La Plaga 2 parte 9 (Fanfic Yuri RWBY) Parte 8

Atención: El siguiente fanfic no tiene relación alguna con Beacon o la historia de Monty Oum, lo que estoy realizando, es un yuri de Bumblebee (BlakexYang) con temática propia.
Género: Drama, Romance, Yuri, Psicológico (puede contener lectura +18 en algunos capítulos)

Sinópsis:

Narra la historia en la que el mundo comienza a dividirse entre humanos y faunos, donde la discordia y el honor comenzó a ser lo primordial, llevándolos a desacuerdos permanentes y guerras continuas. Mientras el mundo se dividía por raza, estos no se daban cuenta de que algo peor venía en camino.

La noche pasó tranquila, aunque el frío se sintió bastante; igual, ninguna helada podía asemejarse a esa mañana en la que Blake tomó esa decisión para ver a su tigre de nuevo.

Yang: Lamento si te desperté -dice mientras acomoda los platos en la alacena.

Blake: No has sido tú... -avisa, seguido de un gruñido proveniente de su estómago.

Yang: ¡Ohh! Ya veo -sonríe mirando al causante del sonido- Hay leche caliente y galletas que preparó mi madre. Toma asiento te serviré

Blake: Está bien, gracias -camina hasta la mesa con algo de rubor en el rostro tras haber escuchado la bestia en su estómago y luego dirige la mirada a su "compañera"- ¿Estás bien?

Yang no responde, parecía inmersa en algo mientras sacaba las galletas del frasco.

Blake: ¿Yang?

Yang: Oh, perdona. Estaba en otro lado -ríe inocentemente, como pidiendo disculpas.

Blake: ¿Segura que estás bien? Te noto...

Yang: ¿Sensual? ¿Más corpulenta que ayer? -la mira con picardía.

Blake: Preocupada.

El tigre, poco a poco, elimina la sonrisa de su rostro y continúa colocando algunas galletas en un plato pequeño.

Yang: Un poco -dice en seco y acerca la leche a la mesa, acomodando también el pequeño plato.

Blake: ¿Pasa algo malo...? -indaga preocupada.

Yang: Es... Ruby -toma asiento.

Blake: ¿Ella está bien?

Yang niega un poco con la cabeza. Su mirada triste y apagada podía significar muchas cosas, lo que ponía más inquieta al fauno.

Yang: Ayer intentó escapar a escondidas con Weiss. Mi padre las encontró y en medio de una terrible discusión le disparó a Weiss...

Blake: ¡¿Qué?! -al notar que había preguntado en voz alta aclaró su voz un poco y pidió perdón.

Yang: Ella... Está bien, gracias a Dios. La llevaron al hospital de la ciudad más cercana. Mi tioJhin está con mamá y Ruby allá.

Blake: Yang...

Yang: Ruby casi mata a mi padre, está en emergencias... Dicen que el culpable pudo haber sido una bestia, por las heridas en la víctima. Mamá no sabe qué hacer... No puede ir y decir "fue mi hija" ante los que buscan al responsable -aprieta los puños en ambas piernas y la mandíbula.

Blake no sabía qué hacer. Estaba asustada. Temía que su novia volviese a pasar por ese momento en la línea temporal anterior, no quería eso otra vez. No quería que la odiara como esa vez... Su cuerpo comenzó a temblar inconscientemente.

Yang: Hey... Tranquila. Sé que todo se ve mal... Pero lo arreglaremos, no quise ponerte así contándote mis problemas -baja un poco la cabeza en señal de disculpas.

Blake se puso de pie y acercó lentamente hasta la triste muchacha, que intentaba figurar bien estar como ella lo recordaba, para no pasar sus problemas a los demás; la abrazó con ternura, llevando la cabeza a su estómago para acariciar su cabello. Yang la abrazó y suspiro en el vientre del fauno, el aroma suave la relajó tanto que provocó algunas lágrimas; el olor de Blake por alguna extraña razón, hacía que su mente se siente bien.

Yang: Perdona que llore...

Blake: Estás cargando con demasiadas cosas sola... Es normal que te sientas así. Sé que eres fuerte e impulsiva, y que no quieres preocupar a nadie; pero debes cuidarte cie- -titubea al final.

La pelinegro se sonroja un poco al notar que estaba hablando con naturalidad en sus sentidos de pareja y aclara la voz, intentando tapar lo que casi se les escapaba.

Yang: ¿Cielo? -levante la mirada.

Blake: No la dije completa...

Yang ríe entre dientes con dulzura y abraza a la muchacha sonrojada con más fuerza.

Yang: Debes conocerme más de lo que yo pienso para ponerme tan sentimental -sonríe.

Blake: Algo...

Yang: ¿Por qué viajaste en el tiempo?

La pregunta dejó paralizada la boca del fauno, que no supo qué responder.

Yang: ¿Me sucedió algo malo?

Blake: ¿Por qué piensas eso? -se separa y apoya las manos sobre la mesa, intentando mirar hacia otro lado para evitar los recuerdos.

Yang: Estás aquí conmigo. No te has ido a otro lado, ¿debes hacer algo en ese lugar al que quieres ir?

Blake: Si, necesito que me lleves... Por favor -la observa. Su rostro se mostraba un tanto preocupado, no quería sacar algún tema del por qué había vuelto por ella. Temía que el tigre tomara caminos diferentes y peligrosos.

Yang se quedó en silencio unos segundos, suspiró y asintió levemente.

Yang: De acuerdo, pero si veo que algo va mal nos volveremos, ¿bien?

El fauno asiente seriamente.

Yang se puso de pie, tomó su abrigo y luego abrió la puerta para ir por la moto al establo. Blake permaneció callada durante el transcurso del camino, sólo Yang hablaba de vez en cuando.

Yang: Ya estamos llegando, ¿debes comprar algo o ver a alguien?

Blake: Debo ver algo, pero no es una persona.

Al llegar, el fauno llevó a la muchacha de ojos lilas hasta una casa donde vendían automóviles y motos, un lugar que ya había visitado antes.

Yang: Oh, ¿aquí? Conozco este lugar, estoy ahorrando para...

Blake: Comprar a Bumblebee.

Yang: Emm... siii... -se queda mirándola algo asombrada, aún no se acostumbraba a que conociese mucho de ella.

Blake: Quiero que la robes Yang -la mira seriamente.

Al principio, la rubia sólo se quedó mirándola con cara de póker, sin caer bien en lo que le pedía.

Yang: ¿Qué?

Blake: Quiero que juntas robemos a Bumblebee.

Yang: Espera, ¿sabes que podemos meternos en problemas por eso no?

Blake: Si, pero quiero hacerlo... Por favor, quiero que tengas esa moto.

Yang: ¿Estas bien?

Blake: Yang... Necesito que lo hagamos, si no quiere lo haré yo.

Yang: Robar está mal...

Blake: ¡Todo está mal Yang! ¡Ahora robar no significa nada! -grita casi sollozando.

Yang: Hey... Lo siento... No quería afectarte. Sé que estamos pasando momentos difíciles.

Blake: Quiero que tengas esa moto... Y me lleves en ella... -cae una lágrima por sus ojos, lo que hace que lleve una de sus manos al rostro.

Yang no podía entender aún cómo se sentía el fauno. Lo intentaba, sabía que había tenido una relación con ella y que pudiese haber recuerdos que le afectarían más que otros.

Yang: Blake... Bumblebee es uno de mis sueños, pero te aseguro que debo haber tenido algo más importante en otra línea temporal. Más que una moto -la observa y acaricia su brazo.

La pelinegro no sabía qué responder, por un momento sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas y recordó que en la otra línea temporal, se dio cuenta que el dibujo que guardaba no era más importante que lo que tenía ya en frente.

Blake: Lo siento... Sé que era uno de tus sueños... Sólo quería... -titubea casi llorando, arrimándose a aquella persona que tanto amaba para apoyar la cabeza en su pecho.

Yang: Tranquila... Agradezco que pienses así en mí, enserio -acaricia su cabello.

Blake asiente, intentando guardar las lágrimas. Extrañaba el regazo de Yang, la relajó e hizo sentir mejor.

Yang: Volvamos gatita, debo llevar unas cosas al hospital -le sonríe.

El fauno asiente y le devuelve la sonrisa. Yang se quedó observándola unos segundos y llevó su una de sus manos a la mejilla de aquella frágil muchacha que llamaba su atención en todos los sentidos posibles. No tenía dudas de que era especial y por eso la había escogido, para amarla y cuidarla. No podía imaginar por lo que Blake había pasado, pero tenía la necesidad de estar con ella.

A Blake se le formó un pequeño rubor en las mejillas que ahora estaban ocupadas por las manos de la rubia, que no dejaba de mirarla con una mirada tranquila y comprensiva.

Blake: No deberías hacer esto... -baja la mirada.

Yang: ¿Por qué?

Blake: Porque no... Debemos ir al hospital -le baja las manos con delicadeza y camina hasta la moto.

La mirada de Yang cambió por una más triste, fingiéndola luego con una sonrisa que Blake pudo notar. Ninguna de las dos sabía que estaba haciendo: Blake intentaba buscar la manera de que Yang fuese feliz, pero sentía que no podía recuperar todo lo que había pasado antes con ella, esa fuerte unión que habían formado; mientras que Yang quería intentar formar ese vínculo que una vez tuvieron. Era lo que sentía.

Al llegar al hospital, White se encontraba fuera hablando por celular con alguien. Jhin se veía intranquilo y había varios vehículos de la fuerza armada de Atlas; lo que la hizo bajar de la moto y acercarse con rapidez.

Yang: ¿Qué sucede? -indaga preocupada y agitada.

White: Yang... -baja el celular casi llorando- Tu padre ha intentado matar a tu hermana...

Yang: ¡¿Qué?!

White: Jhin irá por ella, ha escapado al bosque, se veía muy mal... Tú padre va tras ella.

Jhin: Tranquila, Summer. No pasará nada malo, iré por ambos. Promete que intentarás permanecer calmada -acaricia sus brazos.

White asiente y lo abraza con fuerza. Inmediatamente sale corriendo en dirección al bosque.

Yang: ¡Debo ayudarle!

Blake estaba en blanco, no podía dejar que todo volviese a ocurrir.

White: Weiss ha ido tras ella...

Yang: ¡No estaba en estado para hacer eso!

White: Debes buscarla hija... No sé qué tan lejos haya podido llegar -dicho esto, desaparece en una capa de pétalos blancos.

Yang: ¡No! ¡Mamá es peligroso que vayas, quédate! -grita. Pero ya era tarde, se había esfumado.

La rubia salió disparada hacia el bosque, pero Blake tomó su mano con fuerza.

Yang: ¡¿Qué haces?! -voltea.

Blake: No vayas...

Yang se suelta con fuerza para continuar su recorrido.

Blake: ¡¡No vayas!! -cae de rodillas al suelo y se lleva la mano a la frente- Por favor... no vayas...

El fauno tuvo que sacar fuerzas de donde ya no tenía, sabía lo que ocurriría y no estaba segura de poder cambiarlo. Gritaba el nombre de su preciado tigre, pero no había rastros de nadie. Los minutos se volvieron eternos y el bosque era demasiado grande, hasta que recordó que lo que había sucedido en la anterior línea temporal; lo que la llevó a ir hasta allá. Pero había llegado tarde... White estaba muerta, al igual que el padre de Yang.Weiss estaba arrodillada al lado del cuerpo de Ruby, que pasó de ser un lobo a humana de nuevo; no recordaba haber visto esta escena en la otra línea. Yang parecía furiosa y se metió al bosque nuevamente, el fauno quería quedarse y hablar con Weiss... pero si perdía a Yang de vista, no sabía que podía pasarle, por lo que prefirió dejarla a solas con Ruby.

Weiss: Aún no mueres... -susurra.

Ruby: ¿Cómo lo sabes...? -indaga adolorida.

Weiss: Sólo lo sé...

Ruby: Debes dejarme ir Weiss...

Weiss: Yo fui quien hizo esto... Yo lo provoqué... Estarías viva si yo no hubiese cometido ese error... -apoya su cabeza en el pecho de la morocha.

Ruby sólo se quedó escuchándola, sentía que su mundo se oscurecía cada vez más.

Weiss: Lo siento amor... De verdad... -comienza a llorar.

La chica de ojos grises, casi apagados, llevó su mano a la cabeza de la pequeña princesa y la acaricio lentamente.

Ruby: Yo he hecho algo peor... -piensa en su madre- Ustedes dos creyeron mucho en mí, a pesar de que podía matarlas en cualquier momento... Jamás me dejaron... -titubea, intentando no perder el aire- Te amoWeiss... A ambos... los amo... -da una corta sonrisa.

La peliblanco lloraba desconsoladamente, gritando y pidiendo que no ocurriese de nuevo, pero los ojos de Ruby se apagaron a los segundos y su corazón no latió más. Weiss no dejaba de suplicarle a la vida que no se la llevara, pero ella conocía la verdad. Si no la dejaba ir... No iba a poder descansar, por lo que simplemente se quedó allí.

Weiss: Descansa en paz amor... Te amo... -solloza.

Blake persiguió a Yang por todo el bosque, sabía lo que seguía cuando la rubia se paró en seco y comenzó a dirigirse hacia ella.

Blake: No me odies... -susurra.

Yang: ¿Dónde está esa máquina del tiempo?

Blake se queda inmóvil ante la pregunta.

Blake: No Yang... No puedes hacer eso.

Yang: Buscaré la manera de salvarlas, salvaré a todos -la mira seriamente- ¿Dónde está la máquina?

Blake: Yang...

Yang: ¡¡Dime dónde está maldita sea!! -grita con su mirada cristalina.

Blake: No te llevaré a cometer el mismo error que Weiss y yo...

Yang: Si no me dices donde está, créeme que no te lo perdonaré.

Blake: No...

Yang: ¡Entonces desaparece de mi vista! -grita casi llorando y se da la vuelta.

Blake: ¡No! Por favor no hagas esto otra vez -la toma del brazo.

Yang: ¡Si te dejé una vez de esta manera entonces te lo merecías! -se suelta con fuerza, Blake cae al suelo y Yang comienza a alejarse.

Blake: ¡Te llevaré! ¡Pero no hagas esto...! Por favor... -comienza a llorar.

La rubia se detiene y comienza a caminar a paso lento hasta llegar al fauno.

Yang: Llévame... -pide seriamente.

Blake se levanta, aun llorando y comienza a caminar para llevar al tigre hasta la máquina. Todo se volvió una tortura...

La primera vez que regresaron todo ocurrió de nuevo; tomaron muchos caminos diferentes pero las cosas ocurrían una y otra vez; ya que no utilizaron la máquina una vez, sino dos... Blake no podía dejarla atrás... Pero sentía que estaba perdiéndose a sí misma, no tenía fuerzas.

La segunda vez que volvieron, cuando todo sucedió exactamente igual o parecido, pero en diferentes lugares; Yang notó los errores que estaba cometiendo, por lo que al usarla por tercera vez vio que estaba dejando de ser ella misma, que Blake ya no era como la recordaba; su mirada estaba casi apagada y comía muy poco. La máquina no las había dejado en el mismo lugar que antes, era lo extraño; estaban en Beacon. Pero no parecía haber ocurrido nada malo aún, se veía como nuevo y tranquilo.

Yang: Debemos haber vuelto muy atrás...

Blake sólo asiente.

Yang: Deberías comer algo... -la mira preocupada, aunque sabía que no tenía derecho a eso, la estaba haciendo pasar por momentos muy fuertes- Blake...

Blake sólo vuelve a asentir.

Yang: Ya no volveré a usar la máquina... No lo haré... No debí usarla esta vez... Llevamos días caminando por el bosque. Debes descansar enserio...

Blake: Claro...

Yang: Ven... -la toma de la mano y la lleva a una banqueta- Te traeré algo, cuando entremos a Beacon, seguramente nos llamarán la atención.

Blake asiente. Yang se retira preocupada a buscar algo para comer, no sabía qué hacer... Se sentía estúpida por haber enloquecido así... No podía creer que había arrastrado a Blake a algo así durante casi ya nueve meses. No podía dejar de culparse... Debía seguir adelante con ella, como debió hacerlo... Dejar ir a su familia y mirar quien miró por ella desde que apareció en su vida ese día.

Blake estaba muy perdida en sus pensamientos, temía que Yang volviese a caer en lo mismo cuando vea a su hermana nuevamente.

Yang: Al fin te encuentro, blakey... dios... no desaparezcas así, lamento mucho lo que te dije.

Blake: No me he movido de aquí... -responde desganada.

Yang suspira con una sonrisa de alivio, cierra los ojos al hacerlo y estira su mano.

Yang: Ven -le hace una seña con la mano para que la acompañe- Vamos a dar una vuelta... ¿Te sientes bien? Te ves pálida -la observa preocupada.

Blake asiente.

Yang la mira durante unos segundos.

Yang: Bueno... -sigue con una mirada preocupada- Si tu lo dices -suspira para relajarse- Ven, vayamos por algo increíblemente delicioso -sonríe alegre y pasa su mano por detrás para sujetarla de la cintura.

Blake no entendía por qué Yang se había puesto tan cariñosa de golpe, pero suponía que era por lo que le dijo, que ya no quería realizar más viajes. Seguro buscaba una manera de animarla.

Cuando Yang regresa por Blake con dos jugos nota que no estaba, lo que levanta una gran preocupación y entra a Beacon para intentar localizarla. Cuando lo logra, la ve sentada en una fuente leyendo un libro, se veía mejor de cara.

Yang: Uff... Aquí estás, pensé que te habías enfadado -suspira, le llamó la atención el libro, de dónde podía haberlo sacado.

Blake baja su libro para observarla.

Yang: Blake... -se sienta a su lado- De verdad lo lamento... No lo haré más, lo prometo. Debí haber dejado de hacer eso hace mucho... Fue mi culpa, perdóname... -agacha la cabeza.

Blake se gira a mirarla, sus ojos curiosos ante el comportamiento de Yang.

Blake: No te preocupes, Yang. No me enoje por ello.

Yang: Gracias... -le sonríe con ojos cristalinos.

Blake: Yang... -aprieta la tapa de su libro, tras vacilar un poco la abraza y besa su mejilla.

El inesperado abrazo y beso de parte del fauno, la dejó inmóvil.

Blake: Yang, tu eres muy importante para mí -dice mientras aun la abraza... apartándose poco a poco- Te amo

Yang: Y tú... para mí Blake -se sonroja.

Blake nota el sonrojo de yang y le sonríe amplia y elegantemente, colocando su mano tibia en la mejilla de yang, acariciándola con el pulgar.

Blake: Mejor vámonos, se nos hará tarde para nuestra clase

Yang: Claro...

Algo... No andaba bien ¿Blake estaba fingiendo estar bien?

 

Yang: Taraaa -estira las manos hacia delante expresando su sorpresa con una voz melodiosa.
Blake: ¿Esto es...? -indaga seria mirando hacia delante.

Yang: Un lindo bufet, solo para las dos. Desayunaremos algo delicioso -sonríe de oreja a oreja- ¿Qué te parece?

Blake: Oh... Está bien -dice sin muchos ánimos y camina hacia delante.

Yang: Si... está bien -responde en un intento de mejorar el ambiente, dedicándole una sonrisa por un segundo, mostrando un rostro triste por un segundo.

La rubia suspira ante la reacción inesperada del fauno, pero comienza a seguirla. Al ingresar al lugar, pide dos cafés y Blake simplemente se queda mirando por la ventana del local.

Yang: ¿En qué piensas, Blake? -apoya su mano en la barbilla para observarla- ¿Blake?

La pelinegro no reacciona al principio, pero luego nota que su acompañante la miraba con bastante detenimiento.

Blake: ¿Cómo?

Yang: ¿Segura que estás bien? Te noto... no sé, lejana, un poco más de lo habitual -indaga preocupada.

Blake: Sólo estoy mareada -intenta sonreírle.

Yang: ¿Te sientes mal? -se levanta preocupada- si quieres podemos volver a Beacon, yo no tengo problema.

Blake: No es necesario... no tengo ganas de ver a nadie allá -responde desganada.

Yang: Blake... okey entonces

La rubia sólo se queda observándola preocupada, no dijo nada más y se limitó a mirar por la ventana como lo estaba haciendo la pelinegro.

-------------------------------------------------------

Al ingresar a Beacon, alguien sorprende a Yang por detrás, tapándole los ojos.

¿?: Adivina quién soooy~ -dice con una melodía juguetona.

La rubia se paralizó y heló un poco, pero sabía que debía mantener la calma. Blake notó el cambio en la muchacha de ojos lilas.

Yang: V-vamos Ruby... -dice un tanto titubeante- Si no reconociese tu voz, sería extraño -ríe nerviosa.

La morocha ríe entre dientes y la abraza.

Weiss: Supongo que ya has preparado todas tus cosas para ir a clases, ¿cierto, Ruby?

La morocha asiente entre risas y luego niega con una sonrisa, sacándole la lengua.

Weiss: ¡Ruby!

Ruby: ¡Si, sí! ¡Lo siento! ¡Ya voy! -dice riendo, esquivando los regaños de Weiss- Nos vemos en clases Yang -sale corriendo por el pasillo.

Weiss: ¡Ruby! ¡No corras por los pasillos! -suspira y la sigue- ¡oye! Esperame

Yang se quedó moviendo una de sus manos para despedirse, así estuvo hasta que Blake habló.

Blake: ¿Todo bien?

Yang: ¿Qué?

Blake: Si estás bien... Estás transpirando, Yang -se acerca un tanto preocupada.

Yang: Es que... No quería venir a Beacon realmente... -baja la mirada.

Blake: ¿Qué? ¿Pasó algo malo?

Yang: Blake... No me hagas esas preguntas... -intenta sonreírle para no enfadarse, sentía que estaba tomándole el pelo.

Blake: ...esta bien

El movimiento inesperado del lugar interrumpió al fauno.

Blake: Vaya... -se sujeta de la pared- Es un temblor algo fuerte.

Yang: ¡Debemos salir de aquí! -la toma de la mano y jala con fuerza.

Blake: ¿Qué? Yang, espera, estás temblando -la mira preocupada.

Yang: ¡Es normal que tiemble así cielos! -vuelve a jalarla.

El fauno no lograba entender la reacción de la rubia, pero el suelo comenzó a moverse más fuerte, tanto, que tiró a ambas al suelo.

---------------------------------------

Las personas del bufet comenzaron a correr despavoridas por la fuerza del temblor, que parecía estarse convirtiendo en algo peor.

Yang: ¡Blake, debemos salir de aquí rápido! ¿Qué estas haciendo? -se acerca preocupada hasta ella.

El fauno estaba paralizado en el asiento, luego llevó sus manos a la cabeza.

Blake: Ya basta... -susurra, parecía traumatizada por algo.

Yang: ¡Blake! -le grita con más preocupación, flexionado un poco las piernas para estar a la altura del abdomen de Blake, acercándose a ella para levantarla hasta lograrlo y salir con dificultad del lugar.

Había muchas personas corriendo por todos lados, Yang intentaba buscar un sitio abierto, alejarse de los edificios, pero un pedazo de escombro golpeó el costado derecho del abdomen en la rubia, esta arrodillándose mientras dejaba a Blake frente a ella mientras se apretaba la zona herida. Blake no lo dudó dos veces para sujetarla de los brazos y levantarla, para llevarla bastante lejos de la ciudad.

Cuando se detuvo, la dejó sentada en el césped.

Blake: Yang... ¡Yang! -la mueve de un lado a otro.

Yang: Hey... Tranquila, sólo es un golpe. He estado peor... -le sonríe con un tanto de dolor en su rostro- en serio

Blake: Es mi culpa... -mira el suelo.

Yang: ay Blake, no, no ha sido tu culpa... esto es la causa de un accidente, mira hay que volver a Beacon y-

Blake: ¡No! -alza la voz- ¡Nos iremos de aquí y buscaremos un sitio seguro! -titubea y le tiemblan las manos.

Yang: Blake... ¿Qué ocurre?... eso sólo ha sido un temblor -la mira preocupada- tranquila, estas actuando extraño desde esta mañana ¿Qué ocurre?

El fauno la observa un tanto confundida, no podía creer lo que Yang estaba diciéndole.

------------------------------------------

Luego del terremoto, por suerte no hubo heridos fatales, sólo heridos leves entre los estudiantes. Yang estaba pegada a una de las paredes, cubriendo a Blake con sus brazos.

Yang: Deberíamos irnos... -le susurra mientras quita un poco sus brazos.

Blake: ¿Qué? -indaga algo aturdida aun por lo sucedido- Debemos reunirnos con el grupo -le señala hacia donde estaba uno de los profesores con los equipos, podía verse a Ruby junto a Weiss.

Yang: ¿Volver? Si nos quedamos aquí correremos peligro -gira el rostro buscando una salida.

Blake: Yang... Entiendo que estés alterada por lo sucedido, pero no podemos irnos así -la observa preocupada.

Yang: ¿Alterada? ¡Claro que lo estoy, debemos irnos! -la jala.

Blake se suelta con brusquedad y se queda observándola, algo no andaba bien.

Blake: Tú...

----------------------------------

Blake: No eres Yang...

La rubia se queda observándola con más preocupación, comenzando a notar algo extraño. Empezó a marearse hasta caer al suelo.

------------------------------------

Una luz muy fuerte destelló en el lugar.

------------------------------------

Un fuerte trueno provoca que el fauno abra los ojos, miró hacia alrededor; estaba en un bosque, parecía ser de noche, con un cielo bastante nublado por la oscuridad en el mismo. Intentó levantarse pero un fuerte dolor en el abdomen le impidió hacerlo, cuando se observó, tenía un pedazo de metal enterrado allí, parecía ser parte de la máquina. Miró más hacia los alrededores para buscar a Yang, pero no la podía ver por ningún lado.

No muy lejos de ahí, el tigre abre los ojos y al notar que Blake no se encontraba, se puso de pie para ir a buscarla; al levantarse, una extraña criatura salió de entre los arbustos y se colocó en frente de ella, hacía unos sonidos extraños y tenía una forma muy extraña, como la mezcla de un puerco-perro. No tenía fuerzas para batallar pero esquivaba al ser como podía, hasta que al embestirla quedó clavado en el tronco de un árbol.

Yang: Maldita cosa... -dice agitada y se pone en marcha para continuar buscando a la pelinegro.

Gritaba cada tanto pero no escuchaba respuesta, lo que le producía una desesperación bastante desagradable.

Blake había escuchado a Yang cerca, pero no tenía fuerzas para gritar, se estaba mareando bastante y eso no era nada bueno, intentaba dar pequeños avisos de su ubicación pero el mensaje no llegaba a quien quería. Los truenos que habían comenzado a sonar, tampoco dejaban escuchar bien. El fauno empezó a ver una sombra entre los arbustos y sonidos muy horribles salían de allí, al principio se mantuvo en silencio, pero sabía que si se quedaba así, iba a morir. Juntó toda la energía que tenía en un grito que Yang a duras penas logró escuchar, al menos notó que estaba yendo por un camino equivocado y se giró; pudo comenzar a escuchar los pequeños llamados de Blake bastante cerca; estaba tirada en unos arbustos muy mal herida y la rodeaba una especie de chacal con manchas azules. El tigre se subió a un árbol y bajó en picada, para romperle el cráneo a la criatura que buscaba devorarse a Blake, ya no se detenían a buscar otra salida para evitar muertes, sólo encontraban la manera de asesinar más rápido para poder escapar con vida.

Blake: Yang... -dijo en un suspiro de alivio, aunque llevaba una carga de dolor por la herida.

Yang: ¿Qué te ha ocurrido? -se acerca preocupada, analizando la terrible lesión.

Blake: No lo sé... Desperté... y...

Yang: Tranquila -mira los alrededores y luego se posiciona para alzarla.

Blake: Ah! -se tapa la boca, el dolor era muy grande.

Yang: Lo siento -la observa preocupada, la herida sangraba mucho.

Blake: Estaré bien... Debes... -le costaba mucho hablar, se le cerraban los ojos.

Yang: No te sobre esfuerces, intentaré buscar un sitio para pasar la noche. Puede que llueva muy fuerte -comienza a caminar rápido, mirando de un lado a otro.

Blake estaba pálida y parecía que estaba a punto de desmayarse.

Yang: Intenta no dormirte... -avisa preocupada.

Blake sólo asiente, abriendo los ojos de vez en cuando. Se quedó mirando a aquella chica que casi ya no reconocía, sus ojos lilas casi no brillaban y su sonrisa aparecía sólo para forzar que todo iba a estar bien. Ella no sabía qué tanto había cambiado, pero si tenía en claro que lo único que le quedaba en la vida era Yang... Recordó esos días en los que se mentalizó tanto el no querer amar a nadie para no depender de ese amor que le parecía irónico haberle dicho antes que quería una familia. El hecho de que era alguien que necesitaba de la persona que amaba era un hecho, ya no le servía esa faceta callada y misteriosa que siempre ocultaba, todo estaba visible.

Yang: ¡No te duermas, Blake! -alza un poco la voz para hacerle abrir los ojos.

Blake: Hago... lo que puedo... -entreabre los ojos.

Yang: He escuchado bombas a lo lejos, parecían estar bombardeando algún sitio.

El fauno cierra los ojos.

Yang: ¡Blake!

Blake: Si...

Yang: Escucha, piensa en algo que te mantenga despierta, por favor -le pide mientras gira a la derecha, ya estaba cerca de las montañas.

Blake: Yang...

Yang: Dime -se detiene mientras analiza el lugar, intentando encontrar algún sitio estable, aunque lo que el fauno dijo la desconcentró bastante.

Blake: ¿Me amas?

El tigre sólo se quedó observándola un tanto confundida por la pregunta pero a su vez, sabía que tanto cariño tenía la pelinegro hacia ella, algo que no terminaba de conocer debido a los viajes desesperados e irracionales que estuvo haciendo.

Yang: Si... -gira el rostro- Pero estoy segura que la Yang por la que volviste te amaba mucho más.

Blake estaba muy mareada para analizar esa respuesta, aunque no dudó mucho en la respuesta.

Blake: Es la misma... que está sosteniéndome...

Yang continuó caminando sin responder nada, parecía angustiada. Sabía que era la misma.

Blake: Sólo has tomado rumbos diferentes... Yo tampoco también lo hice...

Yang: Cuando te recuperes podremos charlar de todo lo que te gustaba de mí.

Blake: Yang... Me gustas así... -gime un poco al sentir dolor- No busco cambiarte... Eres la misma.

Yang iba a responder a eso, pero un fuerte trueno hizo que apresurara nuevamente el paso. Estuvo unos cuantos minutos buscando hasta dar con una cueva medianamente pasable, no era muy profunda pero estaba sobre un pequeño monte; la altura ayudó mucho cuando la lluvia comenzó a caer fuerte.

Yang: Rayos... No he podido juntar muchas hojas -chasquea unas piedras para encender la fogata- Ni palos... -no hubo respuesta de Blake, por lo que la llamó en voz alta.

Blake: Al menos... encontramos refugio... -responde en voz baja- Estoy... muy cansada Yang...

Yang: Lo sé, pero no puedes dormirte hasta que trate esa herida -saca las manos fuera para que el agua las limpie y se seca con la ropa, luego se acerca al fauno- Mierda... -dice algo alterada- No tengo nada para cocerte algo así... Si quito ese pedazo de metal debo cerrar la herida, no puedo dejarlo tampoco -se lleva una mano a la frente.

Blake: Sólo... descansa...

Yang: ¡No, Blake! ¿Eres consciente de lo que dices? -se le acerca y coloca las manos en las mejillas.

Blake: Estás fría...

Yang: Blake... -agacha la cabeza- Lo siento... -sus ojos estaban algo cristalinos, tenía muchas ganas de llorar, pero debía mostrarse fuerte- Iré a la ciudad -frunce el ceño.

Blake: No puedes...

Yang: Necesito que resistas lo más que puedas, juro que iré tan rápido como mis piernas me lo permitan -se quita el abrigo para colocarlo sobre el fauno.

Blake: Yang... estaban bombardeando ese lugar... No... -aprieta la dentadura para no gemir de dolor.

Yang: Prométeme que intentarás esperarme despierta -le sujeta una mano.

Blake sabía lo testaruda que podía ser su compañera, por más que le negara ir, iría; por lo que asintió con seriedad.

Yang: Sé que no te gusta la idea... Pero no quiero perderte... Por favor -la observa con angustia.

Blake: Yo haría lo mismo por ti... -avisa, tratando de brindar más calidez a sus anteriores palabras.

La rubia se acercó con delicadeza hasta el rostro de la pelinegro para besarla, la calidez de sus labios sobre los fríos del fauno, movió el corazón de ambas, haciendo de ese beso, más especial el motivo por el cual aún luchaban por cuidarse mutuamente. Yang se giró lentamente hasta salir de la cueva, si decía algo más, el irse iba a ser más difícil para las dos. Tomó la forma del tigre y agarró más velocidad, para dirigirse en busca de lo que necesitaba para curar a la persona que luchaba por vivir en una cueva fría.

Al llegar al lugar donde había escuchado los bombardeos, Yang se adentró a la zona transformada en humano, temía que si lo hacía como tigre, las cosas irían a peor. No reconocía el pueblo pero se veía totalmente destruido. Las casas estaban prendidas fuego y había gente muerta por casi toda la zona; aún no podía acostumbrarse bien a ver este tipo de cosas por más muertes que había presenciado ya, pero tenía miedo a tener que adaptarse. Buscó por todos lados y dentro de los hogares accesibles pero no podía encontrar algo que pudiese servirle. El fuego era tan potente que ni la lluvia lograba calmarlo, había lugares que ya estaban quemados, por no decir carbonizados, pero el fuego se había apaciguado en ellos. Ingresó y nada... todo quemado. Logró ver una casa cubierta en llamas con una parte que no había sido tocada por estas y accedió con rapidez; vaciaba cualquier contenedor y abría todos los sitios donde pudiese encontrar algo para Blake.

Yang: Vamos, por favor... -susurra desesperada, revolviendo ropas y demás.

En segundos, se encontró en el suelo con un dolor de espalda muy grande y un pitido en el oído que la mareaba e impedía visualizar bien; una explosión proveniente de una de las habitaciones la había estrellado contra uno de los muros. Todo comenzó a prenderse fuego en la parte que ella se encontraba y el humo empezó a llenar sus pulmones, haciéndola toser.

Yang: No, no... -su voz estaba casi quebrada, pero se puso en pie lo más rápido que pudo y salió por una de las ventanas, sin detener el paso, continuó buscando en otra casa.

Se estaba empezando a marear y el frío comenzaba a hacerle pasar un mal momento. No podía pensar que no había solución, Blake estaba en una cueva, muy herida, sabía qué tanto y sin una buena atención médica, podía...

Yang: Todo estará bien, encontraré algo... Encontraré algo -se repetía así misma pero no podía evitar derramar unas cuantas lágrimas por la sensación de miedo que invadía su cuerpo. Esa tan dolorosa que le quitaba fuerzas.

No supo cuánto estuvo buscando, pero al no encontrar nada sólo se sentó en la pared de una de las casas quemadas, bajo la lluvia. El fuego ya se había apagado casi por completo en el pueblo. Se quedó observando el sitio por varios segundos, estaba enojada y a la vez sin fuerzas. Sintió unos pasos no muy lejos de ella, se volteó alerta aunque desganada y vio a una niña parada, observándola.

La pequeña de cabello blanco y enormes ojos azules parecía estarle diciendo cosas, pero no escuchaba nada, sólo podía ver cómo movía sus labios. Cuando la niña se volteó para caminar hacia la dirección opuesta, Yang se puso de pie con mucho esfuerzo, sujetándose el brazo que se había golpeado tras la explosión y comenzó a perseguirla, casi trotando. En un abrir y cerrar de ojos, aquello que estaba persiguiendo ya no estaba, miró por los alrededores y otro sonido la hizo voltear; allí estaba nuevamente, se giró y volvió a caminar, la rubia la siguió por la aldea, dieron varias vueltas hasta que ya no logró visualizarla, hasta que un sonido la hizo voltear hacia un local bastante roto, pero no había ingresado allí. Parecía el llanto de un bebé, pero no estaba segura. Al entrar, siguió el chillido hasta llegar a una habitación llena de humo, habían animales en jaulas que parecían haberse muerto ahogados y quemados, no le agradó nada la visión, por lo que cerró la puerta, al hacerlo, volvió a escuchar ese llanto, provenía de la habitación.

Yang sabía que si hacía eso, probablemente se encontraría con algo más que ocuparse y tenía que buscar para ver si hallaba algo, parecía ser un sitio donde cuidaban animales, podía haber algo que le sirviese. No pudo soltar el picaporte hasta soltar un suspiro pesado y volver abrir, se había vuelto más fría, pero no al punto de poder dejar un ser vivo encerrado con humo dentro. Había escombros por todos lados y una mujer muerta, la había aplastado parte del techo que se había desmoronado. Llegó a una jaula donde, al principio, veía manchas blancas, luego notó que esa mancha se movía y tenía negras también. Eran dos pequeños pandas dentro de la misma, uno de ellos mordía un poco la jaula y hacía los sonidos que había estado escuchando, el otro parecía haber muerto ya... Abrió la jaula por arriba sacó al pequeño, asegurando que el otro estuviese realmente como se veía, y sí, se había ahogado como los otros animales seguramente. Lo sostuvo en brazos y la pequeña bola de pelos, como ella lo veía, le sujetó la ropa con sus diminutas garras, aferrándose.

El lugar no era nada agradable, por lo que comenzó a caminar a salida nuevamente, sobre la mesada de la misma habitación, logró ver una caja gris. La abrió y sintió cómo su cuerpo se relajaba, no sabía si llorar tras haber encontrado lo que buscaba o salir por la puerta, seria y segura de que debía mantenerse así por más tiempo. Sujetó la caja con fuerza y salió fuera, usó un frasco de remedios para llenarlo con agua de lluvia y meterlo en el contenedor, asegurando que el hilo estuviese bien cubierto con la bolsa por si se derramaba algo. Miró al panda unos segundos y lo acomodó mejor en su otro brazo.

Yang: Puedo llevar la caja en mi boca estando transformada... Pero no te imagino a ti de equipaje -suspira y comienza a trotar hacia las montañas.

Aún llevaba una carga de preocupación, había pasado casi dos horas desde que dejó a Blake allí. Pasó de trotar a caminar de vez en cuando, se mareaba de a ratos y el cuerpo le pesaba muchísimo. Mientras caminaba algo somnolienta con la lluvia a cuestas, obligando a sus ojos a no cerrarse, un pájaro negro se le vino encima y la jaló del cabello, como si la atacara.

Yang: ¿¡Qué ra-!? -se mueve de un lado a otro sin mover sus manos, no podía.

El pájaro se alejó a los pocos segundos.

Yang: ¡Cuervo hijo de tu-! -grita hacia arriba, pero al voltearse para continuar se le congeló la sangre al darse cuenta que si hubiese continuado unos pasos más, podía haber caído por un acantilado.

Miró unas cuantas veces de reojo hacia arriba y giró para retomar el camino correcto. De lejos podía ver la cueva, pero el fuego no estaba encendido, corrió tanto como pudo, subió al panda primero y luego la caja, para empujar a ambos dentro y así poder ingresar.

Yang: ¡Blake! -alza la voz mientras entra- ¡Estoy aquí! -se acerca a ella, notó que sus manos habían tocado un líquido espeso en el suelo, lo que la desesperó más al gritar- ¡¡Blake!!

Blake: ¿Sabes... lo difícil que se me hace... estar despierta mientras llueve...? No me gusta el agua... -dice casi susurrando con debilidad en su voz.

La rubia da un suspiro bastante pesado, el corazón le latía muy rápido ante varios temores.

Yang: Yo... -traga saliva tras haber pasado tal nervio- Lo siento -se dirige a la caja para sacar el encendedor y poder prender algo pequeño con las hojas que se encontraban bien al fondo del lugar.

Blake: Creo... que me estoy por desmayar... Tengo nauseas...

Yang no podía pedirle que soportara más, simplemente tomó uno de los trapos y se limpió las manos con el agua de la lluvia, ya había preparado la aguja y el hilo.

Yang: N-no encontré anestesia... -titubea, ella también tenía algo de nauseas ya, se sentía patética.

Blake sólo pudo negar con una pequeña sonrisa para mostrar que no importaba. El tigre comenzó a quitarle las prendas de arriba y limpiar el sangrado que había vuelto a salir alrededor de la herida, daba gracias que no era tan extensa, pero lo suficientemente profunda al parecer para provocar algo grave.

Yang: ¿Qué tan profunda sientes qué es? -necesitaba saberlo para ver qué tan peligroso podía resultar quitar el trozo de metal.

Blake: Necesito vomitar Yang...

Su compañera vació el contenedor rápidamente en el suelo y lo colocó delante de ella, se puso a un costado para ayudarla mientras se descomponía, ese esfuerzo que hacía le hacía doler. Acarició su espalda y le hablaba para relajarle un poco. Luego bajó para limpiar el contenedor con la lluvia y volvió ingresar, tuvo que usar la manta que envolvía al panda para secarse. Colocó al pequeño cerca de la fogata y tomó el trapo para comenzar a quitar el pedazo de metal. Blake se tapó la boca y mordía sus dedos de vez en cuando para apaciguar el dolor. Yang debía quitarlo con cuidado, debía hacerlo un especialista pero si se ponía a pensar en eso todo se iba fuera de su alcance. Al retirar la pieza, suspiró aliviada de haber sido algo no muy profundo, tomó la aguja e hilo y puso alcohol alrededor de la herida. Los gritos de Blake sonaban tan fuerte como los truenos y el pequeño panda comenzó a llorar, Yang también tenía ganas de derramar algunas lágrimas pero debía contenerse. Tras los llantos del pequeño, el fauno sólo se mordía la mano.

Blake: ¿Q-qué es... eso? -indaga titubeante y adolorida.

Yang: Es una bola de pelos... que me encontré mientras buscaba algo que sirviese -ríe nerviosa, pero era bueno que Blake se distrajera con algo.

Blake: Eres... demasiado tierna... -ríe junto a ella de manera entrecortada sin dejar de apretar la mandíbula.

Yang: Hey... Soy cazadora de bestias más grandes y esa sólo hace ruidos de bebé -bufa.

Blake: Sigue... siendo tierno... -la observa, podía notar, por más dolor y mareo que cargaba, el rostro cansado y nervioso de Yang.

Yang: Al parecer no le gusta escucharte gritar así... Ya tengo algo en común con esa bola de pelos -corta el hilo con sus dientes y se asegura que la herida esté bien cocida, luego se lava las manos con alcohol para volverla a limpiar, pasando el trapo limpio sobre la misma.

Blake vuelve a reír un poco, respirando de manera agitada tras el momento de dolor que el alcohol le lograba calmar, no la anestesiaba pero le quitaba el infierno que estaba sintiendo anteriormente.

Yang: Ya... -se lleva el brazo a la frente para limpiarse la transpiración provocada por los nervios. Todo le había producido bastantes náuseas, pero el aire fresco que entraba a la cueva y el haber logrado cerrar la herida, relajó en algo esa descompostura.

Blake: Gracias...

La rubia se acerca pasar besar la frente del fauno y luego cubrirla con la ropa seca.

Yang: Necesitas descansar ahora, haré guardia -destapa el frasco con agua y se lo acerca a la boca para que bebiese.

Blake: Te debo nueve vidas... -le sonríe para agradecerle ante lo que hacía.

Yang: Ya lo has hecho -le devuelve la sonrisa y la observa con ternura- No sé si esto está siendo romántico o trágico -se lleva una mano hasta la nuca, riendo un poco.

Blake extiende su mano hasta la de su compañera, sólo pudo apoyar sus dedos sobre los de Yang, pero ella, al notar lo que hacía el fauno, tomó su mano para acariciarla con el pulgar.

Blake: ¿Puedo conocer a tu compañero de viaje? -gira un poco el rostro para mirar al panda, el cual estiraba sus patitas hacia arriba y las bajaba, acomodándose en el lugar.

Yang: No es de charlar mucho, pero le gusta hacer ruidos raros -estira sus manos para alzarlo y acercarlo a las piernas del fauno, con cuidado para que no tocara la herida.

La pelinegro pasó su mano desocupada por la cabeza de la criatura, hacía mucho que no sentía ese tipo de calor, tan puro e inocente.

Blake: Me recuerda a tu calor... -entrecierra los ojos con una pequeña sonrisa.

Yang se acomoda casi al lado, no muy cerca, ya que estaba húmeda.

Yang: Oye, ¿me estás comparando con esa cosa gorda sin dientes? -sonríe mientras se queja, luego siente que Blake se apoya en su hombro y suspira- Estoy mojada, Blake...

Al no obtener respuesta del fauno gira un poco el rostro y la ve profundamente dormida, se veía más relajada al respirar. No podía moverla, sólo se quitó la parte de arriba de ese costado y tapó un poco con el mismo abrigo que le había puesto a Blake. El panda se había hecho bolita sobre sus piernas así que tampoco lo movió de lugar; apoyó su cabeza sobre la del fauno y suspiró, por el momento, se sentía relajada al ver a la pelinegro más aliviada. No pudo contarle que una niña extraña la estaba guiando por la ciudad y un cuervo le salvó la vida, prefería cerrar el día con el calor de un panda.

Continuará.

© 2016 KIRANARU. P. Argentina, 28046
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar