La Plaga 2 parte 10 (Fanfic yuri RWBY) Parte 9

Atención: El siguiente fanfic no tiene relación alguna con Beacon o la historia de Monty Oum, lo que estoy realizando, es un yuri de Bumblebee (BlakexYang) con temática propia.
Género: Drama, Romance, Yuri, Psicológico (puede contener lectura +18 en algunos capítulos)

Sinópsis:

Narra la historia en la que el mundo comienza a dividirse entre humanos y faunos, donde la discordia y el honor comenzó a ser lo primordial, llevándolos a desacuerdos permanentes y guerras continuas. Mientras el mundo se dividía por raza, estos no se daban cuenta de que algo peor venía en camino.

Cuando una luz tenue comenzó a entrar a la cueva, Yang entreabrió los ojos, sentía algo pesado su cuerpo pero debía verificar si la herida estaba bien. Movió un poco el abrigo y las ropas que cubrían a Blake y todo se veía bien.

La pelinegro también entreabrió los ojos lentamente para ver lo que ocurría.

Yang: ¿Cómo te sientes? -le susurra.

Blake: Ham...brienta... -da un pequeño bostezo.

Yang: Buen síntoma -sonríe aliviada.

El pequeño panda comenzó a moverse bastante en las piernas del fauno, por lo que la rubia tuvo que retirarlo.

Blake: Debe tener hambre también...

Yang: Volveré a la ciudad para buscar algo -ordena un poco el lugar.

A Blake no le gustaba la idea de que se arriesgara así sin que ella pudiese ayudarla, pero no estaba en condiciones de restringirle nada ahora.

Yang: ¿Quieres que me lleve a la bola de pelos? Es muy inquieto.

Blake: Puedo cuidarlo, no te preocupes -sonríe con algo de debilidad en su rostro.

Yang: Está bien... -observa al panda con atención- No causes problemas cosa gorda, no quiero que Blake se sobre esfuerce -comienza a salir de la cueva.

No quería dejar al fauno con un pequeño animal, temía que se escapara y forzara a Blake a ir por él, pero no podía llevarlo, también corría peligro si se encontraba con algo malo.

Tomó forma de tigre y corrió a la ciudad. En el camino escuchó varios tiros de escopeta a lo lejos, se acercó a revisar de qué se trataba y logró ver a varios soldados de Vale subiendo a un camión cuerpo de animales, sólo frunció el ceño y continuó con la misión de ir a buscar comida. Había tenido que hacer más vueltas que antes pero debía verificar o no iba a quedarse tranquila.

Logró encontrar dos bolsas de arroz, una olla pequeña y varias cajas de remedios, no sabía para qué pero las tomó y guardó en un bolso de varios que ya había visto por las casas, en su mayoría quemados. A lo lejos vio un río muy grande, se puso el cargamento en la espalda y corrió hasta allá. El agua se veía extraña y muchos peces muertos habían quedado varados en la orilla. Sintió un pequeño temblor, que duró segundos y al girar el rostro vio pasar dos grimms ¿Eran grimms? Parecían dos gigantescos gorilas con espinas en la espalda. No pudieron verla o no le prestaron atención, pero sin más qué pensar, Yang volvió a la cueva.

Blake: ¿Segura que no eran grimms?

Yang: No lo sé, no parecían serlo -saca las cajas de remedio para leer si servían.

Blake: Pueden servir... -mira el contenido.

Yang: Ah... -titubea un poco- Lo siento, pensé que como eres fauno...

Blake: Tranquila, dije que sirven, no importa que sean remedios para animales -ríe un poco.

Yang: Ha... Es que me dio vergüenza traer algo así -se rasca la nuca tras algo de nervio.

Blake: No te preocupes, mi organismo lo aceptará.

Yang: Debo ir a buscar agua a algún lado, algo no va bien... -mira hacia fuera.

Blake: ¿Por qué lo dices?

Yang: Hay mucha contaminación en esta zona y ayer me topé con otro extraño animal antes de encontrarte.

Blake: ¿Crees que se deba a los viajes...?

Yang: No lo sé... Es muy probable que ahora todo haya cambiado radicalmente, pero no hemos ido más allá de este bosque.

¿?: ¡Jefe, el radar indica que aquí hay alguien! -grita alguien desde afuera.

Yang: Rayos...

Blake: Son personas, llevan el uniforme de los soldados de Vale -observa a lo lejos.

Yang: Si, pero algo me dice que no vienen en paz -sale por la cueva.

El fauno sólo sujetó con fuerza al panda, no sabía qué había querido decir Yang con eso.

Cuatro soldados se acercaron hasta el tigre, quien los miraba seriamente. Los soldados le apuntaron con un extraño aparato que hizo un sonido similar a cuando pasas los productos por la caja en un autoservicio. Comenzaron a murmurar entre ellos hasta que uno dio unos pasos a delante con el arma al frente.

¿?: Quítate de ahí, tenemos orden de llevarnos a todos los faunos. Si cooperas, tal vez se haga una excepción contigo y no coloquen tu cabeza en un muro.

Yang: Si se van ahora, tal vez haga una excepción y no arranque sus brazos -responde con el ceño fruncido, colocándose en posición de batalla.

¿?: Yang Xiao Long, se te reconoce por tu gran aporte como cazadora en Beacon y salvar muchas vidas en Vale con los meses que pudieron permanecer allí; pero se te considerará una criminal si niegas los pedidos que realiza el consejo.

Yang: ¿El consejo? ¿Desde cuándo esta nación es liderada por un consejo? Pensé que seguíamos al presidente de Vale.

¿?: Eso dejó de ser admitido por el pueblo hace mucho, las naciones ahora tienen un sólo consejo y un solo propósito.

¿?: ¿Dónde has estado, en una burbuja niña? -indaga otro de ellos.

Yang sólo le hace una mueca al que había hablado y vuelve a mirar al que parecía ser su general.

Yang: ¿Para qué quieren a Blake?

La rubia no tenía idea por qué era considerada como cazadora en Beacon, no recordaba haber ingresado allí, esperaba a su hermana para ir con ella. Al menos, así lo recordaba, el haber viajado en el tiempo le hacía entender que podía haber cambiado algo bastante grande sin darse cuenta.

General: Todos los faunos son considerados criminales, plagas que deben exterminarse y ser-

Yang: ¿¡Qué rayos estás diciendo!? ¿¡Cómo pueden hablar así de ellos!? ¡Son personas como ustedes! -grita enojada tras escuchar tal barbaridad.

General: No, son animales peligrosos -le frunce el ceño y se acerca a los otros soldados, volviendo a murmurar cosas, luego se voltea- Yang, se te dará una última oportunidad para retirarte o abriremos fuego.

Yang: ¿Quieren jugar con fuego? -indaga molesta, su cuerpo comenzó a emanar un aura amarilla con toques naranjas, sus guanteletes ya no tenían balas, pero aún sabía usarlos.

General: Abran fuego.

Blake: ¡Esperen! -grita, mientras baja con dificultad de la cueva junta al panda.

El que los comandaba levantó la mano para que no dispararan.

Yang: ¿Blake, qué haces? -la mira perpleja.

Blake: Iré con ellos -camina tambaleándose un poco hasta la rubia.

Yang: ¡¿Estás loca?! -la sujeta del brazo con fuerza.

Blake: Yang... -se pone de espaldas a los soldados y coloca al panda en los brazos del tigre, junto con un tubo de ensayo.

Yang: Qué-

Blake: Debes ir a la tierra de faunos... -le susurra.

Yang: Blake eso es imposible-

Blake: Shh -la interrumpe- Debes encontrarla, ellos cambian de tierra cuando sienten peligro y se acomodan en un lugar seguro. Son los únicos que pueden ayudarnos ahora -la observa con seriedad.

General: Entrega al fauno, cazadora.

Yang: ¡Cállate imbécil!

Blake: ¡Yang! -aprieta su brazo- Por favor... Debes comprender que no tenemos idea de qué son capaces, no tienen interés en ti -vuelve a susurrarle con un tono más inquieto.

Yang: No te usaré de carnada para ir a buscar a tus parientes -le susurra molesta.

Blake: Vas a enfermar -la observa angustiada- Vas a enfermar y no podré hacer nada.

La rubia se queda seria, observándola con preocupación. No entendía a qué se refería pero podía apostar a que allí estaba la razón por la que había viajado en el tiempo por primera vez.

Blake: Te convertirás en algo que nadie podrá detener... Ni yo -agacha la cabeza.

General: ¡Fauno! -comienza a acercarse.

Blake: Te lo pido...

Yang: No quiero perderte -avisa un tanto angustiada al darse cuenta que el fauno hablaba bastante enserio.

Blake: No vas a perderme, pero si no haces esto, nos perderemos ambas -sus ojos comenzaban a mostrarse cristalinos.

General: Entra a la camioneta -la toma del brazo y jala hacia atrás con fuerza.

Yang: ¡Oye! -se adelanta para hacerle frente pero la pelinegro la detiene.

Blake le dedica una pequeña sonrisa para que tomara confianza en lo que estaban haciendo, pero el tigre no podía sacar las ansias y necesidad de ayudarle. Mientras más lejos la llevaban de ella, la hacían sentir una terrible angustia.

Yang: ¡¡Te amo Blake!! -grita fuerte, intentando sostener las lágrimas.

Cuando se giró para salir corriendo se sintió quebrada, pero si no confiaba en Blake, todo podía ir a peor, ya no había ninguna máquina para arreglar errores, el único que podían enmendar era este.

El fauno se giró tras escuchar algo que le apretó muy fuerte el corazón, que le hacía sentir que no deseaba separarse así. Uno de los guardias la empujó dentro, Blake sólo se acurrucó en la parte de atrás y comenzó a llorar. La herida le dolía, pero separarse de lo que más amaba para arriesgar algo posible, la destrozaba...

Blake: Lo siento Yang -susurra entre sollozos.

El tigre corrió tan rápido como podía, sabía que intentarían matarla, ya lejos, sobre nuevas montañas, podía ver el jeep alejarse; continuó corriendo en dirección opuesta pero la angustia la estaba matando, tropezó con una rama pero logró mantenerse de pie, se apoyó sobre el tronco de un árbol y las lágrimas comenzaron a derramarse solas por sus mejillas, mientras se dejaba caer al suelo sentada. Gritaba entre sollozos lo mal que se sentía, necesitaba sentir a Blake y no podía dejar de arrepentirse tras haber tomado tantas decisiones erróneas.

El panda se movía inquieto entre sus brazos y al sentir cómo las lágrimas de Yang caían sobre él, subió su hocico con inocencia y lamió la barbilla de la chica, la cual llevó sus brazos a los ojos y respiraba agitada tras tanto llanto.

Yang: Todo... saldrá bien -se limpia mientras intenta detener los espasmos en la respiración tras haber llorado tanto y comienza a levantarse con dificultad-La recuperaremos... -le sonríe al panda, buscando fuerzas para no sentir esa fuerte depresión, acaricia la cabeza del pequeño y continúa caminando hacia delante.

Continuará.

Blake fue transportada hasta una ciudad en Vacuo, lo que podía ver por la ventana le resultaba bastante malo, no parecía haber más Faunos allí y el lugar estaba muy cambiado, como si hubiesen destruido todo para construir otras fortalezas.

Se detuvieron en un laboratorio bastante grande y la hicieron ingresar al mismo, metiéndola en una jaula. La pelinegro tomó asiento y trató de mantener la calma, debía darle tiempo a Yang para buscar a los faunos que podría aconsejarlas sobre lo que estaba ocurriendo.

¿?: Así que lograron traer otro -se acerca el alvino de pelo alocado ajustando sus lentes.

Parecía un doctor con bata blanca y mostacho. El general se colocó a su lado mientras le explicaba lo ocurrido.

¿?: No importa. No quiero licántropos en mi laboratorio, sabes lo que pienso de esas cosas -mueve las manos de un lado a otro- Le haremos análisis a esta que trajiste y de acuerdo a los resultados, continuaremos -abre un pequeño cuaderno y se retira.

Blake estuvo callada. Quería respuestas pero sabía que por el momento era mejor bajar la cabeza. Tenía bastante hambre, pero su estómago se cerró cuando la colocaron en una camilla, ataron de manos y pies, para comenzarle a hacer extracciones de sangre.

General: Doctor Merlot, ¿necesita que vigile otra área?

Dr. Merlot: No, gracias. Ve a la entrada, no quiero inte- -acomoda sus lentes y se acerca bien al microscopio- ¡Genial! -exclama alzando las manos.

El soldado y los ayudantes se queda observándolo. Blake estaba algo mareada pero al menos le habían colocado algo en la herida que había relajado el dolor.

Dr: Merlot: Sirve -se gira y mira al fauno- Llévenla al cuarto blanco -pide mientras se coloca unos guantes.

Blake intentaba preguntar qué estaban haciéndole, pero la anestesia no la dejaba hablar. El pasillo por el que iba pasando tenía paredes metálicas. Ya dentro de la sala, la cual hacía honor a su nombre, era completamente blanca y grande, con cápsulas y jaulas.

El doctor ingresó y comenzó a tomar objetos que se encontraban en su mesita de trabajo.

Blake: ¿Qué... intentas hacerme? -indaga en susurros.

El hombre no dijo nada, sólo la observó de reojo con una sonrisa nada agradable mientras sus ayudantes preparaban otras cosas aparte.

Dr.Merlot: Dime gatita, ¿no te gustaría ser parte de los tres ingredientes para la cura de la plaga? -se acerca y mueve unas perillas ubicadas en la máquina que expulsaba el gas de la anestesia.

Blake: Qué... -su voz era débil pero su cuerpo temblaba, estaba muy asustada.

El mundo del fauno empezó a oscurecerse con rapidez, dejándola con preguntas y temor ante esa pregunta que había escuchado.

Como un parpadeo, cuando abrió los ojos tras escuchar una terrible explosión, todo estaba envuelto por polvo y humo, alguien la tomó en brazos y sacó con velocidad del lugar. Podía escuchar cómo los disparos golpeaban el metal y uno que otro, arañaba la ropa de quien la cargaba. Con mucha dificultad, rodeando salas y saltando entre mesas y ventanas, logró sacar al fauno fuera.

¿?: ¡Que no escapen! -grita un soldado a lo lejos.

Los disparos continuaron por bastante tiempo; ruidos de camionetas y gritos por parte de quienes los seguían, hasta que todo se calmó cuando cruzaron un rio. La pelinegro no podía creer quien era la que la cargaba en brazos, pestañó varias veces para asegurarlo.

Blake: ¿Yang? -pregunta sorprendida, la rubia se veía algo molesta, por la misma razón no le respondió nada. Optó por bajar la mirada un poco y acurrucarse en el pecho del tigre.

La chica de ojos lilas y cansados bajó la velocidad y pasó por un amplio puente.

Blake: ¿Por qué no fuiste a buscar la tierra de faunos? -indagó un poco en voz baja.

Yang: No pude, lo siento -respondió con el ceño fruncido, tratando de parecer calmada.

Blake: ¿Por qué? Ahora nos perseguirán a ambas y no podrás ir a-

Yang: Que lo hagan -interrumpe con el mismo tono de voz.

Blake: ¿Por qué estás enfadada?

Yang: Me dijiste que ibas a escapar.

Blake: Yo...

Yang: Dijiste que ibas a vivir -se detiene y la observa con un rostro que mezclaba preocupación y angustia.

El fauno se queda mirándola por unos segundos, luego baja la mirada sin saber qué responder.

Blake: Lo siento Yang...

El tigre da un pequeño suspiro, para bajar sus humos y continuar caminando.

Blake: Pensé... que dividirnos iba a funcionar...

Yang: Nunca será buena idea estar separadas...

Hubo unos cuantos segundos de silencio hasta que el fauno habló.

Blake: Gracias... de nuevo -dice un tanto frustrada.

Yang: No es necesario que me agradezcas cada vez que te ayudo, Blake... -la mira de reojo y nota la mirada un tanto triste- No estoy enfadada...

Blake: No parece que no lo estés.

Yang: Estaba asustada -vuelve a detenerse- Quería ser fiel a lo que me pediste pero no dejaba de pensar en que podías terminar muerta. Me puse furiosa cuando te vi semidesnuda en esa camilla con esas personas haciéndote vaya a saber qué -explica levantando un poco la voz.

Blake: ¿Semi... desnuda? -observa su cuerpo y ve que no llevaba su ropa, sólo una bata blanca.

Yang: ¿Qué era lo que querían contigo? -camina nuevamente hacia delante.

Blake: No... no lo sé. No recuerdo casi nada. Sólo a alguien que parecía dirigirlos allí y hablaba que yo podía ser una de las curas para la plaga -se revisa los brazos.

Yang: ¿La plaga?

Blake: Si, no podía entender bien de qué hablaba pero supongo que es el virus que ronda por allí.

Yang: Ya veo... El que tuvo mi hermana.

El fauno asiente y sólo encuentra alguno que otro piquete, que podían haber sido inyecciones y por donde le habían colocado suero.

Blake: Oye -gira un poco el rostro.

Yang: ¿Qué sucede?

Blake: ¿Y tu amigo?

Yang: ¿La bola de pelos?

Blake: Si, ¿dónde está? ¿Ya lo abandonaste?

Yang: Hey... No lo he abandonado, encontré una casa abandonada en lo que venía por ti. Me aseguré que no hubiese nadie al alrededor y lo deje allí comiendo.

Blake: ¿Encontraste algo para que pudiese comer?

Yang: Pues... Comenzó a morder las hojas de un arbusto así que...

Blake: Yang... No puedes darle cualquier cosa, puede enfermar -avisa en un tono de regaño.

Yang: Es que... No sé qué rayos comen esas cosas con manchas -dice un tanto molesta.

Blake: Se alimentan de bambú pero no creo que encontremos eso por estas zonas; puedes darle algunas raíces frescas o huevos de gallina.

Yang: ¿Cómo sabes eso?

Blake: Lo leí en un libro.

Yang: Ya veo. Intentaré conseguirle algo de eso al llegar. No estamos lejos. Espero que no esté rompiendo los muebles o haciendo ruidos raros -suspira.

Blake: ¿Te preocupa? -indaga con una sonrisa.

Yang: P-pues-

Blake: Eres bastante tierna.

Yang: No soy tierna, soy ruda -muestra un semblante sonriente y frunce el ceño para mostrarse tal como lo había dicho.

Blake: Jaja Si, eres ruda cuando te enfadas... Y en otras cosas también -gira el rostro, diciendo lo último casi en voz baja.

Yang: Oye, ¿qué? - la observa con curiosidad.

Blake: Nada, nada -coloca una pequeña sonrisa.

Ambas hablaron durante todo el camino, pero el tigre no logró sacarle lo que buscaba a la pelinegro tras esa última "aclaración". Al llegar, Yang le dio unos cuantos empujones a la vieja puerta para abrirla y la cerró de la misma manera, en el camino habían recolectado unas pocas raíces sugeridas por Blake y resultaron gustarle. Yang dejó al fauno en la habitación, junto al panda y se dispuso a buscar en la alacena por si había comida que podía utilizar.

Yang: Buenas noticias, mira -mueve un frasco de café mientras asoma el rostro por la puerta de la habitación- No hay gas pero encenderé la chimenea para calentar agua -sonríe e ingresa para limpiar los restos de plantas que había dejado su pequeño amigo.

Blake: ¿Solo había eso?

Yang: Hay unas bolsas por allí, pero si tienes mucha hambre podemos hornear al panda.

Blake: ¡Yang!

Yang: Jaja Broma, broma -la observa de reojo mientras busca ropa para Blake- ¿Cómo te sientes?

Blake: Pues... Es difícil de decir, siento el cuerpo muy cansado y adolorido, pero el hambre no me deja identificar qué me molesta más -se lleva una mano a la frente para verificar su temperatura- ¿Puedes traerme esas bolsas que has visto?

Yang: Claro -camina hasta la puerta y se detiene antes de pasarla- ¿Segura que no pasa nada malo?

Blake: Segura... -le sonríe.

Yang le devuelve la sonrisa y sale a buscar lo pedido. La pelinegro no podía quitar la sonrisa que tenía ahora mismo, la vida le había dado otra oportunidad para permanecer al lado del tigre y debía valorar eso. Sentía que ahora ella le debía a su suerte por dejarla estar así con Yang, a pesar de todas las veces en las que cometió errores, ahora debía tener cuidado al mover las piezas, debía concentrarse en buscar la tierra de faunos, allí seguro sabrían explicarle de qué tipo de cura hablaba ese extraño doctor. Yang apareció con algunas pequeñas bolsas en la mano y se sentó al lado de su compañera.

Blake: Hay maicena y polenta. Podemos comerlo -avisa sonriente.

Yang: Vaya, hace mucho que no como de eso -se pone de pie- Voy a calentar agua para colocarla en un balde y así tomarme un pequeño baño -estira sus brazos- Aprovecharé que hay jabón, ¿quieres que caliente agua para ti también?

Blake: Claro -afirma mientras separa las bolsas que tenían alimento, de las especias- ¿Puedo bañarme contigo? -indaga sin mirarla, pero al no obtener respuesta alguna sube el rostro y ve a Yang bastante sonrojada- Ah... Si te incomoda, puedo bañarme luego.

Yang: N-no es que me incomode -alza un poco la voz ante lo sugerido- N-no tengo problema -ríe nerviosa. Se tropieza con el pie de la cama y se lleva una mano a la nuca- Que torpe jeje -sale de la habitación y cuando lo hace suspira y apoya en la pared. Estaba algo ansiosa y a su vez, su corazón latía muy rápido; trató de calmarse y fue por el agua para calentarla.

Blake se había quedado sonrojada ante la reacción de Yang, no la esperaba y la pregunta había ido con la intención de que pudiese ayudarla ya que estaba algo mareada y temía terminar desmayada allí, por lo que al momento de bañarse juntas resultó más incómodo de lo que ella esperaba. Nunca había visto a Yang completamente desnuda y en este caso, era igual. El tigre la observaba de reojo mientras se jabonaba y lavaba el cabello.

Yang: ¿Quieres que te ayude con tu cabello? -indaga sin mirarla.

Blake: Sería de gran ayuda... Aún me duele la herida -suspira al ver que no podía levantar del todo los brazos, sentía el tirón en el costado de su abdomen.

Yang: Tranquila, se ve bien -se sienta en un balde a su lado- No parece haber infección por suerte -pasa la mano cerca de la zona para revisarla y el fauno da un pequeño salto- ¿Pasa algo? ¿Te ha dolido?

Blake: N-no... -gira el rostro.

Quería pensar en cosas naturales como disfrutar del baño y la compañía de Yang, pero no podía evitar el querer que la abrazara para sentir su cuerpo desnudo; no podía mentirle a su cabeza lo que sentía por ella.

Yang estaba en una situación similar, con la diferencia de que cada vez que miraba a Blake quería colocarla contra la pared y hacerla suya; si, definitivamente le estaba costando retenerse. Su cabello negro y mojado hacía un hermoso espectáculo en la pálida piel que hacían resaltar también el color de sus ojos.

Yang: Si encontramos esa cura que buscas... -dice un tanto seria mientras lava el cabello del fauno- ¿Te gustaría vivir conmigo? -indaga sonrojada, los nervios la hacían enjugar el mismo sitio una y otra vez.

Blake: ¿Juntas? -pregunta sorprendida, su corazón había comenzado a dar brincos locos ante las palabras de la rubia.

Yang: S-si y bueno... la bola de pelos -explica casi en susurros, los nervios no la dejaban explicarse bien.

Blake: Jaja Admite que ha robado tu corazón -bufa.

Yang se queda observando a la pelinegro con una sonrisa llena de segundos significados.

Yang: Si... Lo ha hecho -continúa mirándola.

El fauno se sonroja, pero alguna extraña razón, sentía que estaban hablando de dos cosas diferentes.

Blake: P-pues eso es lindo -fue lo único que pudo contestar y giró el rostro- Me está dando algo de frío, ¿tú ya terminaste?

Yang: Si -pasa sus dedos entre los cabellos de la pelinegro, como acariciándolos, luego se puso de pie, sentía que podía estarla incomodando por lo que trajo algo para secarse y se lo pasó a su compañera.

Al salir del baño, Blake ayudó a Yang con el café y se sentaron cerca de la chimenea con unas mantas, el pequeño oso se recostó en el suelo, donde estaba tibio.

Yang: Sabe bien, ¿a ti te gusta más con leche verdad? -se gira para mirarla de reojo.

Blake: Mm... Lo dices porque soy mitad gato, ¿verdad? -se voltea algo seria.

Yang: Ah... -ríe un poco intentando que su compañera no se lo tomase a mal- S-sólo... tenía esa duda.

Blake sonríe ante la mirada llena de culpa puesta en el tigre.

Blake: Me gusta la leche, el pescado y me atrae jugar con aquellas cosas que giran o tienen un brillo singular; así que no me avergüenza tener esos genes en mí, es lo que soy después de todo -toma un sorbo de café.

Yang: Jajaja Rayos... -ríe y baja la mirada- Me gustaría verte jugar alguna vez con algo así -pasa el dedo índice por el borde de la taza, la cual estaba algo rota.

Blake: ¿Te gustaría jugar a algo? -indaga sin mirarla.

Yang: ¿C-cómo? ¿Te refieres a jugar? ¿Ahora? -pregunta un tanto sorprendida.

Blake: Si... Si no tienes ánimos no pasa nada, fue sólo una sugerencia -hace una corta sonrisa.

Si bien sabía que estaba en un momento crítico y desesperante por la búsqueda de esa cura, también tenía la experiencia de conocer los resultados; no quería estresar a Yang o a ella misma, lo mejor era tratar de disfrutar los pequeños momentos en los que había paz.

Yang: P-pues... -se lleva una mano a la nuca y sonríe un poco nerviosa tras el pedido de Blake, aunque levaba curiosidad- No tengo objeción alguna, sólo que no conozco muchos juegos más que salir a pillar a alguien -ríe apenada.

Blake: Podemos salir a jugar a eso en lo que queda de la tarde -sugiere.

Yang: ¿Pillarnos? -indaga con una sonrisa divertida.

Blake: Quiero ver que tan rápida eres -sonríe de forma desafiante, contagiando la misma sonrisa en el tigre.

Yang: Cuando quieras.

Continuará.

Blake y Yang se encontraban sentadas, resignadas a algo y con la cabeza apoyada en sus brazos, los cuales descansaban sobre la mesa.

Yang: Lo lamento, olvidé tu herida -suspira.

Blake: No te preocupes, también la olvidé -la acompaña con el mismo suspiro.

Habían salido a pillarse pero notó que la herida había comenzado a dolerle al correr. Lo habían olvidado por completo, sus cabezas sólo tenían adrenalina en esos momentos.

Yang: ¿Quieres... otro café?

Blake: Yang... quiero comer algo, moriré -avisa de manera dramática.

Yang: No digas eso, que enserio cocinaré al panda -gira el rostro y lo mira recostado sobre trapos a un lado de la chimenea.

Blake: Claro, eres tan malvada, por eso lo rescataste -dice con sarcasmo, intentando bufarse.

Yang: Ja-ja muy graciosa...

Se quedaron en silencio durante unos segundos, no sabían qué hacer realmente.

Yang: Oye Blake, ¿te molestaría darme más detalles sobre la enfermedad que tuve en la otra línea?

Blake no respondió nada, se quedó en blanco por un momento y luego dejó asomar sus ojos con algo de angustia.

Yang: Sé que es un tema que no te gusta tocar, es lo más seguro -apoya su espalda en el respaldo de la silla y suspira- Pero tengo curiosidad.

Blake: No es un tema para nada agradable Yang...

Yang: Ya lo sé, acabo de decir que sé que no lo es... Pero al menos me gustaría que me cuentes cómo inició o qué pasaba, tal vez me ayude a prevenir cosas.

Blake: No sé por dónde empezar -suspira y vuelve a esconder el rostro entre sus brazos.

Yang: Veamos, ¿cómo me conociste?

Blake: Pues... Primero te vi en un bosque, me perseguían unos soldados de Atlas. Choqué contigo y sólo te quedaste mirándome, parecías perdida o enojada por algo. Pensé que me entregarías, no sabía que eras un licántropo ni nada por el estilo, por lo que te hice frente con la mirada pero sólo pasaste de mí, dejaste que huyera.

Yang: Ya veo, es razonable. No tengo nada en contra de los faunos y detesto el racismo que aplicaban en ellos, sobre todo porque mi familia tenía descendencia animal, por eso vivíamos alejados. Podíamos hacernos pasar por humanos pero nuestra sangre hierve y se transforma con mucha facilidad ante injusticias o malos ratos, perdemos la noción de todo, a veces ni siquiera somos consciente de lo que hacemos, claro que-

Blake: Espera -levanta el rostro- ¿No son conscientes?

Yang: Claro, dependiendo de qué tan fuerte sea la ira acumulada en la parte bestia, perdemos el control.

Blake: ¿Te ha ocurrido alguna vez?

Yang: Mm... Si, dos veces. Tuve conflictos en casa con mi padre aunque escapé al bosque y allí destrocé todo. La segunda vez ataqué a un compañero de colegio -suspira- Me expulsaron y mi madre tuvo que trasladarme, es algo molesto.

Blake: ¿Qué sientes cuando vas perdiendo el control?

Yang: Oye, no me molesta responderte estas preguntas, ¿pero tienes miedo de que pierda el control contigo? -levanta una ceja.

Blake: N-no... -titubea- Sólo necesito saber.

Yang: Ook... Pues, veamos... Al inicio se siente un dolor muy fuerte de cabeza, mis ojos cambian de color y dependiendo de qué tan grande sea la ira, el tono es más rojizo.

Blake ya estaba poniéndose un poco pálida, aunque había cosas que encajaban demasiado y trataba de unirlas al virus que la rubia había padecido.

Yang: Luego... -la observa algo preocupada pero continúa explicando- Luego vas perdiendo la noción de dónde estás o qué estás haciendo hasta que la bestia toma control de todo tu cuerpo, ni siquiera necesita transformarse en animal, te vuelves agresivo en tu forma humana, puede ser de las dos maneras. El consciente e inconsciente está dominado por el instinto animal, pero yo podía ver lo que estaba haciendo, borroso y rojo, las voces y los sonidos se distorsionan, por más que sabes un poco lo que estás realizando, es imposible retornar hasta que la bestia sacia la ira.

Blake: E-espera, ¿segura que es imposible?

Yang: Bueno como dije, sólo quitando la ira y saciando a la bestia todo comienza a normalizarse, a no ser que sigan provocándole.

Blake: Entonces... tiene un tope.

Yang: ¿Un freno? Podría decirse que sí, pero no te aconsejo acercarte a un licántropo fuera de control, a veces, hasta que no ve muerta a la víctima, no se detiene -gira el rostro- Si mi padre hubiese sido alguien respetable... tal vez no odiaría lo que soy.

Blake: Hey... Tal vez tu padre fue basura, pero tú eres diferente.

Yang: Tal vez si...

Blake: No eres como él.

Yang: No... pero tengo poca paciencia, me enfado rápido y todo por ser mitad... -suspira.

Blake: Yang...

Yang: No importa... Bueno, ¿qué más sucedió?

Blake: ¿Dónde? -indaga algo distraída.

Yang: ¿Cómo comenzamos a hablarnos? Dices que escapaste ese día -le sonríe al ver que aún estaba perdida en la conversación anterior.

Blake: Oh, amm... Me salvaste en un circo.

Yang: ¿Eh?

Blake: Unos cirqueros me secuestraron y comenzaron a usarme para sus espectáculos. Un día asististe a uno de ellos y me salvaste, junto a tu tío Jhin.

Yang: Ya veo... Mi tío estaba vivo en ese entonces, qué bueno que hayas podido conocerle, era súper -sonríe con nostalgia.

Blake: Lo era... Nos cuidaba mucho.

Yang: No te preguntaré cómo enfermé... Lo dejaré para cuando desees contarme, pero si quiero algo a cambio.

Blake: Dime -la mira atenta.

Yang: ¿Cómo te enamoraste de mí?

La sangre le subió a la cabeza de golpe ante esa pregunta.

Blake: N-no, yo... no entiendo la pregunta -dice nerviosa.

Yang: ¿Qué fue lo que te atrajo de mí? ¿Qué fue lo que hice para que sacrificaras tanto por alguien como yo?

Blake: ¿Alguien como tú?

Yang: Una bestia, Blake. Sé que te dañé, no sé en qué en momento. Si ese virus tuvo que ver con ello o algo diferente. Pero tengo esa sensación en mi pecho, de haberte lastimado.

Blake: Tú... no... -baja la mirada.

Yang: Por favor Blake, sé sincera conmigo -su rostro mostraba algo de dolor, en su interior sabía la respuesta y trataba de digerirlo.

Blake: Lo hiciste... Pero nunca dejé de amarte por ello, no eras consciente -explica con la mirada baja.

La rubia gira el rostro y traga saliva, realmente la había dañado.

Yang: ¿Qué fue lo que te hice?

Blake: Yang no necesi-

Yang: ¡Si necesito! -alza la voz, sin mirarla- ¡Necesito saber qué demonios te hice!

El fauno da un pequeño salto en la silla tras esa reacción y lleva ambas manos a sus piernas, para juntarlas y frotarlas tras la mala pasada que estaba teniendo en el tema.

Blake: Hubiese preferido contarte cómo te enfermaste... a esto... -deja caer algunas lágrimas.

Yang: Blake... L-lo siento yo... Sólo estaba intentando entender cómo pude hacerte daño -sentía un nudo en el pecho- Siento que me prohíbes entenderlo y me altero... de verdad lo lamento...

Blake: Sé que tienes curiosidad, que deseas no tomar los mismos caminos, eso ya lo sabemos ambas... -explica sollozando- Y por esa misma razón entendimos que no por saber lo que ocurría podíamos cambiarlo... Pasé... mucho dolor, mucho Yang... En mi infancia y en mi presente, pero ninguno me llevó a tal desesperación al sentir que te perdería... Siempre que perdías el control debía amarrarte las manos, intentar que no cayeras en un abismo depresivo y me dejaras, porque era la mejor decisión que siempre tomabas, irte... Alejarte de mí y eso me destruía -se lleva las manos al rostro- ¡No te dabas cuenta que prefería morir a tu lado que ser abandonada! ¡No podías ver lo mucho que te necesitaba porque estabas bloqueada y en cada momento debía comprenderte! ¡Cada vez que intentaba salvarte, cambiar la dirección de las cosas, me paralizaba como una cobarde, tenía miedo de cada paso que daba en las líneas, cada paso te dañaba más! -alza la voz entre llanto.

Yang la observaba sin saber qué decir, sólo dejó caer lágrimas ante las cosas que estaba escuchando, la magnitud con la que Blake la amó y amaba era tan grande que sentía que no lo merecía. Sólo hizo caso a su impulso y se levantó para acercarse lentamente a ella, quitar las manos con delicadeza del rostro de la pelinegro y besarla con el mismo toque, el gesto tenía un sabor salado y amargo, podía sentir en su boca la angustia del fauno.

Yang: Ya no sigas... -suplica, había dolor en sus palabras, no podía escuchar a la persona que amaba tanto de esa manera.

Entre pequeños espasmos por el llanto, Blake rodeó el cuello de la rubia para abrazarla con fuerza. El tigre la acompañó a la puerta del baño para que lavara su rostro y al salir volvió a tomarla del mismo para besarla con más intensidad, no podía detener ahora esa necesidad de ocupar la boca de Blake en cada instante. Poco a poco lograron recostarse sobre las frazadas que dejaron cerca de la chimenea, Yang estaba tratando de ser lo más delicada posible, tenía ganas de hacerlo más brusco pero para ella, Blake era un diamante que debía cuidar mucho. Comenzó a bajar el cierre del abrigo que cubría el cuerpo del fauno, dejándola sólo con la bata blanca y el pecho al descubierto; pasó sus dedos por el abdomen hasta llegar al pezón, pero se limitaba a sólo rodearlo y acariciar la zona de su amante.

Yang: Te amo Blake... -le susurra, para luego aplicar un suave beso en el cuello de la chica que había empezado a apretar las frazadas con sus manos- Te amo... -repite, rodeando la misma zona con más besos, mientras vuelve a repetir esas palabras varias veces, provocando unos cuantos gemidos en el fauno.

Blake sólo podía responderle "yo también" entre tantas sensaciones que la rubia podía provocarle sólo con besos, susurros y algunos toques en el pecho. Estaba comenzando a sentirse húmeda y juntabas las piernas para frotarlas en su zona íntima, así calmaba la ansiedad.

Yang: Te deseo... Te deseo mucho Blake -muerde con suavidad su hombro y luego lo lame hasta llegar al pecho, para aplicar lo mismo en uno de los pezones del fauno.

Blake: Y-Yang... -la nombra entre gemidos.

Yang: Te amo... -sube el rostro para besarla con más pasión, mientras aprieta el pezón con su dedo, de vez en cuando cambiaba y apretaba el seno con delicadeza, moviéndolo de arriba abajo.

Blake estaba comenzando a sentirse muy caliente, estiraba sus piernas y frotaba su zona íntima al juntarlas, y como podía, comenzaba a quitar la parte de arriba que cubría el cuerpo de la rubia, quien al notar esto, la ayudó a desvestirla hasta dejarla completamente desnuda. Rodeó la cintura del tigre con sus brazos y la acercó para lamer uno de sus pezones, dando vueltas con su lengua en el sitio y sacando esos gemidos en la chica de ojos lilas que tanto la mojaba. Aprovechó que Blake la estaba sujetando de la cintura para tomarla de los brazos y subirla arriba de ella, quedando ambas sentadas. Yang jaló la ropa interior del fauno para quitarla y luego empezar a besarla con la misma intensidad de antes, mientras comenzaban a mover sus caderas al sentir el choque de sus zonas íntimas.

Yang: Blake... tu herida... -avisa entre jadeos, abrazándola.

Blake: N-no pares... por favor... -responde extasiada ante el placer, la verdad, no sentía dolor, sólo unos pequeños tirones que pasaba por alto.

El tigre llevó una de sus manos y las pasó en la cintura de Blake, mientras que la otra la usaba para acariciar su cabello, de vez en cuando lo sujetaba con fuerza tras la excitación; jaló el pelo del fauno hacia abajo ubicado cerca de la nuca, provocando que subiese el rostro y llevar su boca al cuello de su amante, para morderlo y lamerlo mientras aumentaban el movimiento de las caderas.

Blake: ¡Y-Yang...! -gime su nombre mientras comienza a retorcerse al sentir el climax, el tigre podía sentir cómo su intimidad era invadida por los fluidos de quien no podía dejar de mirar, le excitó mucho verla correrse.

Yang: Eres hermosa Blake... -se queda observándola mientras el fauno caía sobre las frazadas, agitada y transpirada.

El tigre bajó el rostro para continuar besando y lamiendo el cuello de Blake, levantando el rostro de vez en cuando para besarla con delicadeza. Aún estaba llena de deseos, no pudo evitar bajar su mano y comenzar a meter el dedo medio dentro de la pelinegro, provocando un gran gemido y que apretara con fuerza uno de sus brazos con la mano.

Blake: E-spera... Y-Yang... -avisa entre gemidos, el sólo sentir el dedo del tigre dentro, sintió incomodidad tras haberse corrido ya, pero no podía evitar también una sensación muy agradable.

Yang: ¿Quieres que pare? -le susurra al oído, metiendo más el dedo dentro y levantándolo un poco para apretar la pared interna.

Blake: ¡A-ah! -mueve el rostro de golpe hacia atrás tras la sensación.

Yang: Puedo quitarlo si no te gusta -comienza a mover la punta del dedo de arriba a abajo, apretando la misma zona con lentitud.

El fauno no podía responder, veía estrellas en el techo, no sabía que podía sentirse así de bien luego de haberse corrido.

Yang: Tu boca está abierta y tu lengua casi fuera, no creo que esté desagradándote -le sonríe con picardía y besa su mejilla, luego comienza a quitar el dedo.

Blake: ¡N-no! S-si quiero... -gira el rostro apenada y sonrojada.

Yang: ¿Qué quieres? -muerde su hombro.

Yang se había puesto muy dominante y para Blake era macabro lo que le hacía pero no podía evitar mojarse bastante tras las cosas que le estaba haciendo y diciendo.

Blake: Q-que lo muevas... dentro... -se sonroja por completo- Eres cruel... -gira el rostro e infla las mejillas para mostrar el poco enojo que estaba haciéndole sentir.

Yang le regala una sonrisa cálida tras ver la ternura del fauno, si pudiese ser más brusca en este momento seguro haría otras cosas, pero aunque su mente estaba invadida por el éxtasis del placer, sabía que debía tener cuidado con la herida.

Yang: Y tú eres la gatita más hermosa y tierna que he visto -acerca el rostro al de la pelinegro y comienza a besarla, moviendo sus labios lentamente mientras introduce el dedo con la misma velocidad, esta vez, moviéndolo de atrás hacia delante.

Blake: S-se siente... muy bien... -mueve un poco las caderas, podía sentir su interior arder de tanto placer, no podía evitar gemir fuerte y morder el hombro del tigre, quien había bajado un poco el cuerpo para lamer su cuello.

Yang: ¿Si...? -indaga con la respiración acelerada mientras usaba la pierna de Blake para rozarla en su intimidad, la cual ardía también.

Blake: S-si... -aprieta los brazos de Yang al sentir que ésta comenzaba a mover el dedo más rápido, golpeando su interior.

Los gemidos del fauno encendían por completo al tigre, no podía parar y no sabía si estaba siendo brusca o no, le estaba costando ser consciente de los actos. El instinto animal heredado parecía salir en estos momentos también y recién se estaba enterando al notar cómo movía su dedo bruscamente dentro de Blake, moviéndola pocos centímetros hacia atrás con cada embestida. Intentaba controlarse pero las cosas que su amante gritaba la provocaban más.

Blake: ¡Más! ¡No pares Yang, no pares! -grita entre altos gemidos, el placer había invadido todo su cuerpo, podía sentirlo hasta en la boca, como si lo saboreara.

El tigre comenzó a sentir el orgasmo muy cerca, nunca pensó que podía correrse tanto como lo hizo en la pierna de Blake, mientras mordía su hombro con fuerza, provocando un alarido de dolor y placer en el fauno, que la hizo llegarse de inmediato tras la última embestida que la rubia le dio, se retorcía de placer y ese orgasmo fue bastante largo, pasaba sus uñas en los brazos de Yang mientras sentía los espasmos tras la corrida que duró casi dos minutos.

Yang cayó rendida al lado del fauno, su pierna izquierda descansaba entre las de su amante y el brazo que había utilizado para hacerla sentir bien quedó en el estómago de Blake. Estaban bastante agitadas y podían sentir el sudor mutuo tras el tacto que hacían sus cuerpos.

Yang: Uf... Rayos... -dice agitada y con dificultad para hablar, mientras miraba al fauno con una sonrisa llena de satisfacción- Ahora... me volveré adicta a ti.

Blake se sonroja y gira el rostro, acercándolo esos escasos centímetros que tenían de separación entre ellas para besarla.

Blake: Mientras sea de mí... No tendré objeciones -le responde con una corta sonrisa, también le costaba hablar aún- Casi me comes el cuello... -ríe un poco.

Yang: No pude evitarlo, quería morderte por todos lados y ese era el lugar más sabroso, aunque sé que hay otro más rico -saca la lengua y la pasa por sus labios, como saboreando algo, luego acerca la mano con la que la había tocado y saca la lengua.

Blake: ¡T-tonta! -empuja la mano de Yang y se sonroja, llevando la suya rostro- N-no hagas eso -dice nerviosa.

Yang: Lo siento... pero amo todo de ti-levanta un poco su cuerpo para posar un suave beso en los labios del fauno.

Blake: Y yo... de ti -responde avergonzada, acariciando la mejilla del tigre con ternura- Todo -agrega y vuelve a besarla- ¡Aah! -grita y se mueve un poco hacia atrás, hasta quedar sentada.

Yang: ¿Q-qué rayos? -la observa preocupada y mira a los alrededores.

Cuando Blake ve a su atacante suspira, mientras que Yang nota lo sucedido y comienza a reír.

Yang: Cuidado, he oído que las mordidas de panda son mortales -se bufa, tapando su boca para evitar tanta risa.

Blake: ¡E-eres cruel Yang! -la empuja e infla sus mejillas nuevamente, cruzándose de brazos.

Yang continúa riendo entre dientes mientras estira sus brazos para abrazar a la muchacha sonrojada, la cual sonríe y con un suspiro lleno de buenas sensaciones, la abraza también. No importaba cuánto llevaba enamorada de ella, el tigre siempre amplificaba ese amor más de lo que ya estaba.

Continuará.  

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