La Plaga parte 6 (Fanfic Yuri RWBY) (Parte 5)

Atención: El siguiente fanfic no tiene relación alguna con Beacon o la historia de Monty Oum, lo que estoy realizando, es un yuri de Bumblebee (BlakexYang) con temática propia.
Género: Drama, Romance, Yuri, Psicológico (puede contener lectura +18 en algunos capítulos)

Sinópsis:

Narra la historia en la que el mundo comienza a dividirse entre humanos y faunos, donde la discordia y el honor comenzó a ser lo primordial, llevándolos a desacuerdos permanentes y guerras continuas. Mientras el mundo se dividía por raza, estos no se daban cuenta de que algo peor venía en camino.

Yang: Wow... Huelo tan bien que podría abrazarme a mí misma -afirma acomodando sus muñecas sobre la mesa. Era para lo único que aceptaba aflojar las cuerdas, sólo para vestirse. Pero luego pedía que volviesen a colocárselas de inmediato.

Jhin: Asusta admitir que hueles a mujer, Yang -bromea acomodando las sillas en su lugar.

Yang: ¡Hey!

Blake sonríe divertida y coloca una taza de té delante del tigre, seguido de un beso en su mejilla. Yang gira el rostro para besar los labios de la peli negro, la cual rodea su cuello con ternura para continuar el beso.

Jhin saca la lengua haciendo un gesto de asco y se gira para limpiar la mesada donde lavaban los platos y demás. Luego vuelve a girarse para verlas de reojo y sonríe. Verlas así lo hacían sentir tranquilo.

Luego del desayuno, Jhin puso sus armas en las fundas y acomodó su sombrero. Blake se quedó en la habitación ordenando.

Yang: ¿Te irás? -lo observa algo triste.

Jhin: Debo ir a averiguar más de lo que ya sé. Si me quedo sólo con lo que averigüé, no sacaremos nada, es mejor moverse -se acerca a ella y acaricia su cabello, despeinándola- Volveré pronto. Además, tendrán la cabaña para hacer ruidos extraños por un rato -le guiña un ojo.

Yang: Ah... Lamento eso -sonríe apenada.

Jhin: Descuida. La almohada amortiguó mis traumas -dice sonriendo.

Yang: Jhin... Ten cuidado, no sabemos qué buscan los militares ahora. Este tema de los helicópteros bombarderos y fusilamiento de gente... -baja la mirada.

Jhin: Oye -le da un empujón en el hombro con el puño de manera amigable- No pienses en esas cosas. Si... están allí afuera, siempre intentando gobernar y bla bla -pasa su brazo por el cuello de la rubia y la lleva hasta su pecho- Pero detrás de esa puerta -le señala la habitación con el dedo índice- hay una mujer que te hace olvidar todo eso sólo con un beso. En ella debes pensar. Si permites que lo malo y tus miedos te dominen, la llevarás contigo al mismo pozo.

Yang observa en la dirección que su amigo le había marcado y suspira para luego sonreír.

Yang: Tienes mucha razón... No sabía que podías ser tan cursi -lo observa con picardía.

Jhin: Ehem... -suelta el cuello de la rubia y sacude su capa blanca- Volveré en dos días, trataré de ir al pueblo del Norte, está bastante lejos así que probablemente tarde un poco más en volver.

Yang: Está bien. Trae alguna chica guapa alguna vez.

Jhin: Traeré mis armas siempre conmigo ¿Una mujer? Mm... No lo creo.

Yang: Eres apuesto, seguro alguna fija su mirada en ese rostro que siempre tapas, señor caza recompensas.

Jhin: Claro, luego verá lo demás y saldrá corriendo -dice en tono de broma- No necesito de eso, con saber que estás bien me conformo.

Yang: Aww... Eres empalagosamente adorable a veces -lo empuja.

Jhin: Calla... -se sonroja- Es hora de irme, me despediré de Blake.

Yang: Claro, claro. Ahora ve y dile cositas lindas a Blake -le giña el ojo.

Jhin: Haha Muy graciosa -dice sarcásticamente, luego ingresa a la habitación, cerrando la puerta.

Blake se encontraba cambiando las sábanas.

Jhin: Respecto a lo de anoche... -dice casi en voz baja.

Blake: No te preocupes. No quiero incomodarte con ese tipo de temas. Agradezco que hayas confiado en mí para relatarme algunas cosas -se acerca un poco a él mientras acomoda la funda de la almohada.

Jhin: ¿Cómo va tu cuello? Ahora me marcharé a un pueblo, puedo traerte algo.

Blake: Suele doler. Pero estaré bien, sólo se inflamó un poco ¿Cuándo regresas?

Jhin: Dos días, mínimo.

Blake: Ya veo...

Jhin: ¿Crees que puedes...?

Blake: La cuidaré -le hace una corta sonrisa- Ve tranquilo, pero debes traernos algo rico. Hace mucho que Yang no prueba cosas así, seguro se pondrá contenta.

Jhin ríe un poco y asiente, llevando luego su mano sobre la cabeza de Blake.

Jhin: Eres parte de la familia ahora, tú también debes cuidarte -acaricia su cabeza lentamente y luego baja la mano para sacar algo de su bolsillo. Saca un pétalo de rosa y se lo entrega en la mano.

Blake: ¿Un... pétalo?

Jhin: Cuando estés en problemas, lánzalo al aire y di mi nombre.

Blake: ¿Eres mago? -indaga asombrada.

Jhin ríe y se lleva la mano a la nuca.

Jhin: Algo así... -responde con una sonrisa cargada de un aire nostálgico- Ten en cuenta siempre cuidarte a ti misma también...

Blake: Estaré bien... -intenta sonreírle.

Jhin: He escuchado eso antes, de la madre de Yang y Ruby. Terminó bastante mal... Nunca cargues con todo sola, ¿bien? -la da unas palmadas en los hombros.

Blake: Si... Gracias, Jhin -asiente.

Cuando Jhin se retira de la casa, Yang entra a la habitación para ayudar a Blake. Al finalizar, ambas se recuestan en la cama.

Yang: ¿Quieres salir a correr? -propone estirando sus manos hacia arriba.

Blake: ¿Eh? -indaga sin comprender.

La rubia se gira y coloca sus brazos cerca de la peli negro.

Yang: ¿Puedes desatarme? Me gustaría tener una cita contigo. Pero estas cosas van a molestar -mueve sus manos un poco.

Blake: ¿C-cita? -pregunta sonrojada.

La rubia asiente y le sonríe. Blake aun no cae en el cambio repentino de opinión sobre quitar las cuerdas de su muñeca en Yang, pero si ella se veía segura, entonces debía ayudarle.

Blake: ¿Y... dónde quieres ir? -indaga mientras la desata, las muñecas de Yang estaban marcadas y un poco rojas.

Yang: Mmm... -cuando siente las manos libres sale corriendo- ¡Si logras atraparme ganas! -ríe mientras se escucha como sale por la puerta de salida.

Blake: ¡Hey, eso es trampa! -sonríe, levantándose de un salto para perseguirla.

Sólo con haberse impulsado para correr, Yang sintió una energía que recordaba hacía mucho no utilizaba y la llenaba de alegría. Sus ojos se habían puesto llorosos de la emoción al sentir el aire golpear su cuerpo, este aun lo sentía algo adolorido y cansado, pero era lo que menos pasaba por su cabeza.

Yang y Blake estuvieron haciendo carreras por varios minutos, casi hora. Revolcándose en la nieve y trepando árboles las dejó casi exhaustas al regresar a la cabaña. Ambas se dieron un recorrido por la misma y hallaron en el sótano unos tarros grandes de pintura; aprovecharon las herramientas que también se encontraban allí y la rubia no lo pensó dos veces para querer cambiar el color marrón de la cocina por uno rojo no muy fuerte.

Blake: ¿Estás segura de esto? ¿Jhin no se enfadará? -indaga mientras sube por las escaleras que llevaban a la cocina para luego cerrar la puerta del sótano.

Yang: Jaja Este color es el favorito de Jhin, no creo que lo deteste. El que pintemos la cocina sin su permiso, puede que sí -ríe.

Yang empieza a silbar mientras prepara la pintura y le pasa una brocha a Blake arrojándola al aire.

Yang: Anda gatita, ven -se levanta, toma la mano de Blake y la acerca al tarro de pintura para que meta la brocha dentro. Ella toma unos cuantos diarios y los coloca en las orillas-Ven, comencemos aquí -acomoda la escalera. El techo no era tan alto por lo que no se les iba a dificultar demasiado.

Blake: No he pintado nunca en mi vida, si hago algo mal no será mi culpa -avisa mientras sube por las escaleras.

Yang: Tranquila, yo tampoco he pintado. Sólo le preparaba la pintura a mi padre cuando debía pintar algunas granjas. Tú sólo mueve la brecha de izquierda a derecha -le dibuja con la mano el movimiento mientras le sostiene la escalera.

Blake: Yang... ¿Cómo pintaré aquí arriba si debo bajar a buscar la pintura? -gira la cabeza para bajar la mirada y verla.

Yang: Ooooh -abre más los ojos al darse cuenta- Tienes razón -suelta la escalera.

Blake: ¡Hey! -se sostiene de la pared al sentir que la escalera se tambalea.

Yang: Si te caes de ahí saltarás a mis brazos -le guiña un ojo, luego abre uno de los muebles para buscar un tarro pequeño.

Blake: Claro y te pintaré el rostro de rojo -mueve la brecha de un lado a otro.

Yang: Quiero unos bigotes si no es mucho pedir, señorita Blake -le hace reverencia.

Blake ríe entre dientes y baja para tomar el tarro con pintura más pequeño. Luego sube casi con ayuda de sus codos para no perder el equilibrio.

Yang: Vaya, te cuesta estar ahí arriba -la mira pensativa.

Blake: Si -suspira mientras pasa la brecha por las orillas sin mucha ciencia- Mi equilibrio es muy bueno, pero cuando siento un peso diferente en mi cuerpo lo pierdo con facilidad. Es algo que aún no se dominar.

Yang: ¿Y por qué no practicas ahora? -sugiere.

Blake: ¿Cómo? -indaga.

Yang: Mira... -se sube a uno de los muebles con bastante agilidad, la escalera se tambalea un poco por lo que Blake vuelve a sostenerse con fuerza, la rubia toma el tarro pequeño y baja de un salto, coloca el tarro sobre la mesa y se acerca para agarrar la escalera nuevamente- Cierra los ojos.

Blake: Si sueltas la escalera...

Yang: No lo haré -ríe entre dientes- Anda, cierra los ojos.

Blake suspira y se gira para retomar la mirada a la pared y luego cerrar los ojos.

Yang: Ahora intenta mantenerte sobre la escalera sin agarrarte de ella, sólo usa tus pies.

Blake intenta hacer lo que la rubia le dice y lo logra a medias, se tambalea un poco.

Yang: Concéntrate en la parte que tienes mayor peso e intenta que tu mente lo equilibre con la que te sientes más ligera. El peso puede ser mínimo, pero marca la diferencia en que te tambalees -explica.

Mientras Blake se concentraba en lo que la rubia le decía, su equilibrio iba mejorando poco a poco, luego abre los ojos sorprendida.

Blake: Pude sentirlo... ¡Pude sentir más equilibrio! -dice asombrada, luego comienza a tambalearse, da unos cuantos intentos por volver a recuperarlo pero cae hacia abajo.

Yang la atrapa y le sonríe con ternura.

Yang: ¿Demasiada concentración?

Blake suspira por lo ocurrido e intenta sonreírle a pesar del susto que se había llevado.

Blake: Claro, como la tuya esta mañana -dice con una sonrisa vengativa en su rostro.

Yang se sonroja y luego le sonríe. La actitud de "súper venganza" en su amante le resultó dulce.

Blake: Gracias Yang... -sonríe sonrojada, luego sube la brocha y pasa la punta por la mejilla de la rubia, dejando una línea de pintura.

Yang: Quería un bigote, señorita Blake. Ahora pareceré una india -le sonríe mientras intenta cambiar su voz por una de señora grande.

Blake acerca su rostro para besarla y la rubia le muerde el labio inferior con delicadeza entre medio del beso, para luego retomarlo, el beso comenzó a tornarse con mucha pasión, tanta, que la peli negro sentía que en cualquier momento, su mano iba a soltar la brocha por accidente.

Blake: Hay... que seguir pintando o se secará la pintura... -avisa con la respiración algo agitada.

Yang: Tener sexo en la cocina o pintarla... -se queda pensando.

Blake: Yang... -le sonríe y mueve su cuerpo un poco para despertarla de su éxtasis.

Yang: Está bien. Sólo porque ya pintaste esa esquina de manera artesanal -la baja y luego besa su cuello.

Blake: Si por artesanal te refieres a dar brochazos en la pared, entonces si -mueve la cabeza un poco al sentir el beso y le sonríe, devolviéndole el cariño con uno en la mejilla.

Yang: Mis dibujos son geniales y tú pintas muy bien. Podríamos abrir un taller más adelante -dice sonriente tomando el tarro pequeño de pintura para pasárselo.

Blake: El único que pasará por ese taller será Jhin -ríe un poco recibiendo el tarro.

Yang: Y sacará la lengua en cada cosa que vea -ríe junto con ella.

Luego de dar unas cuantas risas, Yang vuelve a besar a Blake.

Yang: Te amo gatita... -le sonríe.

Blake: Y yo a ti, rojita... -le pasa la brecha por la otra mejilla y luego sube las escaleras riendo.

Yang: Ya verás... Te moveré la escalera -dice sonriendo mientras se pasa la mano por la mejilla.

Blake: Que ser cruel y maquiavélico -le responde mientras mete la brocha en el tarro para continuar pintando.

Yang: Así terminarías en mis brazos otra vez... -sonríe con picardía.

Se quedaron pintando y charlando toda la tarde hasta el anochecer, la nevada no pudo hacer sentir el frío esta vez en ellas. Estaban inmersas en la calidez que ellas se otorgaban la una a la otra, cada segundo que pasaban juntas. Pero por desgracia... a Yang le dio mucha fiebre a media noche...

Continuará. 

Blake estuvo controlando la fiebre de Yang durante toda la noche. Había subido alevosamente. Tuvo que ayudarla a ducharse varias veces para bajar la temperatura cuando subía mucho y el trapo húmedo no era útil.

Al amanecer, la temperatura de Yang se había normalizado un poco y el hambre le hizo abrir los ojos. Blake se encontraba a su lado totalmente dormida, vestida y sin tapar. Con un leve suspiro, la rubia la acomodó para poder cubrirla con las frazadas, pero la peli negro abrió los ojos con un gesto preocupado.

Blake: ¿Sucede algo? -se frota los ojos con una mano e intenta sentarse.

Yang: No amor... Intenta volver a dormir -besa su mejilla y le acaricia el brazo- Sólo me dio hambre, calentaré agua y algunas tostadas.

Blake: Pero has estado muy mal anoche... Te prepararé yo el desayuno -se destapa y sienta en la cama para colocarse el abrigo que había dejado a un costado.

Yang: Blake... No es necesario, tú has estado toda la noche despierta.

Blake: Y ya he dormido.

Yang: Una hora seguramente...

Blake sólo suspira y se acerca para besarla, luego sale de la habitación. Yang no estaba muy de acuerdo con que siguiera sin descansar bien, pero sabía que su novia era así, algo testaruda como ella.

La peli negro sacó el pan cortado en rodajas del freezer para ocupar unos cuatro y volvió a meterlo en el congelador; los tostó y preparó té, aunque no le convencía continuar dándole té a Yang... En la cabaña no había nada que pudiese prepararle de manera nutritiva. En ese momento, recordó que ayer, cuando salieron a correr, vieron una granja no muy lejos de donde habían llegado; la idea era loca pero prefería eso a continuar dándole té todos los días. Tomó su bufanda y le dejó una nota a Yang por si notaba que tardaba, no tenía ganas de discutirle alguna preocupación proveniente de su pareja.

La mañana estaba bien helada, Blake tuvo que soplar aire tibio sobre sus manos ya que helaban con rapidez. Luego de media hora caminando, logró visualizar la granja; apresuró el paso para evitar los fríos copos que pegaban en su rostro como agujas de hielo. La cabaña estaba totalmente deshabitada y al ingresar, no había muchas cosas que llevar tampoco. Los animales se habían congelado y muerto de hambre tras haber quedado encerrados en la granja; lo único que pudo encontrar fueron algunos huevos congelados.

Blake: Genial... -suspira rendida por el hecho de que no hallaría nada de utilidad.

Cuando estaba por entrar a la cabaña nuevamente para verificar si podía encontrar algo bueno, un aullido de lobo la hizo girar y mirar hacia los establos; sólo logró ver una figura blanca sin forma desplazarse con velocidad por la nieve hasta desvanecerse, la dejó algo inmóvil pero lo que se encontró al voltear la hizo retroceder unos cuantos pasos hacia atrás. Menma estaba no muy lejos de la puerta de la cabaña, observándola con el rostro triste. Blake ni siquiera se tomó el tiempo de acercarse a ella o indagarle, ya que sólo una persona pasó por su mente en un momento así: Yang.

Comenzó a correr tan rápido como sus piernas se lo permitían pero el llegar se le hacía eterno, la saliva que tragaba por los nervios le provocaban un ardor en la garganta y la respiración se le congelaba en el acto. No supo cuánto le tomó llegar, pero al entrar, la sangre se le congeló más de lo que sentía tenerla. La puerta de entrada estaba abierta de par en par. La cocina totalmente arañada, la mesa tirada y las sillas desparramadas por todos lados.

Blake: No... No, no, no -repite angustiada corriendo hacia la habitación.

Yang no se encontraba allí, sólo las frazadas desgarradas y todo volteado o arañado. Cuando estaba por salir de la habitación, logró visualizar algo rojo por la ventana, no quería si quiera intentar saber de qué se trataba, pero al ver un hombre tirado a lo lejos, no tuvo más remedio que salir y averiguar. Caminó a paso lento hasta llegar al hombre que sangraba por el estómago, y al lado se encontraba un niño más pequeño, totalmente degollado. En su mano tenía una especie de silbato, de esos a color. La sola imagen del hecho hizo retroceder a Blake e intentar pensar en otra cosa que le quitara las náuseas, pero un gruñido la hizo girar el rostro: se trataba de Yang. Estaba totalmente ida, sus ojos rojos parecían despedir fuego y apretaba la mandíbula con fuerza. La peli negro no tardó en descubrir a la asesina de ambas víctimas al ver las manos llenas de sangres en la rubia. Las gotas caían en la nieve lentamente al igual que las lágrimas que Blake había comenzado a derramar.

Blake: No Yang...

Ni siquiera pudo interactuar algunas palabras que la rubia se tiró al ataque gruñendo y dando zarpazos hacia el cuello de su víctima. Blake pudo esquivar algunas, pero Yang la embistió con fuerza contra un árbol y el frío no estaba favoreciendo al fauno en nada, sólo agravando el dolor. El cuello aún le dolía y ese choque le hizo recordarlo muy bien. Blake intentó saltar pero algo andaba mal, el salto que había dado lo dio de manera equivocada y calló de costado al árbol. Yang la tomó de una pierna y la elevó, dándole otro golpe contra el árbol, pero esta vez golpeando su espalda, al caer al suelo, un hilo de sangre bajaba de la boca de la peli negro y un pitido sonaba en su oído; el primer golpe había dado bien fuerte en el costado derecho de su cabeza al chocar contra el tronco.

Intentaba creerlo, pero no podía... Su novia realmente estaba por matarla... En el fondo sabía que algo así podía ocurrir en algún momento. Se levantó como pudo, esquivando un golpe directo de la rubia y pateándola para empujarla y ganar velocidad o tiempo. Recordó lo que le había dado Jhin y metió la mano en su bolsillo instantáneamente, pero sólo sacó pedazos de un pétalo marchito y seco. Yang volvió a tirarse sobre ella y le golpeó con fuerza uno de los hombros, lo que hizo gritar de dolor a la peli negro.

Un ave oscura pasó como bala por el rostro de la rubia, golpeándola un poco y haciéndola girar en busca de aquello que no supo visualizar bien. Blake, al sentir más liviano el peso y que no la apretujaba, se levantó haciendo fuerza para salir corriendo, la rubia intentó ir tras ella pero la sombra de un lobo oscuro paso por delante, haciéndola caer al suelo, sus ojos hervían de bronca. Mientras la peli negro corría, logró ver cerca de los árboles a Menma, que la miraba preocupada, esta se giró y desvaneció por unos segundos, apareciendo más adelante y haciéndole señas para que la siguiese.

¿?: No te vayas...

La voz desconocida la hizo girar con rapidez. La figura de una chica blanca como la nieve y ojos celestes como el océano, la observaba con interés.

Blake sólo se quedó mirándola, intentando comprender a que se referían sus palabras.

¿?: Ella no merece pasar por lo que está padeciendo. No es ella...

La peli negro la escucha más atentamente. Menma sólo se desvaneció entre los árboles.

¿?: Yo también perdí a alguien que padecía ese virus... La extraño demasiado -dice con tristeza- Si te dijera que hay una manera de salvarlas a ambas, ¿aceptarías mi trato?

Blake: ¿Salvarla? -indaga con interés- ¿Puedo evitar que Yang se enferme?

¿?: Si... Existe una manera. Mi padre estuvo trabajando en un proyecto, una maquina que puede llevar a dos personas a un tiempo determinado. Sólo puede dejarnos en un momento exacto en el que mi padre buscaba la manera de apoderarse de una fábrica poderosa, cuando el falleció, se llevó la contraseña con él. Lo he intentado, pero no hay caso... Para cambiar la fecha, debo saber la contraseña y...

Blake: ¿Por qué quieres que te acompañe? ¿Por qué yo exactamente y no otra persona? ¿Por qué no fuiste sola? -le frunce el ceño.

¿?: Es peligroso si no hay dos personas dentro, se necesita mucha energía...

Blake: ¿Energía?

¿?: Si viajas solo, pierdes tu aura, pierdes una cantidad de energía muy grande y corres el riesgo de quedar inválido, sordo o peor. Cuando lo hacen dos personas, la energía se estabiliza y la máquina funciona correctamente. Mi padre viajaba siempre con algún soldado...

Blake: ¿Qué quieres que haga...? No lo entiendo, viajar no sanará a Yang...

¿?: Puedes evitar que enferme. Sólo debes llevarla al área de faunos, allí han encontrado un refuerzo. Están colocándoselo a todos aquellos que no tienen el virus...

Blake: ¿Cómo puedo saber que no estás mintiéndome?

¿?: Si sientes que es así entonces quédate cruzada de brazos mientras se matan entre sí... -frunce el ceño.

Blake sólo baja la mirada y cierra los puños, no sabía qué hacer pero quería definitivamente evitar que Yang terminara así... El sólo recordar el sufrimiento de su pareja la destrozaba... Verla que no podía controlar su cuerpo...

¿?: Sé lo que duele ver a alguien que amas tanto de esa manera... Por eso, ven conmigo.

Blake: ¿Y por qué yo?

¿?: Porque tu novia es cercana a quien deseo salvar...

Blake traga saliva y vuelve a bajar la mirada. Los gruñidos lejanos de Yang le hacen levantar la cabeza de inmediato.

¿?: ¿Vienes... o no?

La cabeza de la peli negro era un remolino de dudas, temor y desconfianza, pero su necesidad por querer salvar a Yang era mayor, por lo que terminó asintiendo.

Continuará. 

Al día siguiente, Ruby había amanecido con los ojos hinchados de tanto llorar.

Yang: ¿Aun duermes Ruby? Se te hará tarde y el profesor te regañará, si habla así de rápido no me imagino como regañará a su velocidad -se queda pensando.

Blake sólo las miraba de reojo mientras se preparaba.

Ruby: Me duele el estómago... Adelántense... -dice con poca gana.

Yang: ¿Segura? -se acerca a la cucheta- ¿No quieres que me quede contigo?

Ruby: No Yang, gracias...

La rubia la observa preocupada.

Weiss: Yo me quedaré con ella, pueden ir adelantándose.

Blake: Sabes que puedes tener una tardanza por esto, ¿no?

Weiss asiente y deja su cepillo en la mesita para acomodar su colero.

Yang suspira y asiente, aun preocupada. No le gustaba la idea de dejar a Ruby en ese estado.

Blake: Estará bien... -coloca su mano en la espalda de la rubia- Si necesitan ayuda me vendré contigo también.

Yang: Gracias... -le hace una corta sonrisa.

Yang palmea a Ruby sobre las sábanas para despedirse y se marcha con la peli negro. Weiss se apoya en la pared ubicada al costado de la cama, ojeando de vez en cuando el bulto blanco e inmóvil que desprendía un aura de depresión por toda la habitación.

Ruby: No es necesario... que te quedes...

Weiss: ¿Bromeas? No voy a dejarte sola, no quiero volver y que estés colgada de una soga en el techo -dice drásticamente.

Ruby se voltea y asoma un poco la cabeza para ver a su compañera, se veía peor de lo que imaginaba. Sus ojeras destacaban por no haber dormido casi nada y su color gris estaba apagado en aquellos ojos donde sus globos oculares eran acompañados por finos hilos rojos provocados por el llanto.

Ruby: No haré eso... Exagerada... -sonríe un poco.

Weiss se queda observando la triste y perdida mirada de la morena, le dolía ver el cambio brusco que tuvo de ayer a hoy y lo fuerte que debió haber sido lo ocurrido anoche. Si Yang se enteraba seguro iba a dejar sin hijos a Cardin.

Weiss: ¿Quieres leche con chocolate? -indaga intentando colocar su mejor sonrisa, aunque no era tan agradable como la que Ruby solía regalarle siempre.

Ruby: En quince minutos sonará el timbre para entrar al curso...

Weiss: Ya lo sé, pero no pregunté por el curso, sino por una leche con chocolate.

La muchacha de ojos grises suspira y comienza a salir de la cueva lentamente, estirando cada parte de su cuerpo.

Ruby: Primero, iré al baño. Luego iremos a clases -avisa, bajando de la cama.

Weiss: ¿Estás segura...?

Ruby: ¡Claro que sí! -le sonríe de oreja a oreja- Verte sonreír a la fuerza significa que estoy preocupándote de más, no quiero eso -toma su ropa y cepillo de dientes.

Weiss: ¡N-no me estoy preocupando! -exclama cruzada de brazos y con un leve sonrojo en las mejillas.

Ruby se gira con una corta sonrisa para acercar su cuerpo y abrazar el de la ojiazul. Le dio las gracias y salió por la puerta, Weiss sólo se quedó roja mirando por dónde había salido quien la dejó inmóvil, luego comenzó a cambiarse.

Llegaron un poco tarde a clases pero Ruby al menos ya no la delataba tanto su rostro, el cual se veía mejor. En el recreo, las cuatro desayunaron en el comedor mientras charlaban de exámenes, prácticas de batallas y algunos temas de comida que sólo Yang y Ruby sabían discutir. Antes de entrar al curso un pequeño temblor se presentó en todo el lugar, no le prestaron mucha atención hasta que se volvió más fuerte, la alarma comenzó a sonar y un terrible escándalo se propagó por toda la academia; algunos profesores intentaban tomar el control pero los alumnos salían corriendo de las aulas que empezaban a desmoronarse por lo ocurrido.

Yang: ¡¿Qué rayos está pasando?! -indaga mientras corre hacia la salida.

Weiss: ¡Algo no va bien, iré a revisar! -se adelanta.

Ruby: ¡Weiss, no vayas sola! -la persigue.

Yang: ¡Hey! -les grita, pero cuando voltea hacia atrás se da cuenta que la peli negro no estaba con ellas. Frunció el ceño y volvió a entrar a la academia.

¿?: ¿Yang, a dónde vas? -se gira al ver el acto de la rubia, uno de los profesores.

Yang: ¡Lo lamento, Profesor Gepetto, debo ir por ella! -continúa el trayecto.

Prof. Gepetto: ¡Vuelve, tu madre me matará si algo te pasa! -le grita. Pero ya era tarde, la rubia se había marchado.

Entre búsqueda y búsqueda, sólo hallaba cuerpos muertos y aplastados, hasta que logra verla a lo lejos debajo de un muro.

Yang: ¡¡Blake!! -grita preocupada, corriendo hacia ella.

La peli negro sólo abrió los ojos hasta la mitad y un hilo de sangre caía por su boca. Yang se acerca e intenta levantar el muro pero estaba bastante pesado.

Blake: Déjalo...

Yang: ¡No! -grita enojada y hace otro intento.

La rubia realiza varios intentos pero el muro no cedía, detrás estaba lleno de rocas.

Blake: Yang...

Yang: ¿Por qué...? -se arrodilla en el piso aun intentando empujar el muro. Sus guantes se habían roto por los intentos.

Blake sólo agacha la cabeza, dándose cuenta de lo que estaba por ocurrirle y más aún por las réplicas del terremoto.

Por otro lado, cuando Weiss salió fuera de la academia, notó cómo varios aviones negros volaban sobre ella.

Weiss: No es un terremoto... Están bombardeando la Academia -se queda inmóvil, al bajar la cabeza logra ver una nave blanca familiar.

Ruby había perdido de vista a su compañera pero cuando logró visualizarla a lo lejos, alguien la jaló hacia atrás, tomándola de la capa.

Cardin: Hola, chica pantalones -sonríe, tomando el arma de la morena y arrojándola al suelo.

Ruby: ¡¿Qué estás haciendo?! -indaga en voz alta.

Cardin la patea hacia atrás, toma su arma y con un gran golpe aplasta la de Ruby, partiéndola en varios pedazos. La morena sólo se quedó con los ojos bien abiertos por la impresión de ver algo muy importante destrozado frente sus propios ojos.

Ruby: ¿Por qué haces esto? -lo mira con el ceño fruncido.

Cardin: Nunca me cayó bien tu arma... Al igual que tu presencia... -le sonríe maniáticamente y vuelve a tomar el arma, apuntando a su cuerpo.

Un disparo atraviesa el pecho de Cardin, dejándolo sin vida en el piso. La figura del atacante quedó a simple vista detrás del cuerpo.

Ruby: Tio Jhin... -lo observa con algo de temor.

Jhin: No creas que no me enteré de los abusos que te hizo de más niña. Fue la gota que derramó la bala sobre su asqueroso cuerpo -lo mira con desprecio- Sal de aquí.

Ruby: Pero... Yang...

Jhin: Iré por ella, sal de aquí Ruby. Uno de los reinos ha montado guerra, es todo un caos -recarga su arma.

Ruby: ¡Pero nadie dijo nada!

Jhin: ¡Ha! ¿Desde cuándo los directores de este maldito lugar son puntuales para este tipo de cosas? -sale corriendo.

La morena no alcanza a decirle nada, no le quedaba de otra que ponerse de pie intentando evitar lo ocurrido y buscar a Weiss, pero esta ya no estaba en el mismo lugar...

Dentro de la nave blanca, resultó estar el padre de la ojiazul, con una extraña máquina y dos soldados a su alrededor.

Weiss: ¿Papá...? -indaga al ingresar a la sala.

Padre: Weiss... -se gira para verla- ¿Qué soldado te trajo?

Weiss: Ninguno, vine por mi cuenta, ¿dónde está mi hermana?

Padre: Liderando una tropa en la batalla -se acerca a ella con una jeringa- Weiss, debes entrar a esa máquina.

Weiss: ¿De qué estás hablando? Ni siquiera me has dicho qué sucede... -lo mira preocupada.

Padre: Descubrimos una fábrica organizada por el Colmillo, ahí dentro esconden algo. Tú hermana logró infiltrarse. Debes ayudarnos en este momento difícil...

Weiss: Papá, ¿los aviones de afuera son soldados faunus? -frunce el ceño.

El hombre asiente y baja un poco la cabeza.

¿?: ¡No lo escuches! -entra una chica delgada y de cabello blanco, enfadada por la situación.

Weiss: ¿Winter? Pensé que estabas en...

Padre: No te metas en nuestra charla, Winter -dice enfadado.

Winter: Tu padre quiso adueñarse a la fuerza de una fábrica donde estaban creando un refuerzo para un virus que provenía de los faunus -explica.

Padre: ¡Nos contagian de su mugre y nos esconden la cura! -exclama enojado.

Winter: ¡El virus inició en una de tus empresas, no puedes culparlos así e iniciar esta guerra!

Ruby: ¡Weiss! -entra a la nave agitada, aliviada por encontrar a su compañera, pero los rostros enfadados de los ocupantes del lugar no se veían agradables.

Weiss: Ruby... Debes irte... -la observa preocupada.

Padre. ¡No! -chasquea los dedos.

Los soldados toman a Winter de los brazos y le colocan una especie de trapo en la cara para anestesiarla.

Weiss: ¡¿Padre qué haces?! -indaga preocupada.

El albino se acercó a la morena, la tomó del brazo y le inserta el líquido en el mismo a través de la aguja con la jeringa que llevaba en la mano, Ruby dio un pequeño quejido de dolor y comienza a marearse.

Padre: Yo te mostraré el por qué Weiss, debes acabar con los faunus -arroja a la muchacha a los brazos de la ojiazul, la cual es empujada junto con su compañera dentro de la extraña máquina.

Cuando las puertas se cierran, Weiss intenta decirle a su padre que se detenga pero este hace caso omiso a todo, sólo se centra en apretar varios botones y una luz blanca obliga a la peliblanco a taparse los ojos y sujetarse fuerte de su compañera; un movimiento brusco las mueve dentro y luego un silencio horrible se presenta dentro del lugar, seguido de una sed incómoda que comienza a atormentarlas. Por suerte, dentro de la máquina había botellas de agua, Weiss las sujetó con mucho deseo y comenzó a tomar. Nunca había tomado tanta agua en su vida, acto seguido, agarró otras dos botellas y las colocó a un lado para dárselas a Ruby, aunque ella salió corriendo de la máquina para vomitar en un lago. Cuando la peliblanco sale, se encuentra en un lugar totalmente diferente, rodeada de árboles y ahora, el lago vomitado por la morena. La ojiazul estaba mareada por todo lo ocurrido, ni siquiera caía aun en lo que su padre había hecho, sólo prosiguió en acercarse a su compañera y acariciar su espalda, pasándole una botella de agua, que le costó tomar con lentitud, Weiss tenía que frenarla de vez en cuando para recordarle que había vomitado recién.

Luego de varios minutos, se sentaron al lado de la máquina para relajar la mente y no enloquecer.

Ruby: ¿Cómo hemos llegado a un bosque? -indaga abrazando sus rodillas y con la cabeza escondida en las mismas.

Weiss: No sé qué ha hecho mi padre... Sólo nos empujó dentro de esa cosa... Lo siento...

Ruby no responde nada, luego levanta la cabeza y mira el cielo.

Ruby: Deberíamos salir de aquí... Tal vez nos envió lejos por seguridad...

Weiss: Esta bien... -se pone de pie, sacude su ropa y le presta su mano para ayudarle a levantarse.

La morena acepta la ayuda pero se marea al instante. Sin embargo piensa que el viaje extraño puede aún estarle ocasionando mareos, por lo que decide no decir nada.

Luego de caminar por el bosque por varios minutos, se encuentran con un pueblo, el cual llevaba una fecha que las llenó de dudas. Este marcaba medio año atrás de la actual con la que habían amanecido esta mañana.

Continuará.   

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