La Plaga parte 8 (Fanfic yuri RWBY) (Parte 7)

Atención: El siguiente fanfic no tiene relación alguna con Beacon o la historia de Monty Oum, lo que estoy realizando, es un yuri de Bumblebee (BlakexYang) con temática propia.
Género: Drama, Romance, Yuri, Psicológico (puede contener lectura +18 en algunos capítulos)

Sinópsis:

Narra la historia en la que el mundo comienza a dividirse entre humanos y faunos, donde la discordia y el honor comenzó a ser lo primordial, llevándolos a desacuerdos permanentes y guerras continuas. Mientras el mundo se dividía por raza, estos no se daban cuenta de que algo peor venía en camino.


Cuando el padre de Yang, Ruk, volvió a casa, inmediatamente la puso a trabajar y entrenar, por lo que Blake tuvo que quedarse con White, haciendo labores dentro de la casa o granja. Había días en los que el tigre no aparecía; le resultaba extraño que Ruby ya no visitara a su madre como antes pese a que el padre no estaba presente, pero trataba de evadir esos temas que se veían algo complicados. Hasta que un día, la rubia entró furiosa a la habitación, cerca de la media noche.

Blake: ¿Yang? -indaga algo aturdida, prendiendo la luz de su mesita y fregando sus ojos.

Su compañera no respondió nada, sólo se puso a buscar debajo de la cama hasta lograr sacar un arma.

White: Hija, por favor... -entra casi sollozando.

Yang: ¡¡Ese hijo de puta va a matarla!! ¡Jhin no debió entrometerse! -grita furiosa, cargando el arma, tenía sangre salpicada por algunas partes del cuerpo, la pelinegro sintió cómo su sangre se congelaba.

White: No puedes ir y amenazarlo con un arma...

Yang: ¿Quieres ver? -la observa fría, mientras camina firme hacia fuera, con paso pesado.

Blake se levanta de la cama, se pone algo de ropa y se queda en el comedor, White estaba llorando, apoyada en el marco de la puerta. El fauno sólo pudo acercarse e intentar convencerla de tomar asiento, luego preparó té y se sentó al lado de la pelirroja.

White: Ruby... no es mala niña... -se lleva una mano a la frente, la cual le tiembla por unos segundos- Sólo tiene ataques... está enferma...

Blake: Tranquila... Debes relajarte, Yang va a cuidarla -acaricia su espalda.

White: No sé por cuanto pueda hacer eso... Mi esposo quiere matar a mi hija todo el tiempo... Cree que Ruby es una revelada e intenta asesinarnos a todos, pero... mi Ruby... no es así -varias lágrimas caen por su rostro.

Blake: Claro que no... Nunca dudaría de la bondad de Ruby.

White: ¿Verdad que no...? -sonríe con su mirada triste, mientras pasa sus dedos por la tasa de té- Yo me encargaré de mostrarles que ella es buena... Ruby es mi hija, ella también está luchando -se pone de pie y va por su abrigo.

Blake: Wh.... Espera -se levanta con rapidez.

White: Saldré por unos días, ¿puedes cuidar la casa? Confío en ti, eres como de la familia después de todo -le sonríe con calidez, acomodando su capa blanca.

Blake: Pero, ¿a dónde vas? ¿No quieres que te acompañe? -indaga preocupada.

White: Estaré bien, cuida de Yang, por favor -sale por la puerta y cierra sin decir más.

Blake: Eso intento... -susurra, caminando a paso lento, hasta tomar asiento nuevamente. Tenía ganas de llorar, pero era un momento en el que debía mantenerse fuerte, su compañera podía volver en cualquier momento y necesitarla.

Pero Yang no volvió. Los días pasaban y la pelinegro sólo podía observar por la ventana, cuidar la granja y alimentarse de lo que conseguía de ella, mucho no comía y los ánimos los iba perdiendo con el tiempo. Una tarde, alguien tocó la puerta y su semblante cambió, ¿Yang la había recordado? ¿White había vuelto a salvo? El sólo pensarlo la hizo correr a la entrada, pero al abrirla, se encontró con alguien que no esperaba ver.

Blake: ¿M-Menma? -la mira con los ojos bien abiertos.

La pequeña sólo enciende la luz de sus ojos para analizar a la desconocida e inmediatamente la interroga.

Penny: ¿Eres pariente de los Rose?

Blake: N-No... Sólo estoy cuidado la casa de White y sus hijas, soy... amiga.

Penny: ¿Amiga? -la observa con más detenimiento- ¿Entonces puedo confiar en ti?

Blake: Claro que si...

Penny: No tengo mucho tiempo, seguro están siguiéndome. Debes alertar a la familia de Ruby, ella tiene un virus muy grave. Estuve espiando a los soldados de Atlas y logré obtener buena información -vuelve a iluminar sus ojos y una fina hilera de letras pasa por éstos- El virus se llama "Cazador", al menos así lo han titulado. Se originó en uno de los laboratorios de la compañía Schnee; los faunos estaban ayudándoles a crear una cura más eficiente contra el dolor, una especie de sedante que relaja al cerebro, pero uno de los humanos cometió un error durante el procedimiento y volcó líquidos incorrectos sobre la droga, creando algo totalmente contrario a lo esperado. Como se encontraba en un examen de prueba, la persona que se equivocó en esto no le prestó atención y sin tomar en cuenta el riesgo lo probó sobre un fauno donde todo...

Una explosión no muy lejos de allí provoca que ambas se agachen y tiren al suelo.

Penny: ¡Debo irme! Por favor, si ves a la familia Rose debes comentarles esto, no sé si haya una cura pero ese virus altera el instinto asesino de los faunos, dejan de ser ellos, mientras más avanza el virus por sus cuerpos, es más imposible que regresen a ser ellos mismos, no debe apoderarse de su cerebro -explica rápidamente, poniéndose de pie.

Blake: ¡Espera! -la toma del brazo- ¿Quieres decir que llega un punto en el que ya no retornan?

Penny asiente y baja la mirada.

Penny: El virus lleva a los humanos a la locura hasta matarlos porque es muy potente... Pero los faunos convivirán con ello, se vuelven salvajes hasta que la vida decida cuándo deben morir... Es por eso que Atlas está intentando por algún medio crear vacunas para curar a las personas, pero asesina a todo aquel que tenga el virus o se revele... Ya que se considera un enemigo directo.

Blake sólo se limita a soltarle la muñeca y quedar sentada en el suelo, su cabeza era un remolino ahora.

Penny: Lo siento, debo irme. Me gustaría responder preguntas pero mi padre me necesita-explica y sale corriendo.

Otro estruendo se hace sonar más lejos que el anterior, pero la pelinegro hace caso omiso a todo lo externo, hasta que ve a lo lejos un lobo negro bastante grande, corriendo por el bosque. El haberlo visto cubierto de sangre la hizo ponerse de pie y correr hacia allá, pero mientras se metía entre la arboleda, logró visualizar a White.

White: No Ruby... No debes ir por ahí -extiende las manos e intenta sonreírle- Sé que estas asustada... Pero yo no te haré daño...

Blake: ¿Ruby...? -se queda inmóvil observando casi de lejos.

El lobo tenía la mirada perdida, sus ojos rojos desprendían ira y parecían lanzar fuego. La saliva caía de entre sus dientes al suelo y recorrían su mandíbula de forma abrumadora. Sus gruñidos no se veían nada amigables, parecía que estaba por comerse a quien tenía en frente en cuestión de segundos.

White: Sé lo que tienes... Y también sé que existe un refuerzo... Si lo buscamos juntas, saldremos de esto -camina hacia la criatura a paso lento, llevando sus manos hacia delante.

La reacción de Ruby no parecía nada comprensiva, le rugía aún más fuerte y se lanzó hacia ella enfurecida. White formó delante de sus manos una especie de manto rojo con pétalos de rosa para envolver los patas de su hija y mandíbula, tirándola al suelo; con un salto ágil, cayó sobre su cuello y llevando sus manos a las orejas del lobo, comenzó a apretarlas sin aplicar mucha fuerza.

White: Estoy aquí Ruby... Nada malo va a pasarte, debes confiar en mí... -acerca su cabeza a la del lobo, bajando sus orejas con cuidado, cubriéndolas tanto como podía.

A Blake le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo al sentir el peligro que White corría ahora mismo, pero para sorpresa, Ruby comenzó a relajarse, llevando su cabeza al suelo lentamente y aflojando la mandíbula.

Ruby: Mamá... -dice casi entre susurros, White había aflojado los pétalos al notar a su hija más tranquila, su voz salía casi ronca, la voz de una magnífica criatura- Estoy asustada... -podía notarse cómo sus pupilas se normalizaban y tomaban un ligero brillo. El pelo que recorría el entorno de su mirar, comenzaba a mojarse por alguna que otra lágrima que estaba dejando salir.

White sólo se limitaba a acariciar la cabeza de su hija con su frente. A los segundos, una voz hizo girar el rostro de la madre con rapidez.

Ruk: Que bueno que hayas aprendido a domar bestias -extiende su brazo para apuntar con su arma hacia la cabeza de Ruby. A lo lejos podía escucharse los gritos de Yang, llamando a su hermana.

White: No Ruk... Es tu hija, por favor... Puede salir adelante... -pide casi suplicante.

Ruk: Te equivocas, no es una asesina. Esa no es mi hija -dice con la mirada perdida.

White elevó uno de sus brazos y con una brisa cargada de pétalos logró mover el arma, impidiendo que la bala que salió despedida de la misma, lastimase a Ruby; pero en esos segundos, los ojos del lobo se volvieron violentos, sus orejas se colocaron en alto y levantó su cabeza con furia, dando un giro rápido para llevar la mandíbula directa al cuello de White, clavando los dientes en el mismo; ésta sólo pudo levantar sus brazos hasta la mitad y extender las manos por el dolor, hasta perder el color de sus ojos y quedar sin vida en la boca de la criatura. Blake quedó horrorizada al ver que luego se abalanzó sobre Ruk, haciéndolo gritar, mientras le mordía los brazos y la cintura. Para cuando Yang llegó, sólo pudo expulsar gritos de desesperación e incomprensión, esquivando los ataques de su hermana. Blake no entendía por qué su cuerpo no se movía... "Debo ayudarla" Sólo eso pasaba por su mente, pero no podía combinarlo con su cuerpo. La rubia tomó el arma y le disparó al lobo en una de las patas, lo que la despertó e hizo ver que Weiss se encontraba no muy lejos de allí, apuntándole a Yang con otra pistola, la mano le temblaba pero su mirada llena de incomprensión le hizo saber lo que estaba a punto de hacer, por lo que corrió ágilmente de árbol en árbol, hasta quitarle el arma de una patada.

Weiss: ¡¡Si serás maldita!! ¡¡No te metas en esto!! -le grita enfurecida.

Blake: ¡No puedes matarla sólo porque si!

Weiss: ¡No es mi culpa que seas inútil! ¡¿Por qué demonios no te llevaste a Yang a otro lado si sabías todo lo que podía suceder?! ¡¿Crees que esto es un juego?! ¡Te traje de nuevo para ayudarlas, no para que hagas estupideces! -la empuja con fuerza.

Pero en lo que discutían se escucharon varios disparos, seguidos de llantos, gritos y alaridos. Yang había matado a Ruby y luego salió corriendo.

Weiss: No... ¡No otra vez, no! -grita entre sollozos corriendo en dirección al lobo.

Blake se alejó lentamente del lugar y comenzó a correr sin rumbo, las piernas le temblaban y sentía que iba a desmayarse en cualquier momento, hasta que chocó fuertemente con alguien, dejándola en el suelo con facilidad.

Yang: Tú...

La pelinegro gira el rostro y al ver la mirada perdida del tigre, igual aquella vez, la deja sin poder decir nada.

Yang: Tú estuviste allí... No creas que no te noté -se acerca y agarra su pecho, elevándola un poco al sujetarla de la ropa- ¡¡Estuviste allí!! -le grita.

Blake: Y-Yang...

Yang: ¡¿Por qué no las ayudaste?! ¡¿Por qué no hiciste nada?! -la zarandea con fuerza- ¡Pensé que eras familia! -la tira al suelo.

Blake: Yang... Debes escucharme... -pide casi entre sollozos, el trato de la rubia había quebrado su corazón en varios pedazos.

Yang: ¡¡No quiero escucharte!! ¡¡No quiero verte, no quiero saber nada de ti, nunca más!! -le grita furiosa, luego se gira y marcha.

Blake: No... No me dejes... -apoya sus brazos sobre el suelo y comienza a llorar.

La sensación de estarlo perdiendo todo más rápido estaba provocando un agujero en el pecho de la pelinegro, sentía que se ahogaba.

Weiss: Eres inútil... -dice casi entre susurros. Luego se coloca detrás de ella y la amarra con una cuerda, Blake estaba tan deprimida que ni siquiera intentó zafarse- Eres inútil y débil, por eso lo pierdes todo... -aclara seria y algo enojada. Levanta al fauno y comienza a jalarlo para que camine.

Caminaron durante varios minutos, casi hora. Blake ni siquiera notó cuando la peliblanco la metió de un empujón a la máquina de nuevo. Weiss hizo todo el procedimiento y al finalizar, el trasto hizo lo demás. Ambas salieron muy agotadas, como si algo les hubiese absorbido gran parte de la energía, la pelinegro vomitó al salir y se quedó en el suelo. Pero fue jalada hacia arriba bruscamente por su acompañante, quien la hizo caminar otro tramo más.

Weiss: Si vuelves a meterte en mi camino... Te arrepentirás, te mataré a ti y a tu novia. No quiero verlas cerca de Ruby... Nunca más... Y si vuelves a perderla, será culpa tuya, porque sólo tú puedes hacer algo y te limitas únicamente a mirar... Te lo mereces... -la tira en la puerta de la cabaña donde vivían los Rose y se marcha. Las manos le temblaban y su mirada parecía estar bastante perdida.

La rubia había terminado de alimentar a los caballos cuando salió del establo y vio al fauno tirado a lo lejos, por lo que se acercó rápidamente para ver si se encontraba bien.

Yang: Hey, ¿qué ha pasado? ¿Quién te ha hecho esto? -indaga preocupada.

Blake: Yang... -solloza, mientras que, con mucho esfuerzo, se pone de rodillas para apoyar su frente sobre el pecho del tigre, quien intentaba quitarle las cuerdas- Te necesito Yang... No me dejes, no me dejes... -comienza a llorar casi soltando alaridos.

Yang: ¿Q-qué? ¿Me conoces? -coloca su mano sobre el cabello de la pelinegro, acariciándola con suavidad, al no recibir respuesta y notar la desesperación con la que lloraba la chica, se limitó a sólo quedarse a su lado- Tranquila, no me iré a ningún lado... Debes relajarte.

La horrible sensación de todo lo que había visto no dejaba de pasar por su cabeza, los gritos de quien amaba rompiendo la poca cordura que intentaba mantener en ese momento la quebraron mucho. Pero ahora estaba en sus brazos nuevamente y comenzaba a comprender que para salvarla, iba a tener que convertirse en algo que aún desconocía...

Continuará.

Yang: ¿Quieres... más leche? -levanta la jarra de la mesa a pocos centímetros de la misma.

Blake: No... gracias.

Yang: ¿Segura...? Está que hiela afuera... -deja el recipiente en su lugar y golpea lentamente con sus dedos la madera- Pensé que... por ser mitad gato, ya sabes, el frío... -la mira de reojo- La leche...

Blake sólo se queda observándola expectante, intentando comprender a dónde quería llegar el tigre con sus deducciones. Había un silencio algo incómodo dado que White no se encontraba en la cabaña ese día.

Yang: ¿Te gusta mucho tomar leche? -se cruza de brazos.

Blake: Yang... Soy mitad gato, no ternero.

Yang: Oh, tienes razón. Lo siento -sonríe un poco disgustada y se lleva la mano a la cabeza- Aunque de ternero te verías bien también... -susurra mientras mueve la jarra, haciendo referencia a la cantidad de leche que ya había ingerido su compañera.

Blake: Escuché eso...

El tigre intenta sonreír otra vez como muestra de disculpa y baja la mirada.

Blake: Nunca cambias esa manera sarcástica al hablar... -sonríe.

Yang: ¿Te molesta mi manera de hablar?

Blake: No... Me agrada. Sólo, soy demasiado directa para decir las cosas. Tardo en captar bromas y eso...

Yang: Oh, no te preocupes. Yo soy algo bruta para hacerlas -ríe un poco- Así que, conoces a Ruby y Weiss -su compañera asiente- ¿Has sido amiga de ellas antes? No te he visto.

Blake: Si... Lamento, lo que ocurrió en la entrada.

Yang: No hay problema, siempre quise que alguien acudiera a mis brazos sin ser mi hermanita -ríe entre dientes.

Otro silencio incómodo se hizo presente durante unos segundos.

Blake: Yang, aunque yo te recuerde, tú no ¿Por qué has dejado que entre a tu casa? ¿Por qué me escuchas? Puedo ser... cualquier chiflada.

Yang: Mmm... Bueno, sí. Admito que he sentido que estás algo loca.

Blake le frunce el ceño y pone puchero ante la respuesta directa del tigre.

Yang: Pero también siento que me necesitas... Cómo decirlo -apoya sus brazos sobre la mesa- ¿Nunca has sentido como que puedes confiar en esa persona sin conocerla con sólo mirarla? No sé explicarlo, es extraño lo que siento al observarte. Tal vez tus ondas gatunas son como canto de sirena -sube sus cejas con picardía.

Al escuchar las palabras de la rubia, una risa suave que no podía detener, comenzó a escaparse del fauno. Aunque poco a poco de sus ojos comenzaron a caer lágrimas, se sentía una tonta al reír y estar llorando a la vez.

Yang: Hey... Lo siento, ¿te he molestado? No es necesario que te rías si te ha hecho llorar -dice preocupada.

Blake: N-no. Me gustó lo que dijiste. Estoy bien... Me siento mejor que antes, gracias Yang -le sonríe, aun limpiando las lágrimas.

Su compañera le sonríe pero al notarla algo mareada se pone de pie y acerca a ella.

Yang: ¿Te sientes bien? -coloca su mano en la frente de la pelinegro- Estás... ardiendo, ¿has pasado frío antes de venir?

Blake no pudo responder, el mundo le dio vueltas y cayó sobre los brazos de Yang, por suerte, que se encontraba ahí, y pudo cargarla hasta la habitación. A los pocos segundos sintió que la puerta se abrió, se trataba de Summer.

Yang: ¡Mamá! -entra apresurada a la cocina.

White: ¿Todo bien? -indaga preocupada, mientras acomoda su capa en la percha.

Yang: No, una amiga de Ruby se ha descompuesto, lleva mucha fiebre -avisa mientras busca algún trapo para humedecerlo.

White: Tengo pastillas en mi habitación para eso, aguarda -camina a paso rápido.

Pasaron la tarde tratándola, para que la fiebre bajara. El cuerpo le dolía y la cabeza se le partía, no tenía fuerzas para entablar muchas palabras, todo fue tan rápido que ni ella entendió lo que estaba ocurriéndole. Cuando el dolor y la fiebre disminuyeron, quedó completamente dormida.

Yang: Gracias mamá... -dice mientras dobla la ropa de la pelinegro sobre un canasto.

White: Si es amiga de Ruby, ¿dónde está ella? -indaga tomando asiento.

Yang: No lo sé, sólo apareció.

White: ¿Estás segura que la conoce?

Yang: Pues... no, pero se veía muy mal, no podía dejarla allí tirada. Estaba amarrada y llorando en la puerta.

White: Debes tener cuidado, hija. Pudo haber sido una trampa -suspira.

La rubia se queda en silencio unos minutos.

White: ¿Yang?

Yang: Debo... ir a hablar con Ruby -esconde algo en su bolsillo y va por su abrigo.

White: ¿Qué? Está nevando mucho, puedes pescar un resfriado cielo -dice preocupada.

Yang: Necesito hablar con ella, enserio urgente. Por favor, cuida de Blake. Volveré en nada -le da un beso en la mejilla y sale rápido por la puerta, su madre no alcanzó a formular ninguna palabra.

La rubia caminó entre la helada brisa, los copos caían por montón y la altura de la nieve en el piso le dificultaba un poco el andar. Tan pronto llegó a la casa de Ruby, tocó la puerta y su hermana la hizo ingresar.

Yang: Tienes mala cara, ¿ha pasado algo? -indaga preocupada, colocando el abrigo en una de las sillas.

Ruby: No. Bueno, algo así. No te preocupes, sólo he discutido con Weiss. Tú tampoco te ves bien, ¿Qué sucede? Está muy helado para que vengas hasta aquí -apoya su cadera en la mesa de madera.

Yang: En la mañana llegó una chica, un fauno a nuestra casa. Se llama Blake. Me dijo que te conocía, aho-

Ruby: ¿Qué? ¿Blake?

Yang: ¿Entonces, si la conoces?

Ruby: ¡Weiss! -gira el rostro, levantando la voz, pasado unos segundos vuelve a llamar- ¡¡Weiss!!

A los minutos la peliblanco ingresa lento al comedor, tenía un rostro bastante serio.

Ruby: ¿Trajiste a Blake?

Weiss: Ella quería encontrarse con Yang...

La morena se giró a ver a su hermana, intentando buscar alguna respuesta que evitara otra discusión con su pareja.

Yang: No entiendo de qué están hablando, ¿podrían ser más claras?

Weiss: Deberías decirle, ¿por qué Blake debe soportarlo sola?

Ruby: ¿Por qué mi hermana debería involucrarse en ese tema? ¿Para cometer tus errores? -indaga molesta. Su mirada se quebró un poco al ver la expresión triste en Weiss.

Weiss: No... Estoy segura de que ella será más inteligente...

Dicho esto, se retiró nuevamente a la habitación. Ruby se mordió el labio inferior bastante fuerte, casi lastimándose. Luego tomó asiento e invitó a Yang a hacer lo mismo. Con algo de pesar en voz, le fue contando acerca de la máquina. Sobre Beacon. Los peligros de viajar en el tiempo.

Ruby: Al principio no lo notas, pero quien viaja seguido puede ver el cambio en el mundo. Weiss es la única que desde que inició el primer viaje en la máquina vio los principios y el ahora. Primero sólo fue un tonto problema sobre una vacuna, algo que escondían los faunos y la compañía Schnee intentó poseer -tomó aire y se refregó un poco los ojos- El segundo comenzó a una terrible división de razas. La tercera, contaminación, pobreza y continuos terremotos en algunas ciudades. Sin quitar que las razas ya estaban separadas. El cuarto lo realizó Weiss con Blake... Weiss pensó que la máquina la llevaría al momento en el que su padre aún vivía, porque cree haber encontrado un refuerzo para el virus y el único maniático que podía darle una mano era él, pero su padre murió en un ataque terrorista día después que nos metió en la máquina, por lo que el viaje no tuvo éxito. Ni siquiera éste... -baja la mirada. Sus ojos tenían un aura oscura, el gris casi se perdía en el negro que delataba su amargura.

Yang: ¿Virus? Máquina del tiempo... Intento formar lo que dices en mi mente, pero está costándome -se lleva una mano a la frente.

Ruby: De quien deberías preocuparte ahora, es de Blake. Ella tiene las últimas memorias que compartió contigo y ya va por su segundo viaje. Yo en ese número casi pierdo la cabeza.

Yang: Entonces, Blake y yo, ¿hemos sido algo así como... aliadas?

Weiss: Pareja... -remarca seria, apoyada en el marco de la puerta que daba al pasillo.

Yang: ¿Qué? -indaga perpleja.

Weiss: El primer viaje que hicimos, Blake lo hizo porque quería salvarte. Ella quie-

Ruby: No logra nada -la interrumpe.

Weiss: No estoy hablando contigo, ¿puedes callarte? -indaga con una sonrisa bastante falsa.

La morena se cruza de brazos y expulsa un suspiro de paciencia, como relinchando.

Weiss: Blake te necesita, Yang. Más allá de lo que ocurra ahora... No debes olvidar que ella no te ha olvidado.

La rubia mueve entre sus dedos el papel que tenía en su bolsillo, sin sacarlo, quita su mano para apoyarla sobre la mesa y asentir con un suspiro pesado, intentando entender todo sin generar "más conflictos de pareja".

Yang: Tengo la cabeza hecha una ensalada, pero veré que hago -aclara. Luego se pone de pie y le da unas palmaditas en el hombro a Ruby- Si me necesitas, puedo atravesar el campo helado de nuevo -le sonríe con ironía.

Ruby: Gracias, Yang -le devuelve la sonrisa y se pone de pie para abrazarla. Aún le impactaba que su hermana menor, ahora con sólo dieciocho años de edad era casi tan alta como ella.

Yang: Si sigues creciendo, tendré que comprarme tacones.

Ruby: Si tú usas tacones, yo llevaré falda -ríe dándole, un pequeño empujón.

Yang: Me gustaría verte con falda otra vez jaja

Ruby: Olvídalo, ni de broma -saca la lengua un poco acompañándola con una sonrisa.

La rubia le da otro abrazo a su hermana menor y sale por la puerta. Weiss sólo la despidió moviendo su mano de un lado a otro, la morena no tardó en regañarla apenas cerró la puerta.

Ruby: No lo entiendo, Weiss. Sabes que no puedes alterar el destino, ¿por qué traes a otros contigo?

Weiss: Lo dices como si fueses la única que sufre.

Ruby: Sé que no, ¿pero por qué me traes de nuevo? Si sabes que moriré, ¿crees que pidiéndome ir a otro sitio, alejado de mi padrastro o mi madre cambie mi destino? Eso no pasará, ocurrirá algo peor -coloca sus manos sobre la mesa- ¡Me volverás loca en cada línea temporal! -dice en voz alta, con una mezcla de angustia y enfado en sus palabras.

Weiss: Lo siento...

Ruby: No arreglas nada así...

Weiss: Perdí la cabeza... -susurra. Ruby no logra escucharla bien, por lo que se gira un poco- Cuando ocurrió todo, me perdí a mi misma... No iba a volver, mucho menos arrastrar a Blake a la misma historia... Todo en mi cabeza dio vueltas, no que-

Ruby: ¡No es escusa! ¡¿Weiss si sabes lo que ocurre en la línea por qué no desapareces?! -grita.

Weiss: ¿¡Crees que es así de simple!? ¿¡Pensar en desaparecer mientras tu padre te amarra como un mamut!?

Ruby: ¡Pues volverá a hacerlo!

Weiss: ¡No lo dejare! -se acerca a ella y la observa seria, sus ojos estaban más lloroso que los de la morena.

Ruby: ¡No cambias mi historia por no dejarlo que me amarre Weiss! ¡Deja que lo haga y me mate de una vez! ¡¡Deja que me vaya!! -le grita, una lágrima cae por sus ojos.

Weiss: ¡¡No!! -la empuja con fuerza.

Ruby: ¡¡Eres egoísta!! -la empuja también.

Weiss: ¡¡No lo soy!! -vuelve a empujarla entre el grito ya dejando caer las lágrimas.

Ruby: ¡¡Si lo eres y mucho!! -realiza la misma acción y la mira con bronca.

Weiss: ¡¡Estoy embarazada!! -grita entrecortado, las palabras salieron más fuerte que el empujón que le dio a su pareja, la cual se quedó con los ojos abiertos a más no poder.

Ruby: Qué.

Fue lo único que pudo formular, la cabeza le dio un giro completo de ciento ochenta grados y tuvo que tragar saliva para no ahogarse con su propia respiración.La peliblanco se sentó en la silla y comenzó a llorar. Ruby no sabía si consolarla o tirarse por la ventana, pero trató por ir a una opción más aceptable que podía llevar a cabo sin perder la razón.

Ruby: ¿Cómo es eso? -intenta cambiar su voz por una más relajada, al igual que su mirada. Tuvo que aclarar la garganta después de tanto gritar.

Weiss: Tuvimos... tuvimos... -repite entre sollozos y cortes de respiración.

Ruby: Weiss... -acerca una silla para sentarse cerca de ella- Relájate...

La peliblanco no parecía ceder, aún lloraba bastante. Ruby no sabía el cómo se alteraban en tanto las hormonas femeninas, no tenía muchas que digamos... Pero siempre intentaba comprender a su novia, ahora seguramente debería hacer mucho más esfuerzo, aunque su cabeza había estado debatiéndose por el enojo interno anterior.

Ruby: Amor...Tranquila, debes relajarte e intentar decirme que pasó. No puedo comprenderte si jadeas así -acaricia su brazo con ternura.

La peliblanco, al sentir la voz de Ruby más calmada, su mente logró relajarse un poco; al igual que el llanto.

Weiss: En la anterior línea... Tuvimos un accidente.... -se refriega los ojos, aún salían lágrimas de ellos. Su voz salía aguda y suave, parecía llevar culpa o dolor.

Ruby: ¿Un accidente? Aun no entiendo.

Weiss: Estábamos... teniendo relaciones...

La morena se lleva una mano al rostro, casi palmeándolo.

Ruby: ¿Se rompió...? -indaga, mirándola de reojo.

Weiss asiente.

Ruby: Rayos, sabía que era mejor usar doble -apoya su espalda en el respaldar de la silla- ¿No tomaste alguna pastilla?

Weiss: Si... Me acompañaste a comprarla... Pero no funcionó.

Ruby: ¿Y qué hicimos?

Weiss: Nada... Cuando me enteré no te lo dije. Todo se puso peor... En mi cabeza sólo estaba el ir contra el destino, no quería saber nada con perderte. Lo intentaba todo... Pero tu padre nunca me dejó llegar a ti... Enloquecí... De verdad lo siento tanto... -inclina la cabeza un poco hacia abajo para llevar ambas manos a la frente.

Ruby suspira, llevando su mano a la nuca y pasándola una y otra vez, tratando de buscar las palabras correctas.

Ruby: Está bien cielo... No te culpes más. Tienes razón, tal vez estoy demasiado pendiente de lo que me pasará y no de lo que me pasa ahora...

Weiss: Cada línea en la que viajo dices lo mismo... De verdad no quiero que nada malo le pase a Blake -solloza un poco- Cada vez que la veo, me veo a mi misma... Intentando recuperarte, una y otra vez, con la diferencia de que ella aún no conoce su historia completa -traga saliva, por no decir mucha angustia.

Ruby: Tu tampoco conoces la tuya... -acaricia su cabello.

Weiss: Pero si la tuya... Y mi vida está muy entrelazada a ti... Sé que suena muy egoísta pero, no puedo respirar si no te tengo -aprieta sus dedos en la frente.

Ruby: Sé que no... -se inclina para abrazarla con fuerza- Pero no estarás sola... Te llevas una parte de mí. Debemos ver una luz entre tanta oscuridad... Un consuelo entre tanto dolor Weiss... No quiero irme mientras tú sufres... Eso hace que ni siquiera yo pueda superar esto... En ninguna línea temporal...

La peliblanco estira sus brazos para rodear el cuello de su novia y acariciar su cabello con suavidad.

Weiss: Seré fuerte por ambas -besa la cabeza de Ruby con ternura.

Ruby: Seremos fuertes las dos, por los tres -le sonríe, pasando su mano por el vientre de la ojiazul, sacando un lindo sonrojo que le provocó acercar su rostro para besar los suaves labios de aquello que sentía tan delicado ahora entre sus brazos.

Ya en la cabaña, Yang había preparado té para Blake, quién había despertado con un poco de migraña.

White: Parece que tienes gripe, si haces reposo, en una semana te sentirás como nueva -le deja una bandeja de galletas en la mesita al lado de la cama y se retira luego de acariciar maternalmente la mejilla de la rubia, informándole que iría al pueblo cercano por asuntos privados. Aunque sabía que su madre siempre andaba en busca de información acerca de lo que podía tener Ruby. Blake le agradeció y se sentó para comer.

Yang sólo se quedó sentada, observando, por alguna razón, cada movimiento del fauno. Sólo el sonido de la cuchara revolviendo el azúcar en el té se escuchaba en la habitación, junto con los lentos movimientos que realizaba Blake a rozar con las sábanas. El sorbo, el masticar de la primera galleta; hubo un momento en el que la rubia se preguntó qué demonios hacía prestando tanta atención a algo como eso.

Blake: Te ves cansada... -aclara un poco su voz.

El tigre sale de su lucha interna y abre los ojos, intentando responder con normalidad.

Yang: No te preocupes, estoy bien -sonríe.

Blake se queda observándola con la taza en la boca durante unos segundos y luego toma un sorbo. Yang se recostó sobre su cama, intentando analizar la situación que más o menos traía en su cabeza: Esta chica fauno viene de un futuro, al parecer, no tan lejano. Era su novia y volvió para ayudarla en algo. Se llevó una mano al rostro para fregar sus ojos, dejando salir una suave sonrisa llena de ironía. Viese como lo viese, parecía una locura.

Blake: Yang...

Esta se sentó lentamente en la cama para observarla.

Blake: Cuando me mejore, me gustaría visitar un lugar...

Yang: Claro, ¿es lejos?

Blake: Más o menos... Digamos que sí.

Yang: Um... Tengo una moto. Puedo llevarte si gustas.

Blake: C-claro -titubea al recordar el viaje en moto.

Yang: ¿Has viajado antes en una?

Blake: Si, sólo una vez...

Yang: ¡Wow! Eres una gata con estilo -le guiña un ojo.

Blake: Ah...

Yang: Lo siento, lo de gata se me escapó -se rasca la cabeza.

Blake: No me molesta... -dice casi en voz baja, aunque la rubia pudo escucharla bien.

Charlaron de bastantes cosas sin sentido, eso le trajo buenos recuerdos; hasta que comenzó a sentir el cuerpo pesado, por lo que Yang decidió dejarla descansar mientras ella iba a verificar el establo.

La pelinegro se acomodó en la cama y un viento helado la hizo girarse y encontrarse con una persona conocida en frente.

Blake: ¿W-Weiss pero qu-? -se levanta de golpe.

Weiss: Shh, no hagas tanto ruido -pide tapando la boca de la pelinegro- No tengo mucho tiempo antes de que tu novia mordelona regrese -saca un tubo de ensayo con esa especie de líquido rojo oscuro y lo deja en la mano de su compañera- Esto es el refuerzo, más vale lo cuides, perdí un ojo por él -frunce el ceño con seriedad, luego baja la mirada y suspira- Aún no funciona... Lo probé con Ruby de diferentes maneras, diferentes líneas pero algo está faltando. Sé que tú y Yang pueden encontrar más información de la que yo pude...

Blake: Weiss...

Weiss: Lamento haberte arrastrado conmigo de esta manera...

Blake: Descuida, por algo ocurren las cosas, ¿no? -le sonríe de forma comprensiva.

La peliblanco le asiente y devuelve la sonrisa.

Weiss: Nos iremos bastante lejos con Ruby, posiblemente ya no te vea más... Ni a Yang, ni a Summer...

Blake: Tranquila, si encontramos algo importante te enviaré señales de humo.

Weiss: Tus chistes son peores que los de Yang -ríe un poco y se pone de pie.

Blake: Por cierto, ¿por dónde entraste? Las ventanas están cerradas y Yang le coloca llave a la puerta.

Weiss: La chimenea -señala con su dedo índice.

Blake: Vaya, estás bastante limpia para haber ingresado por allí.

Weiss: Un poco... -sonríe forzado, intentando inventar la siguiente oración.

El sonido de las llaves sobre la mesa y Yang quejándose del frío hacen que Blake voltee a ver por la puerta, cuando sintió una brisa helada regresó su mirada hacia Weiss pero sólo se encontró con algunos copos de nieve y una cola alargada, semejante a la de una lagartija gigante, que ya había desparecido en la chimenea de la habitación.

Yang: No te imaginas el frío que hace afue- -se lleva las manos a los brazos para abrazarse- ¡Uff! ¿Pero de dónde ha venido todo ese frío? -mira hacia la ventana cerrada.

Blake: No lo sé -sonríe nerviosa, ocultando el tubo de ensayo bajo la colcha.

Yang: Trato de que te cures, no que agarres una pulmonía -se queja, dirigiéndose a la cocina para volver con una caja de fósforos y encender la chimenea- Mamá debe estar por llegar, debo preparar la cena -se acerca a la pelinegro y le susurra- Aquí entre nos, sólo sé hacer pizza.

El fauno ríe un poco al saber ya de por sí que la rubia no sabía muchos platos.

Blake: Puedo ayudarte si quieres.

Yang: De ninguna forma. Debes descansar. Has estado con mucha fiebre -la arropa.

Blake: Está bien, sólo iré si huelo a quemado -sonríe ante el comportamiento maternal inesperado de la rubia.

Yang: Nada arde más que yo -le guiña un ojo, camina hacia la puerta para apagar la luz y dejarla media abierta.

La pelinegro se había quedado inmóvil ante una simple respuesta y el guiñe de Yang, siempre le ocasionaba efectos secundarios que ni ella podía describir aún. Respiró profundo y guardó el tubo en el cajón de la otra mesita, que se hallaba al costado izquierdo de la cama. Se acomodó y cerró los ojos con un solo pensamiento "No importa que pase ahora, no me alejaré de ti".

Continuará. 

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