intentando que la borrachera que llevaba su hermanastra la convenciera.

-Mira, no te recuerda, lárgate -vuelve a empujarla, un tanto más fuerte.

Blake da unos pasos hacia atrás.

-Gay... -susurra el acompañante, luego toma a Weiss del brazo para ponerla de pie- Vamos a otro lado linda.

-Es...pera Gort -dice la ojiazul, luego se voltea, tambaleándose un poco, hasta acercarse al nuevo.

-Soy Gold... demonios... -arregla su acompañante un tanto enojado.

-Te me haces... familiar -apoya torpemente su codo sobre la mesada, para mirar fijamente a quien le llamaba la atención.

-Pues... es... normal, ya nos hemos visto antes -miente la joven disfrazada.

-¿Hemos... tenido sexo?

-Ah... no...

-¡Yo quiero sexo bebé, anda, vámonos de aquí! -jala a la peliblanco de nuevo, con más fuerza, pero no esperaba que ésta tomara uno de los vasos con cerveza y le arrojara el líquido en la cara -¡¿Qué demonios te pasa, perra?! ¡Vete al infierno! -le grita y se marcha.

-Ya estoy en él... idiota -le levanta su dedo medio y luego toma asiento, le costó hacerlo al marearse tanto- Estúpidos, me ven... borracha y ya me quieren jalar... a una habitación -empuja el vaso vacío hasta el barman, haciéndole entender que quería más.

Blake se sienta en la otra silla y sólo la observa, le estaba doliendo verla de esta manera, había presenciado a la ojiazul un tanto borracha, pero no a este punto.

-Si no he... tenido sexo contigo y no te recuerdo... ¿entonces eres de esos que ven a una damisela en peligro y sacan su estúpido héroe interno? -sonríe con el ceño fruncido, girando el rostro para ver a su acompañante.

-Puede ser...

Vaya... Por suerte, Blake estaba acostumbrada al trato de su hermanastra, por lo menos, conservaba su lado macabro.

-Pues... no me pareció un acto muy heroico... -ríe entre dientes, tomando el nuevo vaso con cerveza hasta el tope.

-¿Segura... que puedes seguir tomando? -se acomoda un poco la faja, le estaba faltando un poco el aire.

La peliblanco gira el rostro nuevamente para mirar con algo de molestia al nuevo.

-¿Qué quieres? ¿Sexo?

-N-no...

-¿Entonces qué? No te conozco... lárgate... -se gira y agacha un poco la cabeza, el alcohol solía marearla de a ratos.

No... no era lo que buscaba, Blake no quería que su hermanastra se alejase, pero no tenía idea de cómo acercarse a ella, ¿de verdad era la única manera? ¿Esa? Se puso un tanto nerviosa, por lo que titubeó al hablar.

-En realidad, si quiero tener sexo contigo -se le acerca un poco para no tener que alzar tanto la voz, la música estaba muy fuerte.

Weiss levanta el rostro lentamente y se gira para mirarlo fijamente. Blake intentaba hacer lo mismo, pero le costaba, luego, la ojiazul se puso de pie.

-Ah... No te vayas, por favor... -intenta convencerla.

-Ven conmigo... -le hace señas, aunque su compañero no escuchó lo que dijo, sólo pudo deducirlo.

Blake no tenía idea a dónde la llevaba su hermanastra, sentía alivio porque logró que estuviese con ella pero a la vez nerviosismo al notar que Weiss estaba pidiendo una habitación de esas que se rentan dentro del mismo boliche. Al parecer... era más que un boliche...

-Oye... ¿dónde vamos? -indaga el fauno, aun siguiéndola.

-No tienes cara de que pagaras la habitación, si me has hablado es porque me conoces, la verdad... -se apoya en el marco de la puerta al sentir un mareo, pero se compone-, la verdad, no me importa ser la que paga este tipo de cosas.

-Ah... Lo siento, no sabía que querías una habitación, podía pagarla.

Weiss se volteó a verla y le frunció el ceño, pero aun así ingresó, cuando su acompañante entró, cerraron la puerta y la ojiazul comenzó a sacarse la ropa, lo que dejó a su hermanastra sin saber qué decir. No pudo contener más al ver a la peliblanca recostarse en la cama, abriendo un poco las piernas en su dirección.

-¿Qué esperas? -indaga Weiss, levantando una ceja.

-N-no sé... que pretendes que haga -si lo sabía pero quería evitarlo.

-Empiezo a pensar que mi compañero anterior tenía razón... eres algo gay -da un suspiro y gira el rostro, un tanto molesta.

-N-no es eso... De verdad quería charlar contigo, antes de algo así -intenta explicar.

-No me digas... -se recuesta sin mirarle. Su respuesta no había sonado amigable-No tengo interés en conocer a nadie, sólo lárgate... El alcohol no durará por siempre en mi cuerpo, ¿entiendes?

Blake estaba nadando en aguas profundas, para agregarle a la lista de estupideces que estaba haciendo en el día, el aire le faltaba un poco, pensó que tal vez había apretado muy fuerte su pecho.

-Ah... No tengo condón... -inventa.

-Hay preservativos por todo el boliche, ve y compra uno -se medio sienta en la cama- ¿Quieres tener sexo, sí o no? Enserio no me gusta este juego de "intentos" para ligar conmigo, ya te dije que no tengo interés en conocerte.

La pelinegro sólo baja la mirada, no quería tener sexo con su hermanastra, quería saber si estaba bien... si la necesitaba, pero todo estaba saliéndosele de las manos con la idea absurda que había tenido. Weiss volvió a dar otro suspiro un tanto pesado.

-¿Eres virgen?

Las palabras de la peliblanca le hicieron llevar su mirada rápidamente a ella otra vez. Tardó en reaccionar, pero luego trató de seguir la corriente que tal vez iba a favorecerle.

-S-si...

La mirada de Weiss fue tornándose un poco más serena, quitando ese ceño tan fruncido para cambiarlo a uno que presentaba un poco de angustia, luego se pone de pie para acercarse al chico de ojos rojos. Blake dio unos pequeños pasos hacia atrás cuando sintió que Weiss se acercaba tanto a ella; tenía una de sus manos en la nuca y su rostro rozándole la oreja.

-No pierdas tu virginidad conmigo, no eres mal chico -susurra.

Bastó sólo esos pocos movimientos para acelerar de manera extraña el corazón de la pelinegro, la cual tragaba saliva para pasar el trago de emociones que estaba pasando. La tomó desprevenida, o eso fue lo que quería pensar.

-Aunque te parezca una puta alcoholizada, sé distinguir entre alguien de buen corazón y alguien... estúpido -camina un poco por la habitación, mientras sacaba de su bolso uno de sus tantos camisolas para dormir- Recuerdo... el primer día que perdí mi virginidad -toma asiento en la cama, apoyando sus manos en esta- Fue una verdadera mierda -suspira con una sonrisa- No estoy prohibiéndote el tener sexo con quien se te antoje, sólo te aconsejo que no lo hagas conmigo. Te perderías una buena parte de la buena vida -se queda mirando el techo, el estar borracha le afectaba un poco.

-¿Y si quisiese ser parte de tu vida?

Blake era torpe, sí. Decía cosas de golpe, sí. Lo primero que se le venía a la cabeza tras sentir que debía proteger algo preciado para ella, pero cuando analizaba bien sus palabras por tercera vez, solía querer que la tierra la tragase. Era obvio que su hermanastra podía tomar esas palabras con otro sentido diferente al que ella buscaba. Quería con todo su corazón, ayudar a la peliblanco, tenía buenos recuerdos de ella y lo que menos buscaba, es que pensara así de sí misma.

La ojiazul bajó un poco la cabeza para mirar un tanto sorprendida a quien la acompañaba, tenía cara de tonto, estaba sonrojado hasta las orejas y le recordaba mucho a su hermanastra. Podía jurar que si la vistiese de mujer, se asemejarían mucho. Esa torpe manera de hablar sin pensar las cosas y ese nerviosismo por intentar llegar a ella, le recordaban bastante a Blake. Alguien así... no merecía si quiera recibir consejos salidos de su boca.

-No te dejaría entrar... -lo mira fijamente, con una pequeña sonrisa triste.

Blake quiso hablar, pero su hermanastra la interrumpió.

-Vete... Quiero descansar -se recuesta y gira para darle la espalda.

El fauno ya conocía ese lado de Weiss, una vez que se cerraba a querer seguir hablando de esa manera, era imposible llegar hasta ella. Bajó la mirada y salió por la puerta con un gesto lleno de frustración; al cerrarla, apoyó la espalda en la misma y le dio un pequeño golpe. Se sentía, no sólo idiota, también inservible.

La peliblanco se quedó inmóvil, mirando la pared, con su gesto monótono y frío, mientras dejaba caer algunas lágrimas.

Continuará. 

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