La Plaga 2 parte 11 (Fanfic yuri RWBY) Parte 10

Atención: El siguiente fanfic no tiene relación alguna con Beacon o la historia de Monty Oum, lo que estoy realizando, es un yuri de Bumblebee (BlakexYang) con temática propia.
Género: Drama, Romance, Yuri, Psicológico (puede contener lectura +18 en algunos capítulos)

Sinópsis:

Narra la historia en la que el mundo comienza a dividirse entre humanos y faunos, donde la discordia y el honor comenzó a ser lo primordial, llevándolos a desacuerdos permanentes y guerras continuas. Mientras el mundo se dividía por raza, estos no se daban cuenta de que algo peor venía en camino.

El sonido de la lluvia provocó que el fauno abriese sus ojos lentamente, podía sentir la calidez que provenía del cuerpo de Yang, quien la abrazaba por detrás. El fauno se giró con cuidado para quedar frente a ella, cuando el tigre dormía se veía muy tranquila e indefensa, a diferencia de cuando andaba despierta, inquieta y tratando de resolverlo todo tan rápido como podía. Blake llevó una de sus manos a la mejilla de Yang para acariciarla con suavidad de arriba abajo con las yemas de sus dedos; acercó su rostro y besó la frente de la rubia. Volvió a quedarse dormida mientras escuchaba las ligeras gotas que golpeaban el techo y sintiendo la cálida sensación de su tigre, que continuaba abrazándola.

Al rato, Yang abrió los ojos y se encontró con el dormido rostro del fauno, sacándole una sonrisa. Acercó el rostro y frotó con suavidad su frente a la de Blake, como los tigres suelen hacer con sus crías para mostrar cariño. Sintió que algo jalaba el cubrecama detrás de ella, giró el rostro y rio un poco por lo bajo al ver al pequeño panda haciendo fuerza sobrehumana para subir.

Yang: Vas a despertar a la gatita -le susurra. Corre un poco el cubrecama y el panda comienza a ingresar debajo de éstas, acurrucándose al lado del tigre.

Estaba comenzando a helar en la casa, la chimenea se había apagado y seguro el fauno iba a despertar con mucha hambre.

Acomodó al panda al lado de Blake y se puso de pie para hacer algo de comer.

El aroma a comida despertó inmediatamente al fauno, se giró buscando a Yang pero sólo se encontró con una pequeña cosa peluda.

Blake: Por un momento pensé que ya estabas en un horno.

Yang: Oye, no voy a comerme a esa cosa fea -sonríe.

Habían dormido en la cocina, frente a la chimenea que la rubia volvió a encender con unas cuantas maderas.

Blake: Vaya, huele bien Yang -gira el rostro para mirar a su cocinera- Pensé que no sabías cocinar.

Yang: Nada que las recetas detrás del empaque no arreglen -ríe un poco.

Blake: Por un momento pensé que tenías poderes nuevos.

Yang: Na, sólo sé leer. No había leche ni carne y mucho menos salsa. Pero si huevos para acompañar la polenta -golpea el cucharón en la orilla de la olla para quitar las sobras e ir a sentarse junto al fauno- ¿Cómo has amanecido amor? -coloca una de sus manos en la mejilla de la sonrojada muchacha.

Era la primera vez que Yang le decía "amor", por lo que se quedó un tanto en blanco.

Blake: ¿Y-yo? -responde titubeando y con torpeza.

Yang: Jaja No... el panda, Blake -le sonríe con ternura.

Blake: P-pues... -se gira para verificar, pero la rubia toma su rostro con delicadeza y vuelve a girarla para besarla.

Yang: Me refiero a ti, gatita -besa su frente.

Blake: Ah-pues-yo...

Yang: ¿Estas nerviosa? -sonríe y la mira sorprendida.

Blake: No te burles -pone puchero y gira el rostro.

Yang: No me burlo gatita, no te enojes -se recuesta a su lado y le besa la mejilla- Sólo que después de lo de anoche pensé que este tipo de cosas ya no te afectarían tanto.

Blake seguía sonrojada, el sólo recordar ese momento tan hermoso junto a la persona que más amaba, la hizo girarse para sonreírle.

Blake: Fue muy lindo... Pero supongo que seguirás sonrojándome con cada cosa que hagas o digas.

Yang: Te ves bonita así.

Blake: Gracias...

Yang: ¡Blake! -la abraza con fuerza y frota su rostro en el pecho del fauno que aun seguía desnuda.

Blake: ¿Q-qué haces? E-espera -dice con timidez al sentir cómo las manos del tigre la acariciaban.

Yang: ¡Es que te amo tanto! -continúa frotando su rostro provocando risas en la pelinegro.

Blake: ¡P-para! Jajaja ¡Me haces cosquillas! -intenta alejarla empujándola de los hombros con suavidad.

Yang: Jaja Tú eres la que me hace cosquillas -ríe al sentir las manos del fauno cerca de su nuca e intenta ocultarse en el cuello de su amante, posando sus labios para darle pequeñas mordidas.

Blake: ¡Y-ya! Jajaja ¡Yang para! Jajaja ¡Mi estómago! -se gira para intentar zafarse.

Yang: Hey, ¿a dónde crees que vas? -ríe y la jala de la cadera sin usar mucha fuerza para luego colocarse sobre ella y besar su cuello.

Blake: Y-ya... Para... jaja... -pide sonrojada.

Yang movió el hermoso cabello oscuro de Blake para dejar al descubierto su nuca, se veía hermosa de espalda, podía ver el trayecto que hacía su columna. Le tentaba pasar uno de sus dedos y recorrer ese camino hasta toparse con aquel lugar que no podía dejar de lamer y besar. Las risas del fauno comenzaban a convertirse en pequeños gemidos que no podía contener.

Blake: Y-yang...

Yang: Quiero tocarte... -le susurra al oído y comienza a bajar la mano, acariciando la cintura de Blake, quien parecía ceder ante los toques- Está caliente aquí... -besa su cuello mientras pasa sus dedos por la intimidad del fauno- ¡Oh rayos! -levanta el rostro al recordar un gran detalle y sale casi corriendo a verificar la olla, mientras que Blake buscaba recuperar el aliento y relajar su parte íntima.

Blake: ¿Todo... bien? -se gira para ver la situación.

Yang: Sep, me siento realizada. Es la primera vez que dejo algo olvidado y no se me quema.

Blake suspira y toma asiento, buscando su ropa.

Yang: Aunque sé que hay alimentos que saben mejor bien calientes -se gira para mirar al fauno con picardía.

Blake: Sólo olvidas comerlo -responde mientras se viste un tanto incómoda.

Yang: ¡Uuuh! Esa estuvo buena, Blake. Es la primera vez que continúas uno de mis chistes -levanta el brazo para mostrar victoria.

Blake: Jaja... Hay Yang... -suspira sonriente ante ese comentario.

El panda estaba panza arriba con sus ojitos abiertos, movía las patitas de vez en cuando y hacía los ruidos de siempre.

Blake: Tu hijo tiene hambre -se bufa, acercándose al panda para acariciarle la cabeza.

Yang se quedó en silencio unos segundos. No pudo evitar pensar en muchas cosas cuando escuchó eso viniendo de Blake.

Blake: Yang, ¿estás bien? -se pone de pie para acercarse a ella, le resultaba extraño que la rubia se quedara callada.

Yang: Estoy bien -titubea un poco- Sólo pensaba que podía darle ahora a la bola de pelos.

Blake: Mm, ¿quieres ir por algunas raíces mientras termino eso? -le señala la olla.

Yang: Es buena idea, saldré fuera a ver si encuentro algo -le sonríe.

El tigre se despidió besando la frente de Blake con suavidad y salió en busca de las raíces, batallaba con la puerta pero luego de varios empujones, cedió.

Estuvo varios minutos buscando el alimento para el panda, Blake le había dicho que las raíces frescas eran las mejores, pero también las más difíciles de encontrar. Se guardó varias en el bolsillo y en lo que volvía comenzó a escuchar un sonido familiar, proveniente del cielo. Salió corriendo por instinto y le dio un empujón tan fuerte a la puerta que el fauno se quedó perpleja al ver el rostro de Yang.

Blake: ¿Qué su-?

No le dio tiempo de preguntar nada, el sonido de afuera respondió rápido esa duda.

Yang: Tenemos que salir de aquí -va por el bolso donde había colocado pequeñas toallas y ropa.

Blake tomó un recipiente que había dejado cerca del lavavajillas para llevar comida si era necesario y con rapidez volcó algo de comida en él para luego echarlo en el bolso que cargaba Yang, quién tomó al panda y salió junto al fauno hacia fuera con cautela.

Yang: Ven, los sonidos vienen del este. Debemos buscar escondernos en el bosque.

Blake: ¿Crees que nos estén buscando esos científicos?

Yang: Es lo más probable.

¿?: ¡Auxilio! -grita alguien a lo lejos.

Yang: O no.

Blake logró visualizar a quien gritaba y se acercaba a ellas corriendo, se trataba de un fauno.

¿?: ¡Corran, no se queden ahí! ¡Se las comerán vivas! -avisa, pasando de largo.

Yang: ¿Comerán?

Blake: Yang... -le señala como a lo lejos venía una extraña criatura con forma humana corriendo hacia ellas, emitiendo un sonido escalofriante.

No lo pensaron dos veces para tomar el mismo camino que el fauno al que vieron correr. No podían creer la velocidad que traía la criatura, ellas eran rápidas, pero eso lo era más. Los helicópteros comenzaron a volar sobre ambas.

Yang: Genial, ¿alguien más? -se queja, jalando a Blake para tomar otro camino. Aprovechó los disparos provenientes de arriba para despistar a la bestia.

Blake: ¡Yang! -grita mientras la jala para esquivar a otro extraño ser que se había tirado desde uno de los árboles.

Esta criatura era diferente pero tenía rasgos similares a la anterior. Sus ojos brillaban de un rojo intenso y emitía los mismos sonidos. Estaba cubierto de sangre y llevaba grandes colmillos. Iban a luchar, pero dos disparos dejaron a la bestia en el suelo.

¿?: ¡Vengan! -dice el fauno anterior, haciéndole señales para que lo siguieran.

No lo pensaron dos veces para hacerlo, no tenían idea de lo que ocurría y él podía informarlas bien. Ya lejos de la zona, sobre unas montañas, se sentaron a tomar aire, llevaban mucho corriendo.

Yang: ¿Puedes decirme qué demonios eran esas cosas? -indaga agitada.

¿?: No sé si tengan nombre, pero a simple vista eran faunos infestados -toma asiento.

Yang: ¿Qué?

¿?: Ya sabes, por la plaga. Se ponen así. De esos es sencillo escapar, pero de los licántropos y criaturas más grandes, olvídalo.

Yang: S-si...

Blake la miró de reojo, ambas sabían que era probable que ahora todo estaba yendo a peor.

Blake: Escucha, ¿podrías informarnos sobre la situación actual del mundo? Hemos estado en esa cabaña por mucho tiempo y no teníamos para informarnos -trata de inventar algo.

El fauno levanta una ceja al escuchar eso y suspira.

¿?: Vaya, con lo grave que está la situación me cuesta creer que no saben nada.

Yang: Sabemos los del virus, pero no que tanto se ha expandido o que ha producido.

¿?: ¿A parte de muertes masivas? Miedo. El helicóptero seguro provenía de los soldados de esta zona. Eliminan a todo fauno que se cruza en el camino, por eso voy hacia la tierra de faunos, ustedes van hacia allá supongo.

Blake: Eso... tratamos -se acerca a él- ¿Puedes guiarnos?

¿?: Enserio, ¿eres un fauno y no sabes dónde está? -le sonríe.

Blake: Me separé de mi grupo hace dos años casi... No he tenido contacto con ningún fauno desde entonces, estoy perdida -baja la mirada.

Yang: No necesitas informarle nada al cara de mono, podemos encontrar esa tierra solas -le frunce el ceño al nuevo.

¿?: Hey, tranquila jaja Sólo trato de saber si no provienen de la mafia o algo así -se pone de pie.

Yang: Claro... de la mafia, idiota.

Blake: Yang... Tranquila -coloca su mano en el hombro del tigre, éste sólo gira el rostro- ¿Puedes guiarnos?

¿?: Claro, sólo espero que el licántropo no esté infestado, parece tener rabia -se bufa.

Yang: ¡¿Quieres que te golpee?!

Blake: ¡Yang! -la jala del brazo.

Yang: ¡Es un idiota, podemos seguir solas!

¿?: No creo que encuentren la tierra de faunos solas -se cruza de brazos- No con ese carácter -susurra.

Yang emite un rugido de enojo por debajo y lo mira enfadada.

Blake: Escucha, sólo necesitamos que nos guíes, ¿puedes o no? -indaga mientras sostiene con fuerza el brazo de Yang.

¿?: Dije que sí, sólo controla a tu amiga-suspira y se lleva una mano a la nuca.

Yang: Y tú cuida mejor tu cabeza -se acomoda el bolso.

¿?: Claro, claro, como digas. Vamos -comienza a caminar por el camino que formaba la montaña.

Al tigre le había caído mal el acompañante, pero sabía que Blake buscaba esa tierra, por lo que bajó los estribos y lo siguió callada.

Caminaron durante todo el día, se detuvieron para comer lo que la pelinegro había guardado, el hambre las estaba matando, pero lograron calmarlo con eso, al igual que el panda, él comía en el camino, sobre el regazo de Blake. Mientras caminaban, Sun cortó una flor y la colocó delante Blake. Yang frunció el ceño y se quedó mirándolos de mala manera, sabía que si comenzaba una riña, no iba a parar otra vez, sólo bajó la mirada y se quedó bien atrás, como lo estaba haciendo desde que comenzaron la caminata. Ella era consciente de que tenía un carácter muy fuerte cuando se enfadaba, no era algo que le gustaba como parte de su forma de ser, pero debía aceptarlo.

Blake: N-no, gracias... No soy su amante de las flores -fuerza una sonrisa mientras rechaza lo que le ofrecían.

Sun: Oh, ya veo -la guarda en su bolsillo- ¿Cómo te llamas?

Blake: Blake... ¿Cómo conoces la tierra de faunos?

Sun: Siempre me he movido con ellos, pero la semana pasada salí a una ciudad en busca de mi hermana, tuvo una riña con el novio y abandonó el lugar. Para cuando volví, se habían ido. Traté de seguir buscando a mi hermana pero el virus se ha expandido tanto que opté por volver con los faunos, es muy probable que ella esté ahí, ¿cómo hicieron para sobrevivir ustedes dos en medio del bosque? Son blanco fácil para esas criaturas.

Blake: Pues... supongo que fue suerte.

Sun: Demasiada -ríe entre dientes- Oye -se acerca un poco más a ella- ¿Es normal que tu amiga me vea como si quisieran asesinarme? -le susurra.

Blake se queda atónita ante la pregunta, se gira un poco y ve a Yang con el ceño bastante fruncido, parecía tirar fuego por ellos.

Blake: Tranquilo, no te hará nada. Es una gran persona -le sonríe.

Sun: No digo que sea mala, sólo no quiero ser su cena -le da un pequeño empujón con su hombro y ríe.

Yang: Muy simpático el mono... -susurra enfadada.

Cuando comenzó a caer la noche, se refugiaron en una cueva no muy profunda de la montaña.

Sun: Por lo general, prefiero los árboles, pero hoy las acompañaré.

Yang encendió una fogata y se quedó allí, seria. Blake se sentó a su lado y la tomó de la mano. El panda se acurrucó cerca de las piernas del tigre.

Yang: Ronca como dinosaurio... Tal vez sea eso -mira con mala gana a Sun, quien llevaba el sueño pesado.

Blake: Es un mono, Yang -sonríe ante la comparación del tigre.

Yang: Claro... -gira un poco el rostro.

Blake: Lo siento... No sabía que no te agradaba tener compañía. Pero necesitamos llegar allá.

Yang: No es que no me guste... -suspira.

Blake: ¿Te ha molestado lo que te dijo antes?

Yang: No... Creo... que son celos... -susurra las últimas dos palabras.

Blake la mira sorprendida y ríe un poco.

Yang: Claro... búrlate -se cruza de brazos.

Blake: Lo siento, perdona -le acaricia el hombro- No quería hacerte sentir mal, es que me parece muy tierno eso. Tanto como la adopción que hiciste -mira al panda.

Yang: Hicimos... -aclara un tanto seria.

Blake: ¿Cómo?

Yang: También es tuyo...

Blake sonríe enternecida por sus palabras y le besa la mejilla.

Blake: Entonces es hijo de ambas -apoya su barbilla en el hombro de la rubia.

Yang: S-si... -se sonroja.

Blake: Lo cuidaré mucho entonces -acaricia la cabeza del pequeño con la yema de su dedo índice- ¿Cómo le llamaremos?

Yang se quedó pensándolo por unos segundos.

Yang: ¿No te gustaría ponerle el nombre de algún familiar tuyo?

Blake: ¿Q-qué? ¿Por qué de algún familiar mío? Tú lo encontraste, debe llevar un nombre valioso para ti.

Yang: Yo lo encontré, pero tú lo aceptaste junto conmigo. Él será de ambas, me gustaría que llevara el nombre de alguien que haya sido importante para ti.

Blake se quedó en silencio, mirando a la rubia que la había dejado sin palabras.

Yang: ¿Hubo alguien importante para ti?

El fauno bajó la mirada y luego asintió.

Blake: Mi abuelo...

La última vez que Yang vio esa mirada tan triste en la pelinegro fue cuando la conoció.

Blake: Mis padres no se llevaban muy bien... Se separaron de muy jóvenes, mi madre quedó embarazada y mi padre ya no estaba, ni siquiera se enteró. Se había marchado a otra tribu. Mi madre era muy callada, buena, pero le costaba expresarse conmigo. Cuando falleció mi abuelo me acogió y educó. Me gustaba llegar a casa luego de los entrenamientos y escuchar cómo trabajaba en sus esculturas de madera mientras yo hacía la cena. Sus cálidos abrazos y palabras fueron lo que me ayudaron a seguir adelante aun después de fallecer. Estaba acostumbrada a que la familia se fuese rápido, pero las noches y los días se volvieron tristes sin él...

Al notar lágrimas en los ojos de Blake, Yang la rodeó con uno de sus brazos para acercarla a ella y besar su frente.

Yang: Fue un súper fauno.

Blake: Si... -limpia su rostro.

Yang: Le estaré eternamente agradecida por cuidar de ti. Ha sido alguien muy importante para ti... creo que mejor deberíamos ponerle el nombre del mono al panda, tal vez así le tome cariño -se bufa un poco.

Blake: Takeo, quiero que le llamemos así -le sonríe.

Yang: ¿S-segura?

Blake: Sé lo mucho que le quieres y, de ahora en más, lo cuidaremos como si fuese nuestro hijo. Que sea un panda no lo hace menos importante que un niño de verdad.

Yang abraza a Blake con fuerza al escuchar sus lindas palabras y asiente, quería llorar de la emoción pero no quería entristecer más al fauno.

Blake: Le daremos mucho bambú y seguro algún día hará maña de querer dormir en la misma cama que nosotras.

Yang: Claro que sí, le agradas. Te aseguro que nos gusta a ambos dormir contigo -le sonríe.

Blake: Jaja Yang...

Yang: ¿Qué? Es la verdad -ríe con ella.

Blake: Te amo -le susurra, pasando su rostro por el cuello del tigre.

Yang: Yo también te amo -besa la frente del fauno y apoya su mejilla en la misma luego.

La calidez de la fogata y la larga caminata las había dejado exhaustas, por lo que quedaron dormidas sin problemas. Yang sólo dormitaba, abría los ojos de vez en cuando para vigilar y estar atenta. Escuchó unos pasos, pero al ver que se trataba de Sun, bajó la guardia.

Sun: Descansa, haré guardia. No soy muy amante de dormir por las noches, ya sabes, criaturas come carne, soldados armados.

Yang: ¿Estás seguro?

Sun: Claro, además, tienes una linda familia allí, debes estar bien descansada para cuidarles -le hace una corta sonrisa.

Yang: Está bien... Gracias mono...

Sun: Bah, no es nada. Descansa tigre gruñón -le bromea sonriente y se sienta cerca de la salida de la cueva.

Yang le sonríe y cierra los ojos, apoyando su espalda en la pared.

Llevaban tres días viajando desde que se encontraron con el fauno, Yang estaba comenzando a sentir dudas de que realmente este supiese donde se encontraba la tierra que buscaban.

Yang: Espero que sepas donde nos llevas...

Sun: Oye, sé que es lejos, pero no es culpa mía que los humanos nos hagan buscar tierras lejanas y diferentes cada vez que sentimos que vienen por nosotros.

Blake: ¿Cómo logran darse cuenta que están por atacarlos?

Sun: Hay tres sabios en la familia, de distintas razas, ellos pueden ver cosas que nadie ha logrado. Ayudan a los enfermos y aconsejan a los luchadores. Son grandiosos -explica con una sonrisa.

Blake: Es probable que ellos puedan ayudarnos Yang -gira el rostro para comentarle.

Yang: Pues... Eso es cierto.

Sun: El problema es que los asentamientos son tan lejanos que si alguno de nosotros se pierde y no sabe el de regreso está en problemas.

Yang: ¿Debo suponer que tú te sabes todos los caminos?

Sun: Si, soy el nieto de uno de los sabios, mi padre ha sido muy exigente con el tema de saber cada punto de encuentro, los caminos y demás. Tienen suerte de haberse topado conmigo chicas -le guiña un ojo a Blake.

Yang: Claro... -frunce el ceño.

Sun sabía cazar bastante bien, elegir carne de animales que parecían estar en buen estado, ya que les había comentado que muchos seres estaban contaminados. Yang estaba entrenada para cazar pero Blake tenía cierta negación aún para ese tipo de cosas.

Al día siguiente, había amanecido bastante frío y la pelinegro se mostraba más débil de lo normal.

Yang: ¿El frío está haciéndote daño? -pregunta preocupada, acercándose a ella.

Blake: N-no...

Sun volteó para ver si todo estaba bien, la rubia le hizo señas para que esperara un poco y este tomó asiento en una de las rocas que se encontraban en la zona montañosa con el panda en brazos.

Yang: Si algo no va bien, puedes decírmelo -se quita su abrigo para colocárselo en la espalda a la muchacha de ojos ámbar.

Blake: Sólo... Me siento extraña, algo débil y con un dolor muy agudo en mi abdomen -se inclina un poco por las punzadas.

Yang: Yo... No sé muy bien cómo es tu siclo menstrual pero...

Blake: Ya pasé por mi primera vez.

Yang: ¿Cómo? -la mira sorprendida.

Blake: Mi primer siclo menstrual ya lo pasé, yo no tengo uno normal como una persona. Por mes puedo desear aparearme y estar en celos, pero sin sangrado o un dolor como este... -explica con esfuerzo, intentando tomar asiento.

Yang: Vaya... Si, es diferente... Aunque yo soy bastante irregular, suele venirme sólo tres veces al año o dos -se sienta a su lado para acariciarle la espalda.

Blake: Tengo náuseas...

Yang: ¿Y si es la herida? Debería revisarla.

La pelinegro asiente.

Yang: ¡Oye mono! -lo llama, levantando la mano, éste se pone de pie y se acerca.

Sun: ¿Ya terminaron con su charla femenina? -se bufa, pero luego ve al fauno y cambio su rostro por uno más serio- ¿Está bien?

Yang: Tiene náuseas, ¿conoces algún lugar en el que podamos asentarnos un rato? El frío puede estarle haciendo mal y debo verificar una herida que tiene.

Sun: Claro, creo que a unos quince minutos de aquí hay unas montañas con varias cuevas, podemos meternos en alguna.

Yang: Bien -ayuda a Blake a levantarse.

En el camino buscaron los recursos para prender la fogata y Sun se adentró al bosque cuando lograron encontrar una cueva para buscar algo que necesitaba. Blake se descompuso al llegar por lo que Yang aprovechó el agua de lluvia para llenar una botella

Yang: Tu herida se ve bien, tal vez algo te cayó mal... -le pasa la botella mientras saca algunas raíces para alimentar al panda.

Blake: No lo sé...

La rubia suspira y coloca su abrigo detrás del fauno para que estuviese cómoda, luego puso el de su amante para cubrirla.

Sun: ¡Yang, debemos irnos ahora! -entra agitado y empapado.

Yang: ¿Qué pasa? -indaga preocupada.

Sun: Son faunos infestados, si no nos vamos nos van a tragar -explica, acercándose para ayudarle a meter todo en el bolso.

Yang: Espera, espera, hey -lo frena- Blake no está bien, ¿cómo rayos-?

Unos rugidos aterradores que resonaron a lo lejos la interrumpieron, dejando la cueva en silencio.

Sun: Mierda... -susurra, agachándose- Coloca a Blake en tu espalda, yo llevaré al panda.

Yang: Los he visto correr, ¿estás seguro que estamos más seguros afuera?

Sun: ¿Te quieres morir aquí?

Un rugido más cercano se hizo sonar, dejándolos sin habla nuevamente. Yang le puso el abrigo a Blake para luego subirla a su espalda, el mono se puso el bolso detrás y sostuvo al panda con fuerza, quien aún comía de manera inocente sus raíces.

Blake: Estoy... muy mareada, te estorbaré, ni siquiera puedo sostenerme con fuerza...

Yang: Nunca serás un estorbo, así deba cargarte dormida y hacer fuerza sobrehumana para correr kilómetros contigo en brazos, lo haré. Así que no te preocupes por cosas así, todo estará bien -intenta sonreírle, pero Blake notó la fuerza en esa sonrisa, conocía cuando la rubia estaba nerviosa.

Sun: ¡Ahí vienen, tenemos que irnos ya! -sale corriendo.

Yang podía sentir correteadas y rugidos detrás de ella al salir detrás del fauno, la lluvia estaba cayendo más fuerte, le costaba mirar por dónde iba. Blake se encontraba muy nauseada y débil, sólo podía usar las únicas fuerzas que sentía para sujetarse con fuerza.

Sun: ¡Son muy rápidos! ¡Voy a distraerlos! ¡Si sigues corriendo por ese sendero te vas a encontrar con un pueblo, no te detengas! -gira y amaga a los que les perseguían, para luego saltar sobre los árboles y provocar que le sigan.

Yang: Rayos... -se detiene un poco para observarlo, pero sabía que si hacía un mal movimiento las cosas no iba a salir bien, por lo que continuó corriendo, siguiendo las palabras del mono.

Corrió durante muchos minutos, más de media hora, se sentía muy agitada; sólo podía continuar sin detenerse, sintió que algo la perseguía; los rugidos eran iguales a los anteriores por lo que no le quedó otra que aumentar la velocidad, estaba muy agotada, tanto, que comenzó a marearse, sentía a la criatura sobre ella. Soltó a Blake, dejándola en el suelo y se giró para defenderse, vio cómo un fauno de enormes garras se lanzaba agresivamente hacia arriba para atacarla de picada. La vista de la rubia estaba algo borrosa por el cansancio pero se puso en posición de combate para al menos poder detener ese golpe que venía en camino, hasta que una cola gigante, parecida a la de un lagarto, golpeó a la criatura, tirándola bruscamente contra las rocas, fue tan grande el golpe, que no pudo volver a ponerse de pie. Yang no sabía de qué defenderse ahora, había un dragón de estatura mediana casi frente a ella, observándola atentamente, no se veía agresivo; extendió las alas y tomó vuelo, tirando al tigre tras el impulso que había tomado para salir volando.

Yang sólo se quedó mirando en dirección al dragón, el cual se fue alejando lentamente de su vista, la cual se cruzó milagrosamente con luces a lo alto de un monte. Parecían faroles, podía tratarse del pueblo del que habló su compañero de viaje. Blake estaba desmayada, algo que preocupó mucho al tigre, colocó a su amante sobre la espalda nuevamente para ir hacia allá.

Le estaba costando escalar, estaba muy empinado y la lluvia era tan fuerte que la jalaba hacia abajo; logró llegar a una parte en la que su cuerpo pudo caer tranquilo, pero el no poder levantarse le preocupaba, su vista comenzaba a nublarse y lo último que vio fue la figura de algo que no pudo describir acercándose a ella.

Blake fue la primera en abrir los ojos, se encontraba recostada en un fotón sobre el suelo, llevaba una prenda diferente a la de antes; aún se sentía pesada pero podía girar la cabeza para mirar los alrededores.

¿?: Que bueno que hayas despertado, pensábamos que esa herida que llevas en la cintura resultara ser muy grave -dice alguien no muy lejos de ella, era una voz masculina.

Cuando logró visualizar la figura, se trataba de un fauno mitad toro, era muy grande y llevaba las prendas de un guerrero.

Blake: ¿Dónde estoy...? -hace esfuerzo para levantarse- Yang...

¿?: Relájate -le señala la puerta- Está del otro lado, la están atendiendo, parece que se golpeó la cabeza y están viendo que no tenga heridas graves. Si no fuese porque el sabio Yulian las observaba, aún estarían bajo la lluvia.

Blake: ¿Es un pueblo fauno? -se lleva la mano al abdomen al sentir la revoltura en su estómago.

¿?: Están territorio fauno, Sun nos habló de ustedes.

Blake: Espera, ¿estamos en la tierra de los faunos?

¿?: Si, soy el general Thok. Iré a avisarles que has des-

Yang: ¡Blake! -aparece golpeando la puerta, una enferma mitad conejo la sujetaba de la cintura, intentando detenerla- ¡¿Qué le haces cara de mula?! -frunce el ceño.

El fauno toro la observó sin comprender qué sucedía pero Blake se levantó como pudo para ponerse en medio.

Blake: Yang, son amigos, relájate... Por favor -pide casi agitada.

El tigre se quedó inmóvil, sin saber qué decir por el lío que había armado.

Sun: Ha... Típico del tigre gruñón -dice detrás de ella- Baja los humos, estás en la tierra de faunos, ¿qué esperabas? ¿Un monte verde lleno de hadas?

Yang le hace una mueca y se cruza de brazos, se sentía avergonzada tras haber armado tanto escándalo. Blake no tardó en desplomarse sobre el suelo nuevamente, la rubia corrió para verificar qué sucedía.

Yang: Blake... ¿Qué le sucede? -susurra algo aterrada, el fauno podía estar grave, podía sentir la fiebre en ella.

Thok: Espero que no nos hayas traído a una infestada mono -le frunce el ceño.

Sun: Oye, yo no vi síntomas de eso en días, ¿crees que traería a alguien así aquí? -indaga furioso.

¿?: Silencio... No me gusta cuando se ponen así de tercos -dice lentamente la voz de un anciano.

Thok: Sabio Yulian -se inclina.

Sun hace lo mismo. El anciano se acerca a Blake y coloca su mano sobre la frente de ésta.

Yulian: ¿Ha tenido contacto con algún humano? -indaga sin mirar a Yang, pero ella supuso que la pregunta iba para ella.

Yang: ¿A qué se refiere?

Yulian: ¿Fue secuestrada?

Yang: ¿Cómo sabe eso?

Yulian: No lo sé, te estoy preguntando -responde aún sin mirarla, pasando su mano por el abdomen de la pelinegro.

Yang: S-si...

Yulian: Ya veo... -se pone de pie y mira a la enfermera- Valvet, necesito que la lleves a la otra sala de enfermería, quiero análisis de su situación.

Valvet: Si sabio Yulian.

Thok se aproximó para levantar a Blake, Yang aún no entendía nada, Sun le colocó la mano en el hombro, intentando trasmitirle que no vaya a decir o hacer algo fuera de lugar. El toro y la enfermera se retiraron junto con la amante de la rubia.

Yulian: ¿Eres muy cercana a ella, verdad? -mira al tigre, sus ojos eran de un azul muy intenso.

Yang: Es lo más importante que tengo.

Yulian: Es probable que la hayan llevado a un laboratorio para hacerle pruebas -camina hasta un sillón donde toma asiento, dejando el bastón a un lado.

Yang: ¿Q-qué?

Yulian: Debes saber que hay un virus suelto por todo el mundo y ha producido guerras continuas entre faunos y humanos.

Yang: ¿Qué tiene que ver con Blake? ¿Le han hecho algo malo pro ser fauno? -indaga preocupada.

Yulian: Creo que podría haber sido peor, por lo general, secuestran a las faunos y asesinan si no las ven útiles -se queda en silencio unos segundos, los cuales utiliza para prender una pipa y meterla a su boca- Existe una cura para la plaga que se está extendiendo por todo Remnant.

Yang: Si hay una cura, ¿por qué no la usan? Deja de dar vueltas viejo, si Blake está grave debo encargarme de eso primero -frunce el ceño.

Sun: ¡Oye, cuida tu boca licántropo! -gruñe, frunciéndole el ceño y levantando la voz.

El sabio alza la mano, para pedir silencio.

Yulian: Parte de la cura, la tienen los humanos, gran parte a decir verdad. La diferencia entre ellos y nosotros, es que ellos, no saben la receta.

Yang: No puedes asegurar algo que no has hecho. Si no tienen los ingredientes, ¿cómo puedes haber hecho una receta?

Yulian: Se nos fue otorgada por una licántropo mitad lobo y cuervo. Uno de los faunos en quien confió la traicionó con Atlas y fue asesinada, torturada claro antes, querían sacarle la clave. Al parecer nunca lo hicieron.

Sun: Esa mujer no quería meter a su familia en líos y todos esos temas sólo los trataba fuera de su hogar, muy lejos. Nunca dijo la receta, a nadie, pero antes de morir debió pasar lo que sabía a un amigo poderoso, y lo hizo con Ozpin, era uno de los sabios jóvenes.

Yulián: Desgraciadamente el tercer sabio nos traicionó... -baja la mirada con angustia.

Sun: Mi padre...

Yulian: Los tres sabios tenemos la habilidad de poder comunicarnos telepáticamente entre nosotros, bloquearla y hasta matarnos a través de ella. Nacimos así.

Yang: Esperen... -pide algo pálida, no podía concentrarse, le había quedado algo latente en la cabeza- ¿Cómo se llamaba la licántropa que murió?

Yulian: No necesitas saber eso, Yang...

Sun mira al sabio sin comprender muy bien.

Yang: Quiero saber...

El anciano gira el rostro, no parecía ceder.

Yang: ¡Dime, maldición! -pide furiosa.

Sun: Oye... -se adelanta un poco para frenarla.

Yulian: Tu madre, fue una gran mujer, Yang. Sólo debes saber eso, no su nombre.

El cuerpo del tigre se congeló por varios segundos, Raven no era su madre realmente, pero si la sintió así durante el tiempo que pasó con ella, le enseñó todo lo que sabía y era alguien de respetar, siempre la notaba seria y pensativa; por más niña que era, siempre sintió que Raven estaba asustada... Pero cuando veía a Summer todo parecía estar bien, se veía tan feliz que no podía imaginar cosas secundarias, sólo se quedó con que ella podía ser alguien seria y ya.

Yang: Yo... Nunca pasó por mi mente que ella podía estarla pasando mal... Se veía tan feliz...

Yulian: Ni siquiera Summer pudo notarlo... Raven lo ocultó todo hasta el final.

Yang: Pero... Si el tercer sabio los traicionó, ¿dónde está?

Yulian: Con los humanos... James está cegado con sus mentiras, de que si les damos la clave todo será paz y amor; avergüenza a todos...

Sun baja la cabeza.

Yulian: No debes sentirte mal por ello, Sun. No eres como él.

Yang: ¿Pero ese sabio no escuchó a mi madre?

Yulian: Cuando Ozpin escuchó la receta, la escribió en un papel, sellándolo con un hechizo que le quitó a cambio lo que él más atesoraba. Eso le permitió borrar de la memoria toda palabra dicha por Raven de cualquiera que la escuchase, incluyéndome. Él es el único que puede abrir la receta.

Yang: Me marea... Si ninguno la sabe, ¿cómo es posible que sepan que ustedes tienen cosas que los humanos no?

Yulian: Sólo usamos la lógica. Están haciendo pruebas con algo que ya tienen, para intentar completar la receta.

Yang: Entonces ustedes la tienen completa, ¿para qué esperan por la cura?

Yulian: Ozpin no quiere hacerlo... Y respetamos sus razones.

Sun: Dice que cuando sea el momento, quitará el sello del papel.

Yang sólo baja la mirada, aceptando lo dicho.

Yang: ¿Mi madre... sufrió mucho? -pregunta casi susurrándolo.

Yulian: No recordamos nada de lo que ella dijo o estaba padeciendo en el momento que se comunicó con Ozpin, pero Jhin le dijo a Thork la condición en la que estaba su cuerpo y parecía ser que la mataron lentamente.

Sun: No entiendo con qué propósito preguntas esas cosas...

Yang: Para saber cómo debe morir el culpable... -responde seriamente, luego se retira de la habitación.

Sun sólo frunce el ceño.

Yulian: Ella no tiene nada contra ti, deja de ser tan amargado -suspira.

Sun: Se cree el centro del mundo.

Yulian: Claro que no, todo lo que amaba desapareció. Tú deberías comprenderla mejor que nadie -se pone de pie y sale lentamente por la puerta.

El fauno sólo gira el rostro con el ceño fruncido, el cual mostraba angustia y molestia.

Cuando Yang se topó con la enfermería, Valvet la dejó entrar, dijo que su "amiga" estaba descansando, que tendrían los análisis en unas horas. La rubia ingresó lentamente a la sala y se sentó al lado de la pelinegro, apoyó sus brazos sobre la cama para descansar la cabeza sobre los mismos, dejando salir unas cuantas lágrimas.

La muerte de sus dos mamás la padeció mucho, y seguir enterándose de cosas así, podían con su dura máscara de chica ruda. Las amaba a ambas tanto como a su hermana. White había sufrido por la pérdida de Raven y lo que padecía Ruby, podía darse una idea al saber amar, pero el sólo poner en su mente el qué podían haberle hecho a su otra madre, la torturaba de bronca y dolor.

Yang: Mamá... -susurra sollozando.

Continuará.

Cuando el tigre despertó, sintió un ligero dolor en las sienes, pero también notó que alguien acariciaba su cabello con delicadeza. Al levantar el rostro se encontró con Blake, llevaba una pequeña sonrisa, aunque sus ojos parecían haber llorado. El panda se encontraba en los pies de la cama, mordiendo con gusto un trozo de bambú, seguro alguien se lo había conseguido.

Blake: ¿Pudiste descansar?

Yang: Si... ¿Cómo está tu estómago?

Blake: Ya no duele, sólo traigo un pequeño dolor en el abdomen.

Yang: ¿La doctora te dijo algo? -se acomoda en la silla.

La pelinegro voltea un poco la cabeza, parecía no querer responder. En lo que Yang trataba de averiguar qué le pasaba, Valvet tocó la puerta e ingresó.

Valet: Disculpen, si la señorita Yang ya está despierta me gustaría hablar con ella unos minutos -levanta la mano para saludarla.

La muchacha de ojos lilas estaba tratando de inventar alguna excusa para quedarse con Blake pero Valvet podría explicarle mejor los resultados que había encontrado en el fauno.

Yang: Vuelvo enseguida gatita -dice con dulzura y besa la mejilla de Blake, ella sólo asintió, intentando aplicar una sonrisa forzada.

Al salir de la habitación, la rubia se cruzó de brazos, mirando a la doctora.

Valvet: Lamento molestarlas, necesitaba hablar contigo.

Yang: Tranquila, no eres una molestia. Agradezco que estés ayudándola, pero necesito saber si tiene algo grave.

Valvet: Oh, bueno... No sabría cómo explicarte esto.

Yang: ¿Está muy grave? -indaga preocupada.

Valvet: N-no, no es eso. B-bueno... algo así.

Yang sólo se quedó mirando seriamente al fauno, para que continuara y sacara las preguntas que estaban comiéndole la cabeza.

Valvet: Tu amiga está embarazada -va al grano.

Yang: Espera, ¿qué? -ni siquiera pudo arreglarle la palabra "amiga" ante lo que le había dicho.

Valvet: Muchos soldados han secuestrado de los nuestros, pero todas del sexo femenino, nunca vuelven. Tú la ayudaste a escapar, pero llegaron a hacerle algo, eso opinamos en el laboratorio. No pudimos sacar conclusión de que tuviese pareja ya que alrededor de la zona donde se formará el feto está cubierta de un extraño líquido... Tiene las mismas características que las del virus... Es imposible de extraerlo.

Yang: ¿Estás diciendo que la han infestado y embarazado a la vez? -sus ojos toman un color rojizo.

Valvet: N-n-no, Blake no presenta los síntomas de una persona infestada; el virus pasa por su sangre pero aun así no la ha alterado. Pensamos que es inmune y por ello han estado experimentando con ella. Hay inmunes entre los faunos por el tipo de sangre, pero es muy raro de ver.

Yang gira el rostro y frunce el ceño, lleva su dedo índice a la boca y lo muerde, lastimándose.

Valvet: O-oye... Vas a lastimarte -la observa un tanto preocupada, y, por no agregar, asustada; el tigre parecía furioso.

Yang: ¿Quieres ser degollada? -la observa con sus ojos rojos, la sangre del dedo caía en forma de hilo por su mano.

Valvet: N-no...

Yang: Entonces cierra el pico y dime donde está la salida.

La doctora señala una puerta que parecía ser la de emergencias y el tigre sale por ésta. Hacía mucho que Yang no sentía este tipo de ira que hacía brotar el lado maldito de su parte licántropo. Tuvo que alejarse del pequeño pueblo hasta encontrar árboles para golpear y rugir hasta lograr tranquilizarse. Se sentía culpable de muchas cosas y su lado animal no estaba ayudándole en nada. Luego de golpear varios árboles se sentó cerca de uno, ni siquiera había notado que lloviznaba. Valvet se acercó hasta ella y le colocó un paraguas, Yang sólo levantó un poco la mirada.

Valvet: Vas a enfermarte... Y preocuparás a casi todo el pueblo si no entras -dice en un tono relajado.

El tigre miró detrás de la doctora y notó que varios faunos la observaban desde las ventanas de sus pequeños refugios.

Yang: Lo siento... -se levanta lentamente.

Valvet: ¿Problemas de licántropos? -indaga con una sonrisa.

Yang: Ha... Algo así... -suspira.

Al volver a la enfermería Valvet le sugirió a Yang tomar un baño mientras cuidaba de Blake. Cuando ingresó a la sala, pudo notar que la muchacha de ojos amarillos la miraba atentamente, buscando y esperando que ingresara otra persona además de su doctora.

Valvet: Volverá enseguida, está tomando un baño -avisa con una sonrisa, luego toma asiento cerca de ella.

Blake: Yang no se siente bien... -baja al mirada.

Valvet: Tu amiga está bien, tranquila.

Blake: Yang no es mi amiga, es mi novia -dice seriamente- Y sé cuándo ella está bien y cuándo no -frunce un poco el ceño.

Valvet: A- Y-yo... ¡Lo lamento mucho! -baja la mirada, buscando cómo disculparse- No sabía que eran pareja...

Un silencio se tornó durante varios segundos en la sala.

Valvet: ¿Estás segura de la decisión que has tomado? Llevar ese embarazo puede matarte...

Blake: No quiero que le digas a Yang. Es MI embarazo, son MIS decisiones -dice un tanto enojada al hablar, remarcando en voz alta algunas palabras.

Valvet: Blake...

La doctora estaba por hablar pero el tigre ingresa a la habitación con una toalla en los hombros.

Valvet: Ah... Yo... Es momento de irme -se pone de pie rápidamente y sale por la puerta con la misma velocidad.

Yang: Vaya, ¿qué le pasa? -observa al fauno mientras cierra.

Blake: No lo sé... -responde de manera cortante.

Yang: Se veía algo mal, ¿discutieron?

Blake: No lo sé...

Yang: Algo debes saber Blake, has estado recién con ella-

Blake: ¡No lo sé, Yang! ¡No lo sé, ¿entiendes eso?! -alza la voz. Al notar que la miraba con el ceño fruncido, baja la mirada y se lleva una mano a la frente- L-lo lamento...

Yang: Ah... -no sabía si acercarse o quedarse en la puerta, tomó la opción de sentarse medianamente cerca- Tranquila, mi madre le gritaba así a mi otra madre cuando estaba embarazada de mi hermana. -lleva la toalla a su cabeza para secarse.

Blake: ¿Tenias... dos madres? -la mira de reojo.

Yang: Algo así. En realidad, mi madre me tuvo con un hombre mitad licántropo, Raven era la madre de mi hermana. Solía sacarla de las casillas con sus chistes. Aunque lo de los gritos me lo contó ella en secreto -sonríe al recordar.

Blake: Entonces, ¿White no era la madre de Ruby?

Yang: Ah... Sí.

El fauno curva una ceja al no entender.

Yang: Raven provenía de una raza de licántropos que traía una maldición, la cual provocaba que, si tenían hijas, nacerían con un miembro masculino.

Blake: Oh... Ya veo... Espera, ¿entonces Ruby...?

El tigre asiente y deja la toalla sobre otra silla de madera.

Yang: Mi hermana la pasó bastante mal cargando con esa maldición... Mi padre era muy cruel con ella, no sólo porque era hija de Raven, sino por ser diferente al sexo femenino.

Blake: ¿Ruby no tuvo problemas con Raven por eso?

Yang: No... Seguramente tuvo sus altibajos pero nunca habló mal de su madre. Respetaba mucho a ambas. No alcanzó a conocer a Raven del todo... pero la amaba mucho.

La pelinegro tenía un mal presentimiento respecto a lo que estaba diciéndole sobre Raven, por lo que decidió no hacer la tonta pregunta de si estaba viva o no.

Blake: Ruby era alguien de respetar... Tanto como a sus madres, su fortaleza era muy grande.

Yang asiente, a los pocos segundos logra sentir la cálida mano de Blake que comenzaba a envolver la suya.

Blake: ¿Qué habrá sido de Weiss...?

Yang: Me hago esa pregunta la mayor parte de los días... Luego de ese repentino choque temporal la perdimos de vista...

Blake: ¿Crees que...?

Yang la observa sin entender muy bien a qué se refería.

Blake: ¿Crees que Weiss haya quedado embarazada de Ruby...?

El tigre baja la mirada, la verdad su hermana no le había comentado nada, pero si sabía que Ruby solía esconder sus problemas de los demás.

Yang: Espera un momento... -se pone de pie al recordar- Ruby tenía el virus, no podía tener relaciones con Weiss, ¿o sí?

Blake: A no ser que...

Yang: Si Weiss realizaba viajes en el tiempo como nosotras quiere decir que algo había ocurrido, Ruby nunca me dijo que su novia padecía los mismos problemas que ella.

Blake: ¿Crees que Ruby haya tenido relaciones con Weiss antes de saber que tiene el virus?

Yang: Si es así, Weiss era inmune... Como tú. El día que Ruby desapareció por semanas me enteré que había estado conviviendo con su novia, en ese momento no sabíamos nada del virus.

Blake: La verdad... No puedo descartar que en algún momento hayan tenido relaciones...

Yang: Bueno, sí quedó embarazada de Ruby no deberíamos preocuparnos tanto, ella era inmune. Estará bien -toma asiento- Sólo espero que alguien la haya acogido... Seguro los soldados de atlas, ya que es la hija de alguien muy importante.

Blake no podía decir nada... Si Weiss había quedado embarazada su vida había corrido peligro como la de ella en estos momentos... Entre humanos y bestias todo estaba muy mal, si veían a ese bebé podía tener problemas... Ruby era hija de Raven. Pero lo que más le preocupaba era saber si había sobrevivido al embarazo. De no ser así... Podría ser el caso por el cual ya no se habían topado con ella...

Yang: Puede ser, ¿no?

Blake levanta la cabeza al notar que no había escuchado del todo a su pareja.

Blake: ¿Eh? Oh... si...

Yang: ¿Estás bien? -se acerca a ella, tomando asiento en la cama para acariciar el suave rostro del fauno.

Blake: Sólo... me quedé pensando.

Yang: ¿En Weiss?

Blake: Aparte... ¿Crees que... pueda ser madre?

Yang: Hey... Claro que si -le sonríe con calidez, acariciando su cabello- Serás una grandiosa mamá -besa su mejilla y apoya la cabeza en el hombro del fauno, sin soltar la mano que sostenía desde hace rato.

Blake: Gracias Yang... -coloca un pequeño beso en la frente del tigre, pero al bajar la mirada, nota las heridas en las manos de su amante- ¿Qué te ha ocurrido?

Yang: Cuando me enteré que habían estado usando como conejo de indias casi ahorco a la doctora, así que tuve que golpear algunos árboles. Ya sabes... Mi lado animal no es muy amigable cuando se mezcla con el enojo.

Blake: Yang...

Yang: Si, lo sé. Lo siento, de verdad me costó mucho controlarme.

La pelinegro suspiró y apoyó su cabeza sobre la del tigre. El panda estaba panza arriba, dormido. Se había dado un banquete con el bambú que le habían ofrecido.

Los primeros días fueron pasables para Blake, pero cuando comenzaron a convertirse en meses, todo pasó a peor. Los dolores eran intensos, tanto, que la hacían gritar; debían ponerle calmantes para que durmiera pero solía vomitar la mayoría de las cosas que comía. A Yang comenzó a parecerle una locura todo, el fauno estaba bajando mucho de peso y los síntomas eran demasiado fuertes para alguien que sólo llevaba un bebé.

Un día, Blake comenzó a derramar mucha sangre por la nariz y tuvieron que llevarla a emergencias, Yang estuvo con ella mientras le colocaban suero.

Valvet: Tal vez debas esperar fuera Yang -sugiere, Blake estaba gritando de dolor y la imagen no era agradable a la vista. Blake estaba sangrando, sufriendo, muy delgada y sus brazos tenían moretones de tanto suero que le cargaban por día.

Yang: Estoy bien... -responde montamente, los gritos del fauno estaban matándola. Blake siempre le sujetaba la mano con fuerza, de alguna manera, eso la ayudaba, cuando sentía mucho dolor, presionaba la mano del tigre.

Yang se quedó ahí mientras le hacían los estudios a Blake, trataba de no llorar para ser fuerte delante de ella pero no podía evitar dejar caer una lágrima al verla en ese estado. Cuando finalizaron los estudios le colocaron un calmante y anestesia para que durmiese; la rubia salió, aprovechando que Valvet estaba con Blake para ir al baño, pero se descompuso en el camino; luego se sentó a unos pasos de donde se había descompuesto y comenzó a llorar, apoyando su frente en sus rodillas.

Sun: Oye... Si te sentías mal me hubieses avisado, ibas tambaleándote al baño -se acerca a ella.

Yang sólo mueve un poco la cabeza e intenta cortar el llanto, no le gustaba que la viesen así.

Sun suspira y le pide que lo espere, fue por un balde y trapeador para limpiar, luego ayudó a Yang a llegar al baño para poder limpiarse.

Yang: Es el baño de mujeres...

Sun: Lo sé, debería vestirme para la ocasión pero en este momento no quiero travestirme sólo para ayudarte aquí.

Yang, luego de limpiarse la boca y las manos se quedó mirando hacia abajo.

Sun: Deberías descansar...

Yang: Blake me necesita...

Sun: Lo sé, pero no podrás ayudarla si tú también te enfermas.

Yang no podía evitar que el mono tenía razón. Tomó un baño rápido en lo que Sun le traía un cambio de ropa, luego de eso, entraron a la habitación y se sentaron en la cama, el panda se subía a los pies de Yang pero ella sólo le dedicó una sonrisa forzada y giró el rostro para ver la puerta por la que había entrado.

Sun: Blake ahora descansa, tú debes hacer lo mismo.

Yang: Si... Tienes razón... Si yo caigo no podré seguir siendo su apoyo... -unas lágrimas caen por sus mejillas.

Sun: Es normal que verla así esté afectándote, pero todo saldrá bien, han sido seis meses bastante duros, pero mejorará.

Yang: ¿Crees que el mundo ya se haya acabado?

Sun: Na... Si hay más infestados cada mes pero es normal, no hay cura, por eso es algo que nunca frenará. Sólo podemos cuidarnos las espaldas.

Yang: ¿Alguna vez has sentido que la vida trata de quitártelo todo por más que tratas de que no se repita?

Sun se queda observándola por unos segundos y luego suspira.

Sun: Si... Pero me he adaptado, no logré encontrar a mi hermana, salir a buscarla sería o encontrarla muerta o terminar infestado; son dos puntos que no podré evitar.

Yang: Entonces elijes quedarte sentado sin hacer nada más...

Sun: No digas eso... Lo intenté.

Yang: En realidad dejaste de intentarlo...

Sun se pone de pie y le frunce el ceño.

Sun: Oye, que tú quieras suicidarte intentando ayudar a tu novia descuidándote no es mi problema. Sé que mi vida también vale algo, no soy como tú.

Yang se levanta y enfadada, lo empuja, mirándolo de mala manera.

Sun: Ts... No voy a pelear con una mujer que está desnutriéndose... -se gira para retirarse pero el tigre lo patea hacia fuera- ¡¿Qué demonios te pasa?!

Yang: ¿A quién demonios le llamas desnutrida? -lo toma del cuello y lo coloca contra la pared.

Sun: ¡A ti! -da un salto para colgar sus piernas en los hombros de Yang y comenzar a apretar su cuello también.

Los ojos de Yang comienzan a colocarse rojos y provoca tal presión en el cuello del mono que este comienza a dar arcadas, luego le golpea la cara y lo lanza a un costado.

Valvet: ¡Yang basta! -se pone delante de Sun- ¿Qué demonios crees que haces? ¡Intentamos ayudarlas ¿y así nos pagas?!

Yang se lleva una mano a la frente e ingresa a la habitación nuevamente, azotando la puerta.

Valvet: ¿Y tú qué rayos haces? ¿No ves que está inestable? -regaña a Sun.

Sun: Bah... -se queja- Nunca voy a entender a las parejas, hacen estupideces que no comprenderé nunca -se pone de pie con dificultad.

Valvet: Si no lo comprendes, no hables con ella.

Sun: Me da igual... -se gira aun algo enfadado por la situación y se retira.

La doctora suspira y se retira para continuar sus investigaciones. Cuando la noche cayó, Yang fue a la sala donde se encontraba Blake, no pudo dormir mucho, pero lo suficiente para estar al tanto de ella. Al llegar, se sentó en la silla junto a la cama y le tomó la mano, acariciándola con suavidad.

Blake: ¿Yang...? -gira un poco el rostro, le costaba hacer algún tipo de movimiento. Tenía puesta la mascarilla de oxígeno por lo que su voz se escuchaba algo apagada y débil.

Yang: ¿Cómo está la gatita más linda? -le sonríe.

Blake: Bien... Mejor que esta mañana.

El tigre acerca el rostro al de su amante para frotar sus mejillas de arriba abajo, lentamente.

Blake: Gracias Yang... Por quedarte siempre conmigo...

Yang: ¿Segura que quieres seguir con esto? -pregunta angustiada.

Blake: Si...

Yang: Te ves muy mal...

Blake: Lo sé... Pero no voy a abortar a este bebé...

Yang: Sabes que no está comprobado el que nazca con vida, siento... que estás-

Blake: Si estás tratando de decirme que mis esfuerzos son en vano no estoy interesada -hace un gesto de dolor al sentir una punzada en el abdomen, pero lo resiste.

Yang: N-no es eso amor... Yo... Me cuesta no ser egoísta en este momento... Hemos luchado demasiado para intentar estar juntas, sobrevivir. Sobre todo tú... No quiero que tires todo eso por salvar a alguien que puede nacer muerto.

Blake sólo alejó un poco el rostro del de Yang, girándolo y frunciendo sus cejas. No le respondió nada. El tigre entrecerró los ojos y respetó el silencio del fauno; temía por la vida de lo que más amaba, pero nunca la obligaría a hacer algo que no quisiese.

Cuando Yang abrió los ojos notó que aun era temprano, Blake se había quedado dormida. No quería alejarse de ella pero el mono tenía razón, debía alimentarse y estar bien para ayudarla. Se puso de pie y caminó hasta la máquina de café.

Sun: Deberías acompañar eso con algo sólido -sugiere. Se encontraba sentado en la banqueta cercana a la máquina.

Yang: No te había visto -dijo seriamente, acomodando el vaso y presionar el botón para servirse el café.

Sun: Pues tienes todos los sentidos dormidos y débiles -toma un sorbo de su leche.

Yang: ¿Qué lo monos no comen bananas? -se apoya en la máquina.

Sun: Hm... No siempre. Pero, ¿los tigres no comen carne?

Yang: No siempre...

Sun: Tu panda te echa de menos, hace ruidos raros en la habitación de Valvet, parece un niño llamando a su madre.

Yang: Si... Hace ruidos raros. Ya me pasaré a verlo...

Hubo un pequeño silencio en lo que terminaban sus desayunos.

Sun: ¿Puedo darte un consejo sin que me estrangules? -tira el vaso térmico en la basura.

Yang: No te aseguro nada...

Sun: Mm... Puedo arriesgarme -sonríe sarcásticamente y se acerca al tigre- Ese bebé nacerá muerto, Yang.

La rubia se queda mirándolo atentamente, sintió una angustia demasiado grande en el pecho.

Sun: Aquí no son mala gente, pero están tan desesperados por la cura como los otros. No te lo dirán. Sospechan que si el bebé nace vivo, su sangre podría ser una de las claves para hacer el antídoto.

Yang: No tiene sentido... Si Blake es inmune, ¿por qué esperan al bebé? -frunce el ceño.

Sun: Porque Blake morirá, el bebé no. La cruda realidad de que tendrá genes más potentes.

Yang: Eso es... una mierda...

Sun: Lo es, pero también es lo que se piensa. Ya han intentado con inmunes, ¿te lo dijeron no?

Yang: ¡Ni siquiera saben la maldita receta! -aprieta el vaso y el líquido salta a sus manos, quemándola un poco. Sun da unos pasos hacia atrás, ya había tenido malas experiencias con un tigre enojado ayer- Todo es una mierda... -baja la mirada, llevando los dedos que se habían quemado a su boca.

Sun: La vida es una mierda ahora mismo, si pensamos que todo será positivo haciendo estupideces se torna más mierda aun -mete sus manos en los bolsillos.

Yang: ¿A qué te refieres?

Sun: No es para que me golpees, pero tu novia está luchando en vano. A veces, hay que sacrificar cosas, para salvar algo de todo lo que vamos perdiendo.

Yang: No voy a matar a un bebé, Sun...

Sun: Entonces no vengas con lágrimas de tigre cuando hayas perdido ambas cosas -comienza a alejarse.

Yang: ¡E-espera!

El fauno gira el rostro y suspira.

Sun: Yang... Morirán, el bebé y Blake, morirán -se acerca a ella y frunce el ceño- Blake está ciega, luchando a oscuras contra algo inevitable, una mentira. Deja de pensar en lo que es correcto en esta mierda de vida y has algo por lo que puedes salvar, ¿qué demonios pasa por tu cabeza? ¿Crees que por dejar que ese bebé muera de manera natural te hará más santa o irás al paraíso?

Yang: No me hables como si fuese una idiota -ruge.

Sun: Ayer por la noche Valvet le dijo al sabio que Blake estaba perdiendo sangre por la vagina, que era muy probable que el bebé muera al nacer. Pero Yulian es necio... y se negó a parar con el embarazo. Todos aquí están tan asustados como tú por el virus. No son menos escoria que lo que les acecha fuera... Sólo que... Algunas rosas esconden sus espinas mejor que otras -gira el rostro.

Yang: ¿Por qué me cuentas todo esto? Yo te he tratado mal...

Sun: Ha... Me han tratado peor -sonríe y da un suspiro largo, apoyándose en la pared- Algunos nos cansamos de vivir en una mentira que no tiene fin... Hablé con Ozpin anoche y me pidió que te contara toda la verdad, si era lo que deseaba claro ¿Crees que él por ser ciego no está enterado de todo?

Yang: ¿Ozpin... es ciego?

Sun: Tuvo que dar algo a cambio de sellar esa cosa, ¿no?

Yang: Es decir... que tú y él, ¿están cansados de este pueblo?

Sun: No es gente mala, pero si los de alto rango; yo pasé por algo similar... Más bien, estoy pasando por algo parecido.

Yang: ¿Tienes una novia aquí?

Sun: No, pero mi hermana es como Blake, Ozpin me dijo que es inmune y muy probable que la usen como conejillo de india.

Yang: Por eso... no quieres traerla...

Sun: Ni loco... No sé de qué son capaces. Pueden sacrificar mucho para obtener lo que buscan. No confíes en todo aquel que te brinde una sonrisa con alimentos y techo, no puedes saber si trae un cuchillo detrás de toda esa máscara.

Yang: No sé... qué rayos hacer...

Sun: Yo no voy a matar a ese bebé por ti, es tu novia. Pero si puedo conseguirte el líquido que sirve para eso.

Yang: Demonios Sun... esto es un asco.

Sun: Bienvenida al mundo.

Yang se lleva una mano a la frente, podía sentir el nudo que se estaba formando en su estómago.

Sun: Haremos esto, aun es temprano, bastante. Todos despiertan a las ocho treinta; vuelve a la habitación con Blake hasta que consiga ese líquido, no me llevará mucho. Lo tienen en la sala de operaciones. Cuando vaya, ya tienes que tener a tu novia sin los sueros y la mascarilla. Llevaré dos mochilas, las acompañaré hasta que puedan salir, lo que suceda luego de escapar será cosa tuya.

Yang: ¿Cómo hacerle beber un líquido que matará al hijo de mi novia?

Sun: Si tienes una mejor idea, estoy abierto a sugerencias -dice molesto.

Yang se lleva la mano al cuello y gira el rostro. Cualquier camino la llevaría a algo que no deseaba que sucediera, pero ya había tomado su decisión.

Yang: Te esperaré en la habitación... Sólo... no te olvides de la bola de pelos...

Sun asiente y se gira para ponerse en marcha. Yang se apoya en la pared y da un suspiro lleno de angustia, pero debía actuar rápido, antes que otros lo hiciesen.

Continuará. 

© 2016 KIRANARU. P. Argentina, 28046
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar