La Plaga 3 parte 3 

parte 2

Natsuki llevaba casi tres horas persiguiendo a aquella bestia huesuda y oscura. La criatura no le dirigía la palabra ni le respondía lo que ella pedía. Con el pasar del tiempo, el frío por la nevada comenzó a helar a la niña, quien ya no hablaba. Dedicó a ahorrar sus fuerzas para perseguir a ese extraño ser, pero su pequeño cuerpo se encontraba débil; de vez en cuando se caía y volvía a ponerse de pie con dificultad. Hasta que ya no pudo hacerlo. La bestia se detuvo al notar que ya no le seguía y se giró lentamente para sacarla de la fría nieve, jalándola de la ropa con su hocico, para luego continuar caminando. Mientras lo hacía, empezó a exhalar un aire más caliente, lo que ayudó a que la niña no muriese congelada.

"¡Ella no debía sufrir!"

"Nada se justifica cuando ya has cometido un error irreparable"

"¡Nunca pude dejar de odiarme!"

"La debilidad se concentra en tomar lo que amas. Sólo así puedes derrotar a tu enemigo"

"¡Nunca quise ser así!"

"Mientras más bajo caes, más cuesta subir. Es como intentar trepar una cuerda llena de espinas"

"¡¿Qué me hicieron?!"

-llanto de bebé. -latidos de corazón.

"A veces, debes convertirte en un monstruo para proteger lo que amas"

"Lo siento papá -voz de niña" "Ayúdame..."

"¡¡Nunca quise ser un monstruo, Ruby!!"

"Debes dar lástima..."

"¡Necesito ayuda!"

"Nadie va a ayudarte. Y si pides ayuda, probablemente esa persona muera contigo"

"¡¡Es demasiado dolor!!"

"El dolor es como un rayo de luz, siempre puede hacerse más intenso"

"Estoy solo..."

"La soledad se alimenta de tu mente, cuando ya no puede más, muere"

"¡¡Summer!!"

"Estás... solo"

-llanto de agonía-

"¡Estás solo!"

"Tú no estás sola Yang... Yo te alejaré de todo esto" -tararea canción de cuna en soledad-

"Serás nuestro monstruo, Adam -risa."

"EXISTE UN MONSTRUO EN TODOS NOSOTROS" -gruñido.

"Lo siento papá..."

"¡Tú no mereces ser padre de nadie! ¡Eres un monstruo! ¡Un monstruo! -risa fuerte y a modo de burla"

NADIE ES DUEÑO DE MI VIDA!"

"¡¡NADIE!!"

Natsuki se despierta agitada y de golpe, mirando a su alrededor, buscando recuperar el aliento que parecía haber perdido por unos segundos. Todo estaba oscuro, sentía un nudo en la garganta, hasta que sólo logró pronunciar lo único que decía al tener alguna pesadilla.

Natsuki: ¡Mamá! -cae al suelo por falta de equilibrio y visión- ¡¡Mamá!! -pronuncia más fuerte, ya con lágrimas en los ojos.

A los pocos segundos, escuchó un ligero sonido detrás de ella, algo que no sabía describir. Al girar, se encontró con dos ojos enormes y rojos que alumbraban parte de aquella extraña criatura, que sacó un pequeño grito en la más pequeña.

¿?: Niña... No hagas ruido -pide. Su voz era gruesa y algo atemorizante.

Natsuki: ¿Dónde está mi mamá? -indaga, limpiándose el rostro. Le costó recordar que había estado viajando con una criatura muy rara.

¿?: No lo sé. Quiero dormir. Si quieres irte, vete. No me molestes. No estoy para nada de humor -pide enojado.

Natsuki: No veo nada -solloza-. No sé a dónde ir. Sólo quiero a mi mamá.

El monstruo da un suspiro pesado -casi gruñido-, buscando responder con palabras que pudiese callar ese llanto.

¿?: No seas patética. No puedes depender de alguien toda tu vida. Aun siendo una oveja, debes ser más valiente -hace una pequeña pausa-. Tu mamá no está. Ya no quiero que hagas berrinches, estás comenzando a molestarme.

Natsuki: La necesito... Tuve una pesadilla muy fea. Todo estaba oscuro como ahora y alguien gritaba. También había llantos de bebé y de una niña -explica rápidamente, tartamudeando algunas palabras.

¿?: Vaya. Qué barbaridad -dice con sarcasmo-. Yo tengo pesadillas todas las noches. Es más, acabo de tener una muy similar y no ando llamando a mi mamá como si eso fuese a solucionarlo.

Natsuki: ¿Todos los días? -se frota los ojos- ¿No tienes mamá?

¿?: Todos. No necesito una madre, estoy bien así. No hay razones para eso.

Natsuki: Claro que sí.

¿?: ¡Claro que no! ¡Ahora duérmete de una vez o terminaré comiéndote! -gruñe, levantando su voz.

La pequeña dio un salto ante el susto que se había llevado. La criatura volvió a recostar su cabeza entre sus extrañas patas. Natsuki se quedó despierta. Aun buscaba un poco de luz; pero no logró dar con ella. Sólo pudo escuchar una especie de viento fuerte en algún lugar. Al cabo de unos minutos, se recostó al lado de la bestia, sollozando en silencio hasta quedar dormida.

Esta vez, la pesadilla fue diferente. Estaba en un lugar con mucha gente que llevaba puesta una bata blanca y barbijo. Ella no podía moverse, sólo escuchaba voces incoherentes y cómo estas extrañas personas, le inyectabas cosas o le sonreían. Podía ver sus dientes puntiagudos y los colores eran retorcidos.

"¡¡Natsuki!!"

Nuevamente se despertó de golpe con la misma respiración, acelerada. Esta vez, había más luz que la primera vez, pero no había nadie. Recordaba haber estado con esa extraña criatura. Se puso de pie con algo de dificultad y corrió hasta lo que parecía ser la salida de una enorme cueva. Se alivió al ver a su acompañante recostado en la nieve, no sabía qué miraba con tanta concentración, parecía algo perdido en sus pensamientos. Volteó lentamente y al verla, se puso de pie para comenzar a caminar. Natsuki se apresuró a alcanzarlo para que no la dejase atrás.

Natsuki: Tuve otra pesadilla -dijo sin mirarlo.

A criatura no responde nada. Hay un silencio de unos cuántos minutos hasta que ella volvió a decir algo.

Natsuki: ¿A dónde vamos? -indaga. Sabía que preguntar por su madre o familia no servía.

¿?: A un lugar que detesto.

Natsuki: ¿Y por qué vamos allá?

¿?: Para ver si puedo deshacerme de ti -gruñe.

La pequeña lo observa algo asustada y angustiada, pero continua siguiéndolo. Pasadas unas cuantas horas, el estómago de la pequeña suplicaba alimento. Le costaba caminar, sentía cómo sus parpados solían cerrarse solos. La criatura la mira de reojo.

¿?: Vas a quedarte en ese árbol de allá -señala al más grande- Y no vas a moverte de allí hasta que yo vuelva.

Natsuki: ¿Te vas a ir? -pregunta un poco asustada.

¿?: Te vas a quedar ahí hasta que vuelva -repite un poco enojado y la observa con sus ojos rojos.

La niña asiente con la mirada baja y camina lentamente hasta el árbol, apoyándose en él.

Natsuki: ¿Cuándo vas a volver? -indaga. Pero al voltear, la bestia ya no estaba.

La pequeña miró los alrededores para ver por dónde se había ido, pero sólo lograba visualizar mucha nieve y árboles pelados. Estaba un poco asustada. Se sentó y abrazó sus rodillas, escondiendo la cabeza en las mismas. Extrañaba mucho a sus hermanas, tía y madre.

Natsuki: Mamá...

Vale. Refugio subterráneo del WhiteFang.

Yang: ¿¡Por qué sólo me sigue a mí!? -corre por toda la habitación, esquivando a un enorme oso que la perseguía a gran velocidad.

Blake: Ah... No lo sé. Lo siento mucho, él no es así -trata de alcanzarlo y calmarlo.

Sun: Prf...

Yang: ¡Mono maldito, haz algo! -se tropieza y cae al suelo. El oso se coloca sobre ella y comienza a lamer su rostro.

Sun: Has encontrado a tu alma gemela, tigrón -se bufa, llevando una mano a la boca para evitar las carcajadas.

Yang: ¡Amor mis bolas! -lo empuja.

Blake: Ya señor oso, por favor -lo jala.

Sun: Parece contento.

Yang: Desde que lo encontramos parece contento... -se limpia la saliva con el brazo. El animal se sienta y la observa.

Blake: En el camino vino muy tranquilo...

Yang: Cuando lo encontramos no estuvo nada de tranquilo, pensé que iba a morir. Menos mal que me avisaste que era amigo tuyo o pudiese haberlo lastimado -suspira y se pone de pie.

Sun: Me gusta como gritas cuando te persigue.

Yang: Voy a enrollarte la cola en los riñones -mira a su compañero con el ceño fruncido.

Blake: Lo siento mucho Yang. No pensé que haría tanto escándalo...

Yang: Ah... -se lleva una mano a la nuca y gira el rostro, tratando de componer su humor- No importa... Es parte de tu familia. No íbamos a dejarlo allí.

Sun: Vaya, como te cambia la rabieta la señorita Blake, ¿no? -sonríe con picardía.

Yang: Sigue en pie lo de tus riñones, mono -toma una toalla- Necesito tomar un baño e ir a ver a los niños -busca algo de ropa en un armario viejo y roto.

Sun: Yo puedo hacerme cargo de eso si prometes que vas a dejar en paz a mis hermosos riñones.

Yang: Tenemos un trato -se gira para mirar a la pelinegro- Blake, vamos a dejarte sola un momento. Cuando vuelva, buscaré el mapa de mi padre para comenzar a investigar.

Blake: Claro. Ve tranquila -acaricia al oso, el cual, comenzó a caminar junto a la rubia- N-no, señor oso -intenta frenarlo.

Yang: Ha... -suspira- ¿Qué le pasa? Espero que no estés pensando en comerme.

Blake: Oh, no creo que haga eso. Es muy bueno. Estaba cuidando de las bebés cuando las encontramos.

Yang: Um... Bueno. Si quiere seguirme no tengo problema. Sería la primera vez que me baño con un oso.

Sun: Es probable que sea lo único con lo que vayas a bañarte en toda tu vida. Yo que tú, aprovecho.

Yang: Sun...

Sun: Ok, ok. Me voy a ver a los niños. Si me necesitas, me llamas.

El fauno salió de la habitación, despidiéndose con su sonrisa amplia y tranquila.

Blake: Yo esperaré aquí -toma asiento en la cama- Si puedo darme una ducha luego, te lo agradecería.

Yang: Oh. Es algo tedioso, hay muchos hombres mirones. Ven a bañarte conmigo, sé cómo controlarlos -al inicio lo dijo con una enorme sonrisa, pero a medida que caía en lo que había propuesto, no pudo evitar sonrojarse un poco.

Blake: Ah... Pues... -se levanta un tanto nerviosa- No tengo cambio de ropa...

Yang: No te preocupes -sonríe nerviosa- Te prestaré de la mía y lavaremos esa para que puedas llevártela limpia después -se acerca a su armario viejo nuevamente, buscando algo que le quedase a la bella fauno. Pero parecía toda ropa de chico- Ah... veamos...

Blake: ¿Puedo usar esa camiseta con el dibujo del gatito ninja? Se ve lindo... -le señala.

Yang: Ah... Claro. Es de Sun, pero no creo que le moleste que uses su ropa -toma la prenda y se la pasa- Todo lo contrario... -susurra y frunce el ceño, girando el rostro.

Blake: ¿Cómo?

Yang: No, no. Que la uses tranquila y... -mira el armario otra vez.

Blake: Ese short negro -vuelve a señalar.

Yang: Ten. Espero no te de frío. Aunque veo que sueles llevar ropa corta... -la mira de reojo.

Blake: Si, no te preocupes -camina hasta la puerta- Vamos señor oso.

El tigre toma sus cosas rápido y la sigue, poniéndose delante para guiarla hasta las duchas. Aunque al llegar ahí, caminaron por un largo pasillo hasta llegar a unas escaleras. Parecían unos tres pisos en lo que bajaban para luego dar con una puerta. Dentro, había otra ducha con un espacio más reducido.

Blake: Pensé que iba a ser un problema ducharse. No veo a nadie.

Yang: Aquí no hay nadie. Pero las paredes tienen oídos y no quiero que sepan que tengo una ducha propia aquí. Se armaría una revolución -explica, ingresando y acomodando la ropa sobre una mesada de mármol blanca un poco rota- Aquí sólo nos bañamos yo y Sun cuando no estamos de humor para estar desnudos entre tanto fauno.

Blake: No parecieron impresionarse al ver al señor oso -comienza a desvestirse.

Yang: Ah... bueno... -sus palabras se atontan un poco al no poder evitar ver a la fauno de reojo- No creo que los faunos le presten atención a algo así. Son muy amigos de los animales.

Blake: Si, eso es cierto. Pero pensé que aquí iba a ser diferente -se acerca a una de las duchas- ¿Cuál es la caliente? -mira los surtidores.

Yang: Um... -la mira y luego gira el rostro, sonriendo- La derecha.

No tardó mucho en escucharse un pequeño grito por parte del fauno y Yang no pudo evitar reír por debajo.

Blake: Eso fue apropósito -cierra la llave para abrir la otra.

Yang: Qué va... Me he confundido.

Blake: Umh...

Al pasar unos minutos en silencio, la rubia piensa que la otra estaba enojada por la broma, así que trata de corregirlo.

Yang: Oye, lo sien- ¡ah! -pega un salto hacia delante al sentir toda el agua fría que le llega desde atrás.

La pequeña risa de la pelinegro fue muy baja, pero dejó ver su sonrisa de "vuelve a provocarme y verás".

Yang: ¿En qué momento planificaste tu venganza? -se frota los brazos por el frío e ingresa a la ducha de agua caliente -más bien, tibia-, cerca de su compañera.

Blake: Mientras te quedaste pensando seriamente en algo allí detrás.

El oso se tira al piso para mojarse con el agua.

Yang: Oh... Seguro estaba pensando en algo -no iba a decirle que en ella.

Blake: Y... Tú y Sun, ¿son pareja?

Yang: Pf... No. ¿En dónde notas eso? -responde bufando-. Pero es como un hermano.

Blake: Si, es verdad. Tienes razón. Lo siento -se disculpa un tanto nerviosa, enjuagándose los brazos más rápido.

Yang sólo trató de relajarla con una sonrisa. Pero ella misma se estaba dando cuenta de las miradas innecesarias que hacía sobre el cuerpo del fauno. Bañarse con la chica de sus sueños -literalmente, estaba siendo una mala idea.

Blake: Y... eres un licántropo -aporta en el silencio.

Yang: Si... Un tigre para ser exactos. ¿Y tú? ¿Una pantera o algún felino en especial?

Blake: Ah... Un gato.

Yang: Oh, un lindo minino -sonríe.

Blake: Un gato -arregla, observándola con el ceño fruncido.

Yang: OK, ok. Un feroz gato -levanta sus manos y coloca sus dedos como si fuese a arañarla.

Blake: Puede ser -ríe por debajo.

Cuando terminaron de lavarse, volvieron a la habitación. Yang tenía que ir a ver cómo estaban los niños. Debía hacerlo ya que algunos aún estaban enfermos y Sun solía necesitar ayuda. Tuvo que llevar a Blake y dejar al oso allá con la puerta cerrada, según el fauno, se iba a portar bien.

¿?: ¡Tía Yang! -se acerca una niña y salta sobre ella, abrazándola.

Yang: Hey. Te ves más rellenita que la última vez, Kali. ¿Le has robado la comida al mono? -le soba la pancita.

Kali: Ya no se ven los huesos -se levanta su pequeña remera para mostrarle, aunque aún se veía algo delgada.

Sun: ¡No, no! -sale corriendo y se tropieza con una pelota gigante de plástico. Dos niñas y tres niños se acercaron a él para saltarle y jalarle la ropa.

Yang: Me encanta como te las ingenias para entretenerlos.

Sun: Me alegra poder sacar una sonrisa de tus labios todos los días -le dice con sarcamo-. ¡Au! -le pegan con un palo.

Yang: Chicos, no está bien pegarle al mono, eso es ser muy malo -los mira con el ceño fruncido.

Los pequeños se le quedan viendo, arrepentidos y algunos con sus orejas abajo.

Yang: Primero tienen que colgarlo del techo, luego le pegan con los palos -arregla, sonriendo como si hubiese dado una lección muy valiosa.

Niños: ¡Yeeeii! -se acercan al mono para tratar de atarlo.

Sun: ¡Algún día vas a ser una excelente madre! -se queja entre algunos pequeños golpes hasta que logra escapar y se queda sobre un mueble.

Yang: Jaja -ríe mientras baja a la niña, quien se une a los otros para intentar bajar a Sun.

Blake: Eso no está nada bien Yang... -dice seriamente.

Yang: Ah...

Blake: Debes enseñarles lo que está bien y no. Es bueno divertirse, pero no ser violento -la regaña.

Yang: S-si... Lo sé... -gira el rostro sin saber qué responder.

Al ver tal cosa, los niños se quedan mirando y se acercan lentamente a ellas. Excepto tres, que aún intentaban bajar al mono.

¿?: ¿Es una mamá perdida? -la señala.

Sun: ¡Yo pido ser Peter Pan! -alza la mano y recibe un muñecaso en la cara.

¿?: Tú eres Garfio tío Sun -ríe y se sienta en el suelo.

Yang: Algo así -agrega para responderle al niño.

¿?: ¿Y dónde está su bebé? -indaga una pequeña, acercándose al fauno.

Yang: Um... Pues...

Blake: La estoy buscando -le responde.

¿?: ¡Oh, es como una mamá detective! -da pequeños saltos.

Kali: ¿Y te sabes muchos cuentos? -le jala la camiseta.

¿?: ¿Cómo se llama tu bebé?

¿?: ¿Y tus papis?

Al ver que Blake se veía un poco incómoda ante algunas preguntas, Yang decide interrumpir, aunque no esperaba que la pelinegro hablase primero.

Blake: Me sé muchos cuentos -responde con una pequeña sonrisa, tomando asiento cerca de ellos- Se llama Natsuki, a ella le gustan mucho los cuentos -evita el tema de sus padres.

¿?: ¿Nos cuentas uno?

Todos los pequeños se acercaron alegres ante la noticia, dándose pequeños empujones y subiéndose arriba de los cojines.

Blake: Claro. ¿Conocen el cuento de Oliver, el gato perdido?

Los niños negaron y la miraban atentos cuando comenzó a narrarlo. Yang y Sun se quedaron en donde estaban, escuchando el cuento también. No se esperaban que fuese tan largo. Al terminar, los pequeños se habían quedado profundamente dormidos, hasta el mono. Yang volvió junto con el fauno a la habitación, buscando el mapa de su padre.

Yang: No sabía que eras tan buena narradora de cuentos -busca en una enorme caja.

Blake: No lo soy -niega un poco avergonzada- Saber cuentos te ahorra estar corriendo de ellos, como tu amigo.

Yang: Jaja ¿Sun? Los adora. Sólo que se hace el gracioso y después termina siendo una piñata.

Al encontrar el mapa, lo coloca en su mesa de trabajo, para luego sentir que el oso se apoya en su espalda.

Yang: Oye... Pesas mucho -avisa, tratando de no perder el equilibrio.

Blake: Debe tener sueño también -se acerca para ayudarla.

Yang: ¿No te sabes algún cuento donde el tigre se termina comiendo a un oso? -indaga con sarcasmo.

Blake: Jaja No. Sé cuentos de fantasía, no terror.

El oso se acomoda en el suelo y se queda allí, con sus patas arriba.

Yang: ¿Se murió? -lo mira.

Blake: Eso quisieras.

Yang: Um... No digas eso -le sonríe- Es molesto pero no le desearía eso -toma una pluma para marcar algunas cosas en el mapa- Mira, aquí estamos nosotras -hace un circulo- Este fuerte se llama Goldien, es de los humanos y lo usan para comerciar. El dueño del fuerte tiene un trato con Sun. Aquí, los faunos trabajan y si les damos lo que piden, no nos molestan. Igual estamos trabajando en una salida, hay dos faunos que todos los días trabajan en un túnel que saldrá hacia una parte del bosque donde no hay drones. Cerca hay un par de naves que usan para enviar mensajes, las usaremos para escapar.

Blake: Parece un plan muy bien hecho... Pero ¿y si no todos caben en las naves?

Yang: Es que... no iremos todos. Yo saldré con los niños. La idea es volver por los demás... Pero sabemos muy bien que eso puede que no ocurra -gira el rostro.

Blake: Pero... al menos tienen un plan -trata de animarla- Sería malo si te dieses por vencida y te quedaras de brazos cruzados hasta que milagrosamente alguien venga por todos ustedes.

Yang: Pues... si -se queda callada un momento, dirigiendo su mirada al oso, perdida en sus pensamientos- ¿Entonces vendrás con nosotros? Te ayudaremos a dar con tu hija y familia.

Blake: Si les serviré de ayuda, entonces me uniré a tu plan. Con la mente fresca eh pensado que si me voy sola, no duraré nada. Al parecer, hay demasiada vigilancia y cosas peligrosas. Quería arreglármelas sola. Pero no quiero morir sin saber si la pequeña Natsuki está bien... Yo la adopté, debo buscarla -baja la mirada, junto con sus orejas.

El tigre se queda en silencio unos segundos, posando su mirada en el fauno y dejando salir una pequeña sonrisa dulce.

Yang: Eres buena madre, Blake. Seguro te echa de menos.

Blake: También la extraño... -ni siquiera se percató de que sus ojos estaba cristalinos.

Yang: Seguro está bien. Es mejor que estén en Vacuo a aquí. Está mejor que nosotras. Por el momento, debes comer y dormir bien para cuando estés con ella otra vez.

Blake: Solo espero que sus hermanas también lo estén... -se limpia el rostro.

Yang: Yo te ayudaré a encontrar a tu familia, lo prometo -le sonríe. Aunque había sonado muy cursi pero esas sensaciones se las provocaba con facilidad.

Blake: Gracias Yang... Eres un sol de persona. ¿Y tu familia?

Yang: Ah... Sun y los niños son la única familia que me queda ahora. Al igual que aquellos con los que convivimos aquí abajo.

Blake: Eso es lindo... -le sonríe.

Yang: Iré a buscarte algo de pollo para que comas, no vas a dormir con el estómago vacío -se pone de pie.

Una fuerte explosión movió el suelo, hasta hizo perder un poco el equilibrio del tigre.

Blake: ¿Qué ha sido eso? -se pone en alerta, pero un sonido en particular la aterra e intenta informarle a su compañera, pero otra explosión las tiró al suelo.

Intentaron ponerse de pie para ir por Sun y las niñas pero los ataques estaban siendo muy continuos y la tercera explosión provocó un derrumbe y comenzaron a sonar las sirenas de alerta. Yang intentaba levantarse como podía, el oído le zumbaba y estaba algo mareada, rápidamente volvió en sí al ver a Blake siendo aplastada por uno de los enormes escombros. Se dirigió a ella rápidamente, tropezando de vez en cuando por el mareo, sujetó con fuerza la enorme roca para intentar levantarla, estaba bastante pesada.

Blake: Los niños... -avisa, intentando hacer fuerza también.

Yang: Tengo que sacarte de aquí -aplica más fuerza con su brazo metálico, el cual ayuda bastante, pero le estaba doliendo.

Una explosión lejana mueve el suelo otra vez, haciendo que el trabajo de la rubia se volviese más complicado, cada vez caían más rocas sobre la que ya estaba sobre el fauno.

Blake: ¡Debes irte Yang! -le grita, no podía sentir bien su cuerpo y el aire ya estaba siendo un problema, sabía que no iba a salir de algo así, no quería quedar enterrada con el tigre.

La cabeza de la muchacha que aún intentaba levantar el gran escombro, estaba llena de temores y dudas, un miedo muy grande se apoderó de todo su cuerpo. Escuchaba ecos y ya no era consciente de la fuerza que estaba usando. El fauno se estaba quedando sin aire, ya no podía pedirle que se fuese, su mundo se estaba nublando.

Yang: ¡Blake! ¡Voy a sacarte de allí! -la fuerza que usa comienza a hacer salir humo de su brazo metálico, logrando levantar lo suficiente como para que el fauno recuperase el aliento- ¡Debes salir! -había comenzado a transpirar.

La pelinegro reacciona y usa lo que le quedaba de fuerzas para arrastrarse y salir, le dolía todo el cuerpo y parecía tener lastimado uno de los pies. Yang soltó el muro e hizo un pequeño alarido de dolor, su brazo metálico estaba perdiendo líquido y la parte humana sangraba. Aun así, levantó al Blake para colocarla en su espalda. Cuando otra explosión movió con fuerza el suelo, el tigre estuvo por caer al suelo, pero sus manos se apoyaron sobre alguien que había olvidado: el oso.

Yang: Debes... sacarnos de aquí -pide adolorida, sujetándose con fuerza del animal.

El oso se agachó un poco para que la rubia pudiese subirse a él, luego comenzó a correr. Intentaron ir a ver a los demás pero todo estaba derrumbado. Todos los caminos cerrados, el oso trepó por varios escombros hasta lograr salir a la superficie. Había muchos aviones en el cielo que aún estaban disparando y tirando bombas por todo el fuerte. El animal corrió y corrió hasta dar con un agujero en la pared, por donde se metió y procedió a ir por el bosque.

Yang: Debes... tener cuidado -trata de explicarle- Pueden haber drones... -le estaba costando sujetarse del oso y a Blake a la vez.

Por suerte, el animal parecía recordar cada cosa que había hecho la rubia cuando volvieron, donde detenerse y donde avanzar, hasta alejarse lo suficiente para parar y descansar. Yang no pudo seguirse sosteniendo y cayó al suelo nevado con Blake.

Yang: Demonios... -se lleva una mano al rostro, haciendo presión- Sun... No pude ir por ninguno... -da un golpe con el brazo metálico por la bronca y un dolor horrible pasa por su pecho- ¡Mierda! -dice frustrada, casi llorando.

El fauno no sabía qué decir, apenas podía moverse también. Sólo tomó asiento, sujetándose la cintura, que era el lugar donde más le dolía junto con una de sus piernas, mirando a lo lejos como el fuerte se incendiaba y continuaba siendo bombardeado. Aun estando a esa distancia, podían escuchar los gritos de la gente. El oso se acerca a Yang y deja caer una caja a su lado.

Yang: ¿Cómo...? -lo oobserva- ¿Cómo supiste que esa era mi caja de herramientas? -se acerca adolorida a ésta, abriéndola y sacando la última dosis de morfina para inyectarla en lo que estaba siendo un dolor infernal- Ahg... Dios... -cierra los ojos ante el dolor, dejando caer varias lágrimas. Luego toma un destornillador para quitarse el brazo de metal y envolver la parte cortada, la cual se había quemado a causa de una sobrecarga.

Blake: Puedes usar nieve para-

Yang: ¡Cállate! -le alza la voz, luego agacha la cabeza y trata de relajarse, aunque el dolor era muy fuerte, tanto el de haber perdido a quienes quería como la herida en su brazo cortado- Lo siento...

El fauno se acerca a ella casi a rastras, para abrazarla con suavidad.

Blake: Lo siento mucho...

El oso se acercó y apoyó su barbilla con suavidad sobre el hombro de la rubia, sabía que se sentía muy mal. No pudieron hacer más que eso.

Continuará. 

 Vacuo.

Summer se acerca a Raven con una taza de café. La pelinegro casi siempre estaba sumergida en un enorme mapa lleno de rayones, manchado y un poco roto.

Summer: Podrías tratar de dormir un poco... -se sienta a su lado.

Raven: Luego -traza una línea y borra otras dos. Ni siquiera notó el café.

La morena dio un suspiro y se puso de pie. Sabía que no iba a poder lograr mucho. Se dirigió arriba a ayudar a la más anciana con la limpieza, era temprano, por lo que la más pequeña aun dormía.

Jhin se acercó a su hermana y con un tono bien serio dijo:

Jhin: Yo no quiero meterme en tu vida, pero desde que llegaron no has hablado casi nada con ella. Hasta dormí arriba una noche con la niña por si querías algo de-

Raven: ¿Puedes callarte? Siempre estás reprochándome todo, pero cuando yo quiero remarcarte algo a ti, no haces más que irte o evitarme. Estoy a punto de conseguir marcar los lugares clave -mueve unos papeles y unos mapas más pequeños.

Jhin: Vaya... Que interesante -gira el rostro.

Raven: ¿Y tú qué haces? Ya dejaste de ayudarme con la información. Antes al menos abrías la boca para decir algo que realmente valía la pena -frunce el ceño sin mirarlo.

Jhin: Estás más desesperada por salir porque ella está aquí y tu hija se encuentra perdida. No vas a lograr nada evitándola para meterte dentro de esos mapas -le reprocha- Ya te he dicho que ya no hay manera de conseguir dinero. Los guardias sólo se manejan así...

Raven: Entonces buscaré la información sola.

Jhin: Raven... No hay salida. Hemos trazado miles de líneas en diferentes mapas. No vas a encontrar nada más de lo que ya has marcado.

Raven: ¡Deja de ser tan pesimista! -se pone de pie y golpea la mesa.

Jhin: ¡No soy pesimista! ¡Tú eres idiota! ¡Hemos hecho cosas terribles para intentar salir y volver a estar con la familia! ¡La tienes ahí delante de ti y la tratas como si fuese un adorno!

Raven: ¡¿Crees que no la noto?! ¡Siempre sé que está a mi lado, idiota! -lo empuja.

Jhin: ¡No lo parece! ¡Si algún día bombardean este fuerte y morimos todos, espero que ese maldito mapa valga todo el tiempo que estás perdiendo de estar a su lado! -le devuelve el empuje pero más fuerte.

Raven: ¡Oh qué buenos consejos hermano! -se incorpora y le habla con sarcasmo. No había notado que Summer se encontraba mirándolos cerca de la escalera, preocupada- Ven -le hace señas, acercándose a la chica de caperuza, quien se aproxima lentamente para recibir unas palmaditas en la espalda- Te amo mucho mi vida -le sonríe a la fuerza- Y quiero que sepas que cada cosa que haga será por tu bien. Es probable que en algún momento, este fuerte también sea bombardeado como muchos que ya lo han sido. Así que trato de evitar que explotes, ¿tú lo entiendes verdad? -le coloca una mano en la mejilla.

Jhin: Cielos... -gira el rostro frunciendo el ceño ante la compostura perdida de su hermana.

Summer: Ah... Si... Sabes que te apoyo amor... Siempre tendrás mi apoyo -baja la mirada, no sabía qué responder en realidad, era la primera vez que veía a su pareja reaccionar así.

Raven: Asunto arreglado -se aleja y vuelve a tomar asiento donde estaba antes.

Summer no dice nada más y se acerca a la pequeña, que parecía haberse despertado por los gritos. La tomó en brazos y subió arriba.

Jhin: Espero logres dar con lo que buscas -finaliza diciendo, para luego marcharse también.

Raven trazó las líneas más fuertes y frunció el ceño, dando un golpe en la mesa y golpeando la taza, mandándola a estrellarse contra la pared, rompiéndola y manchando un par de cosas. Luego apoya la cabeza sobre uno de sus brazos e intenta contener el llanto, dando un grito ahogado.

Al anochecer, todos durmieron arriba para dejar que Raven se concentrarse mejor en lo suyo, pero Summer sabía que no había estado comiendo bien, por lo que se quedó despierta un poco más para prepararle algo. Estuvo por quedarse dormida mientras lo hacía pero logró terminar y bajar para dejarle el plato en una de las sillas. Se quedó observándola durante unos segundos sin decirle nada, para luego girar e irse.

Raven: Summer...

Cuando la morena se voltea a verla, la loba estaba mirando hacia abajo, la cabeza apuntaba en su dirección, por lo que seguro ella también había volteado a verla. Llevaba una mirada cansada y tiste, igual que la primera vez que volvieron a encontrarse aquí.

Summer: ¿Qué sucede amor? -se acerca a ella para acariciarle el cabello, más exacto, cerca del cuello. Solía ser una parte que la relajaba mucho.

Raven: Quería hablar contigo un momento...

Summer: Claro -toma asiento- Pero debes prometer que comerás un poco.

Raven: Lo intentaré...

Summer: ¿De qué quieres hablar?

La pelinegro se quedó unos segundos en silencio hasta poder contestar a eso.

Raven: Huele bien... La comida que has preparado -observa el plato.

Summer: Bueno, no he cambiado mucho el menú de las comidas -le sonríe.

Raven: Eso es lo que las hace únicas -la mira de reojo.

Hubo otro silencio incómodo, ya que Summer no quería preguntar el por qué no quería verla a los ojos. La loba tomó el plato y comenzó a comer de a poco. El tercer bocado, provocó cierto lagrimear en sus ojos. Sólo dejó caer las lágrimas sin decir nada. El sabor le recordó a las primeras comidas que la caperucita había hecho para ella, a veces más que nada cuando solía enfermarse por algún esfuerzo de más. Su pareja se quedó allí, acariciándole la espalda para que se desahogara, hasta que terminó de comer y se dirigieron al sillón, donde la pelinegro reposó su cabeza en las piernas de Summer, recostándose.

Summer: Puedes decirme lo que sea Raven -le acaricia el cabello con suavidad- Aun somos un equipo... No lo olvides, por favor...

Raven: El día que salí a buscar a mi hermano, me enteré de que se había levantado un revuelo por la elección de nuevos líderes. Algunos fueron derrocados a la fuerza y otros simplemente abandonaron su puesto. Ya había drones y obreros construyendo fuertes. No sabía que estaba pasando. Todo se fue al carajo... Cuando logré dar con Jhin, me dijo que ya no podíamos volver. Que no debí salir de casa...

Summer: ¿Pero por qué? ¿Qué ley nos ha quitado tal libertad?

Raven: El que los reinos estén divididos y actuando por su cuenta... No es una ley. Sólo te mantienen al margen. Se ha levantado una guerra que pocos notan, una muy grande entre faunos y humanos. El terrorismo es masivo en todos lados. Han muerto millones de personas y criaturas...

Summer: Quieres decir, que por lo único que todo esto está pasando, ¿es porque los humanos quieren gobernar?

Raven: No lo sé... Pero quieren matar a todos aquellos que sean diferentes. Algunos los estudian o los usan como obreros. Los explotan hasta que ya no los ven necesarios, matándolos...

Summer: Eso es horrible...

Raven: Nos metimos a un grupo de soldados, donde el propósito era proteger el fuerte. Intentamos volver, pero cuando salimos de Vacuo, nos atacaron los humanos con armas letales, usaban un dust muy extraño en sus armas y los grimms no les atacaban... Eran muchos, fuésemos a donde fuésemos, estábamos siendo observados. Los drones emitían un sonido horrible que te paralizaba las piernas. Con suerte logramos volver aquí... Tuvimos que volver a ser soldados de la guardia real. Pero las misiones eran horribles... Si lo hacías bien, te daban una alta cantidad de dinero y recibías el privilegio de trabajar para el rey del fuerte. Te daban habitación y alimento.

Summer: ¿Te refieres a los soldados que nos trajeron aquí? ¿De qué iban las misiones?

Raven: Incendiar casas humanas. Matar gente de alto rango. Atacar pueblos, matar niños... -se lleva la mano al rostro.

Summer: Amor... -baja la mirada.

Raven: Hice cosas terribles por dinero... Estaba desesperada por saber dónde estaban. Quería traerlas aquí y los guardias de alto rango nos propusieron ese trato por dinero... Una vez que obtuvimos lo suficiente, nos escondimos en la casa de esta mujer que nos brindó acilo...

Summer: No has matado niños Raven... -trata de acertar.

Raven: No, pero estuve allí... Y no hice nada para impedir las cosas -deja los brazos sobre la mesa para apoyar la frente y esconder el rostro.

Summe: Lobita... Nada está bien ahora en Remmant, no debes sentir que has cometido cosas terribles. A veces... Las personas que están sobre nosotros quieren imponer algo y no podemos correr siempre de ello -le acaricia la espalda- Eres una buena mujer, que tuvo que tomar decisiones malas a causa de gente que no le importa nada más que su poder. Estabas desesperada amor... Debes perdonarte...

La pelinegra gira lentamente la cabeza para mirar a su pareja, aún tenía los ojos cristalinos.

Raven: Gracias pequeña... -sonríe.

Summer se acerca para abrazarla y darle un beso en la mejilla, apoyando luego la frente en el hombro de la loba, para quedarse con ella allí y hacerle compañía.

Sur de Atlas. Pueblo de Nom.

Ruby: Ya hemos pasado por aquí -revisa el mapa.

Weiss: Puede ser -mira a los alrededores- ¿Qué vamos a hacer? No sabría qué camino tomar para llegar al muelle de manera segura.

Ruby: Bueno, ve el lado positivo. Hemos podido descansar en un pueblo y comer muy bien. Sobre todo comer -le hace ojitos.

Weiss: Calla... -se sonroja- Ha sido muy vergonzoso. La mucama pareció escuchar todo -se lleva una mano al rostro al sentirlo caliente.

Ruby: Bueno. Tal vez no le haya molestado -vuelve a mirar el mapa.

Weiss: Nos dio el cambio de ropa y salió corriendo de la habitación.

Ruby: De alegría.

Weiss: Aish...

Ruby: ¿Qué?

Weiss: Me gustaría tener esa despreocupación que llevas siempre -suspira.

Ruby: Alto -advierte- Algo se acerca -jala a la princesa a unos arbustos, detrás de un árbol, pero a medida que pasaban los segundos, un aroma familiar hizo a la loba asomarse para observar de dónde venían los ruidos. Alguien corría en su dirección. Cuando las vio bien, salió inmediatamente de su escondite- ¿Nao? -había otra niña con ella pero era mucho mayor.

Nao: ¡Mamá! -se acerca corriendo a la loba, dando un salto para abrazarla con fuerza, dejando salir un pequeño llanto por la emoción.

La morena abraza con delicadeza a su pequeña, acariciándole la cabeza para mirar luego a la otra muchacha.

¿?: Mucho gusto madres de Nao. Soy Penny -les tiende la mano.

Ruby: M-mucho gusto -le tiende la mano- ¿Cómo es que has logrado traerla hasta acá? Estamos en Atlas... Yo las perdí en Vale.

Penny: O sí. La encontré casi sin vida en un fuerte comercial de Vale. Fui a comprar con mi padre elementos importantes para sus robots. La metimos en la nave y la llevamos a mi casa -sonríe-Es un laboratorio muy grande, al norte de aquí.

Weiss: Pero... ¿Cómo sabías que Ruby era su madre?

Penny: Por su ADN -le muestra un extraño aparato- Y el tuyo -la señala.

Ruby: Ah... Debe haber un error -ríe un poco nerviosa al no entender nada.

Penny: Claro que no. Le sacamos muestras de sangre para colocarlo en este aparato que diseñó mi padre. Puede encontrar a las personas que contengan una conexión con su ADN. Son sus madres -vuelve a sonreír.

Weiss: Yo no he tenido hijas.

Ruby: Yo la adopté. No he tenido hijos aun... Debe ser un error de tu máquina.

Penny: Negativo. El artefacto de mi padre es cien por ciento seguro. Hasta puede diferenciar a los padres de los demás familiares. ¿No es genial? -explica con entusiasmo.

Ruby: Lo siento... Es que no somos las madres biológicas de la niña. Ya te dije que la encontré en una especie de máquina.

Nao seguía abrazando a la loba con fuerza. No parecía interesarle de qué hablaban, ella se sentía muy a gusto en los brazos de la morena.

Penny: Vaya. Eso puede ser muy interesante -lo anota moviendo sus dedos en una especie de Ipad- Podría tratarse de un verdadero viaje en el tiempo.

Ruby: ¿Eso existe?

Weiss: Claro que no existe. Escucha, agradecemos que hayas traído a la hija de mi... -se queda sin saber cómo llamarla. La chica de ojos grises se le queda mirando.

Penny: ¿Esposa?

Weiss: ¡No! -se sonroja.

Ruby: No es necesario que lo digas así de mal -pone mirada de cachorro triste.

Weiss: N-no es eso. Es que no estamos casadas. No hemos tenido ninguna hija y los viajes en el tiempo no existen -se cruza de manos.

Penny: Bueno. Si no me creen, podemos hacerles un análisis de sangre. ¿Qué dicen?

Ruby: ¿Y por qué piensas que pueda ser un viaje en el tiempo?

Penny: Mm... Creo que es lo primero que se vino a mi mente -sonríe.

Nao: Ya no quiero que me pinchen...

Weiss: Está bien... Pero llevamos prisa.

Penny: No se preocupen. No llevará nada -acerca el aparato al brazo de Ruby y éste extrañe una pequeña cantidad de sangre, luego hace lo mismo con las otras dos. Dando así, el resultado que la extraña chica decía ser- ¿Lo ven? -les muestra.

Weiss: Es que...

Ruby: De hecho puede ser cierto...

Weiss: ¿Qué?

Ruby: Nao puede transformarse en lobo... Y mi otra hija, en un dragón -explica.

La pequeña se queda mirando a la princesa, no la había notado hasta entonces.

Nao: ¿Mamá? -indaga sorprendida al notar que se trataba de su verdadera madre. Era muy pequeña cuando la vio por última vez, pero no la había olvidado.

Weiss: N-no. Yo no he tenido hijas. Lo siento pequeña, creo que te estas confundiendo de mujer -trata de explicarle.

Nao: ¡Mamá! -salta hacia ella para abrazarla y darle unas lamidas en la mejilla, a lo que la peliblanca no sabe cómo reaccionar.

Ruby: ¿La conoces? -le pregunta a la más pequeña, mirando a la otra también.

Weiss: Claro que no. No podría olvidarme de mi propia hija -frunce el ceño.

Nao: Sip -aclara la niña- Mi mamá nos tuvo en un huevo gigante, en una cueva muy bonita -abraza a Weiss.

Weiss: Tal vez es otra dragón -trata de explicarle.

Penny: No quiero intervenir en sus problemas. Pero yo debo retirarme. Papá debe estar preocupado por mí. Yo les deseo mucha suerte para que toda su familia se reúna.

Ruby: Espera... Realmente necesitamos ayuda. Tu aparato podría servirnos muchísimo...

Penny: Mm... Déjenme ver -se pone a buscar, moviendo los dedos en la pantalla táctil- ¿Tiene más familia perdida por allí no? Aquí me señala Vacuo. ¿Tienen familia ahí? -las mira.

Ruby: Sabía que podían estar ahí... -se acerca para ver el aparato- Están... aquí. He visto el mapa tanta veces que sé que parte de éste es. Pero para estar seguras -saca el mapa y marca el lugar con un círculo.

Penny: Espero logren encontrar a su familia. Lamento que no pueda seguirlas ayudando, pero mi padre me necesita. Debo cuidar el fuerte junto con mis hermanos -sonríe.

Ruby: No te preocupes. Estaré eternamente agradecida contigo. Te has tomado las molestias de traer a Nao hasta mí.

Penny: Si. Cuando vi que estaban en Atlas, no dudé en preparar la nave para acercarla a ustedes. Le hemos dado vitaminas y comida, pero deben cuidarla bien. Parece que estuvo muy mal alimentada y ha sido tratada como objeto de diversión.

Ruby: ¿Cómo? -indaga preocupada.

Penny: Si. Por las marcas que le he vendado, parecen haberla estado marcando. Eso lo hacen en algunos fuertes. Toman un fauno o lican y lo marcan como propiedad de cada dueño. Las batallas entre criaturas es algo muy popular en algunos lugares y más si son extrañas. Lamento que sea algo que se permita con tanta libertad por parte de los humanos -se inclina.

Ruby: No... tienes la culpa -gira el rostro y frunce el ceño.

Penny: Debo volver al laboratorio. Tengan mucho cuidado al pasar este bosque. Es tranquilo pero más al sur hay drones. Pero no hay vigías, así que si logran esquivarlos, puede que lleguen a un muelle.

Weiss: ¿Puedes decirnos por dónde salir? Estamos un poco perdidas. Creo que mucho.

Penny: Si siguen por este camino darán con un árbol muuuy grande -lo dibuja haciendo señas con sus manos- Deben girar a la derecha. Se toparán con un camino de piedras, así saldrán del bosque. A una hora darán con un pueblo.

Ruby: Muchas gracias -intenta sonreírle, pero lo que le había contado sobre Nao, la había hecho perder toda sonrisa.

Penny: Ha sido un placer -se le queda mirando a Ruby- Hay algunas cosas que no comprendo muy bien. He sido diseñada para ayudar y luchar. Pero creo que nunca entenderé el por qué me resultas familiar -vuelve a sonreírle- Tengan -le pasa el extraño aparato- Mi papá puede hacer otro. Quiero que lo conserven, así podrán encontrarse.

La loba sólo se le queda viendo, sin saber cómo agradecerle. Pero no podía evitar buscar responderle a esa sonrisa.

Ruby: Tal vez... la máquina del tiempo -trata de bromear, aunque no pudo decirlo con sus ánimos de siempre- De verdad, muchas gracias. Estoy en deuda contigo.

Penny: Puede ser -la mira asombrada y con inocencia en sus pensamientos- Seguro fuimos grandes amigas. No hay deuda que pegar. Sólo no se pierdan -ríe un poco y luego se gira para retirarse, despidiéndose moviendo la mano de un lado a otro.

Las otras dos también se despidieron y tomaron el camino que se les había indicado. A paso lento por precaución.

Nao: Mamá, ¿por qué mi otra mamá no estaba cuando nacimos? -señala a Ruby.

La pequeña seguía en los brazos de Weiss, quiso quedarse allí por más que trato de pasársela a la loba.

Weiss: No sé de qué hablas -le sonríe. Realmente no tenía idea.

Nao: ¿Se separaron? ¿Por qué nos dejaste en esa máquina? ¿Fue por todos esos ruidos que había?

Weiss: Lo siento. De verdad no sé de qué hablas... -mira a su pareja de reojo.

Ruby: Puede que tu mami haya sido muy parecida a Weiss -trata de explicarle mientras caminan.

Nao: ¡No! -se queja- Es el olor de mi mamá -abraza a la peliblanca.

Ruby: Ya veo... -concluye, no quería hacerla sentir mal.

Weiss también, sólo bajó la mirada sin saber qué responder.

Cuando llegaron al pueblo, pidieron una pequeña habitación. Por suerte y hasta el momento, el dinero no era problema para la princesa. Ruby se tomó una ducha con la pequeña y no pudo evitar sentir mucha impotencia al ver cómo habían lastimado el cuerpo de su pequeña. Ni siquiera buscó hablar de eso.

Nao: ¿Por qué mi mamá actúa como si no me recordara? -pregunta, sentada entre las piernas de Ruby mientras le lavaba el cabello.

Ruby: No creo que sea eso lobita. Ella no olvidaría algo tan importante.

Nao: Ella es mi mamá... -se pone un tanto triste.

La morena suspira y le acaricia la cabeza, tratando de animarla.

Ruby: Bueno en teoría ahora ella es mi pareja. Así que sí sería tu nueva mamá.

Nao: Ella es mi mamá de verdad... Se convertía en dragón para cubrirnos del frío e ir por comida. Yo quiero... que se acuerde de mí -se lleva una mano al rostro para limpiar algunas lágrimas.

Ruby se le queda mirando sin saber qué decir. La niña parecía realmente reconocer a Weiss. Ella mejor que nadie sabe que para los lobos, el aroma de una madre era único y especial. Con todo lo que estaba ocurriendo y donde la había encontrado por primera vez. Se preguntaba si podía ser posible que todo sea cierto por más extraño que sonaba.

Ruby: Lamento que ella no te recuerde pequeña... -le acaricia nuevamente la cabeza- Si es como dices, puede que no sea algo que esté haciendo apropósito. Penny dijo que podías ser una viajera en el tiempo, ¿no es así? -trata de animarla.

Nao: Si...

Ruby: Entonces es por eso que ella no te recuerda. Tú vienes de otra línea diferente a la nuestra. Ella aquí no ha tenido hijas, pero en donde tú estuviste, sí. ¿Entiendes? -estaba diciéndola una locura a una niña de siete años.

Nao: Si... Un poco entiendo -baja la mirada- Entonces, ¿ella nunca se acordará de mí otra vez?

Ruby: No lo veas de esa manera. Más bien... Intenta entender que sólo porque ella no te recuerde, no pueda ser tu mami de igual forma -le sonríe.

Nao: Mm... Lo intentaré -se queda callada para golpear el agua de la tina con las palmas de su mano- ¿Dónde están Natsuki y Tsuki? -gira para ver a quien jabonaba su cuerpo.

Ruby: Se perdieron. Igual que tú. Estamos buscándolas. Ya vamos a encontrarlas, no te preocupes pequeña.

Nao: Está bien. Yo te ayudaré a buscarlas mamá, pero ya no quiero ir a la ciudad grande con humanos -recuerda lo pasado.

Ruby: Mientras esté contigo. Ya ningún humano va a hacerte daño, ¿sí?

La niña asiente y se voltea para abrazar a la loba. Le ayudaba a olvidar el miedo tan grande que había pasado. Seguro iba a acompañarla por un buen tiempo, hasta lograr superarlo.

Al salir del baño, Nao se quedó quieta mientras la morena la secaba. Ruby notaba mucho el cambio en la niña. Antes era muy revoltosa e inquieta, pero ahora no se separaba de ella ni siquiera en los momentos que debía ir al baño. Literalmente, la esperaba en la puerta y le preguntaba cada dos por tres: "¿Ya sales?". Luego de cenar, Nao se quedó profundamente dormida en los brazos de Ruby.

Weiss: Me gusta el té que ofrecen en este lugar -toma un sorbo y deja una taza para la otra.

Ruby: Si... Sabe bien.

Weiss: ¿Nao necesita un médico? -indaga para tratar de entender el por qué la loba se veía apagada.

Ruby: No... Creo que no. Sólo estoy preocupada por las otras dos niñas. Pensé que ella estaba con mi amiga Blake, pero no -se lleva una mano a la frente.

La princesa deja la taza sobre la mesa para acercarse un poco más a la loba y brindarle compañía.

Weiss: Mañana a primera hora saldremos por ellas. Verás que las encontraremos y todo estará bien. No te angusties. Debes ahorrar esa linda y salvaje energía para seguir luchando.

Ruby se quedó en silencio un momento, hasta que buscó recuperar un poco su sonrisa para no preocupar de más a su princesa.

Ruby: Gracias Weiss... -coloca una mano sobre la de ella.

Weiss: No tienes que agradecerme nada -mira a la pequeña- Tu hija es fuerte... Seguro no la pasó nada bien, a pesar de eso, ha seguido adelante sin reprochar nada.

Ruby: Se parece a ti -sonríe un poco y le da un sorbo a su té.

Weiss: N-no... Ya dije que no he tenido hijas. No podría olvidar algo así -responde un poco nerviosa.

Ruby: Lo sé. Sólo ha sido una acotación. No necesitas ser su madre si no quieres.

Weiss: No es lo que quise decir.

Ruby: Es una niña. No tiene idea de su pasado y te la has pasado tratándola de mentirosa. No tienes tacto para ser madre -gira el rostro un tanto molesta, para luego ponerse de pie y dirigirse a la cama, para acomodarse con la más pequeña.

Weiss: Ruby... -fue lo único que pudo decir. Luego se quedó sentada en el lugar, con la mirada baja. Terminó su té y recostó sus brazos sobre la mesa, para dejar descansar su cabeza, quedándose dormida.

La loba no pudo dormir bien esa noche. Su cabeza estaba llena de sensaciones que no podía ubicar en su lugar. Se levantó a las dos de la mañana para tomar un poco de agua, al notar a la princesa dormida sobre la mesa dio un suspiro y se acercó a ella.

Ruby: Weiss... -la mueve. Repite su nombre unas tres veces hasta que logra despertarla.

Weiss: ¿Qué sucede? -se frota los ojos, hablando un poco dormida aun.

Ruby: Vas a resfriarte si duermes aquí. Ve a la cama.

Weiss: Oh... Si. Tienes razón -se pone de pie lentamente. No recordaba lo ocurrido antes de dormirse hasta estar bien despabilada.

Ruby: Princesa... -le sujeta la muñeca.

La peliblanca se gira para prestarle atención.

Ruby: Lo siento... Estoy algo inestable y dije cosas de más.

Weiss: Um... -se le queda viendo, luego muestra una pequeña sonrisa. Era difícil enojarse con Ruby, siempre ponía cara de cachorro arrepentido cuando cometía errores- No importa. Ya pasó -responde- Además, tienes razón. No tengo tacto con los niños. No sé cómo tratarlos.

Ruby: Bueno... Tal vez ayude que Nao esté con nosotras ahora -le sonríe- Puedes empezar tratando de llevarte bien con ella y si te dice algo que siente, intenta no herirla, sólo busca responderle algo sencillo -le explica.

Weiss: Bien... Voy a tomar esos consejos -responde un tanto seria.

Ruby: ¿Nunca pasó por tu mente ser madre algún día?

Weiss: No. Todo lo contrario. Temía que algo así llegase a pasar en algún momento. ¿Te imaginas si hubiese quedado embarazada de ese monstruo?

Ruby: El bebé no tendría la culpa...

Weiss: Claro que no... Pero no sería feliz. Estaría perdida en cómo intentar que esté bien. De sólo recordar me da escalofríos -mira hacia un costado.

Ruby: Tranquila -se acerca para abrazarla y acariciarle el cabello- Lamento haberte hecho recordar algo así. Ya no necesitas tener esos miedos. Yo voy a protegerte.

Weiss: Tú... Siempre quieres proteger a todos -sonríe y dice eso con dulzura, rodeándola con sus brazos.

Ruby: Tal vez cambié en algún momento de mi vida y no lo he notado del todo.

Weiss: Tal vez... Pero eso te hace especial -busca la mirada de su pareja, para acerca el rostro y besarla con suavidad.

A los pocos segundos comenzaron a intensificar el beso, hasta que escucharon una voz familiar.

Nao: ¿Mamá? -las mira mientras se frota los ojos.

Ambas se separan rápido, nerviosas al perderse en sus fuertes emociones.

Ruby: ¿Qué pasó lobita? ¿No puedes dormir? -se acerca a ella, pero la niña señala a Weiss- Oh. Creo que es a ti.

Weiss: ¿Yo? -indaga sin entender mucho.

Nao: Quiero que me cuentes un cuento -se acerca para jalarle el vestido.

Weiss: Ah... No soy muy buena en eso.

Nao: Claro que sí. Siempre nos contabas el cuento del patito feo antes de dormir.

Weiss: Oh... Ese me lo contaba mi mamá. Está bonito.

Nao: ¿Me lo cuentas? Extraño tus cuentos... -vuelve a jalarle la ropa.

La peliblanca mira a Ruby de reojo y luego trata de poner su mejor sonrisa para la niña. Estaba muy perdida en cómo tratar con ella. Pero si era parte de la familia de su pareja, debía comenzar a intentar conocerla mejor.

Se acostaron las tres en la cama, dejando a Nao en medio. Ruby solía reírse un poco de la forma en la que Weiss narraba el cuento, pero a la vez le gustaba mucho. Parecía emocionarse al momento en el que se ponía a contarlo, hasta hacía los ruidos del ambiente y los objetos. Ni siquiera llegó al final que la pequeña ya se había vuelto a dormir aferrada a la princesa.

Ruby: Hacía mucho que no escuchaba un cuento tan bonito desde que me separé de mi familia. Espero poder escuchar el final otro día -le sonríe y habla en voz baja.

Weiss: Mh... -ella estaba un poco perdida, se había quedado viendo a la pequeña dormir por unos cuantos segundos. Algo dentro de ella comenzó a quebrarse pero no supo identificar el por qué.

Ruby: ¿Weiss? ¿Qué tienes? -indaga preocupada al verla llorar.

Weiss: Nada... -se limpia el rostro.

Ruby: Pero... estás llorando.

Weiss: No sé qué ha sido. Simplemente sentí una angustia muy grande y las lágrimas salieron solas.

Ruby: Seguro estás muy cansada -se acerca para besarla y taparla bien- Debes descansar, es muy tarde.

La peliblanca asiente y se acomoda mejor. Buscando la manera de no mover a la más pequeña. Ruby se acercó para abrazar a ambas y cerrar los ojos luego de haber apagado la luz de la lámpara que se encontraba en la mesita de al lado. Weiss se quedó despierta unos cuántos minutos, estaba asustada y a la vez estaba pasando por nuevas sensaciones. Bellas y cálidas, que probablemente pintó como pesadilla antes. No imaginaba que tener una familia podía ser tan gratificante.

Weiss: Tener un bebé... -susurra media dormida.

La morena abre los ojos al escucharla y sonríe. No pudo evitar imaginar en qué cosas podía haber estado pensando la princesa antes de quedarse así de dormida. Se quedó mirándola hasta caer en un profundo y tranquilo sueño.

Continuará.   

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