La Plaga 3 parte 2 

Parte 1

Al amanecer, Blake se levantó para ayudar a Summer con la limpieza.

Blake: ¿Ruby ya está levantada? -se asoma por la ventana.

Summer: Si. Le gusta encargarse del establo y la granja. Suele levantarse a las seis de la mañana para revisar los viñedos y alimentar a los animales -explica mientras ordena los juguetes que solían quedar detrás de los muebles.

Blake: Vaya... Antes solía llegar a la mañana y ella seguía durmiendo -limpia la mesa.

Summer: Sus horarios cambiaron...

La voz de la mujer sonaba un tanto cansada. Tenía ojeras a pesar de que se la veía dormir, pero no quería tocar temas que pudiesen ser complicados. En especial los de su esposa.

Ruby abrió la puerta del establo y comenzó a arrastrar una bolsa llena de maíz. El oso se acercó a ella, le dio una lamida en la mejilla y colocó sus patas sobre la espalda de la morena.

Ruby: Oye, oye. Un momento osote, si rompemos esta bolsa estamos fritos. Sólo queda una y cuesta conseguirlas en la ciudad -suspira y acomoda una de sus manos sobre la cabeza del animal, acariciándolo- Lamento que tengas que quedarte aquí, rompes las cosas muy fácil.

En eso, Nao y tsuki se asoman para mirar dentro.

Ruby: ¿Quieren jugar con el señor oso? -les sonríe al notar sus pequeñas presencias.

Amabas asienten sonrientes e ingresan alegres, dando saltos por casi todo el lugar.

Natsuki se encontraba recolectando piedras de distintos colores, aunque rara vez encontraba algo digno de guardar. No salían casi nunca y veía entretenido recolectar todo lo colorido que sus ojos captaban. Estaba muy concentrada en su búsqueda, pero una voz, casi susurrante, se escuchó cerca de donde ella estaba. La pequeña de ojos rojos volteó y vio a una muchacha de cabello oscuro, tenía un rostro serio.

Natsuki: ¿Vienes a ver a mi mamá? -indaga.

La extraña aún observaba a la más chica, tratando de acercarse.

¿?: Mi nombre es Akemi. He podido notar que ya puedes ver algunos retazos perdidos de otras dimensiones.

La pequeña lo dice todo con su rostro, no había entendido nada. Pero sentía que había visto a esa chica en algún lado, probablemente uno de sus sueños. Aunque solía ver siluetas y personas que sus hermanas y familia no veían.

Natsuki: ¿Eres real? -junta las manos y alzando más la mirada, ya que la muchacha era más alta que ella.

Akemi: Algo así... Escucha, tu familia no va a poder verme y no debes contarles acerca de lo que ves. Sé que suele llamarte la atención pero si la gente mala se entera de ti, vendrán por ti y... -la figura de la muchacha comienza a pixelarse, era difícil entenderle esta vez-, tú familia... debes... papel... -fue lo último que alcanzó a decir hasta desaparecer.

Natsuki: ¿Señorita Akemi? -mira hacia todos lados, buscándola.

Ruby: ¡Natsuki! -la llama desde la puerta del establo- ¡Ven aquí hija, no estés tanto tiempo sola! -le hace señas con las manos para que se dirija a ella.

La pequeña se quedó un tanto perdida, pero emprendió su caminata hacia donde se la había llamado.

A medida que los meses pasaban, las cosas en Remmant no mejoraban. Todo lo contrario, cada mes parecía ponerse más difícil. La inflación se hizo inevitable hasta en los pueblos más pequeños y comenzaron a dividirse. La batalla entre faunos y humanos dejó a todos atónitos, pero había más gente apoyando la rebelión, que los que trataban de mantener la paz. El White Fang, había comenzado a levantar muros al norte, uno del que estaba prohíbo salir si pertenecías allí. Sus uniformes, logo y marcas estaban simbolizadas por el color rojo; mientras que el Silver Shield, levantó muros al sur. Sus colores azules eran característicos de esta nueva organización con una política muy exigente. Tanto el White Fang como los de Silver Shield, eran grupos que tenían en la mira algo a lo que le llamaban "Virus o Plaga", pero con propósitos diferentes. El primero, el grupo de los faunos y seres místicos, buscaban la cura para liberar a los que habían sido sometidos por el hombre, cualquiera que se opusiese a ellos, serían enviados al calabozo, mientras que a los humanos, se los dejaba pudrirse allí. A no ser que rogasen perdón y aceptasen ser parte de ellos, cambiando su bandera y propósitos para servir al clan de los faunos. Silver Shield, quería usar el virus para destruir a los seres que ponían en riesgo la política del hombre, esclavizar a los faunos y usarlos como armas en la batalla.

Todo se había ido por el retrete. Los Roses ahora vivían en un túnel, lo amoldaron los más posible a un hogar pero no dejaba de ser un lugar húmedo que necesitaba sus retoques. La mayoría de los animales que tenían murieron por una extraña peste de la cual, por suerte, Noa pudo recuperarse. Ya había pasado un año y medio desde que todo cambió, Summer no solía hablar mucho, se levantaba ayudar con la comida y ordenar, pero ya no hablaba con los niños ni siquiera con Ruby. Sus ojos mostraban cómo había perdido la esperanza de volver a ver a Raven.

Blake había intentado llevar una relación con Ruby pero ambas notaban que algo faltaba, y eso provocó que volviesen a ser sólo amigas.

-No hay caso... Las gallinas se ven muy enfermas, no creo que pasen a mañana -suspira Ruby, dejando sus guantes sobre una pequeña mesa de madera.

-Al menos el oso se ve bien... -avisa Blake, quien se encontraba preparando una sopa de verduras.

-Si... Pero no podemos comernos al oso -toma asiento, bajando la mano para acariciar al recién nombrado.

-N-no. Me refería a que no perdimos a todos los animales al menos.

-No. Es de espíritu fuerte ¿Verdad que si? -le peina el cabello con los dedos.

El oso levanta la cabeza y le lame la mano. La castaña continúa acariciándolo, haciendo que él se parase en dos patas, colocándole las delanteras en los hombros.

-Oye, no veo nada -se queja entre risas, intentando quitarlo.

-Vas a tener que tomar un baño. Estuvo revolcándose con las niñas en la tierra por la tarde -avisó la pelinegro.

Ruby iba a preguntar por las pequeñas, pero al verlas recostadas cerca de la estufa eléctrica, cambió por otra duda.

-¿Mi madre?

-Se fue al siguiente túnel... Creo haberla visto llevarse el mismo libro otra vez. Fui a verla varias veces pero no quiere charlar... Ya sabes... -coloca la tapa en la olla.

-Si... Le está afectando demasiado todos los cambios que han ocurrido.

-No sólo es eso... Sabes que no es sólo eso... -se acerca para tomar asiento a su lado.

-¿Dijo algo sobre Natsuki otra vez?

-No... Pero ya casi no aparece por este lado del túnel. Se está llevando todo lo suyo para allá.

-Mm...

Ruby no sabía qué responder en realidad. Summer vio a Natsuki en sus sueños una vez y comenzó a alejarse de ella para luego decir que sus pesadillas eran menos tormentosas con la niña lejos de ella. Fue algo que impactó a todos pero parecía ser muy afectada por las cosas que veía al dormir.

-Al menos ya no grita por las noches... -fue lo único que pudo decir.

Blake sólo bajó la mirada y trataron de cambiar el tema. Mientras ellas hablaban, Tsuki estiró sus piernas para cambiar de posición, haciendo que Nao caiga de panza, pero sin inmutarse de lo sucedido, siguió durmiendo. Natsuki era más sensible a los sonidos, se quedó con los ojos abiertos, mirando en dirección a las más grandes.

Tsuki: ¿Sigues mal Nati? -gira el rostro para acomodarse y mirarla.

Natsuki: Un poquito...

Tsuki: Cuando dices eso, es porque estás mal... -se refriega uno de los ojos.

Natsuki: Tsuki, ¿Ruby es nuestro papá?

Tsuki: Mm... Yo pensé que sólo era nuestra mamá.

Nastuki: No, no. En el libro de la tía Summer, dice que Ruby es hombre -le explica.

Tsuki: ¿Por qué? Ella no dice eso.

Natsuki: Cuando te enseñó a ir al baño, tenía lo que tienen los chicos. Las chicas no lo tienen -niega con la cabeza.

Tsuki: Pero yo soy una chica y tengo lo mismo que mi mamá -trata de entender.

Natsuki: No creo que seas una chica Tsuki... Al igual que Nao.

Tsuki: Ggh... -frunce la boca ante esas palabras y sus ojos se tornan cristalinos- No me gusta lo que dices -se lleva una mano al rostro.

Natsuki: P-pero no dije nada malo -quería arreglarlo, pero alguien se mete en la conversación.

Nao: Yo tampoco creo que sea malo -agrega, sonriente- Nosotras podemos hacer pipi en cualquier lado y es más divertido.

Tsuki: ¡Yo no soy un chico! -llora.

Los sonidos llegaron hasta las mayores, alertándolas y acercando al lugar donde parecía haber problemas.

Ruby: Hey, ¿qué sucede? ¿Por qué las lágrimas dragoncita? -levanta a la que sollozaba.

Tsuki: Natsuki dice que no soy una chica -trata de explicar entre los espasmos del llanto.

Ruby: ¿Eh?

Blake: Yo creo que iban a darse cuenta tarde o temprano, Ruby. Pensé que ya lo habías hablado con ellas.

La muchacha de ojos grises simplemente desvió la mirada, una angustia pasajera recorrió toda su columna vertebral.

Ruby: No es algo... Es decir, no es un tema con el que me lleve bien -finaliza con una pequeña sonrisa nerviosa.

Blake: Lo sé... -suspira- Pero en el momento que lo supiste y las adoptaste igual, sabías que algo así pasaría. La vida no le explicará mejor que tú algo así Ruby... Eso también lo sabes...

Ruby: Está bien, está bien... -coloca a Tsuki en el suelo junto a sus hermanas.

Tsuki: ¿Soy un chico? -trata de limpiar sus lágrimas con el puño de su piyama.

Ruby: Amm... -se lleva una mano al cuello, tratando de buscar las palabras correctas. Da un pequeño suspiro y toma asiento frente a las pequeñas- No está en si eres chico o chica... A veces podemos sentirnos más chico que chica y no es algo raro...

Nao: Entonces, ¿aunque Tsuki tenga "eso", si ella se siente chica, es una chica? -toma asiento y lleva sus manos para sujetarse los pies, zarandeándose un poco.

Ruby: Aaa... Pues...

Blake: Puedes verlo de la manera que te haga sentir más cómoda -interviene- Yo soy una mujer, pero Ruby se siente más mejor siendo un chico. A pesar de eso yo la trato de "ella", porque me acostumbré, pero no le molesta -sonríe- A ella le basta con sentirse lo que es, no le importa lo que piensen los demás. Seguramente Tsuki opina diferente y eso no es malo. Si ella se siente mujer, es mejor aceptarla así, sin importar lo que nos han dicho o hemos visto en otro lado. Deben aprender a respetar el sentir de quienes quieren, ¿entienden? -acaricia la cabeza de Natsuki.

Nao: ¡Yo quiero ser un chico! -se pone de pie y levanta las manos, frunciendo el ceño y colocando una sonrisa.

Tsuki: Yo no -infla los mofletes y se cruza de brazos.

Blake ríe ante las reacciones de las pequeñas.

Blake: No está en ser chico o chica... Sino en ser lo que sentimos, ¿sí?

La morena se queda viendo a la chica de ojos ámbar con algo de asombro. Natsuki gira el rostro para ver a Tsuki, tratando de disculparse.

Natsuki: Perdón, por haberte llamado chico -baja la mirada.

Tsuki: Te perdono -le toma la mano y la mueve un poco, jugando.

El bostezo del oso hizo que las niñas los miraran y corrieran para subirse sobre él, quien no se inmutaba mucho cuando eso pasaba. A veces se ponía panza arriba para jugar, otras, se quedaba en la misma posición y continuaba durmiendo a pesar de que las pequeñas se subían o le jalaban el pelo.

No tardaron en quedarse dormidas sobre el oso. Ninguna le había puesto nombre, por lo que simplemente le llamaban "señor oso". Blake estaba por irse a dormir también, cuando sintió que Ruby la tomó del brazo.

Blake: ¿Pasa algo? -indaga al ver el rostro confundido de la morena.

Ruby: Ah... Gracias... Por ayudarme con la conversación.

Blake: Fue un placer -mira el brazo que su compañera aún sujetaba con fuerza.

Ruby: A mí también me hizo bien escuchar eso.

Blake: Que bueno -sonríe- De igual forma, seguro ellas no han entendido en su totalidad lo que realmente dije. Lo harán al crecer. Como te fue sucediendo a ti.

Ruby: Si... Mis madres siempre me aportaron confianza. A pesar de que discutía con ellas...

Blake: Ruby...

La pelinegro no tardó en notar que el rostro y la voz de su amiga habían cambiado. Llevaban una carga de dolor. Se acercó a ella con cuidado para abrazarla. Era raro que la morena se mostrara así, frágil. La última vez que pasó, había tenido una riña con Raven.

Blake: ¿Has tratado de hablar con Summer otra vez?

Ruby: Si... Pero no hablamos mucho. Tiene la mirada algo perdida y triste... Cada vez que voy a verla -trata de sostener las lágrimas.

Blake no podía hacer mucho, más que estar con Ruby hasta que su tristeza se pasase un poco. Summer se encontraba del otro lado, pero se había acercado lo suficiente para escuchar a su hija. Se deslizó sobre la pared de metal hasta terminar sentada, juntando sus rodillas con los brazos, dejando salir unas pocas lágrimas.

Natsuki se encontraba sentada, apoyaba la cabeza sobre el oso y no había podido dejar pasar las sensaciones que su cuerpo estaba experimentando al ver a su madre abrazando a Ruby. Era pequeña, pero ya era capaz de diferenciar la tristeza de la alegría. Y Ruby no emanaba cosas alegres. Su madre estaba preocupada y podía percibir una tristeza mayor, proveniente del otro lado. Cuando Ruby y Blake fueron a dormir, la pequeña pelinegro se puso de pie, guiándose sólo con la luz de la estufa eléctrica, hasta llegar al otro hueco del túnel, donde se encontraba Summer, su apartado siempre solía estar iluminado sólo con velas. Había muy pocas esta vez. A penas asomó la cabeza para mirar del otro lado, la vio sentada. Su cabeza reposaba sobre sus rodillas y se encontraba dormida. Podía notarse el camino que habían recorrido sus lágrimas. Natsuki no podía evitar sentir culpa por ello. Luego de la visita que había tenido hace un tiempo de aquella muchacha, comenzó a pensar que ella realmente era diferente. Probablemente las visiones que tuvo de más pequeña y aquella chica, demostraban que era culpable del dolor que sentía ahora la madre de Ruby.

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Raven: ¿Por qué tardas tanto? -le hace señas para que se apresurara.

Summer se encontraba en medio de un bosque, iluminado tenuemente por el cálido sol. Ella no iba avanzar, sabía que si caminaba un tramo más, algo malo le pasaría a Raven. Todo se tornaría oscuro, probablemente una emboscada o disparos desprevenidos. Gritos y desesperación. Debía hacer lo mismo de siempre. Quedarse allí, mientras la otra la llamaba una y otra vez, hasta despertar. Pero esta vez algo cambió, la loba no se quedó en su lugar, comenzó a caminar hasta ella.

Summer: N-no vengas... -susurra, hasta levantar la voz- ¡No vengas!

La pelinegro no se detiene hasta llegar a Summer y observarla un tanto preocupada.

Raven: ¿Qué ocurre, amor? -intenta tocarle el brazo pero la morena se aleja.

Summer: No vengas a mí... -da unos pasos hacia atrás, podía notar cómo el bosque comenzaba a oscurecerse poco a poco.

Raven se quedó en silencio, un tanto triste por las palabras que había escuchado.

Raven: ¿Ya no me amas?

Summer: ¡Claro que sí! Y porque te amo no debes acercarte a mí, vas a morir si vienes a mí...

Raven: Tal vez sea porque quieres que pase... Que muera.

Summer: ¡No, claro que no! -mientras más se oscurecía el bosque, más se alarmaba.

Raven: Entonces ven a mí... -estira sus brazos y trata de sonreírle.

Summer: No... Vas a vivir si te alejas de mí -los ojos rojos comenzaron a hacerse notar entre los arbustos, acompañados de sonidos perturbadores- ¡Debes alejarte de mí!

Raven: No me pidas eso Summer...

Seguramente debía distraerla, hasta que la pesadilla termine. No tenía muchos planes, no quería volver a verla morir. Se llevó las manos al rostro, sentía que algo malo iba a pasar, estaba muy asustada, le temblaban las piernas y las manos. Pero todas esas horribles sensaciones fueron reemplazadas por una que había olvidado al sentir que los brazos de Raven la habían rodeado.

Summer: No tengo fuerzas para verte morir otra vez... -solloza al escuchar que los ruidos perturbadores se acercaban a ella.

Raven: ¿Recuerdas la vez que fuimos al mar? Nos escapamos a escondidas de los profesores una noche, ¿recuerdas?

Summer: N-no mucho...

Raven: Esa noche fue muy divertida y agradable. El sonido del mar y la vista del bosque cuando pasamos por encima de él.

Summer: Nos regañaron por escaparnos...

Raven: Pero fue divertido, sobre todo cuando te resbalaste y llenaste de arena tu ropa interior -ríe entre dientes.

Summer: Oye... -le da un pequeño golpe en el pecho.

Raven: Tuve que abrazarte porque había comenzado a hacer frío...

Summer asintió y ni siquiera había notado que los sonidos de su entorno habían cambiado, hasta poco después.

Summer: El mar... -gira el rostro con algo de temor, para encontrarse con la maravillosa vista del océano, sus pies tocaban la arena y el cielo estaba repleto de estrellas.

Raven: ¿Lo recuerdas?

Summer: Si... Se veía así de hermoso.

Raven: Yo veía mucho ese tipo de paisajes cuando era joven, volaba mucho con mi hermano. Pero la noche que lo aprecié junto a ti, no imaginé que podía volverse más bello de lo que ya era.

La morena se sonroja y voltea a verla.

Raven: Así es como te tengo presente... En mi mente y corazón. Eres la persona que hizo que todos mis paisajes cambiasen, a pesar de haberlos visto. Todos se tornaban solitarios si tú no estabas en ellos...

Summer: Raven... -no había notado las lágrimas que ya caían por su mejilla.

El paisaje comenzó a cambiar, volviendo al bosque de antes. Los extraños sonidos ya no estaban.

Raven: Este es el bosque en el que queríamos construir nuestro hogar... La primera vez que paseamos por aquí.

La morena mira el bosque con más detenimiento, el mismo se fue llenando de sonidos. El bello cantar de las aves se hizo presente en el mismo.

Raven: Escucha -levanta el dedo índice- Es el río...

Sí, así era. La cabaña que Raven construyó con la ayuda de Jhin para vivir junto a Summer, se encontraba cerca de un bello río.

Raven: Ya no llores... -se acerca para limpiar el rostro de su pareja.

Summer: Te extraño demasiado... -solloza, tratando de que eso no interviniese en sus palabras.

Raven: Yo también... -le acaricia la mejilla con una sonrisa, dejando caer algunas lágrimas- Prométeme que ya no vas a alejarme de ti...

Summer sujeta la mano con la que estaba recibiendo cariño, frotando más su mejilla con ella, para luego asentir.

Raven: Cuando vuelvas a tener pesadillas... Cierra los ojos y trata de recordar en dónde estás, en vez de llenar tu mente de temor, cárgala con algo diferente... Así sea el momento en el que me resbalé en el baño y estuviste riendo por casi una semana completa de ello.

Summer no puede evitar dejar salir una pequeña risa entre su sollozo.

Raven: ¿Me lo prometes?

Cuando la morena asintió, repentinamente dejó de sentir la mano de Raven. Lo último que escuchó como un eco fue: "Dile a nuestra hija que la amo". La loba ya no estaba, la llamó un par de veces, aunque no apareció, intentó no ponerse triste. Trató de, simplemente recordar cómo fue su inicio allí. Se sentó en un tronco y se quedó mirando los alrededores. No pudo evitar dejar salir unas cuantas lágrimas más, pero ya no estaba asustada.

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Cuando abrió los ojos, le dolían. Tuvo que llevarse el brazo para frotarse la zona, seguro estaban hinchados. Sintió un poco de peso del lado derecho, cuando giró el rostro, notó que se trataba de Natsuki. Se hallaba dormida, hecha bolita a su lado por el frío.

Cuando Blake notó que Natsuki no estaba fue a despertar a Ruby, comenzaron a buscarla por todos lados, no se imaginaron que estuviese con Summer; hasta que la vieron en sus brazos, caminando hasta la cocina.

Ruby: ¿Mamá? -la mira un tanto asombrada.

Summer: Se durmió del otro lado -la coloca cuidadosamente en los brazos de la pelinegro.

Blake: Y-ya veo...

Ambas notaron los ojos hinchados de la mujer con caperuza blanca, pero no dijeron nada.

Summer: Ruby... -hace una pequeña pausa- ¿Quieres hacer galletas conmigo?

Ruby: Ah... -la pregunta la toma por sorpresa- Puede ser, es decir, claro. Me encantaría.

Blake se aleja poco a poco con una sonrisa al ver el entusiasmo de Ruby. Mientras buscaban los ingredientes, los cuales eran un poco escasos, la menor no pudo evitar mirar de reojo a su madre.

Ruby: ¿Te sientes bien? Te ves cansada... -saca una cuchara de la bolsa donde habían puesto cosas que no usaban mucho ya.

Summer: Si... -no quería decirle que estaba así por haber llorado tanto, aunque era notorio- Anoche soñé con Raven...

Ruby: ¿Tuviste pesadillas otra vez? -indaga preocupada.

Summer: No... Inició un poco mal, tenía miedo. Pero luego todo se calmó... Dijo cosas que me ayudaron a sentirme mejor -coloca una pequeña sonrisa.

Ruby: Que bueno mamá... -suspira- ¿Recuerdas algo de las cosas que te decía?

Summer: Están un poco revueltas... Pero si recuerdo bien algo -sus ojos se tornaron un poco brillosos, esta vez iba a aguantarse, no quería seguir llorando- Me dijo que nos ama mucho... a las dos -trata de mirar a Ruby con una sonrisa, pero no pudo evitar ver la esencia de Raven en ella, seguro su hija se había sentido sola, lo que dejó caer unas lágrimas con ese pensamiento.

Ruby: Mamá...

Ruby se acercó a ella con delicadeza para abrazarla, dejando que su madre llore en su hombro. Luego de ello, Summer sintió un alivio mayor y en su corazón, logró colocar una fuerza mayor para seguir esperando a Raven. Sabía lo audaz que era y que si no había vuelto, seguro tenía sus motivos, pero ya no debía imaginarla muerta. Sólo seguirla esperando.

Lo que no lograba recuperar las esperanzas, eran las buenas noticias de lo que aún pasaba en el exterior. En vez de mejorar, todo parecía ir a peor o se mantenía igual de mal, que era mejor que lo otro. Una mañana de invierno, algo pasó con Natsuki.

Ruby: ¿Por qué está llorando así? -observa a Blake, quien cargaba a la niña.

Tsuki: A Nati le sale sangre por donde hace pipi -le avisa.

Nao: ¿Se va a morir? -esa pregunta generó que Natsuki llorara más fuerte.

Ruby: ¡Nao! -la regaña.

Blake: No es nada grave pequeña. Es normal, a mí también me ocurre -le da unas palmaditas en la espalda para tratar de calmarla.

Ruby: Pensé que los faunos se volvían fértiles un poco después. No sé... entre los ocho o nueve años.

Blake: Es lo normal, pero supongo que ocurre. Yo me volví fértil a los seis años.

Ruby: Bueno, entonces Natsuki ha superado ese record.

Blake: Sólo son unas pocas semanas de diferencia...

Natsuki: ¿Y cuándo se va? -se talla los ojos, tratando de no llorar más.

Blake: Dura unos pocos días. Supongo que se te irá en tres o cinco días. No te preocupes, es muy bueno que suceda eso. Tu cuerpo está eliminando cosas que no sirven -la ayuda a limpiarse el rostro.

Nao: ¿Yo tendré eso para que mi cuerpo se limpie?

Ruby: No, Nao. Es algo que sólo le pasa a las chicas.

Tsuki no quiso agregar un comentario negativo a ello, ella se sentía mujer pero seguramente al no ser una chica como Natsuki, no iba a pasarle eso. Por lo que sólo agregó lo primero que se le vino a la cabeza a parte de esos pensamientos.

Tsuki: Nati huele muy bien -sonríe.

Ruby: ¿Enserio? -se cruza de brazos.

Blake: No la regañes.

Ruby: No la regaño, sólo sé que tendremos un poco de problemas con eso y me tocará a mí hablar de las soluciones.

Blake: Jaja Anda, no seas tan exagerada. Iré a cambiar a Natsuki, ya no hagamos tanto lío, tu madre aún duerme.

A penas la pelinegro comenzó a caminar en dirección al baño, las otras dos también la seguían como si llevase un dulce en las manos.

Ruby: ¡Oigan!

Blake: No te preocupes, cerraré la puerta y no dejaré que entren.

Ruby: Claro... Ahora ya no me siguen a mí... Siguen a la niña que huele bien -pone puchero.

Blake: Tú eres igual -dice Blake desde el baño, levantando un poco la voz para que la escuchase.

Ruby: N-no es cierto... -se cruza de brazos.

Luego del almuerzo, Ruby salió a inspeccionar fuera. No sintió ninguna presencia peligrosa por lo que avisó que podían salir a jugar. De vez en cuando, habían días tranquilos, sin tanto avión merodeando. Eran días que Blake y Ruby aprovechaban para salir al exterior a respirar otro aire junto con las niñas.

Nao: ¡Guerra de nieve! -le avienta una bola de nieve a Tsuki, quien se quejó y devolvió con la misma fuerza.

Natsuki: Mamá, mamá -le jala del abrigo al fauno- Quiero armar un muñeco de nieve, ¿puedo? -da pequeños saltos por la emoción.

Nao: ¡Yo también quiero hacer un muñeco! -levanta la mano.

Tsuki: ¡Y yo! -hace lo mismo que su hermana pero ésta lo empuja, devolviéndole el empuje.

Ruby: Hey, no se anden empujando ni golpeando, ¿bien? -las separa.

Blake: Vayan, traten de hacer uno más grande que el que hicieron la otra vez -sonríe.

Natsuki: ¡Sii! -avisa contenta, comenzando a correr para juntar nieve.

Tsuki comenzó a seguirla pero Nao le saltó encima para obtener ventaja, su hermana estaba acostumbrada a esas reacciones por parte de la otra, por lo que sólo se puso de pie y corrió para alcanzarlas.

Ruby: Yo no era así de pequeña -se queda mirando a las niñas.

Summer: Sí que lo eras -agrega, cargando unas tazas de plástico junto a una jarra que parecía tener café- Eras igual de traviesa. No te estabas quieta ni un segundo.

Ruby: M-mamá... -se sonroja tras la vergüenza.

Blake sólo acompañó la charla con una pequeña risa que trató de cubrir con una de sus manos.

Summer: Por suerte, tu madre, Raven, era igual de hiperactiva que tú y se la pasaban corriendo por todo el bosque durante horas -le pasa una taza.

Ruby: Hmm... Bueno, debo admitir que eso es cierto.

Las pequeñas comenzaron a juntar nieve para el muñeco. Nao solía empujar seguido a Tsuki cuando se acercaba a dejar su parte, pero no le prestaba atención.

Natsuki: Tenemos que hacer el cuerpo primero -le va dando forma a toda la nieve- Pueden hacer la cabeza aparte.

Tsuki: Pensé que no te interesaban los muñecos de nieve, Nao -dice seriamente.

Nao: Si me gustan -responde sin mirar a su hermana.

Tsuki: Dijiste que eran aburridos.

Nao: Hacer uno contigo es aburrido. Pero con Natsuki es muy divertido -le sonríe a la pequeña fauno.

Tsuki: Sólo la ayudas porque huele bien.

Nao: Ya cállate lagartija -le empuja otra vez, con algo de fuerza.

Tsuki: Cállate tú cachorro de mamá -se recupera para devolverme el empuje.

Natsuki: Basta, no peleen. Nos van a regañar y me gustaría quedarme un momento más aquí -trata de calmarlas al sentir el ligero gruñido proveniente de la peliblanca- Juntemos más nieve, ¿sí? -apoya las manos sobre la gran esfera que estaban construyendo.

Tsuki: ¡Tú las traes! -empuja a Natsuki para jugar, comenzando a correr. Nao le sigue el juego, riendo y saltando.

Natsuki: Jaja Te vas a arrepentir de haberme empujado. Soy muy rápida -comienza a perseguirlas, intentando agarrar a alguna.

Comenzaron a perseguirse pero ambas eran rápidas, por lo que terminaron jugando a corretearse entre las tres, más que tratar de agarrar a una sola. Entre atrapadas y saltos, Natsuki tropieza y cae sobre la nieve, sus terribles e inquietas hermanas no tardaron en caer con cuidado sobre ella para jalarle la ropa con los dientes o morderle el cabello.

Natsuki: Ya, ya. Me rindo -avisa entre risas, tratando de quitárselas de encima.

La pequeña fauno estaba acostumbrada a jugar así con ellas, pero se estaban tornando muy cargosas y mordelonas. Hasta que entre esas risas y juegos, Nao dio un rugido tan temible, que Tsuki se echó hacia atrás. Natsuki estaba un tanto sorprendida, tenía a la peliblanco encima y era la primera vez que escuchaba algo que le diese algo de temor por parte de la niña con ojos bicolores. Inmediatamente, al ver que la otra se sentó -como si reconociera cuál era su lugar-, Nao volvió la mirada a la pelinegro con una sonrisa, como si buscara seguir jugando.

Natsuki: Deberíamos... seguir con el muñeco de nieve -trata de sentarse, empujando poco a poco a quien tenía sobre ella.

Nao: ¿Por qué te gustan tanto los muñecos de nieve? -se tambalea a modo de juego en el suelo, de atrás hacia delante.

Natsuki: La tía Summer... Tiene muchos cuentos...

Tsuki: ¿Leíste "Blanca esperanza"? -indaga.

Natsuki: ¡Sii! -responde entusiasmada al saber que alguien más había leído uno de los libros.

Tsuki: La parte donde la niña se reencuentra con su mejor amigo gracias al muñeco fue una de mis partes favoritas -sonríe.

Natsuki: Lloré un poco, me emocionó ese momento.

Tsuki: A mí también me dieron ganas de llorar en esa parte.

Nao: Niñas... -susurra con el ceño fruncido, empujando la nieve con sus pies- Natsuki, vamos a rasguñar los troncos secos. Deja que Tsuki haga el muñeco -la jala del brazo.

Natsuki: Pero... Yo también quiero hacer el muñeco... -se pone de pie y hace fuerza en sentido contrario al de la otra.

Tsuki: A Nati no le gusta arañar troncos -aclara.

Nao: Ella no es aburrida como tú -la jala más fuerte.

Natsuki: Basta... Ya no quiero jugar si van a pelearse.

Tsuki: Le haces daño, tonta. Suéltale el brazo -trata de ayudarle.

En esos escasos segundos que intentó separarlas, Nao volvió a rugirle de mala manera, rasguñándole el brazo y provocando gruñidos en la otra ahora. No tardaron en terminar revolcándose en el suelo, mordiéndose y gruñéndose entre ellas, Natsuki comenzó a hacerse para atrás al notar que la nieve comenzaba a mancharse de sangre y que sus hermanas estaban tomando forma de bestias. No eran grandes como sus libros lo decían, pero la velocidad en la que se perseguían mientras se atacaban, eran atemorizante. Todo sucedió rápido pero con la misma velocidad llegó a los oídos de las más grandes, quienes se aproximaron al notar que algo no andaba bien.

Ruby: ¡Hey! ¡¿Qué creen que hacen?! -las regaña, pero ninguna se detuvo.

Summer se llevó ambas manos al roce de los labios ante la impresión de ver cómo las niñas estaban lastimándose mientras peleaban.

Blake: ¡Por Dios! -trata de ingresar pero la detiene la morena- ¿Qué haces? ¡Se están lastimando!

Ruby: ¡Ya lo sé! -levanta la voz, tratando de componerla para tranquilizarse- Yo me voy a encargar de esto, no trates de ir por Natsuki, ¿entendido?

Blake medio entiende a lo que se refería y asiente. Cuando Ruby ingresó, tuvo que hacerlo en su forma de lobo, trató de separarlas pero ambas reaccionaron de forma violenta, por lo que la mayor tuvo que actuar de otra manera. Tomó de la cola al dragón y la arrojó contra uno de los troncos, dejándola sin poder continuar; mientras que a la loba la tomó del cuello, haciendo presión para dejarla en la helada nieve. A pesar de eso, Nao sacudió sus patas en el suelo, intentando zafarse de lo que la aprisionaba. A diferencia de Tsuki, que ya había vuelto a la normalidad.

Ruby: Nao... Tienes que parar, soy yo -a pesar de su cambio de voz, trataba de tranquilizarla con palabras. Lo cual pareció funcionar.

La agitada y pequeña loba comenzó a cambiar la mirada por una más tranquila, perdiendo la forma de animal y permitiéndole a Ruby volver tranquila a su forma humana, para ayudarle a sentarse y abrazarla.

Ruby: Tranquila, trata de respirar.

Nao: Mi corazón está latiendo muy rápido... -avisa un tanto asustada.

Ruby: Si, es normal. Trata de relajarte -le palmea la espalda.

Natsuki se puso de pie y corrió hacia su madre. Blake se acercó a Tsuki para ver qué tan lastimada estaba pero para suerte eran rasguños y pequeñas mordidas.

Blake: ¿Está bien? -se acerca a la morena.

Summer alzó a la dragona y se acercó a su hija también.

Ruby: Tiene una herida en el hombro, sólo eso -la alza seriamente y se voltea para caminar en dirección al refugio.

Todas la siguieron e ingresaron dentro. Una vez que las limpiaron y vendaron la herida de Nao, cenaron por separado. Tsuki fue a dormir con Summer en el otro lado, mientras que Blake sostuvo a la dragoncita hasta que logró que se quedase dormida. Ruby hizo lo mismo con Nao, luego se sentaron ambas en el sillón sin dejar de cargarlas.

Blake: ¿Crees... que deberíamos regañarlas mañana...? -indaga casi en voz baja.

Ruby: No creo que ayude...

Blake: Se lastimaron.

Ruby: No he tenido experiencias así de niña porque no solía tener amistades. Pero sé que cuando me he enfadado ha sido difícil de controlar. Natsuki ha despertado a temprana edad un instinto fuerte en ellas, no puedo ir y gritarles por algo de lo que ni siquiera saben que puede pasar...

Blake: ¿Instinto?

Ruby: Territorial. Son dos niñas pero si son como yo, tienen un instinto cuando hay una hembra en medio. Y más si está fértil.

Blake: Tiene cinco años... No puedo dejar que por algo así-

Ruby: No estoy diciendo que esté bien, Blake -frunce el ceño- Estoy diciendo que el instinto de un macho es diferente, así tengan siete años u ocho. No son humanos...

Blake: Si entiendo eso, no te alteres. Estás hablando con un fauno, ¿recuerdas?

Ruby: Eres una chica.

Blake: Una chica a la que su padre intentó casar con once años ¿Crees que no he vivido rodeada de machos desde que era niña?

Ruby: Entonces no debería costarte entender.

Blake: No había machos batallando por mí en la aldea... Lo elegían y ya.

Ruby: Había un líder, ¿no?

La pelinegro sólo asiente, parecía molesta.

Ruby: No necesitan ser territoriales con un líder... Lamento si te decepciona saber que la mayoría de nuestra especie sea así.

Blake: No me molesta. Sólo trato de cuidar la virginidad de mi hija de cinco años.

Ruby: ¡No seas así! -alza la voz.

Tsuki abre los ojos y se queda mirando a Ruby, quien parecía estar bastante enojada.

Blake bajó la mirada y giró el rostro.

Blake: Lo siento...

Ruby: Acabas de hacerme sentir horrible -da algunos pasos nerviosos sin alejarse mucho de donde estaba.

Blake: Ya dije que lo siento. No he sido madre nunca y también tengo miedos de "chica" -remarca la última palabra- No quería hacerte sentir mal.

Ruby: Bueno yo tengo mis miedos de... de sea lo que sea que soy -deja a Nao al lado de Blake- No debí intentar hacerme cargo de ellas... Mi madre sabría cómo manejar esto -se lleva una mano a la frente, tratando de relajarse y no sacar lágrimas.

Tsuki se mantuvo en silencio, parecía haberse dado cuenta que su hermana también estaba despierta.

Blake: Lo lamento... Hay cosas que no sé solucionar. Pero no te arrepientas de haberlas acogido, has sido muy buena con ellas.

Ruby: Pero hay cosas que desconozco...

Summer: Que los humanos lo tengamos más organizado no quiere decir que ustedes sean raras, amor...

La voz de alguien familiar las hizo dirigir la mirada directamente allí.

Summer: Natsuki está dormida junto con el señor oso -se acerca a ambas- Sus instintos es lo que las hace mejores... Me refiero a las personas -se señala- Sé que si se ponen a pensarlo, lo van a entender. Yo creo que es totalmente normal que las mujeres de su especie tengan una fertilidad más temprana que la nuestra. Tienen otro cronómetro de vida. De edad y de muchas cosas. Pero sé que van a ser capaces de guiar a las niñas para aprender a hacer las cosas bien -acaricia la espalda de Ruby- Raven también pasó por sus crisis cuando empezaste a tener conflictos de actitud con otros niños... Sintió que no estaba siendo buena madre, porque ella tampoco tuvo a su familia de pequeña y no sabía cómo guiarse. Juntas pudimos superar esos momentos y hasta el día de hoy sé que eres una gran chica... o chico.

Ruby: Mamá...

Summer: Creo que hemos sido o dado lo suficiente como para que sepas los valores importantes de la vida... Lo demás lo fuiste aprendiendo sola.

La morena dio un pequeño suspira y colocó una sonrisa en el rostro, abrazando a su madre luego.

Ruby: Gracias, mamá. Han hecho más que eso.

Summer: Y estoy segura de que Blake también va a saber ser mejor de lo que una vez vio -le guiña un ojo al fauno.

Blake: P-pues... Puede ser... -abre más los ojos al ver a Natsuki caminando hacia ellas- Bella, debemos estar en la otra habitación -se acerca y la alza, luego siente que alguien le jala la ropa, notando que se trataba de Tsuki. Nao se encontraba sentada, mirándolas, no con mala cara, más bien sabía que había metido la pata.

Tsuki: ¿Ya no podemos jugar con Nati? -indaga con un pequeño puchero.

Blake: No es eso pequeña... No estamos culpándolas de lo que pasó.

Tsuki: Yo ya no voy a pelear con mi hermana...

Nao: Ya no volveremos a hacerlo mamá... -agrega la otra, mirando a Ruby.

Ruby no sabe qué decir, sólo mira a Blake, quien cargaba a la pequeña pelinegro. La chica de ojos ámbar comienza a bajar a su hija lentamente, dejándola cerca de Tsuki. El salto que dio Nao hasta ellas dos puso un poco los nervios de punto de las más grandes. Pero al notar que las dos niñas de Ruby abrazaban con cariño a la otra, se tranquilizaron.

Ruby: Lo siento, estoy un tanto al cuide -sonríe nerviosa.

Blake: No eres la única...

Natsuki: Si vuelven a pelearse así, no las dejaré darme bebés cuando sea grande -les replica.

Blake: Ay dios gato... -se lleva una mano al pecho.

Ruby: Pff... -ríe. Lo que provocó que la fauno se acercase a darle un empujón- Cuánto lo siento, no he podido contenerlo -trata de ponerse seria- ¿Entendieron niñas? Nada de peleas ni posesiones ni cosas raras con la pequeña Natsuki, ¿bien?

Ambas asintieron y jalaban un poco a la niña de ojos rojos, tratando de jugar. La morena se agacha un poco para dirigirse a sus hijas.

Ruby: Prométanme que van a cuidarla... Siempre. Que van a estar más atentas a lo que le disgusta y le gusta.

Tsuki: Lo prometo mamá, yo empezaré a leer más libros -dice animada.

Nao: Yo haré más muñecos de nieve -agrega con la misma emoción.

Ruby: ¿Qué? -vuelve a ponerse de pie sin entender bien a qué se referían.

Blake: Mientras lean libros y hagan muñecos de nieve sin pelearse, cualquiera de las dos cosas está bien -suspira y sonríe.

Summer: Yo voy a tener que guardar con llave algunos libros...

Ruby: Mamá -le reprocha.

Summer: ¿Qué? Nunca he juzgado lo que tu veías en internet -trata de defenderse.

Ruby: Yaaa... Bien, entendí. No digas más, estamos en paz.

Las más grandes comenzaron a reír mientras las niñas perseguían al señor oso, quien se encontró con todo de golpe, trató de esconderse detrás de Ruby pero ella terminó debajo del animal más que poder ayudarlo realmente, pero con tan de que las niñas jugaran tranquilas, la loba dejaba que el oso le pusiese el peso en la espalda.

Continuará. 

Una mañana de invierno.

Ruby: No hay nadie, podemos salir -avisa, haciendo señales con la mano.

Blake: Hubo mucho ruido anoche... Creo que los infestados saben que estamos aquí -sube por las escaleras.

Ruby: Creo que no sólo ellos saben. Al atardecer, cuando fui por algunas raíces para el señor oso, vi pasar unos drones. No estaban cerca, pero pude verlos a lo lejos.

Summer: ¿Drones? -indaga desde abajo- Hija, no creo que sea buena idea que vayan por comida. Todo se ha vuelto muy peligroso.

Blake: Tiene razón, tal vez nosotras estemos a salvo yendo por comida. Pero tu madre no podría cuidar sola a los pequeños.

Ruby: ¿Qué sugieres? -da un pequeño suspiro.

Blake: Yo iré a cazar.

Ruby: ¿Sola? No creo que sea buena idea...

Blake: Soy rápida y levantaría menos sospecha.

Ruby: Mm... -duda.

Blake: No quiero que Natsuki se quede sin comer algo diferente aunque sea en su cumpleaños.

Ruby: Ha... Bien. Está bien. Pero si pasa una hora y no vuelves, iré por ti ¿De acuerdo?

Blake: De acuerdo. Llevaré mi comunicador encendido -lo coloca en el estuche amarrado al costado de su cintura.

Una vez quedaron quien iría por las cosas, Summer fue por la bolsa donde reservaba un frasco con chocolate. Querían hacer chocolatada con algunos sándwiches para la ocasión. No querían sopa o verduras, estaban hasta lo alto de ello. Era el cumpleaños de Natsuki y buscaban cambiar un poco el menú, aunque fuese un poco.

Tsuki: N-nati... -llama tímidamente tocando la pared de metal que se hallaba junto a la cortina, donde Natsuki se vestía con la ropa que Summer le había regalado.

Natsuki: Tsuki -se asoma, ya casi vestida- Pensé que estabas jugando con Nao afuera. Mamá dijo que si no había peligro, podían jugar.

Tsuki: Oh... Si... Bueno, no quiero ir a jugar por ahora -mueve las manos escondidas detrás de su espalda. Estaba nerviosa. Sacó lentamente un paquete envuelto con, al parecer, restos de algunas bolsas donde guardaban algunos juguetes viejos. Tenía unos dibujos llamativos- Quería darte esto -estira la mano con un notorio sonrojo en sus mejillas.

Natsuki: ¿Es para mí? -pregunta sorprendida.

Tsuki: Nunca te he dado un regalo para tu cumpleaños... -avisa sin mirarla.

Natsuki: ¡Gracias! -sonríe emocionada y toma el presente, sacando la envoltura con cuidado.

Tsuki: Puedes romperlo si quieres...

Natsuki: No, claro que no -infla sus mofletes- Es el primer regalo que me das, quiero conservar la envoltura -al abrirlo y ver el contenido se queda sin palabras- T-tsuki... no creo que sea bueno que yo tenga esto ¿Y si tu mamá se enoja?

Se trataba de un pequeño prendedor con forma de dragón. Era infantil el diseño pero agradable. Tsuki lo traía puesto en la ropa del día que fue encontrada dentro de la máquina, seguramente algún recuerdo que su madre quiso que conservara.

Tsuki: No va a enojarse jeje Es mío y yo puedo dárselo a quien yo quiera -se cruza de brazos, intentando mostrar valor en sus palabras.

Natsuki: Solías llevarlo mucho en tu ropa, ¿no es un recuerdo de tu otra mamá? ¿No estarás triste si me lo quedo yo?

Tsuki: No, no. Ese prendedor tiene poderes protectores -explica con inocencia.

Natsuki: ¿De verdad?

Tsuki: Si, seguro por eso mi mamá me lo dejó. Nao tiene otro muy parecido pero es de color rosa, no le digas que te dije, se enojará porque yo tengo el más chulo -ríe entre dientes.

Natsuki: Haha Está bien... -se lo coloca en el pecho- Lo usaré hoy. Gracias -le da un beso en la mejilla, seguido de un abrazo- ¿Nao está fuera?

Tsuki: Mm... Creo que sí. Estuve ocupada con el regalo. No he estado mucho con ella. La última vez que la vi fue al despertar. Yo me quedé en la habitación.

Natsuki: Mmm... Bueno, vamos a jugar con el señor oso hasta que vuelva mi mamá. Seguro Nao debe estar con él -sonríe.

Por otro lado, Blake trataba de ver si el camino se encontraba despejado desde arriba de un árbol.

Blake: Que extraño... No había tantos alambrados antes... De seguro hay guardias -suspira.

Nao: ¡Señorita Blake! -la llama desde abajo, moviendo los brazos de un lado a otro.

Blake: ¡¿N-nao?! -la observa sorprendida, bajando con velocidad- ¿Por qué estás aquí?

Nao: Me escabullí para seguirla y acompañarla en su búsqueda de comida -sonríe- Puedo aprovechar y buscar un regalo para Natsuki. Una florecita o algo que encuentre por allí.

Blake: Nao... -suspira- Es muy peligroso que hagas estas cosas. Si alguien te ve podría haberte hecho daño.

Nao: No le tengo miedo a esas cosas -se cruza de brazos.

Blake: Ha... Ven -estira la mano- Volvamos. De todas formas, parece que hay más seguridad que antes. Es peligroso.

Nao: No -se gira- Ya verá que yo puedo con todos esos tontos -comienza a correr en sentido contrario al refugio.

Blake: ¡Nao! -la llama asustada ante la reacción inesperada de la pequeña.

En el refugio. Ruby se acerca a las pequeñas, quienes jugaban con el oso.

Tsuki: Mamá, ven a jugar con nosotras -pide agitada de tanto saltar y corretear al oso.

Ruby: Ese oso siempre se esconde en mi espalda. Va a hacer trampa si entro al juego -sonríe- Natsuki, ven pequeña -la llama.

La niña se baja del peludo animal y se acerca a la morena.

Ruby: Sé que no podemos darte regalos tan bonitos como antes, pero quiero darte algo especial -saca un sobre algo desgastado- Esto estaba junto contigo cuando te encontramos con tus otros hermanos. Lo llevabas en la manta que te cubría -se lo pasa- Blake y yo decidimos guardarlo. Podía tratarse de algo que tu madre verdadera dejó para ti.

Natsuki toma el sobre con algo de intriga para abrirlo lentamente. Estaba algo nerviosa.

Natsuki: ¿Y si dice algo malo? -indaga triste.

Ruby: No lo creo. Seguro fueron dejadas allí porque las amaban mucho. Algo debió pasar y tuvieron que protegerlas allí dentro. No temas, yo la leeré contigo -le brinda una sonrisa para animarla.

Natsuki: Está bien...

Al abrir el sobre y sacar el papel, esperaban un escrito. Pero sólo decía "sangre de dragón" y unas palabras borrosas que no se podían entender.

Ruby: ¿Sangre de dragón?

La pequeña pelinegro parecía un poco decepcionada del mensaje. Esperaba algo más que palabras que no tenían nada que ver con lo que deseaba.

Ruby: Hey... Anímate pequeña, tal vez tiene un significado importante. Por eso lo dejó en tus manos -trata de animarla, aunque se veía algo complicado.

Tsuki: ¡Mira, mira! -señala el papel.

Aquellas palabras borrosas parecían empezar a tomar forma por arte de magia, hasta formar el nombre de alguien inesperado.

Tsuki: Tiene tu nombre Nati -avisa.

Natsuki: P-pero... No estaba allí antes -lo gira para ver del otro lado.

Ruby estaba igual de impresionada, aunque lo estuvo más al ver que el papel salía despedido con fuerza por los aires. La extraña muchacha, Akemi, apareció nuevamente cerca de ella.

Ruby: ¿Qué ha pasado? -se queda observando el papel, era notorio que no podía verla, al igual que Tsuki.

Natsuki: Es la chica que me vino a visitar la otra vez -la señala.

La muchacha parecía intentar decirle algo, pero no podía escucharla. Se veía preocupada y movía los brazos como intentando advertirle de algo.

Ruby: ¿La chica? -se gira para ver hacia donde la pequeña señalaba, pero no veía nada.

Natsuki: Siii, la chica que vino antes -seguía señalándoles hasta que la muchacha se esfumó.

Ruby no podía ver lo que la niña le señalaba pero si sintió una presencia que le puso los pelos de punta. Tsuki se giró al ver a un hombre que se encontraba sujetando a Summer del cuello, amenazándola con un cuchillo en el mismo.

Ruby: ¿Quién eres? -empuja a las pequeñas detrás de ella.

¿?: Eso no te importa, loba -sonríe con el ceño fruncido.

La morena no alcanzó a intentar defenderse que un dardo fue disparado en su hombro, parecía algo muy fuerte, que logró dejarla en el sueño a los pocos segundos de impactarle.

Tsuki: ¡Mamá! -se agacha para moverla.

¿?: Tenemos a la niña. Entren, tomen lo que deban y quemen lo demás -avisa por el radio.

Natsuki estaba inmóvil, no sabía cómo reaccionar ante lo que estaba pasando. La casa se llenó de faunos con armaduras y uniformes de batalla. Algo extraño comenzó a formarse detrás de la pelinegro, lo cual la arrastró con fuerza hasta adentrarla allí, como si fuese un portal, que terminó cerrándose de inmediato.

¿?: ¡¡Noo!! ¡Maldición!

¿?: Tranquilízate, Yahul, ¿crees que va a dárnosla así de fácil? Me esperaba eso -enciende un cigarro.

Yahul: General -se pone firme ante la presencia de un fauno enmascarado.

¿?: Metan a las demás a las jaulas. Las llevaremos a la fortaleza, para algo servirán. Hay humanos cerca, quiero que se apresuren.

Yahul: Si, general.

Mientras que en el bosque, Blake perdió de vista a Nao, estaba muy preocupada pero la neblina que había aparecido le costaba horrores visualizar el camino correcto.

Blake: Demonios... -se detiene para tomar aire, ni siquiera sabía dónde estaba ya.

Nao se dio cuenta que ella estaba tan perdida como la otra fauno, por lo que se detuvo e intentó buscarla. Pero alguien la tomó por sorpresa, metiéndola dentro de un saco.

¿?: ¡La tengo Jaune! -avisa un muchacho de cabello azul.

Jaune: ¡Genial! El jefe al fin nos dará dinero del bueno -se acerca y saca un instrumento que parecía ser inyectable.

Nao: ¡Suéltenme! ¡No es divertido! -muerde la bolsa, pero era muy resistente.

La pequeña llamó a su madre varias veces pero no pudo hacer nada ante la inyección que parecía contener un anestésico.

Blake había logrado escuchar los gritos de la niña pero al sentir un disparo pasarle cerca, tuvo que retroceder un poco. Tratando de esconderse, lo cual no sirvió de mucho. Al instante se dio cuenta que estaba rodeada de hombre armados. Que no parecían tener intensiones de llevarla viva a ningún lado. Intentó usar su sombra para engañarlos, pero fuese a donde fuese, podía sentir que aún la seguían rodeando. Cuando comenzó el tiroteo, se vio muerta, pero notó que los disparos no estaban siendo dirigidos hacia ella, era difícil de ver con la neblina, pero alguien estaba encargándose de los soldados, por lo que decidió luchar también. Pero al usar su arma contra uno de ellos, la armadura que llevaban parecía impenetrable. Un perro de la guardia la tomó por sorpresa, hiriéndole el brazo, para su suerte de nuevo, aquella persona que estaba "ayudándole", logró quitar al can de un golpe y dispararle al soldado que estaba por herirla. Parecía ser una muchacha robusta que cargaba con un escudo en uno de sus brazos, el cual parecía contar con una cuchilla y disparar como si se tratase de un arma. Varios disparos fueron dirigidos hacia ellas, pero la otra chica colocó su escudo delante y pudo cubrir todo los disparos, los cuales fueron re dirigidos a los dueños de los mismos.

¿?: ¿Qué se supone que- -se gira para regañar a quien había protegido, pero sus palabras fueron interrumpidas al ver a la fauno.

Blake estaba tan asombrada como la otra, ambas se quedaron sin decir nada. Sólo se miraban, como si buscasen respuestas en las mismas miradas.

¿?: ¿Nos hemos visto antes?

La pelinegro trató de responder pero recordó a la pequeña e intentó ponerse de pie, con resultados negativos. Una bala le había rozado el abdomen y salía una especie de pus blanca.

¿?: No te muevas. Las balas tienen veneno -se acerca y pasa uno de sus brazos por el hombro para cargarla.

Blake: No... Debo quedarme... -avisa en voz baja.

¿?: Si te quedas aquí te mueres. No te duermas, tengo cura para eso pero vas a tener que tratar de no desmayarte o vas a complicarme todo esto -la sube a su espalda y toma forma de un enorme tigre, perdiéndose con velocidad entre la neblina.

En el refugio. Habían quemado todo el interior. Durmieron a todas y las metieron en jaulas diferentes.

Yahul: General, ¿las llevamos al norte?

¿?: No sirve de nada ir sin la niña. Llévenle el papel a Ozpin. Esa mujer de allá -señala a Summer- Tengo un trato con mucho dinero de por medio por entregarla. Nos vamos al fuerte, tenemos un paquete que entregar. Además... Huele a sangre y humanos, seguro hay infestados. Es la combinación que más detesto del exterior -se sube a la nave.

¿?: ¡Señor! ¡General! -llama uno de los guardias.

¿?. ¿Y ahora qué pasa? ¡Suban las jaulas de una buena vez! -se queja.

¿?: Es que... General, una de ellas parece haber intentado resistirse al tranquilizante y logró empujar la jaula hacia uno de los precipicios.

¿?: ¿¿Qué?!

¿?: V-varios hombres han ido por ella señor, se ha escapado en dirección a Vale -responde nervioso.

¿?: Malditos buenos para nada -refunfuña y sale de la nave- Tú, lleva lo que ya tenemos al fuerte. Trataré de ir por la que se escapó.

Yahul: Si, general -se sube a la nave.

¿?: Demonios... Debí entrenar perros y no faunos para ir tras una simple licántropo... -se sube a una de las motos que traía la nave y se encamina a buscar a la prisionera.

Mientras que Ruby, mareada y con poca fuerza, se escabullía entre los callejones de Vale, sujetándose la herida que se había hecho al caer. Estaba comenzando a ver borroso. No sabía donde ocultarse sin ser vista. La energía que había utilizado para correr en forma de lobo le estaba pasando factura muy rápido y aún llevaba el tranquilizante recorriéndole el cuerpo. Cuando giró por uno de los callejones, se chocó con un montón de cajas.

¿?: ¿Pero qué rayos pasa contigo? -pregunta enfadada una chica de larga cabellera blanca- ¿Nadie en esta ciudad tiene un poco de-?

Al ver a la chica manchando el suelo de sangre, intentando ponerse de pie, detiene su regaño y molestia por un momento, tratando de ver si había mucha gente alrededor. La débil chica de ojos grises trataba de pedirle ayuda, casi en susurros, estaba muy débil.

¿?: ¿Es enserio? Me meteré en demasiados problemas -se lleva una mano a la frente.

¿?: Señorita Schnee ¡uf! -la llama agotado un señor de cabello blanco que cargaba con unas bolsas de compras- Deberíamos ¡Ah! -da un grito al notar el cuerpo en el suelo, entre las cajas.

Weiss: Shh, Klein, ¿quieres que nos maten a los tres? -pide silencio.

Klein: No será a los tres si entrega sólo a la licántropo -le aconseja.

La muchacha de ojos celestes voltea a ver a quien ya había perdido la conciencia para dar un largo suspiro.

Weiss: No puedo hacer eso.

Su acompañante le brinda una sonrisa comprensiva.

Klein: Usted siempre encuentra la manera de meterse en problemas.

Weiss: Es que... -trata de defenderse- Sólo ayúdame a cargarla hasta el automóvil. Hay guardias del White Fang por allá -señala.

Klein: Nos meteremos en grandes problemas. No estamos en el fuerte señorita -avisa algo atemorizado.

Weiss: Sólo... Ayúdame a cargarla, deja las cajas -toma a la morena de los brazos para jalarla e intentar llevarla a su auto.

Klein: Grandes problemas, enormes problemas -toma de los pies a la herida muchacha y así ayudar a su acompañante.

Continuará.    

Difícil explicar. Difícil comprender. Posible de aceptar.

Natsuki cae de una gran altura, pero la nieve amortigua la caída. Se levantó lentamente sin abandonar las rodillas del piso. Limpiándose el rostro y tratando de mirar a su alrededor, lo cual era muy difícil; no tenía idea de donde estaba.

Natsuki: ¿Mamá? -fue lo primero en lo que se indagó, pero la desesperación se apoderó de ella al ver que estaba completamente sola en un capo con pocos árboles y mucha nieve- ¡Mamá! -alzó la voz con los ojos ya cristalinos.

A lo lejos logró visualizar una extraña sombra, era difícil darle una forma pero parecía un enorme Grimm, algo que ella desconocía desde que nació. Sólo había escuchado de ellos por su familia. La niña, asustada y perdida, trató de acercarse a la criatura tanto como pudo.

La bestia giró el rostro y se quedó apuntando en su dirección. De su boca caían gotas negras que parecían ser su saliva y en su pecho podía notarse una luz roja que palpitaba, siendo este al parecer, su corazón.

Natsuki: Disculpe...

La criatura no se inmutó, sólo las gotas y la sobra que recorrían su extraño cuerpo, era lo único que se movía.

Natsuki: Me he perdido... -se frota los ojos- No encuentro a mi mamá ni a mis hermanos ni-

¿?: No me interesa eso, niña -interrumpe con una voz gruesa y algo atemorizante.

Natsuki: Es que... No sé dónde estoy -trata de no llorar.

No hubo respuesta alguna de aquel ser, sólo se volteó y continuó el trayecto que llevaba. La pequeña fauno no pudo evitar dejar caer lágrimas, estaba asustada y sentía mucho la ausencia de su familia. Comenzó a seguir a la bestia, a quien parecía no importarle.

Por otro lado, unos sonidos fuertes, acompañados de un dolor muy fuerte en el costado derecho de Blake, hizo que abriese los ojos poco a poco. Se encontraba en una habitación iluminada por unas luces que colgaban en el costado del techo, el cual parecía ser de madera. Las paredes estaban oscuras y manchadas, por lo que no supo distinguir más. Había una mesa de madera llena de herramientas, al igual que casi toda la habitación.

Blake: Ghn... -expresa con dolor, llevándose una mano a la cabeza. Dolía bastante.

¿?: Pero qué tenemos aquí -aparece, para su sorpresa, un fauno de cabello rubio, el cual movía su cola de lado a lado- Yang no se cansa de traer objetos valiosos al refugio -le guiña un ojo.

Blake: ¿Yang? -trata de abrir los ojos, pero el dolor se lo impedía un poco.

¿?: Un placer madame -se inclina- Me llamo Sun. Estás en uno de los refugios subterráneos de uno de los fuertes White Fang -trata de no enredar las palabras pero parecía hacerlo para parecer gracioso- El remedio que ayuda con el veneno genera dolor de cabeza, vas a tener que aguantar eso pequeña gatita -toma un trapo que se encontraba sobre la mesa.

Blake: Vuelve a llamarme así y haré cosas muy horribles en tu cuerpo con ese trapo -responde un tanto molesta, también por el dolor.

Sun: Mmm... Suena un tanto interesante.

Yang: Ya mono -ingresa con una bandeja que cargaba comida- Luego andas chillando de tus tragedias amorosas por ser así -se acerca a la fauno.

Blake tuvo la misma reacción que la primera vez que la vio, un tanto diferente, ahora no había neblina y podía verla mejor. Era la misma chica con la que había soñado durante mucho tiempo atrás. Logró reconocer esa voz...

Sun: Pero si sólo trato de ser amable -apoya la espalda en la pared y se cruza de brazos.

Yang: No le hagas caso, es algo estúpido -sonríe y coloca la bandeja sobre las piernas de la pelinegro.

Sun: Hey, eso duele mujer -dice con algo de sarcasmo.

Yang: No tiene malas intensiones ¿Te duele la herida?

Blake: N-no... Sólo la cabeza -trata de no ser muy "obvia" con sus miradas e intenta levantarse, haciendo la bandeja a un lado.

Yang: No creo que sea buena idea que te levantes ahora. Vas a estar algo débil por el remedio.

Blake: Tengo que volver a mi refugio. Tengo amigas allí...

Yang: Es peligroso que salgas ahora. Deberías esperar que pase el toque de queda.

Blake: ¿Qué?

Yang: Este refugio está construido entre una fábrica vieja del White Fang, hay muchos obreros -se señala- Pero es seguro mientras no salgas fuera del toque de queda. Si te ven, seguro van a querer etiquetarte.

Blake: No sé de qué hablas, pero enserio necesito salir de aquí. Había muchos humanos armados. No sólo estoy preocupada por mis amigas sino por mi hija y su hermana. Se perdió en el bosque -explica preocupada.

Sun: Ahora entiendo la resistencia -suspira.

Yang: Sun -le regaña- Oye... Lo siento, pero si sales puede que no llegues más allá del bosque -trata de explicarle.

Blake: No me importa -se pone de pie.

Yang: Escucha -le sujeta el brazo con una de sus manos.

Blake: ¡No! -se suelta- Tú escucha. Gracias por haberme salvado la vida pero puede que esa niña me necesite ahora, al igual que mi hija.

Yang: No seas terca. Si sales, no vas a poder salvar a nadie -frunce el ceño.

Sun: Tú eres igual a ella -agrega.

Yang: ¡Ya deja de meterte Sun! -se enoja.

Sun: Oye, tranquila. Sólo decía. No tienes que alterarte así por un fauno que quiere suicidarse. Deja que se vaya, ya tenemos suficiente con la gente que necesita nuestro apoyo aquí -explica, acercándose a la rubia.

Blake baja la mirada y trata de tranquilizarse. Pensar mejor las cosas, pero eso no quitaba sus preocupaciones.

Blake: Lo siento... Estoy muy preocupada -avisa más tranquila, no pudo evitar ver de reojo el brazo de metal que traía la otra chica. Seguro un reemplazo de haberlo perdido en alguna batalla.

Yang: Sé lo que sientes -trata de calmarse también- Tal vez no del todo. Pero también alejaron a alguien de mi lado. Traté de buscarlo incansablemente, pero llegué tarde -gira el rostro- Mira, hagamos esto. El horario seguro es en el día, cerca de las once. Voy a acompañarte-

Sun: ¿Qué demonios Yang? Eres importante aquí, si ella no valora su vida no deberías-

Yang: Es mí decisión, no tuya -le frunce el ceño- Necesita un guía. La dejaré en su refugio y volveré, no seas tan exagerado.

Sun: No exagero... Ya de por sí nos cuesta conseguir provisiones con tantos infestados y humanos rondando para matarnos.

Blake: Tiene razón... Estoy siendo un estorbo. Yo tengo mis problemas pero ustedes tienen los suyos. Sólo dime cómo salir mañana... Yo veré cómo llegar a mi refugio.

Yang: Como lo sientas más conveniente... No voy a interponerme entre las decisiones que quieres llevar a cabo para ir por tu familia -da un ligero suspiro- Pero al menos come algo y haz reposo hasta mañana, necesitarás estar bien -se gira y retira de la habitación.

Blake: Ah... Gracias -alcanza a decir antes de que aquella chica se fuese.

Sun: Que tengas una agradable noche madame -vuelve a inclinarse y sale por la puerta.

La pelinegro baja la mirada y toma asiento en la cama, comió lo que le trajeron y se recostó. Había mucho ruido para conciliar el sueño. Bastante.

Por otro lado, la muchacha rubia de ojos lilas, ingresó a la habitación de su compañero, buscando herramientas para acomodar algunas cosas en su brazo.

Sun: ¿Qué te ocurre tigrón? Estás actuando extraño.

Yang: No sé a qué te refieres -toma un destornillador- Ah... Mierda... -frunce el ceño ante el dolor que le ocasionaba el arreglo.

Sun: Usa algo de morfina. Ese brazo está algo oxidado.

Yang: No tenemos tanta medicación para gastarla en algo como esto... Puedo soportarlo -verifica el brazo moviéndolo un poco y toma un trago de ron.

Sun: ¿Y bien? Te conozco, algo te sucede. Estabas muy alterada con respecto a esa fauno.

Yang: ¿Recuerdas que antes de lo de papá te hablé de unos extraños sueños?

Sun: ¿Los de la chica de cabello negro?

Yang asiente y toma otro trago. Sun tarda un poco en caer pero cuando lo hace, pone su cara de asombro.

Sun: No te lo creo, ¿es ella? -se lleva una mano a la frente- ¿Por qué no me lo dijiste antes mujer?

Yang: No sé qué pensar respecto a eso... Cuando me acerco a ella siento como si la conociese de todo la vida... -se queda unos segundos en silencio, mirando la mesa- Es una locura... Nunca la he visto.

Sun: Tal vez... ¿De pequeñas?

Yang niega.

Sun: ¿No? ¿Y estás segura de que es la chica con la que soñaste por tanto tiempo?

Yang: Si... Su voz. Sus ojos... Su... aroma ¡Demonios! -patea una silla.

Sun: Tranquila, no quiero que tu semblanza acabe con la única habitación que tenemos por ahora -toma asiento en la cama- Bueno, pensabas que no podía ser real y ahí está.

La rubia se le queda mirando.

Sun: Mira, no soy experto, como tú dices, en este tema del destino y las mujeres. Pero si tienen una conexión... Creo que no deberías perderla.

Yang: ¿Hablas enserio? No tengo idea de quién es realmente.

Sun: ¿Y si eres la única que en realidad puede saber quién es ella en realidad?

Yang: No sé de qué hablas. Tiene una hija y una familia... La persona con la que esté ahora debe conocerla mejor que nadie.

El mono suspira y le da unas palmaditas en la espalda.

Sun: Dormiré. Mañana me espera un largo trabajo en la fábrica -estira los brazos.

Yang: Descansa... -apoya los codos sobre la mesa y el rostro en sus manos- Iré a lavarme los dientes, también estoy agotada -se pone de pie y sale en dirección a los baños.

Al doblar por uno de los pasillos, se choca con quien menos pensaba hacerlo.

Yang: ¿Qué haces aquí?

Blake: Buscaba el baño... Lo siento, necesito ir -baja la mirada avergonzada.

Yang: Ya... Sígueme -comienza a caminar hasta llegar a destino.

El baño estaba en muy malas condiciones, se notaba que muchos iban allí. Estaba lleno de grafitis y la luz era muy pobre.

Yang: Lo siento. Parece un baño de hace milenios, pero siempre que lo limpio termina igual en segundos -se apoya en el marco de la puerta.

Blake: No importa.

La rubia había olvidado completamente su cepillo de dientes y pasta dental, por lo que no pudo contener el patear el bote de basura.

Blake: ¿Todo bien? -indaga desde dentro de uno de los baños.

Yang: Si, si. Orina tranquila, sólo me he tropezado -miente y se apoya en la pared.

Hubo un silencio incómodo, sólo se escuchaba el sonido del líquido caer sobre la taza del baño. Blake salió ruborizada ante eso.

Yang: Vamos, te llevaré de nuevo a tu habitación -salen fuera y gira el rostro para asomarse por otro pasillo que daba al área de máquinas- ¡Pueden hacer menos ruido, ¿no les parece?! ¡Son las dos de la mañana, maldición! -se queja en voz alta, luego se devuelve y camina frente al fauno.

Blake simplemente la seguía. Ella también sentía extraño estar con la persona que había visto en sus sueños durante mucho tiempo. Pero se dio cuenta que no era muy parecida a esa mujer con la que realmente soñaba... La recordaba diferente. Tenía otro carácter y un rostro mucho más sereno. Al llegar al cuarto, la pelinegro no pudo evitar preguntar aquello que la muchacha le preguntó antes de traerla aquí.

Blake: ¿Nos hemos visto en algún lado? -se gira a verla- Perdón que pregunte algo tan extraño.

Yang: No me parece extraño -responde al instante.

Blake: ¿No? ¿Entonces nos hemos conocido en alguna parte? No recuerdo que haya sido así.

Yang: Yo tampoco. Tal vez conociste a alguien que se parecía a mi -responde un tanto indiferente.

La rubia no sabía que estaba diciendo. Si aquella muchacha había pasado por lo mismo, entonces podía contarle que ella sentía lo mismo. Pero algo la hacía rechazar esa opción.

Blake: No recuerdo haberme encontrado con alguien así... -se queda pensando.

Yang: Ha... -suspira- Hey, no te preocupes de eso ahora. Mejor trata de descansar, tu hija te necesita y su hermana.

Blake: Lo sé... Tienes mucha razón en eso -toma asiento para acomodarse nuevamente en la cama.

Yang: Pero... No entiendo bien, ¿tienes dos hijas?

Blake: Sólo una.

Yang: Pero... tiene una hermana -trata de entender el punto, buscando unir algo que no encajaba.

Blake: La adopté y mi mejor amiga adoptó a otras dos que estaban con ella. Las encontramos...

Por alguna razón, la explicación del fauno estaba comenzando a hacer eco en la mente del tigre, quien se apoyó en la pared para que no notase el mareo.

Blake: Las encontramos dentro de una máquina muy extraña. Estaban solas... Pero la pequeña que adopté es una pequeña fauno. Las otras dos eran licántropos. Han estado siempre juntas así que se tratan como hermanas, las tres -mira a la rubia- ¿Estás bien? Te veo algo pálida.

Yang: Si, me he mareado. Seguro por tanto ruido. La presión aquí abajo suele hacerme mal -mueve un poco la mano para darse algo de aire en el rostro- Debo ir a descansar.

Blake: Claro. Seguro lo necesitas.

Antes de retirarse, Yang se volteó para decir algunas palabras más.

Yang: Me parece muy valiente la decisión que tomaron con esas niñas. No te preocupes, te llevaré a tu refugio, así podrás estar con tu familia otra vez -le regala una pequeña sonrisa y se retira.

Fue el momento donde el corazón de Blake comenzó a acelerarse de manera tal que le preocupaba. ¿Qué había sido eso? La voz de aquella chica había resonado en su mente, esa cálida sonrisa... Le daba impotencia no entender qué sucedía. Nunca la había visto, pero sentía que la conocía desde siempre. Con sólo verla y escucharla. Era una terrible locura. Con Ruby había experimentado un amor bonito, que si bien no pudo darse a más que una amistad, sabía quién era su amiga la loba. Pero esta persona... Le desesperaba con sólo sentir cómo seguía su corazón.

Blake: Ni siquiera le he preguntado su nombre... No sé nada de ella... ¿Por qué? -se lleva una mano a la frente.

Tanto a ella como a Yang, le costó descansar bien esa noche. Y como si fuese broma, ambas soñaron la una con la otra nuevamente. Pero esta vez, se convirtió más en una pesadilla, que en lo que estaban acostumbradas. La fauno vio imágenes de aquella muchacha fuera de sí, sus ojos rojos brillaban y no dejaba de gritar en la oscuridad, pero por más que la pelinegro trataba de llegar a ella, se le fue imposible. Mientras que Yang, vio a la pelinegro morir a causa de un derrumbe, la pesadilla se repetía una y otra vez, pero ella no lograba llegar y advertirle de lo que iba a ocurrirle.

La rubia se despertó toda sudada, no alcanzó a ver la hora, simplemente se puso de pie, algo mareada y a paso rápido se dirigió a la habitación del fauno. Pero a mitad de camino chocó con ella, ambas estaban agitadas, mirándose la una a la otra. Blake fue la primera en acercarse y sujetarla de los brazos con delicadeza, tratando de decir palabras que no salían de su boca. La pesadilla de ambas se había sentido tan real, que llevaban el miedo de perderse la una a la otra. No se les cruzó el que fuese una locura, esta vez sentían temor de perder algo muy importante. Blake aún parecía tratar de decir algo, pero sólo salían letras inconclusas, por lo que Yang la rodeó con sus brazos y la acercó hasta su pecho, acariciándole el cabello, las manos le temblaban.

Yang: Tranquila, no va a pasar nada malo. Cada vez que estés asustada, sólo ven conmigo.

La fauno asiente y levanta los brazos, que habían quedado un tanto petrificados ante la reacción del tigre, para acomodarlos en su pecho. No podía entender lo que estaba pasándole. Ninguna lo entendía, pero aún sin saber sus nombres, sentían que se conocían.

Pasado un tiempo, ambas lograron tranquilizarse. Volvieron a sus respectivos cuartos sin decir nada más. Esperaron el amanecer y luego de un desayuno, Yang comenzó a prepararse para acompañar a la pelinegro. No le contó nada a Sun sobre lo que había ocurrido anoche. Se despidió de él con un "Regreso pronto" y salió del refugio. La salida llevaba a un túnel con un camino bastante largo, que finalizaba en las afueras del bosque. La neblina no dejaba ver bien el lugar en el que había estado, no le prestó mucha atención tampoco.

Yang: Espera -la detiene y se esconden detrás de un árbol.

Un pequeño dron pasó por allí, moviendo la cámara de un lado a otro, hasta perderse en la neblina.

Blake: Conoces el bosque de memoria...

Yang: Tuve que. Debo salir a cazar día por medio. Sino los huérfanos morirán de hambre -continúa caminando.

Blake: ¿Cuidas gente perdida?

Yang: Algo así... Mi padre siempre lo hacía, rescató a Sun junto a otros. Luego él se ofreció a ayudar y bueno, es parte de la campaña solidaria con peligro de muerte -dice con sarcasmo.

Blake: ¿Muerte?

Yang: No te preocupes. No es tan así como suena. La mayoría de los que hemos logrado salvar ya están trabajando en la fábrica, es un buen trabajo para los que quieren seguir con vida en este momento de rebeliones y pobreza.

Blake: Ya veo...

Yang: Lo único que nos ha costado cuidar, es los niños. Sun se quedó con ellos hoy -revisa el perímetro.

Blake: ¿Cuidan niños también? Vaya... Eso es lindo.

Yang: Suelen ser los primeros en morir en épocas así.

Cuando la rubia nota el comentario de más que había hecho, trata de arreglarlo.

Yang: No te preocupes, encontraremos a tu hija y familia.

Blake: Gracias...

Avanzaron bastante, al fauno le costaba creer que la rubia la había llevado desde donde se perdió hasta su refugio. Quedaba algo lejos.

Blake: Pensé que sólo me enseñarías el camino y luego regresarías.

Yang: Estoy enseñándote el camino -le guiña el ojo.

Blake no pudo resistir a sonreír ante ese gesto.

Blake: Estamos cerca -mira a su alrededor- Este es el camino que lleva a mi refugio. Debo apresurarme, tal vez ellas encontraron a Nao -acelera el paso.

Yang: Espera, no corras -la persigue.

La emoción por volver a encontrarse con sus compañeras de hogar e hija se convirtió en una helada que recorrió toda su columna vertebral al ver que todo estaba derrumbado y con objetos incinerados. El tigre tenía un mal presentimiento de lo que podía ser, por lo que no dijo nada al respeto.

Blake: No puede ser... Nadie sabía de este lugar... Nos cuidábamos muchísimo para que no nos encontraran... -explica dejando caer unas cuantas lágrimas.

Yang: Hey... Tranquila, ellas deben de estar bien -sabía que era muy poco probable, pero no sabía qué más decir.

Blake: ¡No puede ser! -camina hasta los escombros- ¡Ruby! ¡Summer! ¡Natsuki!

Yang: Oye... no grites -se acerca a ella.

Blake: ¡Tsuki! ¡Nao! -intenta mover las rocas.

Yang: ¡Oye! -la toma de los brazos y la gira- Tienes que tranquilizarte. Si pierdes la razón, entonces realmente vas a perderte tú y ellas.

Blake: Deben estar enterradas allí... -baja la mirada, tratando de no seguir llorando.

Yang: Respira hondo -le acaricia la espalda y mientras trataba de relajarla, notó cómo la nieve se encontraba bastante despareja. Su padre le había enseñado muchas cosas para sobrevivir, sobre todo de- Lo sabía -avisa después de remover cierta cantidad de nieve, dejando visible las enormes huellas de una nave- Es el White Fang.

Blake: ¿Qué? -se limpia los ojos.

Yang: Las huellas de esta nave le pertenecen al White Fang, las del Silver Shield son diferentes. Es muy probable que se las hayan llevado a alguno de los fuertes. Sólo hay dos que mueven naves tan grandes, el fuerte de Ronnan y el de Servihul. Uno es un fuerte comercial y el otro para la armada mayor.

Blake: Sabes... Mucho del White Fang.

Yang: Mi padre fue general, conocía mucho del exterior...

La pelinegro iba a preguntarle sobre su padre, pero prefirió guardar silencio sobre ello.

Blake: Gracias por acompañarme hasta aquí... De verdad estoy muy agradecida con tu ayuda, pero debo ir por mi familia. Buscaré la manera.

Yang: Mm... Admiro eso de ti y no tengo dudas de que las valoras mucho, pero si no tienes idea de cómo moverte entre los fuertes, si los infestados no te matan. Las armas de los humanos seguro lo harán.

Blake: Debo intentarlo... -baja la mirada.

Yang: Podría ayudarte con algunos mapeos del exterior. En el refugio tengo algunos que mi padre me dejó. Puedo enseñarte los lugares más seguros y -alarga esa palabra- tal vez, pueda ser tu guía en algunos caminos.

Blake: No creo que debas... Es demasiado -le avisa preocupada- Me conformo con la ayuda que puedas darme enseñándome los mapas...

Yang: Mm... Está bien -hace una pequeña sonrisa y le estira la mano- Me llamo Yang, Yang Xiao Long.

La pelinegro se queda mirando la mano de la muchacha por unos segundos hasta levantar la de ella para juntar ambas.

Blake: Blake... Blake Belladonna -le devuelve la sonrisa.

Continuará.

Fuerte Ronnan.

Tres soldados tocan la puerta de una casa vieja y antigua. Una anciana abre y los observa algo asustada.

¿?: Venimos a entregar algo que se nos encargó. Si Jhin y Raven no se encuentran, me temo que nos llevaremos esto a la guardia para que los etiqueten correctamente.

Anciana: Ah... Me asustaron -suspira.

Yahul: Así deberías estar anciana -frunce el ceño.

¿?: Ya calla, ¿están o no están? -se queja el otro, jalando las cuerdas de sus rehenes.

La mujer hace señas para que pasen mientras mira los alrededores y ver si no había nadie más. Cuando ingresaron, los hizo bajar por unas escaleras escondidas debajo del suelo, a una especie de sótano.

Anciana: Señorita Raven -ingresa a una pequeña habitación.

Jhin se encontraba mirando un papel lleno de trazos y números sujeto a la pared, mientras que Raven parecía sumergida en su arma y algunas herramientas, llevaba la mirada cansada. Al notar la presencia del personal, se puso de pie inmediatamente.

Summer: ¿Raven? -indaga sorprendida. Tsuki se esconde detrás de ella.

El impacto de la pelinegro fue tan grande que intentó aproximarse a su pareja, pero uno de los soldados puso la mano en frente.

¿?: No tan rápido, tenemos órdenes estrictas de no entregar a los rehenes hasta recibir el dinero acordado -le pasa un papel.

Jhin: Tss... -frunce el ceño y va por un maletín lleno de polvo, oculto en un ropero viejo.

La morena estaba algo sedada aún pero no podía dejar de mirar a la persona que creyó muerta durante estos últimos años. Tenía ojeras y estaba mucho más delgada que antes. No mostraba un rostro de enojo ante los soldados, sólo se había quedado observándola a ella.

Yahul: Te ves algo cansada Raven -sonríe- Deberías haber aceptado la solicitud del general, no estarías muriendo de hambre -mira el entorno-, junto con ellos.

¿?: Ya Yahul, ¿no puedes estar callado un rato? -se queja uno de sus compañeros.

¿?: Tiene razón en parte -afirma el otro.

Jhin: Hice un trato con el general por traer a mi familia completa, no en pedazos -agrega enojado.

Yahul: ¿Crees que esto es una agencia de entregas a domicilio? No es culpa nuestra no hallar a todas. Además, estaban escondidas -estira el brazo- ¿Las quieres o no?

El cuervo le arroja lo que ansiaba su contrabandista sin dejar de mostrar el enojo en su mirada. El soldado la abre y toca los billetes.

Jhin: Si te vas a poner a contar aquí, te preparo un té -se cruza de brazos.

Yahul: No, gracias -cierra el maletín- Prefiero tomar algo más agradable en la guardia -hace señas para soltar a las dos rehenes.

Summer fue la primera en acercarse para formar un profundo abrazo entre ella y su amante. Raven parecía algo perdida pero sabía quién estaba en sus brazos. La trajo más a su cuerpo y daba pequeños suspiros provocados por el sollozo.

Yahul: Mm... Muy bonito todo -sonríe con sarcasmo y mira a Jhin- Si quieres hacer un nuevo trato, sabes dónde encontrarnos -se gira para retirarse junto a los otros que lo acompañaban.

Jhin: Como si fuese sencillo encontrar tanto dinero... -susurra aún enojado.

Cuando los soldados se retiraron, el cuervo trató de dejar su enfado aparte para acercarse a la más pequeña, poniéndose de rodillas.

Jhin: ¿Cómo estás? -trata de sonreírle.

Tsuki: ¿Dónde está mi mamá? -mira un poco los alrededores. No recordaba mucho a Jhin, escasamente.

Jhin: Seguro a salvo. Sólo eso importa ahora.

Tsuki: ¿Y cuándo vendrá?

Jhin: No lo sé -se pone de pie- Eso depende de muchas cosas.

Tsuki: ¿Y mi hermana? -insiste.

Jhin: Tampoco lo sé. Lo mejor que puedes hacer ahora es esperarlas.

Tsuki: ¿Y por qué no podemos ir por ellas?

Jhin: Porque no se puede. Estamos a mitad de una guerra, niña, ¿has vivido en una burbuja? -indaga un tanto enfadado, provocando que los ojos de la pequeña se tornasen llorosos.

Raven: Jhin... No es necesario.

Jhin: Claro que sí ¿Quieres que la incentive a vivir algo que puede no ocurrir? Eso es algo que tú haces, no yo -se retira enojado, subiendo las escaleras.

La loba bajó la mirada y buscó la de su pareja, no pudo siquiera fingirle una sonrisa.

Raven: Lo siento... Mi hermano suele vivir de mal humor...

Summer: Tranquila -le acaricia la mejilla hasta llegar a su nuca- Hablaré con ella.

La mujer de caperuza se giró lentamente para dirigirse a la niña, colocándose a su altura.

Summer: Vamos a tener que investigar para poder encontrarlas. Si hacemos las cosas mal, podríamos perdernos y perderlas más, ¿entiendes pequeña?

Tsuki bajó la mirada y asintió. Estaba asustada, sólo deseaba ver a Ruby y a sus hermanas, pero al parecer, iba a ser complicado.

Atlas. 28 de noviembre.

Un hombre calvo y de corta estatura cierra las cortinas bordó que colgaban finamente a lo largo de unas enormes ventanas.

Klein: Señorita... La herida de ese joven licántropo se ve bastante grave.

Ruby ya había despertado, se encontraba sentada en la cama de quien parecía haberle ayudado a escapar.

Weiss: Si fuese más comprensiva, esa herida estaría mejor tratada -se cruza de brazos- Y es una chica, Klein -lo observa.

Klein: Oh, sí. Lo siento, es... difícil no confundirse -ríe por lo bajo.

Ruby: Pedí tu ayuda... No que me encerraras en un castillo -gira el rostro.

Klein: Joven, es decir, muchacha. La señorita Schnee no la tiene prisionera aquí. Simplemente le hemos explicado que es imposible que vaya más allá del muro sin morir.

Ruby: Debí quedarme en la jaula... -suspira, llevando sus manos a la frente.

Klein: ¿Jaula?

Weiss: Si, tienen esa costumbre -cambia su posición y camina hasta un estante, tomando algunas cosas con ella- Si quieres irte, sal por la ventana. Pero no vas a durar ni tres segundos hasta que algún rifle te dé en la frente.

Ruby: Cuando recupere mis fuerzas... Voy a matarlos. Soy fuerte y rápida.

Weiss: Si, claro -bufa un poco- Si es que no te atacan con algún arma acústica.

Ruby: ¿Qué es eso?

Weiss: ¿No sabes lo que es un arma acústica? ¿Es enserio? -interroga de manera pesada.

Ruby: Disculpa, estaba bajo tierra, tratando de salvar a mi familia -frunce el ceño- No se habló de eso por la televisión.

Weiss: Es normal... El 90% de lo que hayas estado escuchando y viendo ha sido mentira. No me extraña que tu familia esté perdida por allí si andaban escuchando estupideces -se observa la uñas.

La loba no tardó mucho en quedar delante de ella, acercando el rostro para mostrarle una mirada llena de enojo.

Ruby: Vuelve a hablar de mi familia y me importará menos que tu existencia el hecho de que me hayas salvado.

Weiss: Hm... -gira el rostro, como si no le importase- Has lo que quieras. Tengo una junta importante en quince minutos -pasa por al lado de la loba, empujándole el hombro.

Klein: Señorita Schnee... -le pasa una maleta.

Weiss: Avísame si tengo que traer comida esta noche o si se suicida, no quiero perder tiempo con asuntos externos -abre la puerta y sale.

La castaña sólo se quedó mirando por donde había salido la muchacha de largo cabello blanco, haciendo una mueca y tomando asiento en la cama nuevamente.

Klein: No debes ser tan desagradecida con la señorita Schnee. Ella salvó tu vida.

Ruby: Si... Y ahora estoy estancada aquí... Con una princesa sabionda y una herida en mi vientre. Genial... -avisa con sarcasmo.

Klein: De igual forma... Ha sido muy maleducado de su parte -sale del cuarto.

La morena suspira y se tira sobre la cama, haciendo un pequeño gesto de dolor. Le preocupaba mucho el hecho de no saber dónde estaban las demás. Sólo pudo girar el rostro y mirar por las cortinas que aún tapaban la enorme ventana.

En la junta, Weiss ingresó a una sala llena de hombres vestidos de negro, para dar comienzo a su charla. Habló sobre la situación difícil que estaba pasando la compañía, entre otros asuntos. Al finalizarla, tomó un poco de agua y uno de los que habían estado escuchándola, se acercó a ella con una mirada pícara y sonriente, no daba mucho que decir.

¿?: Has estado increíble mi princesa de hielo... -se apoya en la pared- Aunque debiste omitir algunas cosas, estuvieron de más.

Weiss: No estoy de ánimos para hablar Kalius, en otro momento... -trata de seguir su camino, pero el hombre de ojos rojos la toma del brazo.

Kalius: Ayer no tuvimos oportunidad de darnos un tiempo para nosotros... No tienes reunión hasta dentro de dos horas. Vamos a mi habitación -sonríe.

Weiss: ¿Qué parte de "no estoy de ánimos" no puedes entender?

Kalius: ¿Debe importarme tus ánimos para eso? -frunce el ceño.

Weiss: A veces me gustaría que lo intentaras...

Kalius: A mi habitación gatita... -le abre camino para que pasase.

Weiss: No soy un gato... -baja la mirada y camina sin ganas por donde se le había pedido.

Kalius: Ya lo sé, pero te comportas como uno, no me dejas opción -le aclara.

Weiss: Sólo hago lo que dices porque no tengo alternativa, es diferente -se gira para reprocharle, a lo que su acompañante le responde con un golpe en el rostro. Dejándole algo aturdida. Sus piernas no tardaron en comenzar a temblar.

Kalius: Lo siento... Me puse algo tenso ante lo que dijiste -se acerca a ella para acariciar su rostro- Eres muy bella para decir cosas tan imprudentes... -sonríe, acomodándole el cabello.

La chica no dijo nada más. Sólo se quedó ahí, tratando de mirar hacia algún lado que no sea el rostro del hombre, quien comenzó a subirle el vestido.

Weiss: Aquí no... Por favor... Si alguien nos ve haciendo algo como esto-

Kalius: Shh... -le tapa la boca- Nadie va a pasar por aquí -comienza a desabrocharse su parte baja. Hasta ser interrumpido por unos pasos que venían del otro pasillo.

Klein: Señorita Schnee, la solicitan por teléfono. Es una llamada del candidato -frunce un poco el ceño, mirando al sonriente y macabro hombre.

Weiss: S-si... Voy enseguida -se acomoda el vestido y da pasos rápidos para retirarse.

El acompañante, algo enojado, se acerca al sirviente y le da unas palmaditas en la cara.

Kalius: Algún día de estos... Vas a dejar de aparecerte así -se gira para tomar otro camino.

Kalius era hijo de un amigo por parte del padre de Weiss. Si bien siempre había intimidado a la joven, sus actos se volvieron más difíciles de llevar cuando sus padres fallecieron, Weiss se convirtió en heredera y su hermana no pudo serle de ayuda, murió en un accidente desconocido. Klein, el mayordomo, fue el único que quedó por parte de la familia Schnee. Luego de que Kalius abusó de Weiss, su mayordomo siempre trataba de cuidarla, a veces llegaba a tiempo, otras no. Por lo que la muchacha de ojos celestes, tuvo que adaptarse a ese hombre, tenía mucho poder y era imposible derrotarlo, al menos eso sentía la joven cada vez que intentaba defenderse.

Al anochecer, Weiss volvió a su habitación, pensó que la chica a la que había ayudado ya no estaba, pero se encontraba durmiendo en su cama. Se quedó mirándola durante unos segundos para luego tomar asiento en su mesa de trabajo y dar inicio a revisar el papeleo que tenía como tarea.

Ruby y Weiss no entablaban mucha conversación así los días pasasen rápido. La chica de ojos grises sólo se empeñaba en buscar distintos modos de escape. Pero se dio cuenta que la muchacha no le mentía, era impresionante la cantidad de vigilancia y armas letales que habían surgido en los años que estuvo ausente del exterior. Comenzó a pasar ciertas desesperaciones, no le agradaba la idea de que Blake estuviese sola, su madre e hijas en problemas y ella sólo se atemorizaba por no llegar a ayudarles.

Ruby: No puedo creerlo... Sólo hay un maldito toque de queda y me hace la vida imposible, ni siquiera estos planos del lugar me ayudan -los tira al suelo, dando un suspiro pesado por el enojo.

Weiss: Te lo dije... -remarca, sin voltearse y abandonar su puesto en la silla, donde tecleaba sus informes.

Ruby: No eres de mucha ayuda en muchos sentidos... -frunce el ceño.

Weiss: Te he brindado toda la ayuda posible, eres bastante desagradecida.

Ruby: ¿Por qué debería creer en todo lo que me dices? ¿Qué tal si se trata de un engaño para que yo no salga de aquí?

Weiss: Aha... -gira junto con la silla a rueditas- Así que piensas que yo estoy aguantando tu olor a perro, alimentando tu estómago y salvándote el pellejo para retenerte, pero mira que inteligente te estás volviendo dentro de mi cuarto -replica con sarcasmo.

Ruby: Púdrete... -toma asiento en la cama.

Weiss: ¡No! ¡Tú púdrete! -se pone de pie- ¡Enserio no entiendo a la gente como tú! -toma su abrigo y sale por la puerta.

La morena dio un pequeño gruñido mientras le daba una patada a la mesa donde había estado haciendo sus investigaciones.

Al anochecer, la joven de ojos celestes abrió la puerta con más esfuerzo que otras veces e ingresó, dejando el abrigo sobre su silla de trabajo, tomando asiento. Se había quedado mirando la pantalla de su computadora sin hacer nada.

Ruby: ¿Nunca duermes?

La inesperada voz de su compañera de cuarto hace que levante una de sus manos con velocidad para limpiarse el rostro y comenzar a teclear.

Weiss: Duermo algunas horas en el sillón, tu olor a perro no me gusta -responde un tanto apagada.

Ruby: Lo dices como si no me metiera a ese baño lujoso que tienes allí -señala al final del cuarto- Debes tener miles de baños en un lugar tan grande como este.

Weiss: Todo aquí te parece lujoso, no es la gran cosa. Puedes bañarte en un recipiente de metal con agua caliente y sería lo mismo -responde un poco enfadada.

Ruby: Luego te quejas de mi humor... -se voltea y toma asiento en la cama.

Weiss: Tengo derecho a tener el humor que yo quiera...

Ruby: Adivinaré, tus padres son exigentes contigo y te desquitas conmigo. Seguro te miman con cosas lujosas y no te gusta, aun así-

Weiss: Si tuviese padres, no podría tenerte en mi habitación. La idea de tener animales no les agradaba.

La morena se queda en silencio un momento y trata de agregar otras cosas para tapar el hecho de que había tocado algo que no debía.

Ruby: ¿Tienes hermanos o algo así? ¿Por qué te quedas en un castillo que no te gusta? Si pudiste salir hasta Vale, puedes irte a otros lados entonces.

Weiss: No, no tengo hermanos. Simplemente debo estar aquí -teclea un poco más rápido.

Ruby: Aquí hay algo que no estás contándome...

Weiss: ¿De repente te interesa saber más de mí? Vaya, que conmovedora situación -dice con sarcasmo y el ceño fruncido.

Ruby: La verdad no... No me interesas. Serías la última persona en la que podría estar interesada. Sólo quiero salir de aquí, no soy un animal enjaulado como tú -se recuesta en la cama, enfadada.

Weiss dejó de teclear por unos segundos, luego siguió, un poco más lento, pero continuó. La loba no pudo dormir bien esa noche, no era de buscar pelea con la princesa, pero a veces en su mal estado, solía decir cosas de más.

La chica de cabello blanco siempre andaba ocupada, rara vez llegaba a su habitación para hacer algo diferente. Klein se encargaba de llevarle alimento a quien escondían, pero un día, este no vino. Weiss estuvo de pasada y se dio cuenta, por lo que tuvo que ser ella esta vez quien buscase algo para la loba, luego de eso, no regresó. Solía llegar al anochecer, pero no ese día. Ruby se sentía un perro en todos los sentidos, mirando la puerta y esperando que alguien entre. Pero parecía que esta vez andaba más ocupada de lo habitual, por lo que decidió ir a dormir. No sabía qué hora era, pero sintió cómo alguien ingresaba, al girarse, se dio cuenta que se trataba de la muchacha. Esta vez no encendió su computadora, sólo se quitó los zapatos y para sorpresa de Ruby, pudo sentir que estaba subiéndose a la cama.

Weiss se acomodó a su lado mientras la loba le daba la espalda. No se le pasó por la cabeza que podía estar despierta, simplemente se quedó mirando hacia arriba, sus ojos se veían cansados y llorosos. Pasó rato hasta que apoyó su cabeza en la loba, dejando salir un silencioso sollozo. Ruby no se movió de su lugar, pero si podía sentir la amargura que esto estaba trasmitiéndole. Probablemente ahora ella era un obstáculo para los momentos que seguramente la princesa necesitaba a solas, referentes a descargar cosas como ahora.

La morena no durmió. Mantuvo los ojos abiertos hasta que la luz del día se posó pobre en la habitación. Ya de por sí, el invierno mantenía el sol bien escondido, que la ventana siempre estuviese cubierta por las cortinas, era muy poco lo que se podía sentir del día allí dentro. Weiss había dejado de sollozar y estaba completamente dormida. Ruby se quedó mirando las sedosas cortinas hasta que sus parpados se cerraron por el cansancio de no haber podido dormir.

Llevaba mucho sin soñar, pero si recordaba haber tenido el sueño que estaba presentándosele ahora. Se encontraba en un enorme campo, el césped le llegaba hasta la cintura y un cometa de papel volaba por encima de una agradable cabaña. A lo lejos, podía escuchar las risas de una niña. Caminó en dirección al sonido y allí estaba, una pequeña de cabello blanco y ojos celestes como el mismo cielo de su sueño. Corría entre el verde que la cubría por completo, mientras perseguía el cometa. De un momento a otro, Ruby se dio cuenta que ahora se encontraba dentro de la cabaña y que fuera podía ver a la niña jugando. El lugar se sentía acogedor y al tocar la madera de la pared, una bella sensación le recorrió por la mente. Después, se percató que ahora había más ventanas que antes y cada una mostraba un paisaje diferente. La niña ahora corría sobre la nieve, casi no podía verla de lo lejos que se encontraba. Por otro lado, parecía haber un bosque denso y oscuro, que le puso la piel de gallina, otra ventana se cerraba y abría, golpeándose una y otra vez; notó como la misma niña de la otra ventana se encontraba en una enorme habitación, sentada en uno de los rincones, mirando el suelo. La habitación se llenó de gente elegante y todos bailaban, como si la pequeña no estuviese. En lo que la ventana se golpeaba, un fuerte llanto comenzó a escucharse del lado donde nevaba, la niña ya no estaba y en su lugar, se encontraba una enorme criatura negra sobre un charco de sangre, que miraba a Ruby fijamente con una sonrisa que le molestaba bastante, era sínica y sus ojos negros como el petróleo, se habían clavado en los de la loba, quien escuchó que alguien gritó su nombre detrás de ella, pero al voltearse, las ventanas ya no estaban, al igual que la otra cuando intentó buscar a aquella extraña criatura. Un aroma cambió sus sensaciones nuevamente, era una fragancia suave que la obligó a cerrar los ojos; ni siquiera notó el momento en el que ahora parecía estar besando el cuerpo de una mujer. El lugar parecía estar alumbrado sólo con velas, podía ver poco, pero la sensación era muy acogedora. Pudo escuchar nuevamente cómo esa chica la nombraba y le producía una tonta sonrisa, se sentía... ¿Feliz? Esa sensación duró muy poco, podía escuchar cómo la muchacha a la que acariciaba había empezado a llorar, nombrándola una y otra vez. Pidiéndole que no la deje, fue entonces que pudo levantar el rostro y darse cuenta que estaba convertida en su parte bestia, aquella chica ya no estaba. Ruby no entendía por qué estaba tan desesperada, buscándola entre las sábanas, ¿a quién estaba buscando? El llanto que había escuchado anteriormente se volvió pesado y resonaba fuerte en sus oídos. Tanto, que tuvo que tapárselos con sus patas, pero parecía no funcionar.

Ruby: ¡¿Dónde estás?! -gritó con fuerza.

Mientras trataba de componer su respiración, notó como su cuerpo estuvo a punto de cambiar involuntariamente. Al levantar la mirada, Weiss se encontraba mirándola, sentada en su silla de trabajo.

Weiss: ¿Todo... bien? -indaga, quitándose los auriculares para dejarlos reposar en sus hombros.

La morena aun estaba algo perdida, llena de esa extraña sensación, por no decir, varias.

Ruby: Creo... que tuve un mal sueño... -se lleva las manos a la frente, la voz de su compañera había hecho eco en su cabeza.

Weiss: Oh... Suelo tenerlos -al mirar cómo la morena se limpia algunas lágrimas trata de cambiar el tema- Tal vez el hecho de que siempre estés encerrada está comenzando a afectarte, ¿eres un lobo no? Supongo que te gusta correr todo el tiempo.

Ruby: Algo así... Me gusta estar activa. Si no, suele darme ansiedad -trata de relajarse, aunque la voz aun le resonaba- ¿Tú que eres?

Weiss: ¿Eh?

Ruby: Qué clase de animal eres.

Weiss: No sé de qué hablas... -gira el rostro.

Ruby: No quiero sonar grosera, pero hueles a uno.

Weiss: O-oye... -frunce el ceño. Se le pasó por la cabeza que tal vez anoche había dejado un aroma de más en la cama- Un dragón...

Ruby: ¿Es enserio? Pensé que estaban extintos -se queda pensando.

Weiss: Bueno, no es así -se señala.

Ruby: ¿Puedo verte transformada? -indaga mientras se pone de pie.

Weiss: ¿Estás loca? ¿Aquí?

Ruby: En tu habitación podrían poner un hospital entero. No veo el problema.

Weiss: No lo sé... Llevo mucho que no hago eso -vuelve la mirada a su PC.

Ruby: Anda, siempre he querido ver uno -cambia su voz por una más "compradora"

Weiss: Ha... -da un suspiro pesado- Bien... Pero si yo te muestro mi transformación, tú también vas a tener que dejarme ver la tuya -concluye.

Ruby: Trato hecho -sonríe tras sentir que había logrado convencerla.

La morena no despegó los ojos de la chica en ningún momento, presenció su cambio de inicio a fin. La escamas parecían diamantes y la habitación se sintió más fría que de costumbre. La mirada del dragón parecía penetrar el alma de Ruby y había tanto silencio allí dentro, que hasta podía escuchar los latidos del corazón de la enorme criatura. La chica de ojos grises se acercó al dragón para acariciarle el hocico y sentirle la barbilla, por debajo se sentía suave como peluche. Era algo gracioso siendo que su piel se veía impenetrable.

Weiss reaccionó al tacto y no pudo evitar perder la transformación.

Ruby: ¿Por qué volviste tan rápido?

Weiss: Mi parte animal es algo sensible... -gira el rostro ruborizada.

Ruby: Tu parte lagarto -remarca, con una sonrisa burlona.

Weiss: Aha -se cruza de brazos ante el comentario - Ahora te toca a ti -la señala.

Ruby: Veras que me veo genial, tanto, que no vas a querer verme como humana otra vez -sonríe.

La morena comenzó a tomar la forma de lobo, como era sabido, caminaba en cuatro patas pero su tamaño era bastante sorprendente, aunque no tanto como el de un dragón. Weiss se quedó mirándola un tanto perpleja.

Ruby: ¿Pasa algo malo? -se le acerca, su voz había cambiado.

Weiss: N-no... Es sólo que, es la primera vez que veo un licántropo...

Ruby: ¿A que me veo genial? -da unos pequeños saltos y camina alrededor de la princesa, quien no tardó en dejar salir una pequeña risa tras ese comentario.

Weiss: Seguro tu esposo está orgulloso de ti -la observa.

Ruby: ¿Eh? ¿Esposo?

Weiss: Pensé que habías dicho que tenías hijos.

Ruby: Aah... Eso... Es bastante complicado de explicar... -vuelve a la normalidad.

Weiss: Ah... -levanta las manos como queriendo decir algo, pero no lo hace.

Ruby: ¿Sucede algo?

Weiss: N-no. Dime, si no tienes esposo, ¿has adoptado? -no pudo decirle que se había quedado con las ganas de acariciar ese bello pelaje de lobo, iba a morir de vergüenza si lo admitía.

Ruby: Sip. Las adopté. Admito que no tenía idea de cómo ser madre al inicio, pero con el tiempo aprendí. Son algo escurridizas y tienen el carácter fuerte, pero son adorables... -baja la mirada.

Weiss: Ya... Ya veo... -se queda un tanto impresionada ante esa explicación- Supongo que no se necesita ser una súper mamá para cuidar a los niños... -se queda pensando hasta que recuerda algo- ¡Oh cielos! -corre para ver la hora- ¡Demonios tenía una reunión hace diez minutos! -se sobresalta, el abrigo se lo colocó a medias y sujetó el bolso, antes de salir avisó -Te traeré yo la comida cuando pueda, ¿sí? No se te ocurra salir fuera -cierra y se retira.

Ruby: Am... Si... Claro. Suerte -levanta un poco la mano para despedirse, pero la chica ya se había ido mucho antes que pudiese hacerlo.

Ruby se quedó parada en el lugar, mirando los alrededores que ya se conocía de memoria. Dio un pequeño suspiro y tomó asiento en la cama. Solía ponerse un momento en la PC de Weiss, pero no era lo suyo, por lo que prefería esperarla dormida.

Cuando se escuchó el sonido de la puerta horas después, la muchacha de ojos grises se levantó de inmediato. Pero notó que Weiss traía un golpe en la mejilla.

Ruby: ¿Estás bien?

Weiss: Si -deja unas bolsas con comida sobre la mesa- Volveré al anochecer... -se gira sin decir más.

La morena tuvo un impulso por sujetarla de la muñeca, lo que despertó un poco a la otra.

Weiss: Debo irme.

Ruby: ¿Dónde está Klein? Llevo mucho sin verlo... Solía estar contigo casi siempre.

Weiss: Fue transferido a otro lugar. Ahora es mayordomo en otro fuerte... ¿Ya puedo irme? Tengo reunión en cinco minutos...

Ruby: Esas reuniones son muy importantes para ti, ¿no?

Weiss: Manejo una empresa de Dust, debo estar en ellas.

Ruby: Si, lo supuse por tu apellido. Pero presiento que estás cargando con todo tú sola.

Weiss: Es mi trabajo...

Ruby: Puede hacerte daño. Seguramente ya está afectándote ¿Acaso eres feliz haciendo todo esto?

Weiss: Estoy a salvo de que no me vuelen la cabeza allá fuera.

Ruby: Entonces... Estás aquí porque quieres sobrevivir.

Weiss: Estoy aquí porque sé que es mi deber. Fui entrenada durante años para cargar con esta empresa.

Ruby: ¿Y no tienes... planes a futuro?

Weiss: No soy amante del futuro, ¿puedes soltarme? Debo ir a esa reunión -avisa preocupada.

Ruby: ¿Y si hago que llegues tarde? -sonríe con picardía.

Weiss: ¡Basta Ruby! -se suelta- Ya te dije que debo irme, no puedo vivir tus juegos todo el día. Esa eres tú. No yo, ¿puedes entenderlo?

La morena se queda un tanto sin palabras. La princesa baja la mirada y sale por la puerta. Creyó haberla cerrado más fuerte que de costumbre.

Al anochecer, cuando Weiss volvió, la loba pudo escuchar de parte de la chica maldiciones como: Te odio, maldito, desgraciado; entre otras. Que parecía susurrarlas en un sollozo. Ruby se le levantó de inmediato y notó que la princesa se encontraba con una pequeña lámpara sobre la mesa, junto a los planos que había estado usando antes para buscar un camino seguro.

Ruby: ¿Estás bien? -se notaba de lejos que su vestido estaba en malas condiciones.

Weiss: Voy a ayudarte a salir de aquí -se limpia el rostro- Es probable que me haya equivocado y si buscamos un horario-

Ruby: No te he preguntado cómo salir...

Weiss: Pensé que no te interesaba y que sería la última persona en la que podrías estarlo. Quiero que sigas con ese pensamiento.

Ruby: No fue mi intensión decir eso. Pensé que eras alguien que sólo tenía interés en sí misma.

Weiss: Que bueno que tu perspectiva hacia mí persona haya cambiado un poco, pero no soy como piensas ahora. Sólo quiero deshacerme de ti, no soporto tenerte en mi habitación. Siempre haces que llegue tarde y no puedo descansar como yo quiero -su voz estaba algo quebrada.

Ruby: No creo que sea cierto -se cruza de brazos.

Weiss: ¡Si lo es! -golpea la mesa con el puño.

Ruby: Bien... Si quieres ayudarme a escapar, mejor para mí -en el momento que se acercó a ella para buscar una solución, pudo sentir un aroma particular que la sacó nuevamente del tema- Hueles a... esperma.

La muchacha de ojos celestes no dijo nada, sólo se mordió el labio inferior y apretó los planos con sus manos. Estaba tratando de no llorar.

Ruby: ¿Alguien... te ha estado haciendo cosas malas? El otro día tenías un golpe-

Weiss: ¡No te interesa! -se acerca y la empuja- ¡No te interesa nada de lo que me pase y debe ser así! ¡¿Entiendes?! ¡Cada minuto que pasas aquí te vuelves más insoportable para mí! -le da un pequeño golpe en el pecho- Eres... una molestia... -solloza- Y tienes que irte...

Ruby: Cada cosa que dices es una contradicción... Se te nota demasiado, deberías trabajar más en cómo ocultar eso de ti...

Weiss: Si tienes una familia, debes ayudarle... Remmant se ha ido al carajo, pero si supiese que aún queda alguien a quien le importo en otro lugar... Iría a buscarle... -saca un pañuelo para limpiarse el rostro.

Ruby: A mí me importas.

Weiss: No es cierto... -esconde parte de su rostro con el pañuelo.

Ruby: Weiss... Ven conmigo -le toma de la mano.

Weiss: No puedo salir de aquí...

Ruby: Si yo puedo salir, entonces tú también.

Weiss: Puede que tengas más probabilidades que yo. Aquí, en este castillo, hay un ser muy poderoso. No es algo de lo que puedas escapar.

Ruby: Tampoco de esas extrañas armas acústicas o los vigilantes con rifles. O esos drones que pasan de vez en cuando. Todo eso es difícil de evadir, pero no imposible. Si podemos pensar de esa manera-

Weiss: ¿Crees que no he intentado escapar?

Ruby: ¿Realmente lo has intentado?

Weiss: ¿Qué quieres decir? Estoy diciéndote que lo he intentado.

La loba se mantuvo callada durante unos segundos, mirando a la princesa.

Ruby: Le tienes mucho miedo -le toma la otra mano- tienes miedo de que te encuentre y te haga daño, le temes más que a algo que puede matarte en un abrir y cerrar de ojos.

Weiss: Suéltame... -el intento por soltarse era muy pobre. Aplicaba poca fuerza y sentía que iba a llorar otra vez- Eso pasa cuando aquello a lo que le temes no busca matarte...

Ruby: Está abusando de ti Weiss... Sea lo que sea va a matarte igual, de alguna manera.

Weiss: ¡No lo hará! -la empuja, ahora sí, con bastante fuerza- ¡Deberías dejar que te ayuden cuando te ofrecen la oportunidad! -toma su bolso y sale por la puerta, golpeándola.

Ruby sentía cierta impotencia. Tomó asiento en la cama y su cabeza se llenó de malas pasadas, buscando la decisión correcta ¿Realmente era tan imposible salir o era algo que Weiss temía? Los planos mostraban a los patrulleros, el horario de los drones y muchas cosas más. Pero notaba que habían demasiados dibujos, cuando la morena solía asomarse por la ventana, no veía esa cantidad realmente como los planos lo decían. Si había descubierto parte del rompecabezas, podía intentarlo. Pero no podía negar que sentía un fuerte impulso por tratar de ayudar a Weiss. Cuando la recordó, tuvo un mal presentimiento. No sabía bien a qué se debía, por lo que sólo tuvo que limitarse a dormir otra vez. A esperar que a la princesa se le bajasen los humos para ver si se mostraba más comprensiva.

En su sueño, se encontraba caminando por los pasillos de un enorme lugar ¿Así se sentía pasear por un castillo? Las estatuas y los cuadros tomaban gran parte de su atención. Pero un charco de sangre cambió su mirar inmediatamente, este no tenían fin. Mientras más avanzaba, más horrible se volvía el trayecto. Había manotazos de sangre en la pared y los cuadros mostraban escenas eróticas entre aquella muchacha que logró reconocer y una sombra que había visto ya en otro lado. No era nada agradable, la princesa tenía la mirada perdida y sin vida. Mientras la envolvía una enorme masa negra que sí parecía disfrutarlo bastante. Ruby empezó a tirar los cuadros al piso al entrar en un estado casi desesperante, pero el cuadro que se hallaba en el pasillo final, era diferente. Weiss estaba tomando un baño, sentada en una tina blanca y lujosa, el suelo brillaba como diamantes, podía escuchar su voz, pero no sonaba nada agradable. Eran ecos de algunas palabras como: "Cobarde" "Sola" "Miedo" "Vida". El cuadro comenzó a tornarse oscuro y caía sangre. La niña de su sueño anterior, estaba al lado de Ruby, mirando el cuadro. Puso una sonrisa perturbadora y volteó el rostro para ver a la loba con unos brillosos ojos color rojo, luego de eso, se derritió, como si se tratase de petróleo.

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Weiss: Sólo estoy tomando un pequeño baño... -afirma, sujetando una navaja que pasaba por una de sus muñecas- No quiero un monstruo saliendo de mi vientre... No quiero nada tuyo... -se observa el estómago y deja salir algunas lágrimas- Tengo tanto sueño... -pasa la navaja con fuerza por la muñeca, haciendo una ligera expresión de dolor- Sólo necesito dormir un poco y tendré más energías al despertar -sonríe y apoya el brazo en el costado de la tina, luego la cabeza en la pared y observa el techo, brillaba por el material del que estaba hecho- Quisiera soñar que viajo con las estrellas... -comenzaba a sentir los párpados cansados, ni siquiera notó en qué momento se había cortado la otra muñeca. Un ligero frío proveniente de alguna de las esquinas del baño, hizo que girara un poco el rostro con esfuerzo y notó que había un werewolf blanco como la nieve, con ojos de cristal como el hielo. Se quedó observándolo durante unos cuantos segundos, hasta que sus ojos se cerraron por completo.

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La morena se había despertado toda transpirada y agitada, abrió la puerta de la habitación y comenzó a correr en direcciones que desconocía. Nunca imaginó que el castillo podía ser tan grande.

Ruby: ¿Dónde estás? -indagó algo preocupada, apoyando su frente y manos sobre la pared, sentía que sus ojos se humedecían sin saber el por qué. Una amargura recorrió todo su cuerpo mientras su mente no dejaba de hacerse la misma pregunta "¿Dónde estás?"

Comenzó a sentir un ligero frío donde tenía apoyada las manos, cuando levantó el rostro, notó que había hielo con forma de pisadas -parecían huellas de dragón- que comenzaban a marcarse rápidamente por el pasillo, Ruby se fregó los ojos y comenzó a correr en la dirección que se le mostraba. Realmente no sabía si era una trampa pero de igual forma, ella no tenía idea de cómo buscar a la princesa. Cuando las pisadas llegaron al baño, la morena no pudo evitar tragar saliva y asustarse ante lo que pasaba por su cabeza. La puerta estaba cerrada y por más golpes que le daba se le estaba haciendo imposible abrirla, por lo que tuvo que recurrir a una fuerza mayor para tirarla abajo.

Ruby: No... ¿Qué has hecho? -observa a la muchacha cubierta de sangre y el agua rebalsándose por la tina. Notó que la sangre y el agua parecían haber estado congeladas hasta que ella ingresó, quedaban restos de lo que había visto a duras penas- N-no está sangrando tanto, no hay tanto sangrado -repite nerviosa, mirando los alrededores tratando de ver si alguien estaba ayudándole- Cielo santo Weiss... -toma unas toallas para vendarle las muñecas con fuerza y la alza para llevarla a la habitación, para su suerte, las huellas no estaban congeladas pero si habían dejado marcas de humedad.

Cuando llegó a la habitación y la recostó en la cama, fue inmediatamente a buscar vendas en el botiquín que escondía en el armario. Le limpio las heridas y las rodeó con fuerza usando las vendas. Para algo de suerte, no parecía haber tocado venas peligrosas. Ruby se quedó allí, sentada a su lado, sujetándole la mano. Pasaron unas cuantas horas hasta que Weiss pudo abrir los ojos, la loba sintió que la mano de la muchacha se estaba moviendo, por lo que abrió los ojos inmediatamente.

Weiss: ¿Por qué Ruby...? -indaga débilmente, mirando las vendas en su muñeca. Su compañera no respondió nada, sólo bajó la mirada- Seguro voy a tener problemas... Me debo haber saltado muchas reuniones...

Ruby: Debes venir conmigo...

Weiss: No tenemos mucho de conocernos, ¿por qué te preocupas así por mí? Tu familia te necesita.

Ruby: ¿Por qué me ayudaste?

Weiss: ¿Eh?

Ruby: ¿Por qué me ayudaste cuando te lo pedí casi sin fuerzas esa vez?

Weiss: No soy de las que dejan cuerpos heridos a mitad de un callejón... -gira el rostro.

Ruby: Entonces ahora vas a tener que aguantar que yo quiera llevarte conmigo.

Weiss: ¿Lo haces para saldar alguna deuda?

Ruby: No...

Weiss: ¿Entonces? Ya me salvaste de morir desangrada... Puedes intentar irte ahora.

Ruby: ¿Puedes dejar de decirme qué hacer? No sé cómo explicarte lo que siento. Es algo... ya te lo dije, difícil de explicar sin que suene extraño.

Weiss: ¿Sientes que vas a dejar algo importante? -indaga sin mirarla.

Ruby: A-algo así, ¿cómo lo sabes?

Weiss: Porque yo sentí eso el día que te encontré herida en ese callejón.

Ruby: ¿Y por qué te portabas tan mal conmigo?

Hubo un silencio incómodo durante unos segundos, hasta que la loba agregó.

Ruby: Bueno... En parte tiene sentido. Yo también te traté mal... Estaba angustiada y sólo quería salir de aquí. Lo lamento Weiss... Pero ahora sé que no puedo ir a buscarlos sola. Te necesito...

Weiss: Voy a decirte algo que no volveré a repetir -se gira para observarla- Tengo mucho miedo Ruby... Me siento una inútil cada vez que eso se aparece en mi mente. Soy un dragón... Una de las criaturas más fuertes que existe y tengo mucho miedo... No puedes viajar con alguien así.

Ruby: Yo voy a protegerte. Te ayudaré a superar ese miedo.

Weiss: Nadie puede protegerme y los que han intentado hacerlo han muerto. No quiero que eso te pase a ti. Por favor... debes entender -se lleva un brazo a los ojos para taparse el brillo que le generaba querer volver a llorar.

Ruby: Voy a protegerte -le sujeta la mano con más fuerza- Lo prometo, no voy a abandonarte. Debes dejar que te ayuden cuando te ofrecen la oportunidad... -le remarca, como algo que la peliblanca ya le había dicho antes.

Weiss: Tu familia-

Ruby: Si pienso que están muertos entonces no podré avanzar tranquila en su búsqueda. Pero si están en uno de los fuertes, así estén separadas. Si están con vida haciendo algo en alguno de esos lugares, entonces tendré una mirada diferente de lo que me propongo. Si sientes que no puedes salir de aquí, entonces es el único resultado que vas a obtener.

Weiss: ¿Por qué sigues aquí? No lo entiendo... -vuelve a cubrirse el rostro.

Ruby: Que puedo decir... Soy un perro. Me salvaste la vida y debo agradecértelo de alguna manera, ¿no? Puedes arrojarme algo e iré por ello si quieres -dice con un toque de sarcasmo.

Weiss: Haha... Tonta... -deja caer las lágrimas que había estado conteniendo y luego se quita el brazo, tratando de tomar asiento- Si vamos a salir de aquí... Hay que empezar al menos empacando algo -coloca una pequeña sonrisa.

Ruby: Oh no, ¿qué hago? Te ves muy bonita cuando sonríes y me han dado unas ganas muy grandes de abrazarte -mueve las manos tratando de contener la ansiedad.

Weiss: ¿B-bonita? -se sonroja y gira el rostro de inmediato- No sé qué cosas raras están pasando por tu cabeza... pero puedo dejar... que me des un abrazo... Uno corto -agrega.

Ruby de verdad había sentido una gran necesidad de abrazarla, por lo que lo hizo sin pensarlo dos veces, trayendo a la princesa hasta su pecho. Su cuerpo era más delgado que el de su amiga Blake. Tenía un aroma muy diferente también, sentía que ya había olido algo así antes, pero no recordaba dónde. Pasó con cuidado una de sus manos para acariciarle el cabello. Se dio cuenta de lo peligroso que podía ser tener a la princesa así, sus sentidos se estaban volviendo locos. Mientras que Weiss disfrutaba de ese calor, del aroma fuerte que desprendía la loba, como ella decía: "olor a perro". Más bien se refería a algo que le atraía de ella. El cuerpo de Ruby era mucho más cálido de lo que pensaba y nunca imaginó sentir tanta seguridad en los brazos de alguien que había conocido hace poco.

Kalius: ¿Estoy interrumpiendo algo importante?

El cuerpo de Weiss se heló por completo y el miedo se apoderó de ella nuevamente. Dejándola sin saber qué responder. Ruby se percató de eso inmediatamente, por el temblor que había provocado en la princesa.

Kalius: Ya me parecía extraño que faltases a reuniones importantes -sonríe con malicia- Voy a dejar pasar por alto esto, si vas a mi habitación y me esperas como una buena niña. Porque lo eres, ¿no es así?

Weiss: S-si... -toma del brazo a la morena- Vete... Debes irte. Puedo darte tiempo -la voz le temblaba.

Ruby: Ja... Ni de broma -se pone de pie para quedarse a unos escasos centímetros de aquel hombre- De seguro tú eres el que ha estado abusando de ella y haciéndole daño ¡Crees que voy a dejarte vivo después de enterarme de algo así?

Kalius: Vaya, vaya ¿Una lycan? ¿Enserio Weiss? Pensé que ibas a refugiarte en algo más poderoso en algún momento de tu vida. No detrás de un perro -ríe por debajo.

Weiss: N-no es mi protectora ni nada de eso -se pone de pie para colocarse delante de la loba- Por favor, vete -le susurra- No voy a soportar perder a nadie más...

Kalius: Mientras me tenas a mí, no necesitas a nadie más -mueve una de sus manos y con una fuerte brisa, arroja a Weiss contra uno de los muebles.

Ruby: ¡Oye! -frunce el ceño y le gruñe, transformándose.

Kalisu: ¿Enserio vas a desafiarme? Cachorro... debiste quedarte mordiendo huesos -su cuerpo comienza a desfigurarse, tomando la forma de una bestia difícil de definir, era oscura, gigante y de ojos rojos.

Ruby: ¿Un Grimm? -observa atónita. No entendía bien.

Kalius: No me compares con razas inferiores -dice con una voz gruesa y espantosa, sujetando a la loba del cuello para arrojarla hacia arriba, rompiendo el techo y cayendo al suelo- Vaya, que bueno que el piso sea más resistente, sino te esperaba una caída más dolorosa.

Ruby se dio cuenta que la velocidad de este Grimm era demasiado alta. Ni siquiera había visto venir el ataque. Weiss estaba intentando ponerse de pie, pero mientras veía la batalla, sentía el cuerpo todo paralizado, las piernas le temblaban y no lograba reaccionar.

Weiss: ¿Por qué? -se indaga, sus ojos habían comenzado a empañarse mientras observa como luchaban. La loba podía hacerle frente a duras penas.

Estaba recibiendo mucho daño de parte de la criatura, pero así podía acumular energía y crecer en tamaño y fuerza. Logrando soportar más y atacarlo mejor, el único problema era que todo ese poder que iba acumulando tenía un límite y si no lograba derrotarlo rápido, iba a perder su transformación. Eso iba a ser un grave problema... La habitación estaba siendo destrozada por completo, por no decir que las habitaciones continuas a esta también estaban recibiendo daño.

Kalius: ¡¡Lárgate de mí castillo maldita loba!! -gruñe e intenta pegarle a la loba, pero logra esquivarlo.

Ruby: Me iré cuando me dejes hacerlo -frunce el ceño.

Kalius: Te perdonaré la vida si te vas ahora -aplica una sonrisa forzada, también había recibido bastante daño por parte de Ruby.

Ruby: Veo que ha sido así desde un inicio, pero no me iré sin Weiss.

Kalius: Eso no puedo permitírtelo... Ella me pertenece -se le acerca a gran velocidad y la sujeta del cuello, colocándola contra el suelo- Ella es mía. Su voz, sus gritos, su desesperación y su miedo son sólo míos -sonríe frunciéndole el ceño.

Ruby: Pensé que dirías algo como... -habla con esfuerzo- Su calor, su cariño, su sonrisa o sus palabras, pero veo que pensamos muy diferente -avisa con sarcasmo.

Kalius: Jajaja Si, somos muy diferentes. Tú la quieres para un beneficio estúpido, en cambio yo, sólo pienso en mis beneficios. ¿Acaso te obedece cada vez que le hablas? ¿No has visto cómo reacciona cada vez que le pido algo? Eso perra, se llama poder y obediencia, algo que tú debes aprender -le presiona más el cuello.

Ruby: Eso... se llama... egoísmo y esclavitud... Sólo eres... -el aire estaba comenzando a faltarle- Un montón de basura...

Mientras esto sucedía, la chica de ojos celestes aún continuaba intentando mover su cuerpo ¿Qué era lo que la aprisionaba así? ¿Por qué no podía ayudar siempre a aquellos que amaba?

Weiss: ¿Soy... tan cobarde? -observa a Ruby, quien parecía estarla mirando mientras le quitaban el oxígeno. Se veía totalmente derrotada, aun así, frunció el ceño y comenzó a aplicar fuerza para deshacerse de la garra que la aprisionaba.

Ruby: Le dije... Que iba a protegerla -comienza a arañarle gravemente por debajo, provocando que Kalius gruña de dolor y la suelte- ¡No voy a dejar que me vea rendirme! ¡No hasta dar todo de mí! -le grita.

Kalius: Maldita perra... -se sujeta la herida, de la cual caía un líquido negro y espeso.

Weiss: Ruby...

Algo en la mente de la princesa volvió a repetirse. "Sientes que vas a dejar algo importante". Ese recuerdo logró ayudarle a avanzar.

"Sólo eres una gata que se arrastra ante lo que le conviene".

Pero la voz de Kalius también había ocupado lugar, aun así, el mirar a la loba le ayudó a llegar al menos hasta el lugar donde se estaba llevando a cabo la batalla. Estaba apoyada en unos cuantos escombros, la debilidad que sentía ahora no sólo se debía a sus temores, sino también a lo que había sucedido en el baño. No pudo creerlo, pero pudo ver cómo Ruby recibió un fuerte golpe de parte de la bestia mientras luchaban, dejándola gravemente herida.

Kalius: No te des muchos aires perra. Nunca dejarás de ser algo que existe para perder -sonríe triunfante.

Pero esas palabras hicieron que Weiss despertara de ese trance dónde veía que estaba perdiendo a alguien de nuevo.

"Si sientes que no puedes salir de aquí, entonces es el único resultado que vas a obtener."

Kalius se acercó a Ruby y colocó una de sus patas sobre la cabeza de ésta. Comenzando a apretarla.

Kalius: Pudiste elegir vivir... Pero te apegaste a la debilidad. Cuando tu cerebro se esparza por todos lados, va a quedar sólo una cosa en claro -frunce el ceño con su sonrisa- ¡No puedes hacer nada porque eres débil! ¡¡No pudiste salvar a nadie porque no eres nada!! ¡¡Eres lo más patético que he visto después de tanto tiempo y te aseguro que todos aquellos que te importaban van a terminar tan miserables como tú!! ¡¡No eres nada!! ¡¡No eres-¡!

Los gritos que mostraban a Kalius triunfante fueron intervenidos cuando una enorme criatura lo tomó del cuello y comenzó a elevarlo hacia el cielo a gran velocidad. La bestia oscura intentaba zafarse dando garrotazos pero la piel de aquello que lo tenía prisionero era muy dura.

Kalius: ¡Suéltame maldita traicionera buena para nada! -le da un arañazo en el ojo, aun ante la grave herida, el dragón no se detuvo y continuó subiendo- ¿¡Quién te ha dado el derecho a sentirte superior a mí?! ¡¡Sólo eres una gata que se arrastra-¡! -no alcanzó a terminar la frase cuando su cuello fue desprendido de su cuerpo. Tomando una forma viscosa que cayó desde lo alto al suelo, desparramándose por casi todas las paredes del castillo.

Lo último que pudo visualizar la loba, fue cómo el dragón iba descendiendo lentamente, hasta que sus ojos se cerraron tras desmayarse.

Ruby volvió a tener ese sueño donde el césped le daba por la cintura. Podía ver el cometa de papel y escuchar la risa de la niña. Comenzó a perseguirla pero el lugar era enorme, sentía que sus oídos la engañaban de vez en cuando y escuchaba doble, pero al fin había salido de todo ese montón de verde. La pequeña se encontraba parada en lo alto de un monte, sujetando el barrilete. Cuando estuvo casi delante de la niña, esta se giró para mirar a la morena. Pensó que sus ojos eran celestes, pero notó que eran color rojo. Sentía que la había visto en uno de sus sueños antes. La niña se acercó a ella y le pasó el cometa, para que Ruby lo sostuviese.

¿?: No te preocupes. No le va a pasar nada -sonríe de manera agradable.

Ruby estaba por sujetar el barrilete, pero al hacerlo, este explotó como si se tratase de un globo y el sonido obligó a la loba a abrir los ojos. Quiso levantarse de golpe pero le dolía bastante el cuerpo.

¿?: ¿Pesadilla otra vez?

Reconoció la voz, pero estaban en un lugar muy diferente ahora. Estaban a las orillas de un río, rodeadas de árboles pelados y verdes a la vez, cubiertos de nieve.

Ruby: Weiss...

Weiss: Creo que por aquí no va a pasar ningún dron hasta dentro de un buen rato -saca el plano de su bolso.

Ruby: Tu ojo... -la observa preocupada al notar el parche blanco.

Weiss: Oh... No te preocupes -se lleva la mano al mismo sin mirar a la morena- No duele tanto... Sólo debes evitar hacerme llorar -intentar hacerlo sonar como un chiste.

La loba se acercó a la princesa y la abrazó con fuerza. Lo había logrado... Weiss pudo salir del castillo.

Weiss: Hey... Estoy completa -le acaricia la espalda- Gracias a ti...

Ruby: Y yo gracias a ti... -le sonríe, acariciándole el rostro.

Weiss: Tenemos el tiempo contado. Podemos agradecernos mutuamen-

Los labios de la peliblanca fueron callados por los de la loba, quien dejó sonrojada completamente a la otra al alejar ambos rostros.

Weiss: T-te dije que tenemos el tiempo contado -se enfada e infla los cachetes- Tonta... -gira el rostro, sentía las mejillas muy calientes.

Ruby: Siempre tienes el tiempo contado. No es algo nuevo -sonríe ante la reacción de la princesa- Encontraremos la manera de seguir adelante. No necesitamos un cronómetro. Verás que lograremos encontrar a mi familia.

Weiss: D-deja de mirarme con esos ojos... -vuelve a quejarse.

Ruby: Es mi mirada de "Soy leal a mi nueva dueña".

Weiss: C-claro... -se sonroja- Escucha, tenemos dos opciones hasta el momento: podemos adentrarnos como trabajadores en los distintos fuertes para buscar a tu familia y luego milagrosamente hallar una salida, o podemos ir a pueblos pequeños y buscar algo de información. Tal vez demos con el fuerte correcto sin necesidad de meternos en tantos problemas, y más si uno de ellos es humano.

Ruby: No creo que lo sea, fueron secuestradas por faunos. Seguro están en uno de esos. Podemos partir por eso.

Weiss: Eso es un buen comienzo -se pone de pie y se sacude la parte de atrás.

Ruby: También podemos descansar en algún pueblito -le guiña el ojo.

Weiss: V-ves que eres -le da un pequeño empujón.

Ruby: Pero princesa. Debemos recuperar fuerzas ¿Qué otro motivo podría tener yo para pedir una habitación y descansar en un agradable pueblo?

Weiss: ¿Estas tratando de hacerme quedar mal? -frunce el ceño e infla sus mofletes otra vez.

Ruby: Claro que no. Bueno... -hace una pequeña pausa- Tal vez...

Weiss: Que bueno que seas sincera -le dice con sarcasmo.

Ruby: Jaja Créeme... Suelo ser muy sincera con las cosas que deseo -la observa con una mirada provocativa.

Weiss: ¡Calla! -la empuja y camina por delante de ella.

Ruby: ¿Qué? Jaja -comienza a reír ante el gran sonrojo de la muchacha.

Continuará. 

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